si, en verdad, quiere o no quiere que sea su novio,
porque ahora ya me hago un lío. Creo que me tomo a todas en serio y son muchas,
¿no crees?. Aunque me parece que más que una escapatoria va a ser una prueba el
casarme.
Aún no van a ser las nueve. No, está cerrado,
las ventanas lo están, el sello y el sobre los compro luego. Bueno, aquí tienes
el poema. Te había dejado de escribir, pero me parece que es una tontería,
porque viene a ser aburrirse sin razón. Apareció un perro pequeñito en la casa
de al lado, pero es una birria, no hace caso. Bueno, peor para él. Ya estamos aquí
otra vez. Busqué una iglesia para poder decirle a mi madre que si y ya ves.
Entré y la oí, aunque ya había empezado. Ahora fui a comprar sello y sobre y
todo me queda cerca. La iglesia estaba aquí, al principio casi de la calle
Coruña. No quería ir a misa, pero ya ves. Bueno, va a haber algunos días que
falte, espero que me perdones.
Ayer no vino ni Fernando ni Begoña. No sé qué
les pudo haber pasado. Lo de Fernando creo que está en relación con ese primer
día. Mayte le dijo que me enseñase a hacer un nudo y la primera que cogió;
bueno, Fernando me lo dijo, pero ya sabes que una vez es poco y, entonces, me
cogió Begoña. Por eso Fernando se enfadó con Begoña ese primer día. Y yo me
quedé sin habla. No supe hablar. Aquellos momentos pasaron y yo sólo fui el
testigo incauto que no les supo escuchar. Pero no quiero pronunciar una palabra
y que se vaya a pique toda esta historia. Una palabra como la que le pronunció
Begoña a la Begoña del autobús, cuando le dijo que sentía celos. Sólo me atreví
a decir: No os enfadéis.
Mira, sólo una palabra para lo que puede ser la
búsqueda de una vida. ¡Qué ridículo!, ¿no?. Me quedo mudo, inexplicablemente,
me gustaría decir, pero no hay palabras, ni suficientes, ni adecuadas, tanto
que sé, tanto que escribo, una historia delante mía y siento que ya no sé
definirme. Y así me quedo, como alelado. Podría decirte que no sé si me busca a
mí, si soy yo la persona elegida. Nunca lo he sido. Pero me parece que no hace
falta esa pregunta.
Todos los datos apuntan a mí, y ellos tampoco
saben mentir, como algunas veces puede que lo haya sido yo también. Por eso es
una pregunta que, para mayor comodidad mía, la voy dejando en el aire.
No puedo decir lo que pasará con el tiempo,
pero también me parece que el aire de mi alrededor no está tranquilo, y se
rebela contra mí cada vez que hundo mi presencia en él. Yo sé que no se enfada,
pero también es niño como yo, y ha sido testigo de un caminar. Ahora está
intranquilo porque parezco alborotado y duda igual que yo, no puede verme así.
Me
parece que siempre
me sentiré enamorado
Y me la dirá, tal y como en un principio. El y
yo sabemos que tiene muchas formas de hablar y yo le entenderé en cualquiera
que utilice, le reconoceré porque antes había sido mi mirada en el tiempo. Unas
palabras que parecen posarse tan lejos de mí, que me resulta imposible, que
encuentro otra fuerza que se opone, mi otro yo, malvado. Creo que quiere
impedir que llegue a una respuesta, porque habré destrozado tantas ilusiones,
tantas dudas, que significará aquel dejar de estar sometido a su merced. Todas
ellas gravitan en torno a mi cabeza, y se esconden, yo nunca he sabido ver en
la oscuridad. Y me parece que puedo volver a quedarme sin una respuesta
concreta. Tal vez me la traiga el tiempo, pero esa intranquilidad me renace al
ver que el mismo tiempo parece quedar inseguro, callado.
No importa, estás feliz, la felicidad te traerá
la respuesta. Bueno, ya continuaré. Hoy, jueves, yo volví más contento. Creo
que fue Fernanda quien me dijo que saliera al patio con ella y me dijo que
había chicas a las cuales les gustaba. Ya lo había notado. Pily se adelantó a
Begoña y me dio bastantes abracillos. Entre tantas me hacía un lío, pero en
esto hablé con el señor (ya te diré el nombre) y me aconsejó que no había que
tomarse la vida tan en serio. En verdad quien me quisiera realmente ya me
buscaría, pero a ellas lo que les gustaba más, o querían, era una especie de
aventura. Le pude llegar a decir eso de que siempre me habían llamado feo. Eso
no importaba. Una aventura o unos meses de compañerismo. Lo mismo le había
sucedido a él cuando joven.
CON RETAZOS DE POEMAS
ResponderEliminarApareció un perro pequeñito en la casa de al lado, pero es una birria, no hace caso.
Aquellos momentos pasaron y yo sólo fui el testigo incauto que no les supo escuchar.
No hay palabras, ni suficientes, ni adecuadas, tanto que sé, tanto que escribo, una historia delante mía y siento que ya no sé definirme.
Podría decirte que no sé si me busca a mí, si soy yo la persona elegida. Nunca lo he sido. Pero me parece que no hace falta esa pregunta.
No puedo decir lo que pasará con el tiempo, pero también me parece que el aire de mi alrededor no está tranquilo, y se rebela contra mí cada vez que hundo mi presencia en él.
Antes había sido mi mirada en el tiempo. Unas palabras que parecen posarse tan lejos de mí, que me resulta imposible.
Yo nunca he sabido ver en la oscuridad. Y me parece que puedo volver a quedarme sin una respuesta concreta.
Siempre espero con impaciencia tus comentarios: siempre aprendo de ellos. Tú ves la sencillez oculta en las palabras
ResponderEliminarEstamo-nos a dar xabón; ou, como quen di, lambendo a orella. Eu tamén descubro paisaxes nos teus comentarios e escritos que doutro xeito serían difíciles de visualizar (paisaxes interiores dunha beleza intacta e recóndita), retallos de poesía que ben adheridos (nin sequera fai falta usar adhesivo de contacto) compoñen unha auténtica marusía (un maremoto que pode acabar socavando as mesmas entrañas). Deixemos de dar-nos xabón e parabéns mutuos, non precisamos esa afectación para agrandar os nosos egos, tan só unha masaxe cardíaca para non morrer de abstinencia.
EliminarDe aquellos primeros días en Baiona guardo gratos recuerdos y algunas broncas, siempre me decías que podía dar más. Perro nunca capté el fondo del mar sobre el que tú veías un poema, ese espíritu tan necesario en muchos momentos. Y ahora lo estoy descubriendo. Como tú sabes, tengo mucho escrito, pero sin depurar, sólo llevado por la euforia del momento.
ResponderEliminarTambién la prosa llega a tus musas y eso me parece atrayente. A eso me refería con la "s
sencillez oculta". espero tener más tiempo estos días
Realmente me alagas con todo el comentario y especialmente con la frase: "nunca capté el fondo del mar sobre el que tú veías un poema, ese espíritu tan necesario en muchos momentos.".
ResponderEliminarEste tipo de aserción es la que fluye de una verdadera alma poética.
Ahora estamos aprendiendo uno del otro. Realmente en aquellos tiempos nos sentíamos, al menos yo, arrastrados por la flor de la vida y, como decía en un poema que muchas veces me venía a la mente: "Necesito estar fuera de mí para saber un poco más de mí", ese algo más profundo que en realidad era sobre el que giraba lo que escribía.
ResponderEliminarY ahora sé que lo que estoy dando solamente son pinceladas porque en realidad lo profundo son como hojas que atraviesan el viento sin que nos demos cuenta que están ahí y nos hacen ver lo auténtico.
Cierto es que en el fondo del mar también hay más almas que la poesía clara y sencilla, pero en eso radica el SER del poeta: en sacar de lo complejo y oscuro la luz que ilumina el poema.
Acuérdate que tengo pendiente una visita