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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



sábado, 26 de diciembre de 2020

No me amaste

 



No me amaste, me retaste                 

cuando tus truenos envolvieron mis palabras

y fue el viento

tu caudal. No me amaste, me sellaste

tus ojos para siempre.

Me colmé de raíces

sabiendo que las raíces me llevarían

hasta el principio del mundo,

desde el principio del mundo…

no me amaste,

me retaste.

-2020-

Cuando a este piso llegué

 


Cuando a este piso llegué       

traía mi bicicleta a gusto:

le había comprado accesorios

por eso aunque no eran notorios


me llevé un gran disgusto

cuando vi que me los robaran

y que había sido un simple hurto…


“Inocente”- me dijeron ellos:

travesuras de niños inquietos,

infantiles e inseguros.

Yo me quedé descompuesto:

con la bici y sin repuestos,

pues eran el interruptor

nuevo de la luz y aquél otro

que me hacía útil el freno.


¿A quién quejarme- pensé,

quién me podría dar consuelo,

en una ciudad que no conocía,

en la que todo me parecía enorme

y me sentía solo, extranjero.


Y es que a veces los pisos ocultan

una maldad que no se siente

hasta que te enfrentas a ella

y ya se hace evidente

y no puedes detenerla:

es la rabia de la gente

que aunque es inconsecuente

crea un malestar insano:

agrede al vecindario

y luego se llaman “decentes”.


Me callé para no crear discordia,

me callé y me hice irreverente

pero siempre guardé las formas

porque debía respetar las normas

para no ser motivo de escarnio…


ahora conduzco sin marchas y a oscuras:

no siento rabia pero sí desánimo.


miércoles, 9 de diciembre de 2020

Me siento tan pequeño

 



Me siento tan pequeño

en este mundo de gigantes

que ya no soy lo que era antes

y ahora lo echo de menos,


antes gratitud, ternura

y ahora lo echo de menos

porque siento una parte oscura

que me corroe por dentro.


Me siento solo, inseguro,

mi poder ya no es tan grande

ante este rival tan duro

que dentro de mí se expande.


No le doy nombre porque es justo

que no entienda lo que de él mane,

por eso es un mundo gigante

y desborda

lo que yo ayer sentía seguro…


me siento, si, atado a él

pero no dejo que me arrastre.