Bajando la espesura
llega
mientras el riachuelo
canta,
lágrimas de amor,
sólo lágrimas,
antes del ser que
fueron presas
ingrata sombra de
sauce derramada.
Antes que la
purpúrea flor enajenada,
mucho antes amor
fueron,
otro amor y en otro
instante,
rosas del alma que
murieron.
Tanto sufrir y
amar en vida,
¿en qué quedó tanto
sufrir?,
quedóen el alma de un
sentir
ultrajado por el
mundo,
ingrato mundo que fue
antes
el ser de una queda
voz.
Ignoro aquel
noble proceder,
otoño que al nacer
sus hijas fueron
y ahora son de
padecer
errantes sombras,
sombras de moribundo
eco.
Habrá que seguir leyendo algo más de este autor para poder apreciar sus características con algo de fundamento.
ResponderEliminarIgual que el indispensable condimento en las comidas de Argiñano esta obra no escatima cierta degustación -¡Perejil de amor! ¡Sólo perejil!-.
Para ser reciente su nacimiento en este universo es verdad que Ulises promete. Y también es verdad que en los poemas primeros que escribe alguien sólo se tiene una cierta referencia de los poemas clásicos: la estructura, la rima... Pero también se ve que el fondo es de él y es su manera de ver la vida. esperemos pues que el mundo no trastoque su identidad
ResponderEliminar(La imagen impactante de la flor no siempre es la flor).
ResponderEliminarYo creo que tiene la identidad bastante trastocada por ese..., digamos: "genio clásico". Lo que busca es el lirismo extremo y la belleza lírica extrema, incluso a expensas de caer y perderse en una estructura y rima exagerada. Se nutre de otros poetas pero aún no es capaz de definir un universo propio.
Es una poesía para mujeres de suspiro fácil que ruboriza lánguidamente.
Seguro que nos está mostrando sus primeros poemas porque día a día puede ir nutriéndose de nueva vida. ¿Está en la edad de la rima fácil?, bueno todos hemos pasado por ella para cruzar la segunda puerta que nos lleve a la energía hecha poema. Dale tiempo, Raúl. Está empezando a manejar soltura con una rima y eso es un paso adelante
ResponderEliminar¡La edad de la rima fácil!
ResponderEliminarAñoro aquellos tiempos en que cada poema era una culminación de las musas.
Dejemos que se suelte y empiece a balbucir y se nutra de ese pecho como un lactante aferrado al cuidado materno, mientras se encamina a esa segunda puerta.
Me alegro que pienses así. Seguro que si lleva la luz en el alma que conduce a la puerta de la verdad no se torcerá su camino, al contrario se alimentará más
ResponderEliminar... y será nuestro niño obeso, no destetado, de padre desconocido y repudiado de madre (el típico poeta -lame versos-).
ResponderEliminarLa puerta de la verdad suele ser angosta, tienes que entrar agachado, arrastrándote, y mirando siempre al suelo, porque exige la total pleitesía del espíritu.
La puerta de la verdad siempre debe ser nuestra meta. Acumulamos medias verdades en el camino, que para nosotros son tan grandes como la verdad primera, pero es en ese buscar dicha esencia de donde alimentamos el espíritu y la ilusión.
ResponderEliminarLo que sí muestra en estos escritos es inquietud y eso no es malo, te lo digo porque conozco los primeros poemas que escribí yo, infantiles, y éstos aportan una realidad diferente
Incluso una mentira puede ser tan grande como la "verdad primigenia".
ResponderEliminarEstoy seguro que el autor sabrá agradecer tu mirada, exenta de displicencia.
Me gustaría poder apreciar, también, alguno de tus "poemas infantiles".
La verdad y la mentira están tan cerca una de la otra que para decir una de las dos hay que saber apreciar la otra, pues son dos caras de la misma moneda.
ResponderEliminarY al igual que Ulises ha llamado a su niño para que nos muestre sus primeros pasos, también yo llamaré al mío para que pierda la timidez y se muestre
Saquemos, pues, a ese niño tuyo de paseo al atardecer, bajo las miradas atentas de los curiosos transeúntes, mientras nosotras nos pavoneamos como dos viejas rameras, ávidas de picantes sutilezas.
ResponderEliminarIntentaré esmerarme en el poema que presente mi niño pues se distancian de los tuyos; acuérdate que siempre teníamos esa diferencia de criterios en Bayona: fueron haciéndose mayores con los años
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