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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



viernes, 27 de enero de 2012

A veces la vida pasa muy despacio para mí


A veces la vida pasa muy despacio para mí
y soy capaz de mirar
cómo se mueve el tiempo a mi alrededor.

Y a veces consigo meterme en cada segundo
y desde él mirar lo que puede sucederme:
                                        adivinar, presentir.
Una sensación de calma envuelve mi cuerpo
y mi alma: me estremece.

A veces le tengo miedo al mundo:
camino por él, si, me muevo,
pero no soy consciente que camino:
                                me detengo, medito…
y no me canso de meditar.

Hoy recojo ese niño que aún está sorprendido,
asustado
y le enseño el universo  que hay a mi alrededor.
Y pongo en su boca palabras que dije yo, hace ya tiempo.
                                      Y sé que las recuerda.

A veces sólo el tiempo pasa por mí…
callado, ausente;
pero mi niño y yo llenamos el universo.


ENTRE TINIEBLAS


Entre tinieblas mi corazón se hallaba
cuando una de luz de repente surgió,
                                               era la luz de tus ojos que brillaban
cuando el cielo para mí se abrió

fue el afán de tu corazón sediento de amor
que al mío de pasión llenó
fue el alma llena de bondad y ternura
la que mi alma cobijó

fueron tus manos acariciando mi rostro
las que me devolvieron la ilusión
fueron tus besos acariciando mis labios
los que me devolvieron la razón

es tu amor un canto a la luna
y la luna a tu amor sonrió
es tu cara llena de ternura
es tu rostro lleno de pasión

eres el hombre de mis sueños
y, aunque los sueños, sueños son
y no quiero despertar de éste
aunque me queme el corazón


Entré más o menos a las siete y media.

  Allí estaban Susana y Betty ya no me acordé de la pregunta. No hacía falta preguntarles, les cogía o les decía mi intención, y sé que, tras una sonrisa, iban a bailar. "Después tú", y ella me decía con los ojos: "Si, después yo", también sonriendo. O con gestos: "Si, si; no, no estás cansada, pero si. A bailar". Y los chicos delante. Eso me hacía feliz. ¿Marcharme dentro de un rato?. Ahora no puedo. Bailaba una y después me iba. En un rato, ella me dijo que no, pero no seria. "No, que estoy cansada". Y le respondí: Bueno, vengo después. Y bailaba con otra. Pregunté la hora, y me dijeron las nueve y media. Bailé y me fui. Lo último que le dije a Betty es que, bueno, me iba volando.
  Muchas veces, hablando contigo, notarás que voy gradualmente alzando el vuelo, alejándome de esta tierra, la tierra que tal vez me da la vida. No, no me alejo, yo soy un ave y me alimento de un interior que fluye. No es difícil captarme esa sensación, porque me dicen que mis ojos parecen iluminarse y aflora esa sonrisa de siempre para ella y yo. Y me uno más a la vida, allá sé que me espera el horizonte y él me la volverá a enseñar, para que pueda seguir volando. No es raro que sea así, siempre lo estaré esperando, me ocurre muchas veces, yo quiero ser el pregonero de esta ilusión y para mí es realidad. Sólo así me sentiré en paz, con ella, oyendo cuanto me recuerde que puedo ser. La esperanza vendrá vestida de felicidad. Alzaré más y más el vuelo, así llegaré a sentirme más libre. Quiero que me comunique con eso que él y yo siempre hemos querido ser. El pasajero de las altas copas, por un momento quiero vivir. Y esos altos vuelos no es que sólo los tenga contigo, es que solamente los quiero tener contigo.
  Hoy no sé cómo me enfadé. De aquellos dos conejitos que habían quedado, dijo mi madre que habían muerto los demás porque se les habían mojado las patas, tanta suciedad acumulada porque el primer día me dijo que el conejito había muerto de matafogos (es una hierba que les hace daño, mortal para ellos)  y que tenía que desinfectar aquel cuarto donde dormían, así que lo había cerrado. Creo que fue el viernes, o tal vez el jueves, cuando lo había limpiado ella, porque recuerdo que al día siguiente me alegró de que no hubiera muerto ninguno.

   El día que murió uno de estos dos me parece que fue el domingo, recuerdo que debía ir a algún sitio sin falta. Creo que también lo pensé porque tenía la ropa limpia. Además, eso de que si lo dejaba allí fuera podrían andar los perros con él me daba miedo de eso y en un primer momento no quise que se enterase mi madre, aunque si se lo pensaba decir. Me acuerdo que pensé: Lo guardo en esta bolsa, aquí en la parte de atrás de la madera con una pequeña maderín vertical (antes era una caja, pero ahora sólo le quedaba esa base y el resto del esqueleto. Allí habían dos bolsas con carozos de maíz y telas de araña). Lo dejé en la bolsa y metí el borde de la misma por debajo para que no pudieran sacarlo de dentro los perros o los gatos. Y me decía: Espero que dure así hasta mañana. Ahora voy a misa, vendré casi a la hora justa para hacer las camas, atender los animales y comer, y por la tarde voy al dos mil. Me parece que no lo cogerán los perros. Ay, es verdad, que ayer fue lunes, pensaba que había sido domingo, dijo que el avión vendría uno de los tres días a hacer la foto. Creo que fue lo que me distrajo. Era su santo. Esta mañana quiso que fuéramos Quico y yo a misa. Me dijo que si y yo, aunque en un principio dije que no, terminé diciendo que bueno. Y fuimos, pero ocurrió que al salir a las ocho y veinte, el conejo estaba allí, mordido. No sé qué fue lo que dijo, me molestó más al venir que me dijo: "Ahora lo primero que haces es cogerlo e irlo a enterrar". Ya lo pensaba hacer, por eso me molestó. Pero no importó, lo que me molestó fue lo que dijo después. Le dije que había muerto ayer, porque estaba convencido que ayer había sido domingo. Ayer no, ese conejo lleva ahí más de una semana. Se murieron todos seguidos, ése murió cuando yo desinfecté la jaula. Y fui a enterrarlo: Si quieres, di que fue el año pasado.


domingo, 15 de enero de 2012

Nunca supe con qué mirada contemplar


Nunca supe con qué mirada
contemplar las altas colinas que se extendían ante mí,
cubiertas de cenizas
y de recuerdos del pasado…
con qué mirada comprenderlas.

El cielo extendía su cúpula azul sobre ellas,
salpicado de mechones blancos...
yo lo miraba con admiración y osadía.

Sus cenizas llegaban hasta mí mansas,
de bucles grisáceos y tristes:
                            era una sensación opaca.

De nuevo me fijé en sus rizos de color azul,
sus sábanas blancas, tersas...
y en ellos vi mi nombre, desnudo,
como una ofrenda.

Me conmovía ver brotar las mariposas
de su mirada malherida y delirante,
mariposas que siempre habían sido un signo de opulencia
y pasión.

¿A dónde irán?, me preguntaba,
¿será que ya acabó su ciclo de apareamiento
y ahora buscan nuevos amaneceres?.

No lo sabía, no,
pero me sentía cautivado
por la quietud de aquella estación.


No podía pisar en la cocina




 porque el suelo estaba fregado, aunque podía hacerlo ya que nadie me veía, pero volví a mamá y me dijo que le llevase el rojo a su habitación. Cuando marchaba por el pasillo, oí a mi padre: "¿Pero no habíamos quedado en que…". Y me dije: "Ya estaba preparado".
  Pero iba en dirección a su cuarto y quise fingir no haber escuchado aquello. "Bueno, no importa. Ya sabes qué hacer. Tú vete si ves a Betty". Me da pena, porque noto en mi madre algunos detalles que veo que me sigue prefiriendo: está casi pendiente de mí en la mesa, o lo primero de lo que corta si es sandía o así me lo da a mí y si estamos en el salón y son galletas, también son para mí; y si llego y quedan pocas me las ofrece a mí. Me dio pena, porque en algún momento pudiera haber habido algún roce entre ellos. Y yo, el culpable de esa discusión. Cuando le llevé el monedero, me dio doscientas pesetas y me fui. Iba pensando en eso, sólo en eso. Me dio pena. La vida podría ser distinta. No sé quién me dijo un día que la mejor forma de enseñar era dando ejemplo y también añadió que haz que te conozcan los demás por tus obras. Un día me había dicho que mis padres llegarían a conocerme por lo que hiciese, así lo quería, aunque muchas veces me planteaba el que por algo que hiciera, me decía: "Si te conozco más de lo que tú piensas". Pero entonces todo esto se mezcló con otra idea que venía manejando desde hace tiempo, y era que no soy como creía un viejo, sino un chico y la vida tengo que asumirla yo mismo.
  Llegado a este punto, siempre me encontraba con el mismo lío: sin trabajo, sin voluntad, ¿qué buscaba?. Envidiaba cualquier trabajo. Mi madre me dijo que me metería de albañil, yo murmuraba ¿por qué no?. Pero ella no lo hacía y entonces pensaba que era muy duro. Siempre, cuando estaba solo a veces, y ese día por el camino, me preguntaba: ¿Vivir mi vida, independizarme de ellos?. ¡Bah!, olvídalo. No sé, pero me parece que puedes ir acercándote. Como dijo don José Carvajal, no quiere decir que dejes de hablar con mamá o un día no puedas hablarle de todo. Pero, ¿y esos momentos que están enfadados y se equivocan tantas veces?. Creo que el decir "no reconoce que lo hizo mal" no es la solución, porque me parece que nadie lo reconoce. Ni él ni ella muchas veces, y yo apostaría mucho más por ella. ¿Qué consigo con eso, si a nadie le es válido?. Pero, en mi interior, yo sí quiero reconocerlo para evitar caer otra vez. Reconozco que hay muchas cosas que quedaron mal hechas por mi parte.
  El reconocer, aunque pienses que no valga en la realidad, es un maravilloso don del alma. Reconocer para ayudar luego a encontrar otros errores que pudieran quebrarse sin  ti. Reconocer es una parte del futuro que te aclara el camino y es un paso que te profundiza aún más en el conocimiento de ti mismo. Reconocer es también reconocerte a ti, a tu alrededor, es pregonar, reconocer debe ser lo que se llama amor. Con unos brazos sinceros y puros, que merecen encontrarse en cualquier sitio, en todos, en donde quiera que pueda imaginarse que se encuentre. Es merecer de esa misma forma. Me fui a la casa de Isabel, a por la cinta que le había dejado a José. Por el camino iba pensando en el baile. Bueno, ya sabes qué hacer. Vas allí, y hasta las siete y media estás con las niñas aquéllas o con el padre de Rosi, que estará en aquel aparcamiento. Y, después, entramos. Si están, quedamos, si no están, pues ya veremos, bailas un poco y luego vamos a ver a Lourdes o por allí. Por pasar la tarde. Hoy no quiero sentirme solo. Hoy en mi destino tiene que haber alguien. Las palabras, la distracción, el estar con alguien me recordará a ella. Ya sé que estará pensando en mí y alguna vez se preocupó, no quiero que me encuentre solo. Pero no pienses eso, tú la vas a encontrar. Solo no te vas a sentir nunca. ¿Te acuerdas de Encarnita?. Me da pena. Era más bajita que yo, si, parecía un grandullón a su lado. Era tu amiga, hasta que un día te dijo que no y comprendiste que ya se había hecho mayor. ¿Qué le había hecho yo?. Tal vez le molestó que bailase siete u ocho más o menos cada domingo. No lo sabía, en aquellos momentos, la vi como una chica que empezaba a ir, la verdad es que no era muy guapa que digamos, sólo quería ayudarle a entrar en el ambiente. No sé si bailaba mucho, yo sentía que no. ¡Bah!. Olvídalo. No hace falta que vayas por donde ella, te va a saludar, pero me imagino que no va a ser muy bueno el recuerdo. Sus dos amigas, ¿o tres?, no me acuerdo; ellas eran muy antipáticas. Olvídalo.


lunes, 2 de enero de 2012

Qué é soñar se non se pode...


Que é soñar se non se pode retroceder á natureza íntima do soño? 
Confrontando a ambigüidade baixo o ferinte amencer, 
non hai cartas de amor fermosas 
nin certeza algunha de agasallos preciosos.
Vivimos na mesma mediocridade. 
Vivimos de parasitar o mundo 
como sarna nun corpo doente, 
alentando musas e castelos délficos.

Da-me pan do teu sabor a pel! 
Da-me da túa mirada iridescente!

Adoitaba cortar as ás dos paxaros 
para ver como se apresuraban a voar 
como pallasos de pés grandes. 
Gustaba-lle pescar aves co anzol 
mentres abrían os peteiros a se afogar no cansazo, 
perdidas no mar da inclemencia.

Puta ou poeta? 
Zorra de palabras gastadas polo uso.
Consolaras ó pensar 
que unha e outra son de distinta condición; 
pero no fondo sabes que teñen a mesma esencia.

¿Qué es soñar si no se puede retroceder a la naturaleza íntima del sueño? 
Confrontando la ambigüedad bajo el hiriente amanecer, 
no hay cartas de amor hermosas, 
ni certeza alguna de regalos preciosos..
Vivimos de la misma mediocridad. 
Vivimos parasitando el mundo 
como sarna en un cuerpo doliente, 
alentando musas y castillos délficos.

Dame pan de tu sabor a piel! 
Dame de tu mirada iridiscente!

Solía cortar las alas de los pájaros 
para ver cómo se apresuraban a volar 
como payasos de pies grandes. 
Le gustaba pescar aves con el anzuelo 
mientras abrían los picos y se ahogaban en el cansancio, 
perdidas en el mar de la inclemencia.

¿Puta o poeta? 
Zorra de palabras gastadas por el uso. 
Te consolarás al pensar 
que una y otra son de distinta condición; 
pero en el fondo sabes que tienen la misma esencia.


He respirado aromas del tiempo



  He respirado aromas del tiempo
desde mi atalaya de asfalto y de cobre...
pero no eran los mismos que respiraba ayer.
    
  La sonoridad de sus candelas me rodeaba, me invadía...
la candidez con la que me miraba;
era un sueño introducirse en su esponja
0y desde ella mirar el mundo alrededor.

Desde ella el mundo era un mar de injusticias y de sangre, mojé mis ojos en su cáliz trémulo
para hacerme pasajero igual que lo era ella.
                                             Y así se hizo mujer:
mujer esbelta
vestida de una porción de infinito.  


Al llegar a casa me preguntó mi madre por el recado

, y le dije lo de la carretilla, me había pillado por sorpresa. Ella se enfadó, él también, y yo me lamenté de no haber sabido mentir. Le escuché que podía haber dicho que iba a pasar la tarde allí, como tantas veces hace tiempo, y me dolió aún más por no haber sabido decirle eso. Me dije: Cualquier otra mentira podría estar justificada, cuando no piensa herir a nadie o no es toda la verdad, pero para esto no debería haber hecho falta.
  Pero ya era tarde. Bastantes veces siento un vacío como si me faltaran las fuerzas, muchas de las fuerzas, o algo así como no estar a gusto con haberme metido en éste, como yo lo considero, callejón. Ahora parece que me canso de la vida más fácilmente, no sé a qué puede ser debido. Son los momentos en que me pongo a pensar, como si estuviera analizando todo mi alrededor. Son momentos en que intento dar un sentido a todo lo que me rodea, que encuentro que a veces ese sentido es fruto del tedio, de un sinsabor extraño. Creo que todo me parece como si ayudase a regar ese aburrimiento de mi interior, a recordar que fue la misma vida quien me lo enseñó. De nada vale decir "ya lo he conseguido" y cambiar tan de repente a un nuevo modo de vivir. No se puede concebir que el alma no pueda equivocarse cuando intente buscar la mirada sincera de aquel manantial que saciará su sed. El hambre de su entorno, un mirador confuso guiado por extrañas siluetas que bailan continuamente ante ti. Que parece que te envuelven, que quisieran arrastrarte a su compás rutinario. Hemos de enseñarle nuestra forma de imaginación, tal vez nuestras ilusiones que puedan convenir en realizarse; hemos de enseñarle todo, porque así lo quisimos desde el principio, y hemos de pensar que su ayuda es tan valiosa como la que quieras tú encontrar. No se puede concebir que un día te caes, cuando tan cerca parece el viento de todas tus palabras. Son palabras sin aliento tal vez, pero debes pensar que a él le gustan. Ni siquiera vale para nosotros el decir "ya lo estoy consiguiendo" con un "si mañana…" que no sabes cuánto durará. Hazme caso, solamente el prolongar pequeños detalles en un riachuelo pueden llegar a conseguirlo. Al final te estarán esperando. Además, así no sentirá tu alma el haberte ido para siempre.

  Es verdad que tú quieres conseguirlo. Pero, mira un momento, mira el paisaje, ¿qué ves?. Piensa que allí no hay malestar, ni odio. Pero, ¿qué culpa tengo yo?. No sé, tú eres quien la tienes que encontrar. Cuando venías de Vilariño, decías que no te importaba abandonar ahora la vida. Bien, te sentías mal. Pero llegó un momento hace varios meses en que te convenciste que ya no querías morir. ¿Qué puedo decirte?. Esto es un callejón sin salida. Cada vez que voy, casi siempre porque es respuesta de alguien, "vete a pedírselo a mamá, murmuro: ¡Bah! Más aburrido". Me parece que pongo el sentido de siempre igual. Es verdad que no le dije a mi padre toda el sábado y, aunque era verdad eso de que no quería decírselo, no me acordaba de ella. Pudiera ser decirle la verdad de otro modo, pero el caso es que lo que le dije también lo era. Ahora, por la tarde, pensaba ir a la discoteca, porque el otro domingo me encontré con Susana, y le dije que avisara a Bety y a su amiga, para que fueran hoy. Aunque la verdad es que Susana ya sacó novio, bah, nunca me cayó simpática, sobre todo últimamente. Me parece que en una excursión a Fátima de los antonianos, una de las primeras, ella fue la única que me había dado un beso. Y me gustaba estar con ella, pero ya no era la misma; me daba pena que hubiese cambiado, pero ya me había acostumbrado.
  Una vez me acuerdo que hablé con ella, pero después se fue yendo igual que las barcas del río, un mar desconocido. Le veía marchar, pero no dije nada. Que se fuese. Y se marchó. Me había traído a Bety y Bety a Susana, su amiga. No pensaba que Susana hablase con Bety pero, si así lo hacía, no quería que viniese porque se lo hubiese pedido. Se lo diría el domingo, si la encontrara. Y, con miedo por que me respondieran que no podía salir, pero preparado a ese no, fui al salón donde estaban todos y le pregunté a mi madre si me daba dinero. Me respondió: "Vete a buscar el monedero verde".
  Fui a la cocina, pensando: "¿Viste?, no pasó nada.