II
Me gusta tenerte a mi
lado.
Porque puedo
enfrentarme al destino,
que me conduce y no
sé a dónde,
como si quisiera
tenerme a su merced.
Recuerda la melodía,
ella nos habla
a través de los
sueños.
Sueños mágicos,
de fantasía,
sueños que no se
acaban en una noche.
Acéptame como soy,
que no he conseguido
saber
lo que te gusta de
mí.
Me gusta estar con
ella,
con su libertad, con
su amor,
pero hay algo en mí
sabe que le puedo perder,
que pude haberle
perdido ya.
Quiero seguir
hablando con ella,
reteniéndole en mi
mente hasta que ya
no le pueda a ver. Me
gusta que esté aquí,
conmigo,
y que sea por siempre
libre.
Libre como siempre
quiso,
como yo le elegí
como parte de un
sueño.
También los sueños pueden convertirse en realidad.
Y las pesadillas también se pueden convertir en certezas...
ResponderEliminarO los sueños en pesadillas,.. Fausto está explorando, un espíritu indeciso nunca tiene por qué equivocarse, porque la indecisión te hace ser cauto. No siempre las realidades son como el corazón las imagina, pues fácilmente se tiñen de sangre. Depende de los ojos que la miren
ResponderEliminarMiles de cosas pasan desapercibidas a nuestros ojos, incluso las que semejamos comprender están expuestas a la indefinición.
ResponderEliminarY es mejor dejarlas así: indefinibles... porque definirlas es hacerlas mortales y como mortales expuestas al paso del tiempo. Y es que a veces el paraíso de lo inmortal es lo más definitorio
ResponderEliminarDefinitivamente, sí!!!
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