Un día más
el mundo separado de dos cuerpos que se
sueñan en la distancia
permanece inmóvil. Se desean, pero sufren
poco a poco… desgarrando los segundos. Un
día más
ya no se encuentran palabras
que aplaquen tanto odio. Y ni se miran,
serpentean las sábanas
con el aire,
nunca habían sostenido un cuerpo tan
candente
como el que ahora humedecía sus manos,
sin respuesta. Un mundo tan abrasador como
el vacío
se introduce por sus vestidos de algodón
que aún conservan
el vacío inusitado de otros labios.
Un día más
el mundo separado de dos cuerpos que se
olvidan
penetra en la habitación dolorosa
y callada.
Golpes deslucidos por la sombra
de una vida que jamás conocieron.
Mienten cuando se miran,
cuando se hablan.
Dos cuerpos que fingen estremecerse
están deshabitados.
Y es el silencio que no conoce las horas
del reloj.
Es el mundo separado de dos cuerpos que se
sueñan en la distancia.
Pero se dan cuenta
que ya se ha hecho tarde para soñar.
1991
Muchas gracias por tu visita y comentario, tus versos me han traído cierto aroma "albertiano", por aquello del "hombre deshabitado". Tienen muchísima fuerza tu voz y tus palabras. Felicidades y sigue así. Un beso muy fuerte.
ResponderEliminarGracias por tu visita, el poema que te puedo decir, cuantas parejas están viviendo esta realidad, no sé por allí pero acá la palabra femicidio está de última moda, que triste realidad
ResponderEliminarSaludos
La peor de las mentiras es aquella que se hace costumbre.
ResponderEliminarA veces las palabras sólo pueden acompañar a las personas que sufren esta situación, pero nunca ayudarles a aliviar su pena.
ResponderEliminarCuando se hace costumbre ya nada se puede hacer, Raúl, o muy poco. Es necesario atajar el problema antes, no dejar que nos arrastre
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