Ya me callé teniendo la razón. Y él decía: “Pues
si se olvidó, que lo diga”. Mamá le decía que podía haberme olvidado. Gracias
por ayudarme. Bajé a buscar una gaseosa y me dijo: “Baja papel y lápiz”. Para
más comodidad. Guarda botellas en bolsas, las de la esquina, se refería a unas
del fondo, pero no lo sabía y pensé que se refería a las mías. “Las del fondo,
cacho bestia”. Pero bueno, ya no me importa.
Ahora, por la noche, tampoco sé por qué lo
hizo así mamá. Le quise hablar del reloj negro de Quico. Como le trajo uno a
Quico, el de mi padre me queda a mí. Me dijo que no lo tocara. Es verdad que
antes jugaba con las manecillas del otro reloj que tuve. No sé si en verdad fui
yo quien lo fastidié, me supongo que si, pero éste no lo pensaba tocar, pero se
lo quise decir comentándole que no tenía tanta seguridad en la mano para mover
una ruedecita. Pero no lo entendió así. Supongo que piensa que lo voy a tocar.
Bueno, no es culpa suya, no le des más importancia.
Ya encontramos las postales de Portugal. Mamá
parece muy animada. Igual que comentaste antes conmigo tras la riña de él, “ya
empieza otra vida”. Creo que ya diste el segundo paso en lo que se llama
“edad”. Ahora nunca debes olvidar que ya llevas una razón. Cuando pasaba mamá
me dijo: “José Angel, cierra esa puerta si no va a pasar algo”. La luz
encendida estaba ordenando las libretas. Pero voy a dejarlo. No hacía falta
decirme: “si no te cortas las uñas no sales el domingo”. Me dijo que el
calcetín estaba roto, le quise decir que ya estaba, pero me las cortaba
sólamente con que me lo dijese.
¿Eso es lo que quiere?. Un huevo lo va a
conseguir. Yo también sé ser duro. Después de que discutiera con mi padre,
ahora parece que es quien quiere tomar las riendas. ¿Y aquellas lágrimas?. Je,
je, me río yo. Mentira. El primer día salió, yo me quedé solo. La cinta la
empecé a poner cuando estaba a punto de llegar. Y, cuando llegó, oía la de S.
Wonder. Supongo que le gustará. ¡Bah! N pienses en nada de eso, que te la
quitará. No gasta nada y, a los demás, no dice nada.
“Bueno, que no, cómo se puso”.
Hoy salió y, como el casette estaba en el
cuarto, que ayer lo usó Quico, pues puse la de Vive. La estaba oyendo y también
parece que habla conmigo: deja los complejos, manda todo lejos, tus sueños se
realizarán, la vida no es así, te sientes solitario entre la multitud, se va
desperdiciando tu juventud: Vive. También puedo ser yo ese sujeto.
Pero llegó y la radio no estaba en la
habitación. “La cogéis sin permiso”. Me parece que ni oyó, no quiso oír ni le
va a hacer caso a aquello que le dije a mi padre de que vosotros me habéis
hecho inútil. Cierto es que no lo dije con esas palabras, pero ¿y qué?, si no
hay diálogo. Seguro que todo eso que le decían a los futuros matrimonios,
porque lo oí aquí, de que hablaran padre y madre en sitios donde no estuvieran
ellos, también se da aquí. ¿Todo lo tengo que hacer a escondidas?, ¿es eso lo…
–iba a decir”que quieren”, pero voy a decir “que hay que hacer”?. Ahora estoy
en el fallado, hace sol y no puedo estar fuera. Incluso aquí no estoy
tranquilo. El miedo ya pasó. Y esta mañana, eran las nueve y dormía, le dejé
durmiendo. ¿Para qué?.
Pues no lo sé, porque después bajé, no tenía
ganas de decirle nada, pero se lo dije. ¿Y qué?. Será por lo que me gusta subir
andando, ¿no?.
Desde abajo no había trozos de pollo,
había que ir a la plaza, así que fui, pero allí tampoco. Me olvidé de pedirle a
Alfonso unos papeles. Llegué a casa y le dije que bajaba al pueblo otra vez;
con tal de no estar allí. Cuando subí, luego, sucedió lo de la cinta. Bueno, y
ahora ¿qué?. Les diría la verdad el día de mi cumpleaños, pero voy a terminar
pensando que está bien por un día. Y deben pensar que, con la comida y el
dinero los domingos, me deben seguir teniendo dominado. ¡Qué asco!.
Pues no, ahora llegó Quico y debía bajar a
demostrarle a que lo llevó él ayer, pero estoy mejor escribiendo. Y más porque
a la mínima, me llamará enfurecida. Así fue, al rato me llamó Quico. “Dice mamá
que te prohíbe subir más al fallado. Que pongas la mesa”. ¡Qué ridículo!, ¿no?.
Me siento más impotente porque tenía pensado para mi cumpleaños un libro de
dameros y una esponja que rascase. Ahora, después de comer, atendí a los bichos
y subí, no pasó nada. Ahora voy a seguir el damero éste, pero después pienso
usar la máquina.
La usé, después bajé a casa y me mandó ir a
coger verdura. Tenía ganas de contestarle ¿por qué?. Ya le había dado a los
conejos y aún tenían y a las gallinas por la mañana, pero me dije: Déjalo. Vas
a poner peor las cosas. No importa. Le coges a las gallinas y un poco a los
conejos hasta la noche, aunque después le cojas hierba. No es necesario una
riña ahora. No va a ser riña, pero ¿y qué consigues?, si no entiende por qué te
portas así. Déjalo. Y lo dejé.
Me sigue molestando el que se pongan a comer
manzanas delante, sea mi madre o sea quien sea. Yo las manzanas las tomo por la
mañana cuando estoy fuera. No me gustaría nunca comer sorbiendo como hacen
todos. Y aunque a veces me digan que como mal (el que a veces me ayude de la
lengua para darle el último empujón a la cuchara, bueno, la mano, si, ¿y qué?,
ya voy haciendo lo poco que pueda, pero es apoyar la cuchara en los labios para
irla subiendo y que no haga ruido. No, pero lo que ahora me hizo tanta gracia y
me hizo asomarme a su habitación acostada, sonriendo, no quita lo que pasó
antes. Fui arriba a buscar un pijama y estaba el gato negro. Sentí odio por él
y le quise pegar porque cagaba en la ropa, pero no, no hacía falta sentirlo.
Encontré la parte de arriba del pijama y bajé.
-Hay que ser duro como un huevo cocido y tener el corazón verde y apretado como un óvulo de gallina que se pasa de cocción.
ResponderEliminar-Uñas largas, calcetines rotos: deja los complejos, manda todo lejos, tus sueños se realizarán, la vida no es así, te sientes solitario entre la multitud, se va desperdiciando tu juventud: Vive. También puedo ser yo ese sujeto.
- Me gustó lo de la cuchara...
- ¿Cómo se ven las cosas ahora, desde la distancia?
Casi todos hemos vivido etapas de nuestra vida llenas de contradicciones y tinieblas que muchas veces nos pudieron hacer dudar de cuál era nuestro sentido en este mundo, unos de una manera y otros de otra. Bueno, son experiencias. desde la distancia no es mejor: te sientes mal porque debiste haber perdonado y no perdonaste, debiste haber guardado tu SER y no lo guardaste: te dejabas arrastrar.
ResponderEliminarSi, te dices que estabas en una etapa de aprendizaje, que estabas haciéndote fuerte... pero entiendes que todo eso te dio algo más que fuerza: te dio comprensión y fortaleza
A veces la familia es un foco de inestabilidad y la convivencia se puede convertir en un suplicio. Demuestras que no lo has superado del todo porque en la distancia aún guardas heridas. Nos dejamos arrastrar (lo más difícil es despertar de los sueños).
ResponderEliminarHay que tener una visión positiva y descubrir esa fortaleza y comprensión que atesoras. ¿Cuál es nuestro sentido en este mundo? Para mi sigue siendo un interrogante, pero mientras haya cosas que nos aten a la vida habrá un "quiero".
Raúl, la vida de cada persona es como es y no puede cambiarse, pero es que así tiene que ser. Nada sucede porque si, es una evolución continua en el camino: nacemos y aprendemos a desenvolvernos, maduramos y aprendemos a convivir... todas las personas que van con nosotros sólamente nos señalan el camino para esa evolución.
ResponderEliminarLo que no va de acuerdo con esa evolución es la rabia que puedas atesorar, el rencor... por eso la vida nos va haciendo más fuertes a cada paso que damos