Los ríos del alma que arrastran heridas,
los ríos del alma que arrastran el mal,
son templos que acogen las tierras sin
vida,
no saben a dónde al final llegarán.
Castillos de naipes que el viento no mece,
castillos de naipes que el tiempo acusó,
hoy son el desaire que al mundo envilece,
critican gigantes en reinos sin voz.
"Salvadme"- implora la tierra al
verse sin vida,
"salvadme"- responde a un tiempo
el gris ruiseñor;
Así son las voces que siento lejanas,
ya llega el rey de los hunos… con lanzas,
y siento las aguas gemir cristalinas
por sueños que un día el cieno apagó.
-2010-
He respirado aromas del tiempo desde mi
atalaya de asfalto y de cobre... pero no eran los mismos que respiraba ayer. La
sonoridad de sus candelas me rodeaba, me invadía... la candidez con la que me
miraba; era un sueño introducirse en su esponja y desde ella mirar el mundo
alrededor. Desde ella el mundo era un mar de injusticias y de sangre, mojé mis
ojos en su cáliz trémulo para hacerme pasajero igual que lo era ella. Y así se
hizo mujer: mujer esbelta vestida de una porción de infinito.
La niebla tiene faldas de princesa,
como el río
al cruzar el valle... melodioso y
enigmático,
ausente;
el río tiene aromas de ceniza.
Plácidos manjares enjugan a sus labios
al despuntar la tarde,
fiera
tras las montañas.
Es hora de que el tímido amanecer
reconduzca
nuestros pasos
a lo largo del sendero.
Que hoy se ha puesto un traje de mujer.
-2010-