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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



jueves, 29 de mayo de 2014

Pequé cuando te deseaba




Pequé   
cuando te deseaba, siempre quise romper el hielo
que me mantenía unido a esta carne
y confesarte que a veces
no quise, pero una fuerza interior
me obligaba.

Pequé
porque aparecías ante mí como un ser nuevo
y hermoso, siempre quise romper el cristal
que me mantenía unido a esta carne.
Y escribí,
me hice escritor por ti
                                                  porque necesitaba confesarme.

Decir que te violé sin saberlo,
que esculpí tu rostro.


   -1991-


lunes, 26 de mayo de 2014

Lo dijo espontáneamente




 

Lo dijo espontáneamente:
me querían quitar esa esperanza.
Hoy sólo sé pensar en ella
y la vida viene a mí en estos momentos parta encontrar un motivo,
una verdad.

Hubo días en que la consideré ajena,
lejana de mí,
en otra naturaleza, en otro fulgor.
Pero no era así, de esta manera,
era otra diferente
y estaba tan cerca de mí
que mi mente sólo ssabía nombrarle a ella.

Puedo ver algo a lo que llegan muy pocos:
que la verdad sólo tiene una cara.



No sé si existe el amor







No sé si existe el amor,
sólo sé que existe el deseo.
la carne lleva el alma
y el cielo es siempre el cielo.

fue en ti que descubrí
la fuerza detrás del beso.
fue en tus senos perdido
que se expandió mi universo.

fue la estrechez de tu ser,
en tus aguas y senderos,
que mi vida se hizo vida,
tocando en tu tierra el cielo.




Huellas Profundas




He venido a agradecerte 
                             lo linda y maravillosa que has sido conmigo.

Gracias por ser el faro que iluminó 
la oscuridad de mi alma.

Te dejo un racimo de estrellas fugaces 
que florecieron en el sendero de mi alma
cuando llegaste a mi vida.

Besos infinitos...!!!


Quise detener un nombre maltratado


Quise detener un nombre maltratado,    
un nombre ahogado en burlas,
quise darle mi canto a las flores:
que hablasen sin cesar
                                                     pues así lo había aprendido.

Ya no preguntaba en qué montes, en qué lugares tan apartados…
nada iba a cambiar.
Tuve que aprender un nombre sin faltas, completo,
el nombre que ya existía en mi mente
y era el destino de mi alrededor.

Era feliz
mientras tenía ese nombre entre mis manos.
Pero quise separarlo del mundo,
no me imaginé que se marchitaría con la tarde.

Tal vez no me había preparado para ello.


-1988-


Porque acabo de perder amor



  Porque acabo de perder       
un amor, no desearía
olvidar los recuerdos, ni los lugares
                                         que en algún momento conocí.
Ni las horas, ni los tiempos. No desearía
que hubiese sucedido así,
no puedo entenderlo.

Sólo buscaba un semblante entre la niebla,
un semblante:
quisiera ser sencillo como lo es él.

Pero todo se acaba
y no he tenido tiempo para comprenderlo.
Por eso hoy es ese estampido bullicioso
que no puedo quitar de mí.

Quisiera seguir hablando cuando el mundo se ahogue.

-1988-


Le dije a Humberto que no jugaré con él


   y me quedaré escribiendo los poemas. Aún falta uno. Cuando te escribí a ti el trozo que comenzaba diciendo: “Perdóname…” ya lo tenía pensado en el coche pero en una forma de hablar con ella. Me supongo que sigo sin tener nada que ocultar. En el coche me puse a pensar en ellas. Creo que es algo que no he podido superar. Y eso que me dijo el chico de decoraciones: “¿Cómo vas a vendérselo a tu profesora?”. No supe responderle.
  Y tú, Begoña, porque viniste conmigo, porque acompañaste el tiempo del que disfrutabas en aquel momento, porque estabas de acuerdo. Tantas respuestas se encuentran contigo, tú sonreías mientras yo vagaba por aquellos senderos. Tú porque hablabas y yo sentía tu reflejo.
  Me identifiqué en aquellos pasos con la madrugada. Sé que ella siguió a tu lado mucho más tiempo que yo y te conoce de una forma más clara que como te conozco yo, pero siento que en aquellos instantes tú ya no eras como ella te había educado. No dudaría en rebelarme con ella si hiciese falta. Parecías sonreír, o tal vez el que sonriese fuera yo, pero había un lazo mayor. No eran sólo sus palabras a mi lado: sus ojos, sus atardeceres… todo conformaba un  haz de sueños que estaban conmigo. Ni tampoco era su presencia allí, todos los ojos del mundo jugaban el papel primordial aquella mañana.
  Hay palabras, muchas palabras que yo también olvidé para ese momento. ¡No me las digas!, déjamelo así: ni que ya pasó, ni que se apagó una estrella. No quiero que pase tan pronto. Si llegase a pensar que pudo apagarse, se destruiría del todo mi hogar. Aquel “si”, aquella palabra de aliento entre nosotros, ¡guárdamela!, quiero saber que siempre la tengo presente. Yo allí no estaba venado, como tantas veces pude pensar. Ya ves que esos detalles continúan manando para ti. Y tú y yo sabemos qué es lo que ocurrió en aquellos momentos. Ella para romper la distancia, ella para acercar nuestros deseos.
 Unos ojos que parecen tan misteriosos, que parecen tan ocultos, que todo cuanto hacen esconde su verdadera amistad. Nada puede interrumpirme, todo quiere hacerlo.
  Otra vez vuelvo a soñar con aquellos minutos. Yo sentí el calor de su corazón cuando hablaba, cuando reflejaba aquella esperanza. Hay palabras vivas para siempre entre tú y yo, hay palabras que jamás llegarán a conocer aquel fuego que tanto les hirió: son palabras que al fin han encontrado su camino. Allí, a tu lado, tuvieron la suerte de ver el vacío despeñarse: yo les dije que ya estaba lleno por ti. Por ti y no tenía lugar la duda; podía decirte tantas cosas, aquel momento tan especial… no pudo acabarse todavía si lucirá una nueva mañana en que pueda volver a verte, a conversar contigo, a compartir.
  A mí me hiciste feliz, yo sentí deber algo, no me digas que ya quedó saldado. Tal vez la mañana la tenía a mi lado mientras caminaba. La mañana vistió su candor de arco iris y no estaba tan lejos de tocarla. Ella también sabía quién eras tú y no quería sentirte intrusa, por eso había dejado su pedacito en tu corazón, por eso había acogido tus pisadas en su eternidad. No había entrado de improviso, tú misma habías combinado tu sencillez con toda su frescura. Parecías hecha de rocío y dos perlas oscuras. Parecía haberte querido, con ella la luna. Ya iba muriendo, pero era la luna blanca, la luna hermosa de la mañana. Quería verte esa última vez. No estaba ella sola contigo: había otra especie de canción, otra melodía que tú misma le habías dedicado.
  La noche fue quien había muerto, tú estabas libre: no pudo sacrificar tus fantasías. Otra vez volverá a estar contigo. Y los dos esperaremos, como en un principio. La lluvia quería compartir aquellos instantes tan agradables, pero era testigo desde el cielo, allí podía sentir tu libertad acariciando sus venas. Quiso quedarse en el cielo para más tarde, quiso junto a tu mariposa sentirse feliz durante unos instantes mientras oía tu voz, mientras recogía tus sueños: allí quería unirse también ella.
  Y tú, amor, porque pudiste conversar en ella, porque sus respuestas eran caricias en esa unión que tú siempre esperaste, en esa ilusión que siempre fue tu deseo, el fraternal abrigo de su alma.

  Y ahora contigo dejo todo lo demás: todo pensando en ti, para que veas lo que ganaste en unos segundos. Vuelve esa sonrisa, el anochecer no supo deshacerla. Supo recrear la agonía, supo avivar el fuego de la traición, del malestar, pero encuentra algo en ti hermoso que no le deja acercarse, que ya le tiene avisado.
  Ese temor que le comuniqué a Mayte por que vendría él, me lo tranquilizó diciendo que sólo venía a rellenar los papeles. La primera en acordarse fue Begoña, la otra Begoña sigue enfadada conmigo.
  Muchas veces me falta el valor. El valor más extraño: el de una palabra, el de un sentimiento… no sé cuál, pero a mí me falta. Es un poco de todos, un poco de ese saber que puedo comunicarlos. Pero me falta… entonces me pierdo, parece todo tan rápido. Me muevo a inclinarme aunque no quiera, porque mi nave sólo sabe sujetarse cuando está ella a mi lado: ese valor de que ha llegado, me parece que hay algo que no funciona muy bien. Pero él sabe que yo le quiero aunque haya algo que le impida decírmelo.
  Ir y venir como siempre es mi camino por el mundo. Ir para volver luego, pero tú y yo sabemos que allá atrás, en nuestro punto de encuentro ha quedado una semilla: tu semilla… porque a mí me habías alegrado sólo por ser quien eres. Una semilla, si, llegará a hacerse eternidad con el tiempo, no lo dudes. Yo le espero, ella me dijo que no tardará mucho en hacerse de mi tamaño; yo le espero, no porque siempre tenga que ser mi esperanza la que palpite, sino porque sabe que hay amor en el medio.
  Llamé a Pily. Me dijo que ya iba a llamar a las seis, pero no lo hizo o sí lo hizo cuando yo estaba fuera. Tampoco sé nada de Susana. Bueno, ya va a pasar el día.
  Me extrañó Conchi en Vigo. Estaba junto a Montse y a Pily, no la primera, y se acercó ella. Le dije que aún no me había dado el regalito y me dio un beso. Le pregunté por qué no en la otra y me lo dio en la boca… Me extraño, me pregunto por qué lo hizo así; creo que podré ir al magosto el lunes por la tarde, decía yo agosto.
  No sé qué me dirá si me pongo a escribir delante de ella, en la cocina. Bueno, ya me puse. Begoña tiene una mirada distinta de Teresa, me parece que todas son distintas entre sí, pero una característica especial en cada una de ellas me permite distinguirlas: una característica que brilla cada vez que les fijo mi vista en ellas, una característica muy inocente pero siempre sentimental. ¿Qué podría decir de sus miradas?. Yo te lo diré: Nada… es mejor sentirlas a tu alrededor sintiéndote rodeado de una dulzura característica.
Y saber que siempre puedes contar con una de ellas, para que esa moral que tanto recoges siempre no sufra por nosotros dos.
  Quiero pensar más en Begoña. Yo por aquella calle no sé qué pensaba, sólo ella podía darme un por qué. Pero allí estaba: callada, sonriendo, el amor joven, y sonreía más todavía… pero callaba, me dejaba soñar a mi manera la fantasía; no, no me sentía solo. Y aunque sin una respuesta convincente, aquellos instantes pasaban felices para mí. No sé dónde había visto antes aquel momento, pero ella me lo descubría por primera vez.
  Pily llamó. Me duele más el no encontrar sentido allí donde esté, en el lugar que ocupe: no sentirme satisfecho por haber llegado hasta allí. Siempre lo estoy, es verdad, pero debe llegar un día en que digamos: ¡Basta ya!. Y si hacia atrás hay muchos quiebros, nuestra solitaria barca se ha de encontrar varada y muda. Es ese no encontrar sentido el que te hace muchas veces empuñar las lágrimas, lágrimas azules que se sentirán perdidas si no me ven a mí. Me parece que hay veces en que me pongo a pensar que soy yo quien le da sentido a tantas cosas, cuando en realidad me lo pueden dar ellas a mí.


martes, 6 de mayo de 2014

Copas de leche y de vida



Copas de leche y de vida,
tiernas lunas gemelas.
Con una rosa en el centro,
La sed y las sombras vuelan.

Cuello desnudo, altanero,
hombros de plata y de seda,
anclaría en ti mis besos,
sal de mar y de arenas.

Hojas de mil otoños,
perfume de idas primaveras.
Vientre de agua profunda,
eres mi espacio y mi tierra.

Piel de nieve que arde,
fuego rojo por las venas,
bebo a sorbos tus savias,
mujer de sol y de estrellas.

OSCURO AMANECER


Mirando el horizonte
de los sueños
navego en los mares,
recorro los senderos,
y me detengo en el tiempo.

entonces...

Mi alma se agita
en las turbulencias
de las crudas aguas,
y mi balsa
recoge los remos;
y como timonel de barco
busca el horizonte
que le da luz a mi vida.

Percibo la esperanza vagabunda
que produce provecho
solo por instantes,
como deseos frívolos
de la vida misma que os engaña,
esos que penetran
y queman nuestros pies
con el fuego indeseable
que no deja liberarnos de las ruinas,
robándose los sueños del alma.

Solo me quedan estucos oxidados
en mi conciencia,
que caen sobre los deseos ya muertos
destruyendo la efímera esperanza
que se había extendido
sobre los últimos vástagos
de mis entrañas,
mientras me refugio
en las tiernas mejillas de un adiós
que va y viene
sobre las olas del mar.

Remando
hasta las guaridas de la nostalgia
encuentro a un ser indefenso
que no puede escapar
de su desquiciada vida.

Vida de fétidos despojos
en la conciencia raída del verdugo
apuñalado en el tiempo.

El hedor rebota de la sangre misma
que putrefacta
se destila en las venas del recuerdo,
y en cada arteria del pensamiento
que nos conduce
a la esclavitud del olvido.

Donde el látigo del destino
me azota y no puedo contener
la fuente de mis lágrimas,
al ver frente a mi
la fosa donde algún día yaceremos,
enterrando la esperanza,
las ilusiones y los sueños.

Llegas a éste puerto solitario,
anquilosado de recuerdos
entre paredes vetustas
de años que se esfumaron
como humareda en el viento.

Puerto sombrío,
sin luz, carente de sueños;
pero refugiado en el buen humor
de los instantes que jamás volverán.

Maldita brújula
que has girado
en sentido contrario a mis deseos
llevándome a la orilla de la muerte
sin haber poseído
el as que baraja la esperanza.

He oído cantar la muerte
junto a la cumbre de mi silencio
muerte terrible
que cubrió la vegetación de mi cuerpo,
como hiedra amenazante
derretida en la lluvia abandonada
que el tiempo congeló
en las laderas de mi alma.

Hoy,
las viejas paredes homicidas,
de este sombrío puerto
declinan ante la inclemencia del tiempo;
y ante la soledad que aroma
la fetidez de la miseria,
la desesperanza,
aún,
aquellas ilusiones perdidas,
y los amaneceres oscuros
de las falsas promesas,
que rebotan en la conciencia
de un antaño promisorio,
de amores que dejan huellas
entre la soledad y el hambre.

Pero la luz de tu presencia,
algo maniatada por el amargo silencio
que carcome tus entrañas,
da un toque de esplendor
en medio de tanta inmundicia.

Sueños truncados,
y amores efímeros
emplazan a vivir el día a día.

Hoy solo resta esperar al tiempo
que tejió la mortaja
en el divagar de los años,
que parecen horas y días
semejando minutos
junto a la sigilosa muerte.


Milberto Peñarredonda y Mary Bell Díaz Castillo
(26- NOV-11)





Hoy el día cerraba sus persianas




"Hoy el día cerraba sus persianas
Al embrujo de la noche:
con un color púrpura y celestial,
su corola…
  y se detuvo a sentir.

abría las puertas a un cielo estrellado,
inmenso;
el ruido del viento

el viento soplaba plácidamente
sobre él…
Y de sus manos brotaban copos de rocío
que humedecían las atas nubes…
azules,

Inmersas en la oscuridad de la noche.
  las estrellas iluminaban el camino

mientras caminaba sereno por las cañadas del ocaso
en las que me sentía nuevo…
deleitándome en el colorido que mostraba el universo sobre mí,

deseos en la noche,
dos cuerpos lanzados por el aire


hasta el infinito.