
Sobre las aguas, como sombra leve, se adivinaba el suave contorno, la casta silueta de una figura ideal que da forma y color al pensamiento.
Visión o símbolo de gracia suma, vémosla como estereotipada en el candor, en la ternura, en el mundo sensible de la idea, palpita en el espacio, en los efectos de luz, en la región humbría.
Imagen vaporosa de pura esencia, muestrase al vate en la callada noche, al balbucear el día.
A su contacto, al sublime soplo de su aliento, brota la inspiración, la fantasía, el sentimiento, el amor, el astro, el numen.
Gira en el aire sutil, suspira, rie; suyas son las auroras; suyas las brisas que las algas marinas embalsaman, y en alas de un suspiro se mece.
Si!... La luna!... Siempre la luna!... Adorada por licántropos y querida por vampiros. Siempre despierta a los desvelos de las peores y sombrías criaturas -animales nocturnos secuaces de la noche-. Inspiración de escritores y poetas (las más viles alimañas de la creación).
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