De cerca sólo se escuchaba el crujir de las ondas sobre las
piedras. El infinito quedaba lejos… muy lejos; no se oía, no. Sus aguas se
acercaban a mí, extendían sus alas y un sonoro eco… con ellas. Luego la calma
vestía la roca de bucles blanquísimos y los prendía a la vez.
La mar reculaba, valiente… y de nuevo se hacía más fiera, más
viva… avanzando. Entre ola y ola yo vivía un sueño: un sueño de zarzales y de
jazmines. Atrás quedaban las horas. Sobre los rieles de las piedras. Más olas
se erguían a lo lejos,
omo guiadas por una mano sabia y se hacían sal y viento al romper.
Quise estar con ellas mientras durase este a
ctardecer, sereno… quise sentirme junto a ellas y escucharlas…
pero no inquieto, eso no, dejando que me invadiesen.
La vida y la muerte se juntan en sendos
albores del alma que aguarda el final,
mortajas de seda, silencios inquietos
que agravan la senda, que no volverán.
Tan sólo los sueños pregonan descalzos
manojos de vidas nacidas sin paz,
aromas profundos, aromas callados
que ignoran la vida, que no volverán.
A veces desiertos y amargos senderos
describen verdades que el mundo no ve
y acaban sin tiempo volviéndose sueños.
Tan sólo el camino nos marca sus pautas,
o acaso el que sea feroz como el mundo
describa verdades que el hombre no ve.
-2010-
Os deseo en estos días mucha felicidad y un próspero año nuevo lleno de buenos deseos y de paz
Aunque no celebro fiestas (ninguna) no pretendo, despreciar o herir sentimientos y espíritus positivos en estas fechas…que por otro lado, si consiguen agregar algo de ternura y cariño a los despojados… ¡Bien venidas sean! Salud y parabienes y a ser buenos/as…pero todos los días, siempre no es demasiado tiempo.
ResponderEliminarEs verdad que sun unas fechas que, por una tradición o como una manera de felicitarse ante el paso de un año a otro, se destinan a reunirse la familia y así desearse buenos deseos para el año que viene y por esa razón son señaladas, pero también es un momento para reencontrarse con uno mismo y así concienciarnos de lo que somos y de lo que buscamos. Y es eso lo que tenemos que pretender, reaalizar un autoanálisis que nos haga mojorar y saber también que no estamos solos, que formamos parte de toda una humanidad. La fiesta no es lo realmente importante de estos días, pues todo eso es una manera de marketing, lo importante es darnos cuenta que somos una pequeña porción del universo... y que es la lucha diaria lo que nos hace sentir más fuertes cada día
ResponderEliminarDada mi relativamente reciente incorporación a este blog apenas he tenido tiempo de conoceros, espero que con el tiempo lo consiga.
ResponderEliminarRealmente es grato leer estos poemas. El primero me dejó una calma de oleajes y fragancias. Los ritmos son muy importantes: el ritmo de las mareas y el agua, el ritmo de los astros sobre nuestras cabezas, el ritmo del cosmos con sus vientos solares y sus nebulosas de polvo. Encontrar estos ritmos en nosotros mismos, en los pausados latidos del pulso, en los hondas inspiraciones de nuestros pulmones. Todo tiene su cadencia, su armonía. Sólo tenemos que pararnos para encontrar la llave maestra -que nunca ha estado demasiado lejos - para dar cuerda a nuestra perfecta caja de música.
ResponderEliminarComparto contigo esa idea, Raúl. Y toda esa armonía está ahí, ante nosotros... y es lo que nos mueve a buscarla lo que nos hace luchar y luchar, salvando las barreras que el mundo nos levanta
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