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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



miércoles, 26 de julio de 2017

Ya ves, no falta nada...

Ya ves, no falta nada. No me extrañaría que a lo largo del caudal de nuestros sueños, recordara qué fue lo que vino a buscar este cansado errante entre nosotros, en la claridad que llena su corazón. Y hasta puede que llegase a sentir un relativo placer al aspirar el aroma que sus sentimientos dejan en el aire, como estela de lo que es una esperanza.
   Ya suena junto a él; ellos dos saben que una mirada agradable siempre puede estar dispuesta a llenarse de luz.
  Y no sólo extenderá ese mensaje que guarda en su alma, sino que comprenderá también que vino a este mundo a recoger las semillas que transporten los diminutos copos por el aire.
   Cada uno corre. Nosotros sabemos que ahora serás tú quien vuele a su encuentro. Te cruzarás con él, sin estrellarte, y a la vez pronunciaréis vuestros nombres. Ya no hará falta que yo vuelva a gritar.
 -¿Cómo tú por aquí?.
- Ya ves.
  Y se irán. Más tarde regresarán para ser uno sólo. La paloma ya les vio hablar entre ellos. Y aquella habitación estaba compuesta por todo cuanto que hubieran podido contarse uno al otro.
 - Me gustaría saber por qué pensaste todo eso. En la vida no estoy sólo yo.
   Era aquel cuarto quien le daba calor, era todo aquello que había podido conseguir con el tiempo. Había muchas figuras diferentes disolviéndose en una sola.
  No entendía qué era aquello, se sentía tan aprisionado, que lo que pudiese haber sucedido ya parecía predispuesto a llagar hasta él.
 Y cada vez, como entreteniéndose, dirigía su mirada hacia aquella paloma. Tan bella... le había traído noticias de la soledad. Ya estaba lejos, pero estoy seguro que mucho le gustaría tenerla cerca de él en aquellos momentos.
-¿Cómo puede ser todo así?- se preguntaba.
- No sé qué responderte. Pero ya comprenderás que para hacerlo no hace falta una respuesta. Tú ya le estás extrayendo todo el jugo a una vida.

  ¿Cómo podría hacerlo?. El sabía que se encontraba en un periodo de transformación. Tenía que esperar pues, y a su lado todos aquellos instantes felices. En verdad ya conocía esa esperanza, había tenido que esperar otras muchas veces y no le sería aquél un rival muy duro.
- Déjame pensar que lo hiciste por mí. Y que esa melodía que brote de tus labios pueda ser el cauce que me una más a tu entorno.


 - Volvemos a encontrarnos frente a frente. No, esta habitación no cuenta, hay muchas realidades que no saben hablar todavía, aunque pueda llegar a turbarse su pensamiento en ciertos instantes. Ella no te conoce, un día partirá hacia otros lugares lejanos, sólo querría recordar qué fue lo que me dijo hoy.

Por la noche, cuando me acuesto





Por la noche, cuando me acuesto,
me duermo mirando su retrato.
La veo, toda ella, como una margarita
desde mi pequeña ventana de musgo
que se abre al viento
y saluda al aire.
Miro el rocío caer,
acaricio la lluvia.

Cuando miro su retrato
empiezo a imaginar muchos sueños
junto a ella…
sueños que quizás nunca lleguen a realizarse,
pero que me hacen vivir.
Cuando miro su retrato
le echo una mirada inquieta a ese reloj anciano
buscando entre sus siluetas
a mi amada… espetando su llegada,
intentando convencerme
de que un día ha de venir.

Su retrato es como la vela
siempre a punto encendida
en el corredor de mi cuarto;
la cobardía me llegará cuando me vea sonreír
                                               y abrazado a otros lazos.

Su retrato es como la estrella
que me guía hacia la vida.
Me defiende del temor,
acuchilla mi odio…
su retrato es como una lucha para seguir caminando.


- 1982 -

Ese niño


Ese niño que jugaba alegre
por las calles adoquinadas,
con la sonrisa pegada en la boca
que sonreía bajo el azul de sus alas.

Ese niño corría por el viento
en los campos regados por las dichas,
la esperanza grabada en un canto
y en algunas palabras prendidas.

Ese niño… aún le veo tras la puerta,
me llama desde más allá del universo
con sus caricias como bandera
y en sus pies el cielo.

Ese niño era yo y a cada golpe
devolvía un gesto de ternura
y detrás de cada árbol roto
guardaba una sonrisa pura.

Ese niño era yo y tras los ojos
llevaba la blancura de la brisa,
con delfines colorados en la arena
de las playas celosas y dormidas.

Ese niño que apenas enseñaba los dientes
y ya corría por las calles de oro,
franqueaba las legiones en el aire
y dejaba águilas entre los chopos.

Era yo y pensaba que el mañana
me despertaría en todo su esplendor,
y no sabía que acaso la distancia
rompería la huella del amor.


-1982 –

Debiste permitir...




  Debiste permitir que la tierra fuese tu testimonio, para no dejar que así pudiera engañarte el caballero andante que venía de países lejanos. Que la tierra y el viento cubriesen tus pisadas, que la infidelidad protegiese tu camino. Debiste impedir que tus hijos bebieran el agua insalubre de la mujer, que en un instante se convirtió en reina y otras en  madrastra. Se te olvidó buscar apoyos a tu alrededor y ahora también te costará cerrar las ventanas, abiertas en otro tiempo como una manera de protegerme contra  mí mismo.

jueves, 6 de julio de 2017

Aprendí










Aprendí a distinguir lo esencial    
de lo absoluto,
y eso me definió el mundo irreal
en el que yo estaba inmerso.

-2017-