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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



jueves, 30 de diciembre de 2010

Esta noche me desperté y nevaba


Esta noche me desperté y nevaba. Los copos del amanecer se estaban asentando sobre las ramas de los árboles y dejaban paso a un amanecer más limpio y trovador. Hoy goteaban como rocío en la noche, con su paso lento y que me embrujaba.

Y los que no alcanzan la rama se dispersan por el camino y se agolpan en él. Yo me escondo por un momento para ser testigo de lo que estoy mirando y cierro los ojos para que no me mire el alacrán, pero sigo aquí y ella lo sabe, que lo que sienta hoy se hará reino en mi interior.
Abro los ojos para paladear el sabor de sus dedos y quiero beberla, exprimirla contra mí como señal de complacencia. Y hoy la nieve limpia mis pupilas del malsabor del mundo.
Me detengo, respiro… la nieve tiene olor a una soledad embriagadora, a silencio. Y en un instante siento palpitar la libertad dentro de mí y le llamo nieve, como ella…
Y sé que todo lo que ella toque me pertenece.

Me falta el tiempo




Fue el otro día con una visita que hicimos al monte y me dio mucha tristeza al vez todo el paisaje quemado, como muerto.
Y empecé a escuchar otra vez las canciones del ayer en la radio. Y me he vuelto a ilusionar y también a deprimir. ¿Eso qué significa?.
- Significa que tu corazón sigue siendo puro.
- Eso será en soledad. Porque en la vida cotidiana me dejo llevar por el león que tengo dentro.
- Es cruel comprender que la realidad sigue siendo tan diferente.
- Por eso la soledad es mágica.
                                              
Me falta tiempo
para comprender sus sueños,
y me falta tiempo
para soñar en vela
por un pedazo de vida.

Me falta vida para soñar
sin pauta,
y me falta también
esa otra vida que no me engarce
con los sueños limpios
que me huelan a pasado.

Y me falta el tiempo para colmar mi tiempo
de ríos sin llamas,
y a veces la vida se hace sentencia
y se esconde en el aire,

me falta tiempo
para comprender la vida.

Y a veces el sueño…

-2008-


viernes, 24 de diciembre de 2010

La vida y la muerte


  De cerca sólo se escuchaba el crujir de las ondas sobre las piedras. El infinito quedaba lejos… muy lejos; no se oía, no. Sus aguas se acercaban a mí, extendían sus alas y un sonoro eco… con ellas. Luego la calma vestía la roca de bucles blanquísimos y los prendía a la vez.
La mar reculaba, valiente… y de nuevo se hacía más fiera, más viva… avanzando. Entre ola y ola yo vivía un sueño: un sueño de zarzales y de jazmines. Atrás quedaban las horas. Sobre los rieles de las piedras. Más olas se erguían a lo lejos, 
omo guiadas por una mano sabia y se hacían sal y viento al romper. Quise estar con ellas mientras durase este a
ctardecer, sereno… quise sentirme junto a ellas y escucharlas… pero no inquieto, eso no, dejando que me invadiesen.

La vida y la muerte se juntan en sendos
albores del alma que aguarda el final,
mortajas de seda, silencios inquietos
que agravan la senda, que no volverán.

Tan sólo los sueños pregonan descalzos
manojos de vidas nacidas sin paz,
aromas profundos, aromas callados
que ignoran la vida, que no volverán.

A veces desiertos y amargos senderos
describen verdades que el mundo no ve
y acaban sin tiempo volviéndose sueños.

Tan sólo el camino nos marca sus pautas,
o acaso el que sea feroz como el mundo
describa verdades que el hombre no ve.

-2010-



Os deseo en estos días mucha felicidad y un próspero año nuevo lleno de buenos deseos y de paz

lunes, 20 de diciembre de 2010

Tu alma es noble



Quise pasar por debajo del arco iris y le pedí a mi bicicleta que corriera más que el viento, más que el sol… pero no fue capaz: la montaña se alejaba más y más, las gotas de lluvia… finísimas, caían sobre mí y me hacían rezagarme. Pero yo seguía, era ya tarde para echarse atrás. Quería perseguir esa libélula de colores que hoy me parecía más lejana que nunca; si, a veces me había parecido tocarla con mis manos, sus entrañas. Hoy no era diferente de aquellos otros días en que había sentido sus colores como lazos a mi alrededor; no era diferente, no, que aquellos días en que la había poseído, dibujado. Sólo que hoy estaba dibujada en el más allá. Pude pasar debajo de él, si, lo pude. Y lo sé porque en el silencio estuve cerca: sólo me faltó, sólo, extender mis manos, quererlo.


Hoy me acerqué a la tempestad lo más que pude… y no dejé que me turbasen sus luces inanimadas. Se abalanzaban sobre mí sin cesar queriendo abatirme, pero yo estaba firme, no quería dudar: sabía que  era más fuerte que ella por ser yo que por ser un cosmos: al fin y al cabo un cosmos es débil si le falta el ser. Pero hoy me sentí fuerte, me enfrenté… y dejé que los rayos fueran mi hambre, mi voluntad. Y yo me sentí tempestad por un momento y me atrajo la misma emoción, pero enseguida me detuve: no lo sabía todo de ella.


Tu alma es noble,
yo la beberé. Surqué muchos caminos
con mi espíritu.
Caí en la profundidad y caí también
en ese ser más profundo.
Tu alma es noble y está
mi espíritu lleno de dudas,
a veces de rencor y soledad
de estar ausentes uno del otro.

-1990-


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Abrí la puerta celosamente


Espiaba al sol tras los cristales. Sus rayos, sus continuos movimientos a mi alrededor me hacían pensar que estaba de acuerdo, que se estaba engalanando para mí. No podía, no, mirarle de frente: su fuerza me arrastraba, me podía cegar. El cielo azul, grandioso, limpio… un sol omnipotente frente a mí. Me arrebataba su encanto, su misterio y su embrujo. Y yo le espiaba con languidez en los labios, que unas veces era pasión y otras arrebato. Mis dedos goteaban la soledad, él me daba su alma. Y me sentía parte de él.

Abrí la puerta celosamente
y naufragué hasta lo hondo del cuarto. Allí estaba ella,
tal y como me lo había imaginado
en la soledad. Allí, en lo profundo,
semidesnuda. Y me senté a su lado. Ella fue descubriéndome
las palabras, los recuerdos
de antaño, ella fue para mí otra vez. En lo profundo del cuarto, uno frente al otro,
la noche se cerraba en torno a ambos.
Y le abracé. Y le besé también. Allí, en la oscuridad de los tiempos.
La noche era soledad.

-1989-


Caminé sin ver a mis espaldas



Apenas me golpeaba la nieve el rostro esta mañana, apenas se dejaba caer sobre mí. Parecían diminutas notas de azúcar… dispersándose, dejándose llevar por la brisa y por el fuego. Notas blancas, gélidas y minúsculas que se apilaban sobre el suelo dibujando alfombras de frío encaje. Mis ojos se cerraban, si, pero no era por el temor a su azote, no, se cerraban una y otra vez y en su mundo oscuro me transportaba por ellas. Mis manos se abrían al contacto con la luna, de la luna blanca. Y su poder era mi reposo y mi fuerza… acurrucado en sus brazos: mi nido.

                                                                           
Caminé sin ver a mis espaldas
por aquel pasillo gélido,
por aquel pasillo largo. Caminé a tientas
porque había escuchado un quejido
de agonía, y no lo había comprendido. La noche era blanca,
las paredes me marcaban las esquinas,
aquéllos eran muros impenetrables. Las paredes altas,
enormes.
No miraba a los lados,
iba derecho, sólo temía
que alguien apareciera de repente
y rompiese aquella soledad.
Iba derecho al infinito.

-1989-