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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



martes, 27 de marzo de 2012

Y una noche de color púrpura

                 Y una noche de color púrpura
se levantó del mar y cubrió la playa…
tiñendo la arena blanca de color, como ella.

Y se derramaron numerosas estrellas del firmamento
y se inundaron del agua, inmensa y firme,
contagiadas también por la serenidad de la cúpula celeste que palpaban.

Me acerqué a las aguas
para sentirme parte de ese atardecer,
pero ellas me dijeron: "No, no te acerques,
te arrastrarán…
éste debe ser un paso previo antes de entregarnos a ti".

 Y les hice caso y no me acerqué,
pero me quedé maravillado
ante aquella afluencia de emociones…
que nunca había sentido como tal.

Aún era pronto para sentir el agua resbalando por mi piel
y no les dejé acercarse siquiera
a donde yo estaba…sólo en mi mirada
quedaron restos de ese fuego que me había conducido
hasta allí esa noche… atrapado por su aroma.

  No les dejé acercarse a mí,
pero sí me acerqué yo a ellas, extasiado e impaciente, inconcluso.
                        Era la princesa de mi vida. 

  La luna me envolvió…
y entonces me di cuenta
que me habían arrastrado sus latidos,
silenciosos y constantes.

  Me había sentido parte de mí.     
                

Los ojos que lloran



Los ojos que lloran serán consolados,
las manos que claman pidiendo bondad,
los labios deseo, la mente su calma,
 el alma sangrante te busca:
                                               la paz.

  Si un día, yo débil, te he quitado las fuerzas
y tú no has tenido aliento que dar,
tus lágrimas húmedas serán mis ausencias,
ymis ojos llorosos pedazos de mar.

  Sus aguas de oro me riegan las venas,
sus cúspides rojas me arrastran a ti,
te quiero… y es por eso que estoy aún en vela…

  y persigo sueños que han sido en mis sendas,
serenos regazos… que curan mis penas
y me siento libre:
                                            ELIJO VIVIR.

                               -2012- 

Ayer por la noche tuve un tropiezo

  Ayer por la noche tuve un tropiezo con mi madre. Por la tarde tenía ropa a secar y me dijo que me pondría un niki que había allí. Al llegar la noche, cuando iba a empezar un programa, una película que le gustaba a ella, le pregunté si lo había planchado. Y, como siempre hace, se levantó y dijo que me lo iba a planchar. Eso enfurecía a mi padre. No comprendí por qué hacía eso, podía hacerlo Quico. Todavía me lo sigo preguntando. Al ir con ella al fallado, al estar allí, me decía lo de siempre: No esperes a nadie, todos se irán, como no te líes con Lourdes. Bueno, ya sabía pasar. En un momento, se me escapó una palabra, no sé cuál, pensó que era "bueno". Me ofendió más una riña que tuve por la noche con Quico. Cuando se acostó, encendió la luz de la mesilla para leer. Tenía puesta una cinta. Yo, con miedo, porque si me pongo a leer suele apagar la luz, cogí las gafas y una libreta. No hizo ningún movimiento extraño y eso me alegró. Pasaron dos canciones y le dije si la cinta era mía. "No", no me importó, porque yo se la iba a dejar de todos modos. Me dijo: "Malena me grabó la cinta tuya en una para mí, pídesela a Malena". Y yo eso se lo creí, pero (había apagado la luz) seguía corriendo la cinta y recordé que un día me había pedido una cinta por la canción: "devuélveme  a esa chica" y era ésa. Por lo tanto, era mía. Pero, ¿por qué me mintió?. "Lo mío todo también es tuyo. Ahí lo tienes, puedes cogerlo cuando quieras. Excepto el dinero, todo está a la vista. Pero, ¿por qué te pones así?". Pasé un rato buscando la respuesta. Después me dormí.
  Hoy, cuando me levanté, fui a ver el aparato y era mi cinta. Pero lo de más tarde fue peor. Bajé a Ramallosa y subí. Un rato después me dijo Quico que fuera con él a lavar el perro de las Damas y me puse el pantalón de bajar al pueblo, claro. Él me dijo: "ése no que hay que arrodillarse". Cogí el verde y me lo empecé a poner. Creo que le oí que la ropa debía de ser vieja y vi, me fijé sobre el sillón el pantalón del chándal.
  Y le dije a Quico que lo podía llevar. Él me respondió "claro que si". y, sin saber por qué, le contesté: entonces, ¿por qué me dijiste el nuevo?. Creo que se lo debí hacer bromeando, para no verle tan serio. Pero se enfadó más, ese gesto de rodear el cuello con las manos, pues lo hizo.
  Me da pena, me duele, no sé cómo se puede romper este lazo, pero no me extrañaría, aunque no quisiera que así fuese, que ahí se haya roto un poco. Después tuve unas palabras con él y no me dio gesto de estar enfadado, tal vez porque debe olvidarse en cuanto ha pasado.
  Pero, cuando estábamos en casa, fui a la habitación a barrer y él también. Saqué las alfombras y las sacudí en vertical desde la ventana. Él me dijo: Sal fuera para sacudirlas. O lo haces bien o no lo haces. Me dio miedo. Y siguió, porque barrí mi parte  y le pregunté: ¿quieres que barra tu cama?. No sé qué me respondió, pero fue una de esas respuestas que te dejan cortado. Y llegué a pensar que el lazo se había roto.
  Me gustaría escribirle a Ana, para pedirle consejo, pero me parece que estará enfadada. Mi padre, casi al mediodía, le dijo a Malena que llamara a mis abuelos, porque era el cumpleaños del abuelo, según le apuntó mi madre. Yo, desde el pasillo, la puerta, no sé si porque no lo había oído o porque intentaba el diálogo un poco más, le pregunté a quién. Mi padre me dio un empujón con el pie a lo bestia. "Claro, de la única forma que sabes hablar. Y, conmigo, te gusta más, ¿no?". Pero después me calmé.
  Hoy va a ir Betty y Sussy. Y dejé las alfombras fuera, ahora las fui a sacudir y mamá estaba en la habitación. "No quiero ver las alfombras aquí fuera. Todo el día llevan. Que vean la mierda. Se fue hacia la ventana y yo murmuré: "calma" o "bueno", algo así, pero s volvió diciendo que estaba rezando. Y pensé: "Es lo único que tengo para poder pasar".
  Después subí a escribir. Mamá estaba en el cuarto de baño, lavando y pidió el jabón flota a quien estuviera abajo. Esperé un rato por si estaba mi padre, pero al cabo bajé y pensé: No sabes lo que te pierdes. 
  Déjame contarte todo el momento en que he estado pensando en ti. Es tuyo, yo sé que quiere rehacerse un nuevo día entre nosotros. Déjame contártelo, quiere encontrar su sentido. Quiere hacerse lazo en la vida, quiere saber quién fue su pregonero. Déjame contártelo,  tú fuiste el motivo de su nacimiento, y ahora quiere saber tal y como eres.
  Comprender qué fue de ti en esos momentos y convencerse que tú también estabas con él con él para esos instantes. Cuando bajé por la tarde a buscar el pan, iba pensando. Me gustaba su hola, aquella mirada. Me gustaba un futuro, sin pasar el tiempo, siempre un futuro que supiera decir si a sus pasos. Me gustaba todo aquello que invadía mis pensamientos en aquellos instantes. Me gustaba todo lo que pudiese decir, tal vez lo estaba imaginando. 

domingo, 18 de marzo de 2012

DULCE SENSACION


Esa dulce sensación
que descubrí al mirarte
rompió el corazón
solo deseo amarte

en el mirar de tus ojos
descubrí mi salvación
la dulzura de tus labios
me devolvieron la ilusión

cada día sufro más
esperando nuestro encuentro,
es el dolor del amor
el que llevo tan dentro

no necesito dinero
no necesito alimento
sólo necesito verte
si no puedo voy muriendo

siento muy poco a poco
que te has llevado mi alma
lo único que desconozco
es si de verdad me amas

viviré con el deseo
de encontrarte cada día
es mi único anhelo
es mi alegría.


Seguí con mi mirada


   Seguí con mi mirada

el vuelo de una mariposa de radiantes colores.

e  Iba de flor en flor,
vertiéndose en cada una cuando se posaba sobre ellas: descansaba un instante

 después se iba a otra, se transformaba…
pero no descansando, no,
allí estaba parte del hogar
que el mundo le había arrebatado.

  Mis ojos le seguían en silencio,
asombrados, perezosos…
y la mariposa lo sabía, si,
porque en un momento volvió la vista
y me miró, detenido en el tiempo.

  "¿Qué haces ahí?"- me preguntaba.
Contemplándote- le respondí.

  Y yo sabía que muchas  veces el silencio
dice más que todas las palabras
que pudieran decirse con el sentimiento.

  ¿Qué haces tú, mi lucero?- le demandé
en un tono más suave.
"Curtiendo mis alas, ya me ves.
Mi camino no se acaba".

  No, no se acabará, rosa linda,
porque lo das todo.

  Y dichas estas palabras me despedí,
para que siguiese su senda.

Recogí toda su paz
y la integré en mi vida.

Otro detalle muy curioso que podría añadirse a lo de antes

 de darse por sabida sin ver. Hoy miércoles sólo vino Palmira y ya le entendí en cuanto a ir a lo de Chicha. El otro día se marchó mi madre y en la merienda les di vino Montefiel tinto porque Palmira dijo que le daba igual y por no gastarle dinero. Esta marca me parece que la tomaron un día. Cuando llegó mamá no le pareció bien, porque a ellas les gustaba más el gallego de la tienda.
  Hoy sólo vino Palmira y, cuando llegó mi madre, ya había merendado: "¿Le trajeron el vino y la gaseosa?. Seguro que le dieron Montefiel". Subí arriba a escribir un poco y, al rato, me llamó: ¿Dejas el regar para mí?.
  Otro detalle fue una palabra que dijo mi hermana Mariora al comer: es que tú parece que nos quieres hacer inútiles a todos. Me quedo mirando tantas veces. No sé qué: un espejo, un mueble, un espejo sirve. El mirar pudiera ser un investigar en secreto, un admirar todas las cosas. O un hacer nuestra la realidad. Cuando empezaron a morir los conejitos, yo me decía: al menos quedará uno para acompañar a la coneja. No sé qué puede ser si se van todos. Y antes de ayer quedó uno. El día de ayer vi que no había muerto y me quedé tranquilo. Pero hoy me he levantado antes que todos y fui a verlos, está muriendo.
  ¿Y ahora?, ¿quién es el culpable?. Mi primera respuesta es yo y entonces comienzo a preguntarme qué es lo que pasó ahí. Mi madre me había dicho: "Tengo que desinfectarlo". En aquel momento tenía esas mismas palabras en la cabeza y no otras. Digo esto y, en el mismo momento, siento que no es toda la verdad, sólo me queda preguntar por el culpable… y buscar ayuda porque yo me siento incapaz
  Hace tres días empezó la fiesta en Sabarís. De todas formas, no lo pasé tan bien. Y me dio pena, porque me parece que sigo más el qué dirán que a lo que hago yo. Sólo bailé con una, al llegar, conocida. A las dos y media nos fuimos. Vi a Ana Belén, pero me pareció todavía una cría. Quería hablar con ella. Si, aunque no supiese de qué, pero la noté como si escapase. "Bueno, allá tú", pensé. No tenía tantas ganas, me dolía más el pie. El segundo día, antes de ayer, no fui. Y ayer fui a Ramallosa. Al principio, cuando me dijeron que Lourdes quería venir conmigo, pensé que iba a ser el escollo que no me dejara bailar. Sin embargo, no fue así. Ella fue con dos chicos de allí y, ya en la fiesta, estuve con Teresa y me dio un beso. No sé si fue ella quien me animó. Me llamaron la atención dos chicas, no sé por qué, sólo sé que estaba con ellas Marisol, de Gondomar, y Mari de Madrid. Y bailaron. Lo pasé bien allí. Fue Marisol quien me dijo que enseñara a bailar a Lourdes. Y fue lo que hice, aunque le fuera muy difícil, no terminó de aprender de todo. Me parece que le animé un poco más. Y a las dos menos algo más o menos encontré a Susana y a Betty. Un rato antes, Lourdes fue a saludar a una chica y le dio un beso. Así que me metí yo y también se lo di. Bailé con ella, aunque quedé de bailar con sus dos amigas.
  Por la tarde, había pasado un poco por el baile. Bailé una o dos con Rosi, me lo prometió Lina y la amiga de Ramona, pero me fui a las nueve. A Rosi la vi en la fiesta, pero no tenía ganas. Cuando terminó la fiesta, yo aún quería bailar, pero tengo que guardar las ganas para hoy. No van a ir Betty y Susy, pero sí aquellas tres, o las dos. Le seguiré enseñando a Lourdes.
  Por la noche de ayer, mientras Quico fue al baño, me acordé del hecho que tuve con la chica de Madrid. Me parece que, en el fondo, no sé lo que es el amor y también me parece que yo lo baso, sobre todo, en las cartas. En vez de decirle "dame la dirección", le pregunté si le gustaba escribir. Me respondió "no mucho", así que ya no pensé más en eso. Escribí un rato, no quiero que piense que lo dejo abandonado. No puedo hacerlo, a pesar de todo, sería un cargo de conciencia, un detalle que es la primera vez que conozco, un sentimiento que lo primero que hizo fue buscarme, simplemente porque era diferente de los demás. Y creo que yo siempre estaré en disposición de escucharle, pronto llegaba su hora y ya le esperaba desde hace mucho tiempo. Lo que sí voy a querer va a ser desarrollar todas tus palabras… que es desarrollarte también a ti. Y me doy cuenta que todos esos instantes vienen para vivirlos, acaso también para llenar después un punto en el mañana, pero algo que sólo quiere ser eso: un instante que tiene que irse. Llegará tu recuerdo, si, porque tú has confiado en él, y eso es algo que en realidad nunca podrá olvidarse. Pero ahora tiene que irse, compréndelo, tal vez mañana… tal vez mañana le gustará recordarte a ti quién fue en el día de hoy. Me di cuenta que no tenía por qué temer.
  Mariora marchó, dijo que iba a estar varios días fuera. Le pedí el radio-cassette y me lo dejó, así que hace un rato le pregunté a Quico: ¿cuántos días va a estar Mariora fuera?. Y él me respondió: ¿a ti qué te importa?. Nada, nada, y me fui. Sé que debería habérselo dicho, pero me acordé de una de las caras de Quico que me dio Teresa: respuestas que te dejan cortado.
  Ya por la mañana hubo un roce: yo venía de Ramallosa y, por temor a que me lastimara el dedo, quise buscar las sandalias y se las pedí a Quico, pues las tenía él. Se las pedí pues, y Mariora dijo: "Cuando tú le pides algo a él, te lo da y no te pregunta. Debe pedírtelo porque le duele algo o lo necesita", yo le había dicho si quería o los necesitaba.  Al final, me los dio un poco enfadado o molesto,  y no quedé tranquilo.
  Antes sí tenía oído que ella me ayudaría de mayor o si lo necesitaba. Puede ser verdad. En la fiesta, no sé si fue Mariora quien me dijo que, en comparación con Lourdes, yo no tenía nada. Lo primero que le dije, hablando de mí, fue que también me había atropellado un coche.