Podías escribir ahora que Quico tiene la luz encendida, pero no porque ya sabes cómo se pone. Y no sé por qué lo hice. Bueno, ahora porque salía. Está en el baño. Bueno, guarda. ¡Procura!. ¡Acuérdate!. Todo esto te hace daño, pero nadie lo sabe. A estas alturas me chupo el dedo, ya ves qué respuesta. Pero no importa. Es el único que vale. Es la primera vez que no le dice nada, aprovecha. Me voy a creer que estás apuntando lo de la carne. ¿De perros?, le pregunté. Y me dijo lo del dedo. Bueno, no lo sabe. Pero no importa. Cuando te lo impide, pues no lo escribes y cuando sí pues aprovechas. Sólo Mariora te preguntó por lo de la nata, diciéndote que a ella le parecía que, cuando hervías tú era distinta o que sabía dónde la echabas. Se te debe perder. Pero no dijo nada más. Bueno, y gracias que limpiaste el fondo de la olla, el cacharro donde echaste el poco que quedó y todo, pero creo que ella te pilló por el colador de la nata. O no lo limpiaste o no lo limpiaste bien. Bueno, ya pasó.
También tenías miedo de si Mariora decía algo
del cassette radio. Ya ves que no pasó nada. Supongo que mañana podrás grabar
igual. ¿Y tu vida?. Te lo preguntaría si tuviera una razón. Te diría: “Grabar,
gallinas, conejos, ¿es suficiente para una vida?”. Y te respondería que no.
Pero tú me apuntarías como la hermana Lourdes y yo me tendría que callar. No te
digo: ¡ojalá sea verdad!, porque no hace falta. Vamos a ver si el grabar mañana
nos puede animar a no caer, porque ya ves que hoy y ayer flojeaste. Bueno,
Quico te deja escribir. Pero te duele el codo de estar apoyado. Échate un poco
sobre la cama. Ya no tienes el pesar de ensuciar la funda de la almohada,
porque te lavaste la cabeza. ¿Cómo será todo ahora cuando venga mi madre?. Será
igual, habrá cambiado, me dejará cambiar también a mí o demostrarle que lo he
conseguido.
Ya es de mañana, se fueron todos, creo que la
cinta que grabé ayer, la mitad, la voy a titular “Vive”, la canción de
Fiornaliso, es la primera. Me puedo también afeitar. Voy a hacerlo. La segunda
también me gusta. No lo tomó tan mal Rosa, tranquilo. No sé cómo me pude
poner ayer. Desde las ocho puedo ir. Ya escondí la radio. Bueno, es sólo coger
una para terminar la cara. Me gusta con la que empieza la otra.
Maniobras Orquestales, la conocí por Quico, sé
que le gusta a él. No hizo del todo mal al llamar “mis cintas”, pero sólo
quiero una canción que me guste. Me di cuenta que había empezado toda una cara
y me puse todo nervioso. Si ya la había grabado, había borrado las primeras. Y
fuí al cajón. La otra sin empezar. Entonces recordé que sólo había grabado una
cara. Grabo una que cogí, a ver si me sale. Cogí la principal, y terminó la
anterior. También grabé una de antes, creo que a Quico le
gustaban algunas antiguas, espero que ésta cuele. Tal vez me dé tiempo a
terminar la cinta. Sería bueno. Lo que más nervioso me pone es creer oír que
viene alguien. No, no podré terminar.
Sale S. Wonder. No la borro. Me pasé mucho.
Cogí otra, a ver. Bueno, parece que si. Me quedé con ella. Y me puse el
pantalón. Pero duró mucho más. Ponen una de Simon y Grafunkel. Yo pensé que ya
no sabía dónde había puesto la carta. Bajé en bici y me caí. Resbalé en la
curva. Me hice un rasguño en la mano izquierda, el codo, el dedo del centro, la
muñeca derecha y me rompí un poco el pantalón en la rodilla. Cogí una canción.
Bah, da igual, como le dije a Conchi, si te da pena me harás daño. Total, nada
las gafas, y la camisa, ni la cara ¿qué importa?. ¡Bah!, da igual.
Fui a buscar la carne de perros, el pollo, no
pasó nada con la leche, todo va bien. Ahora espero terminar la cinta. Mamá
vendrá más tranquila, por lo del pantalón. La carta la subí, pues se hizo un
roto en el centro. Cambié de sitio la cinta, para grabar mejor. Ya es la una y
media. Y creo que la caída fue por haber caído esta mañana. Pero no me pasó
nada. El caso es que me acordé que no debía hacerlo. Muchas veces es así. a
veces me digo que debo empezar desde el lunes. Y como el lunes, martes o
miércoles, pues eso. Incluso en esto también me parece que debo esperar. Bueno,
ya empieza la música. Ayúdame después a contar lo que pasó ahora. No puedo,
vuelve el miedo. Voy a intentar contártelo. Me ayuda el esperar.
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