No ven mis ojos tus
ojos
ni tus largos
cabellos,
se lastiman tus
pestañas
ante el espejo que
las cubre.
Y un opaco telón se
divide en líneas ondulantes
y flamea la cerca del
ocaso, el airoso atardecer.
La luna aparece en el
lodo del horizonte
y se hace más tenue.
No ven mis ojos tus
ojos
y tus labios
sonrosados pierden su color con la luna,
la niebla de tu
sonrisa desgarra el ayer.
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1982 –
Hermosa ceguera: no verse y saber que todo está perdido porque en algún momento habrá que olerse y habrá que ofender el tacto...
ResponderEliminarLos ojos, los labios y la sonrisa... las tres maneras de Fausto de ver el amor. Pero cuando hasta el espejo lastima las pestañas es que está cargado de material radiactivo. La mujer es ternura y serenidad, pero nuestro amigo la dibuja como un misterio, se esconde en ella de ella, demasiado complejo para verla en realidad. Sólamente en su castillo está su mujer ideal
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