Cada uno somos libres,
una libertad ligada a
una alegría,
peldaños en nuestra
eternidad.
Si, ella está aquí,
¿por qué no?, siempre
está conmigo,
siempre podré hablar
de ella.
La eternidad, mi
eternidad…
estaba tan unida a mí
en otro tiempo.
No hizo falta que le
añadiesen,
ahora que te voy
conociendo mejor
sé lo que haces en mi
vida,
qua era de día cuando
comenzaste a brotar
como un primer retoño…
y así quedó para
siempre.
Sigo enamorado
como cuando aún era
un niño.
Tanto como podía
haber descubierto
si hubiese sido de
otra forma de ser…
tanto como podía
haber descubierto…
No voy a quedarme
aquí, contigo,
pero cuando llegue ya
no podré mirar a otra,
ya no sabré hacerlo,
aunque se parezca
mucho a ti.
Puede, tal vez, que
me diga lo mismo,
pero me hizo sentirme
extraño…
y era la primera vez.
Peldaños de una eternidad no siempre entendida. Hay diferentes miradas como diferentes personas.
ResponderEliminarPero los menos entendidos son los más fieles. Fausto se está encontrando con la niña de su interior, la que nació con él pero en el momento del parto se separaron. "No voy a quedarme aquí, contigo, pero cu<ndo llegue ya no podré mirar a otra...". Sería lujuria si lo hiciera
ResponderEliminarSería lujuria de no hacerse. Una mirada sólo busca otra miranda y mientras las bocas no se encuentren cómo hallar el pecado.
ResponderEliminar¿No será la niña de Rajoy?
Una mirada siempre desea que otra le mire. Los vestidos sólo son la forma de presentarse ante el mundo, pero realmente sólo la mirada es la identidad. He pecado cuando te miraba, pero era lo que tenía dentro, tú me ayudas a expresarme. Por lo tanto, si las miradas se besan, ¿qué papel juegan los labios?: el de saborear la fruta temprana, nada más. Sé lo que haces en mi vida, ¿por qué tú no me descubriste?
ResponderEliminarTienes razón, una mirada es el camino a los infiernos y todos deseamos arder en esas llamas. Los ojos nunca mienten pero a veces no dicen la verdad.
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