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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



jueves, 22 de diciembre de 2011

Quiero soñar cómo son tus ojos,



Quiero soñar cómo son tus ojos,
Tu cabello, las curvas de tu cuerpo,
Recorrerlas y embriagarme de su perfume,
Besar tus labios, acariciar tu cuello
Poco a poco despojarte de tu ropa,

Admirar el resplandor de tus desnudos senos,
Sentir su turgencia entre mis dedos.
Acariciarlos, lentamente,
Besar tu cuello, recorrer tu cuerpo
Desgastar poro a poro de tu piel
Con mis labios, sentir tu calor,

Acariciar tus piernas, y notar cómo se abren al paso de mis dedos
Hasta alcanzar tu fruta prohibida
Acariciarla, sintiendo su cálida humedad
Para saborear tan rico manjar con mi boca,
Perderme en el espacio y el tiempo,

Haciéndote sentir intenso placer
Deseando que tú, retengas mi cabeza,
Y no pueda escapar de tan inmenso cielo

Siendo dos en uno

Sé que ese niño que me pide ayuda


Sé que ese niño que me pide ayuda
está dentro de mí… y ahora dentro de ti también.
Sé que ese niño
que me pide ayuda se acuesta en tu regazo…
                         y habla a través de mí.

Él tiene la facultad de detener el mundo en un instante
                          y bañarse en las aguas del mar,
de un mar inconsciente.
Sé que ese niño que hoy me pide ayuda todo lo siente…
lo siente por fin.

Él ha visto los días grises…
y otros más claros; días de impotencia y de rabia.
Él ha visto caer la lluvia y no sentirla,
cuando en otro tiempo humedecía su cuarto y su alma
sin cesar.

Él ha escuchado el ruido ensordecedor del tiempo…
golpeando en su ventana,
que es su libertad.

Ha sentido la injusticia y el desaire… la desdicha.
Sé que ese niño se cobija en el alma…
ahí está desde siempre.
No duerme en los raíles del tiempo, no, está vivo:
sé que ese niño… el de ayer…
hoy soy yo.

Y le quiero, por ser el alma.


Ése con quien hablo yo


 es ese alguien que siempre me acompaña, siempre está conmigo. Me enseña todo lo que él aprendió, sabe que la confianza es la principal fuente para llegarse a conocer, y dispone totalmente de ella. Ese alguien que llegó a mí igual que llegaste tú, de improviso, como dejando saborear de todo lo que puede traer. Confiando, eso si, fue lo primero que me mostró. Me enseñó la sinceridad. Ese alguien, si, hoy ya nos conocemos y no quiero que se vaya. Le digo que el camino no es para recorrerlo solo, le digo que me perderé si no llega a tiempo, el sabe que se ha hecho sinceridad el tiempo para los dos. Ese alguien con quien hablo cuando me encuentro vacío, ese alguien venido tal vez de las estrellas, porque también le aterra el vacío y lucha contra el silencio. No necesito darle un nombre, me gusta tal y como es. Tal y como me ha hecho a mí. Me parece que el hecho o la manera de llevarse tan bien Malena y Quico con mi madre, y yo no, sabiendo que tengo mayores posibilidades que ellos es que después de cualquier riña o discusión de hacer ella con alguno, ese alguno ya vuelve a hablar de nuevo con ella. Yo también lo tendría que hacer, pero no puedo, tengo miedo de dónde pueda salir.
  Esta mañana, me desperté pensando que eran las diez, como ayer nos quedamos hasta muy tarde… fui a ver qué hora era: las nueve menos veinte. Así que me volví a la cama. Después sonó un despertador. No sé si fue antes o después, supongo que antes, siempre tiene que ser así, se levantó mi madre y dijo que le abriera a los perros. Me parece que les abrió ella. Me fui a afeitar. No quería hacer ruido, pero, sin querer, parece que todos los ruidos queréis venir conmigo en esos momentos. Subí a buscar una camisa y. como estuve levantando unas y otras, se me cayó la tabla que las sujetaba. Así se rompe después y no funciona, se escangalla. Cuando llegó hasta donde estaba yo, dijo: ¿qué te cayó?. Le dije que la tabla. Te levantaste a las ocho de la mañana haciendo ruido. Yo podía haber dormido perfectamente hasta las nueve. No, tú tuviste que hacer ruido. ¿Le diste verdura a las gallinas y a los conejos?. ¿Tienen agua?. Siempre haciendo ruido. Todavía son las diez de la mañana. Le dije que había calculado entonces mal la hora. Bajé enfadado. "Creo que el mal que me roe por dentro es el decir "Bah, déjalo, da igual". Salí al campo y ella se asomó a la terraza. Me preguntó ¿a dónde vas?. Me dijiste que fuera a buscar verdura. Con la ropa limpia no. ¿Tienen agua las gallinas?. No tendrán, después he de ir yo a ver. Si tienen, se la puse yo hace varios días. ¿Qué le diste a los conejos?. Pienso. ¿Pienso?, ¿cuándo lo compraste?. El viernes. Había sido ella quien me había dicho: Si, vete a buscarlo.
  Hoy, mientras venía de Vilariño, me puse a pensar que es ella quien me quita las ganas de vivir. A veces me da por ocupar mi tiempo libre, tiempo en que me siento con toda la naturaleza a mi alrededor, pudiera también pensar a favor mía, en pensamientos que intentan buscar el poder ayudarme, aunque casi siempre sea el mismo tema, siempre espero que le agrade. Venía tarde, si, porque tanto si me quedo en Vilariño como si voy a visitar a alguien, busco que ese domingo o ese rato tal vez, sea la distracción para toda la semana, el poder sentirme rodeado de un mundo que, en verdad, quiera tener presente tanto si me siento deprimido como si espero alguna depresión. Todos los domingos suelo llegar tarde, sé que todo se atrasa en ese día. Hoy fue especial. Ayer no supe mentir. Eso es lo malo que tengo yo. Todos suelen hacerlo de una forma más tranquila. Y tienen más, muchas más razones que yo. Me parece que eso tampoco sirve y yo, menos. Cuando marché  y vi a mi padre escribiendo en la terraza, quería ir a casa de Isabel para terminar aquella cinta, a mi padre le podía decir la verdad, aunque no hablara de ella, antes solía ir algunos sábados a pasar la tarde con José, pero en aquel momento no lo recordé. Además, tenía miedo que me dijese que no. Y la fastidiaba. Así que le dije lo del recado. Por el camino me pesó habérselo dicho, porque él no me iba a decir que no, pero ya no podía volverme atrás. Isabel también me dijo que aquello estaba mal, yo me reía, ya era momento pasado, no habría de volver. Pero, aunque en el fondo me pesara, ahora ya carecía de importancia. Pasé un rato feliz allí. Por la mañana le había dicho a Mariora lo de la carretilla roja. Y recordó que Isabel le había dicho que no sabía, o no se acordaba, dónde la había visto. Creo que fue eso lo que fundamentó mi mentira. Pensaba que si le decía lo de la cinta, me diría que no. También tramé por el camino que la mentira fuese en el sentido que ella fuese a su casa. Pero Isabel me dijo que ya había ido. No importaba, ya se me ocurriría.


jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuando miras que alguien cree


  Cuando miras que alguien cree         
en la luz del universo…
es como si te dejaras llevar por ella. Tu mirada se ilumina
cada vez que le ves;
                                            tu boca se llena de palabras,
de poemas…
y habla tu corazón.

Cuando miras que alguien cree,
tus ojos
se irradian de esa luz que llega del infinito
y se pega a ti…
y te haces luz igual que ella
y empiezas a  creer en esa luz que te llena por dentro
y te dignifica a la vez.
Te sientes fe…
amor…
luz…cuando miras que alguien cree y la fuerza
que te hace creer es de ella,
de esa luz:
te inunda por dentro.

Cuando miras que alguien cree 
ríes,
lloras, sientes… todo,
todo lo puedes percibir…
y es hermoso.
Cuando sientes que alguien cree
es tan grande la fuerza que te mueve…
que tu sentimiento te hace parte de ella,
de su luz…
cuando sientes que alguien cree en la tuya.

  Cuando sientes que alguien cree en ti
te da su fuerza, su alma…
la fe que te mueve a ella
y que te inspira.
Le di la mano y sentí
que de su mano se abrían las puertas de un reino
más allá,
de un reino que no buscaba el poder
sino la esencia,
la esencia primera.

Cuando sientes que alguien cree en ti
ves
en la hondura de sus ojos
el alma divina:
una parte de ti…
la parte que no conocías.

         -2011-


Ella me da la juventud

   Ella me da la juventud que nunca tuve, que dejé escapar, dormido. No quiero, no, que me dé sexo, infantilidad, inocencia… sólo que ella sea la juventud, mi juventud. Lo sentí así desde el primer día, desde que ella se posó en mis manos con un frescor de mariposa. Su cuerpo blanco, delicado… sus manos frágiles, dulces, sus notas tiernas… ella me dio una sensación que yo desconocía y añoraba. Sé que ahora debo cambiar todo lo que conocí, sé que ahora debo dejar atrás muchas cosas… pero por ella merece la pena intentarlo, porque es amanecer y noche al mismo tiempo, es abismo y es paz… y yo no tengo miedo
de acercarme a sus pendientes, no, porque sé que si me caigo en los abismos lo seré todo para ella… y ella lo será para mí. Me da algo que nunca había sentido, que no puedo definir, que es superior a mis sentimientos. Sé que podría estar enamorado de ella toda la vida… si me deja. Porque es mariposa y sueño dentro de mí.

El domingo, el otro o hace dos, no me acuerdo...

me gusta que se sientan felices conmigo y me dijo Lupe o Gloria, creo que Lupe, que iba a dar un concierto con la que no me acuerdo el nombre. Pero el defecto que tiene es que habla muy alto, y su madre no quiere eso porque molesta a las vecinas. No quiero que hablen así, pero al final me olvido y me quedo embobado mirando cómo ellas se sienten felices. Ese día la llamó y se fue. Tengo miedo de que pueda quedarme un día sin ella. Lo que si me trae de cabeza es lo que me dijeron los chicos de la Romana de que yo le gustaba a la rubia, no sé si ya te lo dije. Me da igual, cierto es que a veces pienso que me gustaría que así lo fuese, pero me parece que no sé lo que es estar enamorado de alguien, de una persona sola. Me gusta compartir todo lo que tengo, y saber que ella también lo quiere hacer así conmigo. Hay algo en ella que le dice que era esto lo que esperaba. Poder encontrar a alguien así, abierto, jamás querré hacerle daño. Y le diré que también estoy aprendiendo a abrirme. No lo sabe, pero ella ya me lo había dicho hace mucho tiempo. Siempre fuimos dos y ahora podremos ser más. ¿Por qué no?. Así en todo el universo. Me distraeré pensando que tú ya latías en mi interior mucho antes de que nuestro amor fuese engendrado. ¿Qué importa?, también es tiempo tuyo y me ayudará a encontrarte. Se hará más maravilloso nuestro encuentro. Como le dije a Ana, ahora parece que he perdido la afición por la poesía y me gusta más lo que se dice prosa que poesía. Esto último lo hice con esa intención. Pero no te preocupes, volverá cuando yo le llame. Estoy a las puertas del fallado, con los mimbres, y varias veces oí que iba a subir alguien, así que guardaba la libreta en un cesto altito que tengo aquí y me ponía a desliar un mimbre fino. Ahora subió mi padre y no se enteró. Bueno, subí porque no estaba puesta la tele, y sólo por verla yo no importaba, pero ahora ya está puesta. La apagaron y no hay que hacer ruido porque mi madre y Gil están durmiendo. Subí, pero no hacía nada, así que voy a hablar un poco contigo.
  Me dijo don José Carvajal que siguiese escribiendo porque el escribir es bueno, hablar con alguien es un hablar con Dios. Yo le respondo que, al menos, así lo intentaba, me gustaría que tú fueses en verdad mi receptor; bueno, me gustaría no, porque en una parte sí lo eres.
  En una y en todas, porque siempre dije que hablaba con el amor. Siempre te llamaba con un nombre en mayúscula, por respeto y para diferenciarte. No sé si hago mal si alguna vez no cumplo esa palabra. Muchas veces me dicen: en mayúscula, que hablas con Dios. No quiero ofenderte cuando no lo hago así, no es una falta de respeto, es casi lo mismo que ocurrió con la hermana Reparadora, en Tuy, ahora me acuerdo que si te lo dije. Pensaba decírtelo otra vez.
  Jo, y la próxima convivencia es en Diciembre. Pensaba pedirle a mi hermana la radio, para terminar de grabar hoy, pero con mi padre me da miedo. Bueno, no importa. Pensaba dejarlo mejor para el domingo, pero lo que voy a hacer ahora va a ser ir a casa de Isabel en bici y grabar allí. Mi madre está dormida y eso tal vez me facilita las cosas.
  Fui allí, grabé lo que me faltaba y luego la escuché. Después me dijo José que la pusiera para escuchar él y sólo escuchó un poco pues se tenía que marchar. Dijo que me la compraba, pero creo que lo dijo porque necesitaba una cinta,  porque otras canciones son lentas y a él no le gustaban. Después vine a casa. Lo primero que oí cuando vi a mi madre fue qué había ido a hacer. No regaste nada. Nadie fue a buscar la carne de los perros. Fui a Chicha pero no estaba. Entonces fui a la tienda. Allí si tenían. Pero iba discutiendo.
  No puedo hacer sólo lo que tú quieras. Ya viste aquel chico que sólo hace lo que dice su madre. La vida es una y yo estuve a gusto. Que te miento, bueno, ¿y sabes por qué?. Además, yo me aburría, no tenía ninguna idea, iba a perder el tiempo y aquello me aterró.
  Quería terminar de grabar la cinta. Cuando dijiste lo de la carne, no estaba yo sólo en casa. "Con esa pintita me gustaría que te viesen las amigas del 2000". A mí también. Cuando llegué a la tienda del Spar, vi a Mari Carmen. Cuando iba a San Pedro, me gustaba más que las demás. Y me agradó estar allí. La pena que me dio fue el estar sudando. Cuando iba a llevar a Sulote, me dijeron que no lo llevase. Bueno, pues no lo llevo. Siempre es malo el preludio. Te sientes indeciso, sabes que es un momento que va a pasar, pero su camino va transcurriendo mansa y lentamente por entre tus manos. Te sientes indeciso, te vuelves turbulento. Es un poco, pero ya numerosa, a preguntarle el por qué de ese mañana.

lunes, 5 de diciembre de 2011

El tiempo no me perdonó


Todos los seres humanos tenemos un tiempo y un edad… 
y estamos en constante evolución. 
Muchas veces decimos: "El tiempo dirá…", 
"se verá con el tiempo…", 
como si el tiempo fuera nuestro juez 
y marcase nuestros pasos. 
No es verdad, somos nosotros 
quienes determinamos nuestro crecimiento. 
Pero el tiempo está ahí, impulsándonos, 
participando con nosotros de esa madurez. 

Empieza el poema con una frase un poco categórica, 
pero que denota 
que todo lo que tenemos en la vida nos ha sido prestado 
y debemos saber aprovecharlo.


                          El tiempo no me perdonó...                          
Deseoso de recoger mis conquistas,
el tiempo me preguntó: "¿Qué hiciste hasta ahora?"
y yo le respondí: Ya ves… y acto seguido
cerré los ojos
porque me sentía en deuda.

El tiempo volvió a preguntarme: "¿Y qué harás a partir de hoy?"
y yo respondí: No lo sé, agarrarme al momento presente,
que es todo lo que vivo.
Y el tiempo me tendió sus manos.

  -2011-


Veo un pueblo

  Veo un pueblo abandonado en el camino y no me pregunto a dónde se han ido sus gentes, sus calles, no… sino su aroma, su pálpito.  El olor que cada mañana cubría sus calzadas y les daba vida. No me pregunto por las sombras que cada día deambulaban por ellas, por el murmullo sobre cada piedra, no, sino por la luz: la luz detenida en cada poro de su aliento.

Eso es lo que busco.

El sábado pasado bajé


  

  El sábado pasado bajé a las nueve y media más o menos con las manzanas. Se las pensaba llevar a Eulogio, al igual que el sábado pasado le llevé seis ciruelas. Así le hacía una visita. El día aquél tuve que esperar por que él había salido, esperé cerca de una hora más o menos. Hoy no llevé una camisa con bolsillo, como la vez anterior, llevé el niki blanco y los guardé en los bolsillos. Llegué allí y no estaba, así que fui hacia Belesar, pero al llegar a la cuesta di la vuelta. No había llegado, así que planeé ir a Bayona a ver a Pilar y me detuve a preguntar por Ramona, que se casó y había ido a Suiza. No les escribo, no sé por qué, pero pienso que ahora tendrán otras preocupaciones. Se había ido hace tres meses. No era antipática la señora que estaba allí.
 Fui a Bayona. pensé que la calle Virgen de la Roca era donde está el monumento, pero no, es la primera que hay yendo a la Virgen. Pregunté varias veces: al último que le pregunté, ya en donde debía ser su casa, fue a su abuelo y apareció su madre. Les dije que le tenía que matar, en parte, porque estaba enfadada conmigo.
  En ésta última, como la vi, cuando ya nos íbamos a ir me quedé atento a ella hasta que terminase de hablar. "No niegues que le querías dar un beso". Bueno, es verdad, pero se marchó de allí y yo me fui. Me dijeron que le mataría si la madre me dejaba. Aquello me animó.
  Le iba a preguntar por Yoyo. Le hablé en una carta y entonces ella me dijo: "¡Ah! tú debes ser Ángel". Aquel detalle me animó. Después me vine. No me paré en lo de Eulogio, porque no estaba. Fui a hinchar la bici y le di a Julia las dos manzanas, una me la había comido yo.
Muchas veces, al guardar cien pesetas, me gusta comprar sellos. Mariora me trajo ayer de Alcampo, el hipermercado, un lote de sobres. Muchas veces, es verdad que cuando me dice Nacho: "¡Abre el portal de fuera!"… y yo no me lo tomo a mal, porque me parece que siempre me buscara a mí para abrir el portal, pero también pienso que a mala gana pero lo hago, aunque me pase murmurando todo el rato.
  Me animó el ir a Bayona a ver a Pilar, aunque al final no la encontrase. También ella es mi ánimo, aunque personal muchas veces, el que no siempre coincide con una idea que tengo desarrollada en algún poema, por ejemplo ésa última que dije de que no la encontrase en aquel lugar, como fui a una carrera.

  Hoy me agradó un poco a la hora de comer, porque mi padre buscaba el colador, a mí me había dicho Malena que me sentase a la mesa. "Para no estorbar, supongo, porque esto siempre lo dicen". Mi madre se enfadó, y dijo: "Estas mujeres que no saben ordenar…" y Malena estaba delante. Salió a la terraza y me dijo a mí: "No te rías".
  El detalle ese de que me pongo el vaso más pequeño, el que no le pone a nadie, o los cubiertos de igual forma; esto ya hace tiempo que no me molesta. En muchas comidas que soy yo quien pone la mesa y me los pongo a propósito. Un bolígrafo lo gasté todo escribiendo la primera libreta. Éste que tengo creo que es el que continúo. Y ya se me está acabando.
  Teniendo el cristal roto, me dicen que estropea la vista; sin embargo, por ahora, yo no noto nada.
  Mariora me dice que el papel lo tiene mi padre y él me dijo hace tiempo que no lo tenía. A veces, en el pueblo o en cualquier otro lugar, se quedan todos mirando hacia mí. Y eso me gusta.
  El domingo pasado vi a Susana en el baile. Ya tiene novio y le pregunté por Bea, le dije que viniera para éste. Ojalá sea así y traiga a Susy, porque tengo ganas de verla. Este domingo creo que haré como la otra vez y entraré sólo para ver si está, aunque antes voy a ir por casa de Isabel para terminar de grabar la cinta del viernes, pues me quedó un poco, no sé si iré por los edificios de Montaña.
  Hoy vi a Cheli y a Merche. Chelo ya sé que está enfadada. ¡Bah!, no me importa, porque se está volviendo igual que las otras. Merche me dijo que también, pero no me lo creo, porque estoy seguro que la próxima vez que la vea en el césped, me dejará pasar una tarde fantástica. Con Lupe y Gloria, las dos gemelas de Gloria, la peluquera, una llamada Ana y otra más. Me ayudan, porque así ya me siento olvidado de eso de las piernas y todo eso, aunque en el fondo lo piense y caiga pensando en ello, pero es más el hecho de sentirlas jugando conmigo.
  Hace varios domingos, salía del baile y, al pasar por allí, había varios jóvenes y estaba también Anita. Algunas veces que estoy con ellas, les digo que me den un beso y me lo dan: así me siento feliz. Merche también me lo dio un día, así que no creo que esté enfadada. Ese día le dije a Ana que me diese uno y me respondió que otro día, porque ése había mucha gente. "Tú también piensas como chica mayor", me dije. Y me fui contento.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Péndulo


 Tic, Tac, Tic, Tac... 
el péndulo del tiempo,
paso a paso, inexorable,
despacio camina.

La voz recorro,
entre luz y penumbra
y mis recuerdos se alejan
por el camino andado.

  Cada paso que avanza,
minuto, paso
de la niñez olvidada
a la juventud acabada.

  Camino que recorro
hacia el crepúsculo de la vida,
paso a paso,
suspiro a suspiro.

  Péndulo que no descansas
reposo para ti quisiera,
que ese tic tac
el hombre detuviera.

  Para dar marcha atrás
y desandar lo andado,
reparando ofensas,
pidiendo perdones.

  Repartiendo el amor
que siempre he negado.


Después que el tiempo


 Después que el tiempo se hizo mi tesoro…
                                          y  sus pétalos espinas,                                            
sentí la agonía de un cuerpo tendido en la distancia,
fluyendo de sí mismo.

Después que juzgué sin adentrarme en su reino
y a sus espaldas comprendí
que lo que nos estaba uniendo no era el desierto
sino el ser humano…

hoy regreso a mi entorno de colinas escarpadas
de este mundo
y me hago fuerte al recordar.
Mi pelo se tiñó de blanco
hace ya tiempo y alcanzó el clímax de lo que sus manos sangraban.

Y me hago fuerte al recordar…

                                -2011- 

Hoy volveré a caminar

  Hoy volveré a caminar por las largas avenidas que en un tiempo
forjaron mi infancia…
otra vez tendré que enfrentarme a ellas.

  No caminaré descalzo, no, como un símbolo de entrega,
ni me detendré queriendo simular que estoy decidido 
como nunca.

  Sólo habrá sido un alto en el camino querer prolongar mi decisión,
querer separarme del sendero rutinario… 
sólo un alto en el camino.

Sé que el más allá algunas veces juega conmigo,
pero esto también me enriquece
y me hace disfrutar de cada te quiero y de cada paisaje…
y eso es muy importante para mí.

 Otra vez empezará a girar la rueda del tiempo,
el tiempo del tiempo otra vez.

  Es el equilibrio en que me escondo.

Lo que le duele más es la parte que corresponde al pie.

  
 Espero que se mejore pronto, tendría tantas cosas que decirle si hablara… A veces, acariciándole, le digo que me perdone y él me mira con esa cara de pena, me dan ganas de llorar.
  También el rediocasette de Mariora. No quiere que se lo cojan sin permiso. No sé si se enteraría cuando yo lo cogía y quedaba solo en casa. No quería estropearlo. Malena también lo cogía y Quico. Cuando supe que lo quería con permiso, se lo pedí varias veces. Hoy, cuando bajé del fallado, estaba en la cocina solo y quise ponerlo. Pero llamé a Mariora por todos los sitios: arriba, abajo, dentro, fuera. No respondió. Así que pensé que se había ido.
  Y cogí el aparato con el fin de decírselo después. Más tarde, cuando lo tenía en la habitación, me enteré que estaba en el baño de mis padres. Cuando salió, me chilló: "Lo voy a esconder, ya te dije que no quiero que me lo usen sin permiso". No sé si podré decirle la verdad, en aquel momento no pude. No por que no quisiera, también me daba miedo. El mismo día que ocurrió lo del pato, me señaló otro detalle. Creo que fue ese día por la tarde, que yo estaba enfadado y mi madre me parece que me dijo: Fue en aquel momento. Esto yo nunca lo he entendido, en aquel momento me dijeron: Nunca más al baile, ¿quiere decir que puedo volver?. Me parece que así no entiendo la vida. ¿Quiere decir que la vida es más tranquila simplemente pasando de esos momentos?. Y otra pregunta: si en la mente de la persona está la voluntad de cambiar ¿qué debería hacer?, ¿esos momentos le dejan?. Ese decir "para otra vez procuraré no hacerlo" ¿cómo se puede interpretar así?.
  Fue el miércoles, cuando vino Isabel, que me animó a regar más a menudo. Y lo que siempre pienso es que si ahora mi madre me dice que riegue los tomates en un tono alto, va a destruir parte de lo que consiguió Isabel. Observé un detalle con Quico el otro día, que mi madre le mandó hacer algo y él hizo aquello. Me parece que yo me armo muchas veces el lío porque intento descubrir algo de más allá, o imaginármelo simplemente, y tal vez no puedo responder a las dos cosas. 
Hoy, como es sábado, bajé a Ramallosa a buscar la leche. Después de un rato esperando fui al almacén, pues mi madre estaba allí. Llegué y, como es en un piso más bajo, el aire me parecía más a cerrado y, un poco preocupado, le pregunté: ¿No te afecta el aire de aquí?. Ella me dijo si era distinto. Pero, cuando estuvo sola conmigo, me gritó: ¿Cómo vienes con esa pinta?. Ya te dije que eres feo, encima con esas barbas (del miércoles), y con la camisa abierta con el cuello lleno de pelos.
Le respondí que no importaba, pero me parece que siempre es esa respuesta la que me priva a veces. Ayer noche había que darle de comer a los perros, y Quico no estaba, así que fue Malena. Cuando terminó el programa iba a empezar una película S. Yo la vi un día y fue la que me hizo caer, aturdiéndome. Siempre decía que no la quería ver, pero al final siempre me decía que se estaba muy bien en aquel sillón y acaso me convencía yo mismo y me repetía de que en la cama, sólo en la habitación, es más fácil caer. Pero mi padre dijo: Esta película no es para ti. Creo que aquél fue el camino que siempre había esperado.
Eso me hacía irme, porque en la cama, sólo eran, aunque bastantes, menos que ver la película. Además, ahora ya tengo la base de aquellos cuatro días. Salí de allí y fui por la cocina. Creo que Malena también fue conmigo, el que sí se fue mi padre a decirle a Malena que preparase la comida para los perros. Y yo me paré allí por si Malena quería que le ayudase. Entonces mi padre me vio y dijo: "Ayúdale a Malena". Y cambiando de tono, siguió: "Bueno, eres inútil. Vete a la cama". Yo me dije: Puedes aprovecharte de eso, como puedes hacer… Peno no, me molesta, porque a Quico le tenía ayudado. El jueves regué los pimientos y algo más. Por la noche, el kiwi y lo de abajo. No sé si fue esa noche cuando regué la franja lateral. Y esta mañana volví a regar los pimientos y las fresas, el camino a las gallinas. Lo quiero dividir en cuatro; el camino a las gallinas, la franja, el pozo y lo de abajo, cuando lo de abajo riego los injertos y cuando el pozo riego la franja y el camino que baja del mismo. Y que me aburro, porque llegué a casa y no sé qué puedo hacer ya que da mucho el sol y tengo miedo por la cabeza, voy a contarte algo más.

  El sábado pasado bajé a las nueve y media más o menos con las manzanas. Se las pensaba llevar a Eulogio, al igual que el sábado pasado le llevé seis ciruelas. Así le hacía una visita. El sábado pasado tuve que esperar porque él había salido, esperé cerca de una hora más o menos. Hoy no llevé una camisa con bolsillo, como la vez anterior, llevé el niki blanco y los guardé en los bolsillos. Llegué allí y no estaba, así que fui hacia Belesar, pero al llegar a la cuesta di la vuelta. No había llegado, así que planeé ir a Bayona a ver a Pilar, y me detuve a preguntar por Ramona, que se casó y había ido a Suiza. No les escribo, no sé por qué, pero pienso que ahora tendrán otras preocupaciones. Se había ido hace tres meses. No era antipática la señora que estaba allí.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Siempre estás ahí cuando yo te necesito


  Siempre estás ahí cuando yo te necesito     
A veces reñimos, como todos los humanos,
y brotan chispas…que terminan en una mirada,
                                                     una mirada de paz.
Y siempre te escucho,
desde el verde de mi prado…
divina,
ausente.
Y pienso en la suerte que he tenido en conocerte,
lo generosa que ha sido la vida
conmigo…
la naturaleza…
lo sabia que ha sido. Sabía que tu mirada iba a transformarme
para siempre.
Siempre estás ahí cuando yo te necesito.

  Me gusta cuando te abrazo
y sonreímos
y nos decimos te quiero,
escondidos en la brisa de las palabras.
Sólo tú y yo sabemos
lo que fluye dentro de nosotros
en esos instantes. Siempre estás ahí
cuando yo te necesito. Cuando agobiado de caminar
hinco mis pies en el suelo
y pronuncio tu nombre.
Y todo se detiene para mí. Y me siento en tus brazos
y todo se hace de noche
nuevamente.
Siempre estás ahí. Cada sonrisa tuya es tu aura
que penetra en mí,
cada gesto de felicidad,
cada sueño.
Sólo puedo tener palabras dulces
para hablar de ti:
amantes,
serenas.
Porque siempre estás ahí.
Y sólo el silencio nos une.

  A veces cuando no tengo palabras
te miro…
y tú me entiendes. Y veo el universo a través de ti,
ese universo que siento cuando cierro los ojos
y te beso.
Y es que siempre estás ahí… cuando yo te necesito.

                                       -2011-

                                                  

Y sin embargo queda algo


 Y sin embargo queda algo dentro de mi mente que me envuelve del aroma que aspiraba en tu pelo.

  A veces lo busco entre los abismos que parecen devorarme y les digo: "No, que ella está dentro de mí"… y ellos se van, despojados.

  Y es eso lo que me da vida, que necesito aguantar, que no me desestabilicen los sueños, sus imágenes…

  pero a veces los abismos son mayores que yo.
  
  Hoy presentí el desaire de lo oscuro,
de la distancia… hoy se puso contra mí.
Por eso te llamé: te necesitaba…


aunque mi cuerpo estuviera preso de las colinas que configuraban su entorno.

Vino Mariora y también me lo llamó

 Vino Mariora y también me lo llamó cuando lo supo. No sé cómo pude tener esa reacción, aunque sí sé que podía estar haciéndolo por ella. Mirad en qué me he convertido. Llego a preguntarme si en aquel momento pude tener un poco de razón. Me gustaría poder tener la dirección de don José Carvajal, para pedirle consejo. Creo que se lo voy a pedir a Fernanda. Me siento incapaz. Subo al fallado para escribir y el primer sitio donde voy es a ver si hay alguien que me pueda descubrir. Ayer, cuando mi madre me estaba diciendo cosas, en los conejos, creo que pude estar tranquilo porque me puse a pensar en otras cosas. Mi padre salió y dijo que hacía muecas. No era verdad y tuve fuerzas para decírselo. Dijo que cualquier subnormal, adora a la madre. Creo que se refirió a mí, ¿y yo no?.
  Por la tarde vinieron los primos de Ponferrada, no quería estar con nadie. Por la noche pregunté si aquel plato de sopa era para mí. Me senté a tomarlo. Por la tarde había tomado siete u ocho manzanas o más, y no tenía hambre. Terminé la sopa, pero no me quise levantar. Entonces mi madre trajo tres trozos de pollo y patatas. Le dije que no tenía más hambre, a lo que me parece que respondió: "Ésa tampoco es la manera de ponerse". No sé si dijo que aquello ya había pasado, pero lo dio a entender. Y, cuando me gritaban, había pensado: ¿No podía darme un ataque y dejar todo esto?. Mi padre un día dijo, gritando, que no hacía nada, creo que era eso lo que me roía. Al primer momento que me gritó, en los conejos, le respondí: Ya había pensado en matarme. Creo que nunca llegaré a comprender cómo puede ser una amenaza. Ahora me puse a pensar y me dije que me gustaría que mi madre supiese que lo hice por ella. Pero no creo que ésa sea toda la verdad. Hay algo más, un odio, un odio inconsciente, me parece que puede ser a todo. Ahora hablaré con las amigas sólo eso, quiero saber quién duerme conmigo, qué es lo que me pasa. Estoy afuera cortando las ramas de los conejos, siempre pensaba que mamá las quería para colocar encima de lo sembrado, hasta así se lo había dicho a Isabel. Pero ayer me dijo que las cortara; no sé si me indicó empezar por las grandes, pero así lo haré. El sol quema. Debería ponerme el sombrero, sin embargo no quiero hacerlo. Me da igual. Creo que le escribiré a Ana y le pediré ayuda.
  Recuerdo que mi padre decía a veces: "Mira, odio hacia nosotros es lo que sientes". Pero ésa no puede ser la explicación, porque a ellos les quiero, y tú lo sabes. Me parece que es odio hacia todos los problemas, la rabia también se vuelve odio. Lo que me da más asco, es que tuve que fastidiar a un perro para darme cuenta de todo esto. Allí está. Ahora es mi hermano.
  elperro está tumbado, la pata hinchada. Me parece que se la rompí. Va a llamar a un veterinario. Pero llegará tarde. No importa quién sea, me parece que ya no hay nada que hacer. Se contraponen las ideas: hoy descubro una y al rato siguiente descubro que es mentira. No sé si estoy loco. La verdad, creo que no me importaría.

  Ya pasó todo, ya pasaron dos días. Me da pena lo que haya pensado Pily de mí: unai definición sólo son tres palabras. Lo que me da asco es que haya llegado a este punto. Siempre me pregunto por qué y sigo teniendo miedo por lo que puede pasar, si aquello se podía haber solucionado sin que le hiciese daño al perro. Me porté como un salvaje. Y hasta me reía, me reía de pegarle. A veces llego a pensar si tenía que ocurrir esto: en aquel momento quería matar. Sentía lo que él me había quitado, eran dos o más años. Un perro no habla. No sé si me perdona. Tiene miedo de mí cuando le acerco la mano, y se levanta y se va con aquella pierna hinchadita. Me llego a sentir impotente. Me pregunto muchas veces si habrá alguien que me acepte con ella o con él, saben quién soy y como soy. Creí que de nada valen las ilusiones. Quien de verdad late en todos nosotros es la vida. Y yo no sé cómo la he concebido. ¿No había nadie que pudiera avisarme de esto?.
  El miércoles por la tarde vinieron Isabel y Palmira. Estuvimos terminando de recoger las patatas del campo de afuera y después vinieron a limpiar unos tomates que hay junto a los cuadrados antes del camino que va hasta las gallinas, y me dijo: "Esto sí que da pena. tu madre los compra con todo su amor, y ahora están todos muertos"0. Aquello me apenó de verdad. ¿Todos muertos?- le pregunté. "Todos no, pero una parte si. Lo que puedes hacer es cuidar los que todavía están vivos". Aquello sí era culpa mía. Muchas veces me había propuesto regar, pero pocas veces lo había hecho. "Todos los días no, pero día si y día no, por ejemplo".
  La culpa era mía. Recuerdo que mi madre me dijo varias veces que lo que más le gustaba a ella eran las flores. Por lo menos regarlas todos los días. Me quedé pensando en eso día si y día no. Pero la verdad es que regaba a veces, aunque podía ser insuficiente. A partir de hoy, espero tu ayuda. Mi madre me pregunta a veces por qué le hago más caso a Isabel que a ella.
  No es eso, pero tampoco creo saber explicarlo. El detalle que me agradó sobre Sol, fue antes de ayer que le oí a mi madre decir que la pierna había bajado un poco el hinchazón. Ojalá sea verdad y se cure. A veces voy a acariciarle y, al principio, tenía miedo, pero ahora ya se deja. 


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Si me preguntas



 Si me preguntas: ¿es que me quieres tanto?, 
yo te diré que sí.                                 
Si me preguntas: ¿es que me necesitas tanto?, 
volveré a decirte que sí.

Y si me preguntas qué harás con el pasado,
esos sueños que se acercaron a ti,
te responderé, casi llorando:
"No sé lo que me pasa,
sólo luchar me hace vivir".

O si acaso preguntas: ¿te has colgado
de lo que mi alma te llenó de mí?", te diré, rotundamente,
que sí,
que sí,
que sí.

  Porque en este camino mío
que a veces me cuesta seguir,
no he encontrado a ninguna
que se parezca a ti.

                       -2011-

El pájaro azul

  En el largo camino que es la vida conocemos a 
multitud de personas
que  influyen de una u otra manera en nosotros. 
Unas son amigas, otras sólo conocidas. 
Y cada etapa de esa misma vida,
cada paso que damos, aunque en un principio 
lo desconocemos
no es tanto, pues sabes que llevas contigo 
el espíritu de todos aquéllos
que marcaron tus sentimientos 
y de alguna forma tu camino.
Este texto está dedicado a una persona 
que apareció en mi vida
en una etapa de conflictos 
y es la que más ha influido en mí
para mirar hacia delante.


  Posado en la rama más alta del viejo árbol estaba el pájaro azul.
El universo había cambiado de color para resaltar de él la armonía
y el equilibrio… el universo se estaba confundiendo con él.

  Sabía trinar, pero no lo hacía: él sólo agitaba las alas al compás
de la brisa y movía las plumas en el vacío de su alrededor.
No buscaba el nombre de lo que le rodeaba, no,
no buscaba los diferentes matices que podían oscurecer
su esbelto plumaje; él sabía por qué estaba allí, en lo más alto,
sabía qué era lo que debía esperar.

  Ojalá yo hubiera nacido azul como él, ojalá hubiese podido ser
como él, pero no lo era. Lo conseguiría, eso si,
lo conseguiría con mi esfuerzo y mi voluntad…
por eso el pájaro azul podía llenar todo el universo
y yo no.

  El pájaro azul me enseñó a ganar…
y también me enseñó a perder. "El ganar y el perder, me decía,
están tan íntimamente ligados, que  no existe el uno sin el otro,
se necesitan; no pueden estar juntos, pero se dan fuerza".
El universo era para él un cauce, un cauce…
el pájaro azul iba de rama en rama, dando en cada momento
su vida, lo que tenía de vida.
Ojalá yo pudiera detener el tiempo para estar a su lado ojalá…
ojalá mi universo fuera azul.