Me acordé de ti
aquel día de tibia luz
y miré la madrugada
que tímidamente
elevaba su cantar al cielo.
Creo que me rodó una
lágrima
entre los secos peñascos
y me vi inválido para
continuar.
El cielo desgarró sus
límites
y mi mente rodó por
las miserias adultas
buscando un respiro:
el regalo de una paz
que no llegaba.
La luna bajó de sus
pendientes
y miró de reojo hacia
el cañón de la crueldad
que ya se iba
debilitando en la llanura del pasado.
Y las peñas quemaban
pesares en fugaces espacios,
aleteaban los
ramilletes del olvido.
Yo miraba
y callaba.
-
1982 –
"El cielo desgarró sus límites"... Interesante. Tal vez algo menos de tierna naturaleza, pero en el fondo martillea un agrio abandono que tiene mucha fuerza.
ResponderEliminarEl final es bastante resolutorio, ¿no crees?. Me acordé de ti - lloré - crueldad: tres definiciones de lo mismo. Estoy de acuerdo contigo en el agrio abandono. Frases crudas y secas, imágenes heridas. Fausto nos está llamando la atención, pero no define: tal vez no lo sepa todavía ni lo comprenda.
ResponderEliminar¿Rememoras a un amigo con llantos y crueldad? ¿No tienes un buen recuerdo de mis definiciones? Es un poema escogido aunque sólo sea por el desgarro de sus límites...
ResponderEliminarEs un amor tímido, incipiente, ese " te amo pero no quiero que me rechaces". Me parece curioso que en el amor que siente refleje la distancia que está viviendo: hace más frágil su sentimiento, pero también más puro
ResponderEliminarPodríamos incluso jugar al "ámame y recházame", más contradictorio!
ResponderEliminarÁmame-recházame, pero con un revulsivo de desencanto e inexperiencia: desencanto porque no estoy preparado para que me rechaces e inexperiencia porque eres la primera y detrás de ti no hay más
ResponderEliminar