pero no voy a tener tiempo de escucharla. No sé
qué canciones tenía. Pasé casi una cara. Hubo algunas que no tiraban. Creo que
la cinta de S. Wonder se la había dejado a Bego.
Dice que adelgacé, eso me gusta. Llevaré
manzanas. No les vi en Vigo comer alguna “golden” roja. ¿Te imaginas la validez
de esa mirada de reojo de Teresa, si en verdad le gusto?. De cara me parece que
es preciosa. Me colé con Bego, no decirle todo aquello. Me gustaría tener una
cinta puesta. No puedo estar tranquilo si no es con ella. Bueno, no te pongas
así. Ya sé cómo estás. No te pongas triste ahora.
¿Sabes?, pensaba llamar a alguien, pero ya
sabes que eso es algo que siempre he hecho por ellos. ¡Ayúdame!, voy a
necesitarla. A Santander me gustaría irme acompañado de Teresa, cierto es que
me gustaría oír de sus labios alguna hermosa palabra.
- Me parece que te olvidas de Ana, de Ángeles,
de Loli.
- No, amigo mío, no me olvido, pero déjame
soñar. Me parece que es el faltar el domingo al baile, Ana va a ir y yo no
estaré. No, no me lavo la cabeza ahora. Es el no sentirme acompañado por el
grupo de Vigo. Si, mucho he dicho que le pediré a Humberto el radiocassette y
reunirnos en el cuarto, pero no va a ser posible. En un hotel. Me llamaron hoy.
Voy a ir, la partida es a las ocho y cuarto. Allí me encontraré con ellas.
Llevaré varias cintas, no sé tampoco si nos dejarán escucharlas, pero las
llevaré.
Cuando estaba triste, lo que me animó fue que
hablé con Pily, poco tiempo. Me llama mañana. No pienso salir hasta que lo
haga. Ya buscaré una excusa si me pregunta quién o cuándo me lo dijo. Puedo
decirle que Bego.
¡Bah!, ya estoy un poco más animado. Me parece
que si vas el jueves, va a empezar el problema. No, ya comenzó hace mucho. El
caso es que yo no le dije nada para que se pusiese así… y se puso. También es
su madre. Igual le pido ayuda a alguien de Vigo. No me digas que ya se te
acabaron las ideas. ¿Vas a ponerte triste otra vez?. No te preocupes, es una
tristeza que se destruirá. La otra vez no te había escrito Pily.
Bueno, no importa. Ya sabes que siempre hay
donde animarse: ya ves que vas a ir a Santander… Piensa en eso. ¿Y Ana, amigo?.
Se me ocurrió pensar esta mañana que Loli
pudiese estar donde la última vez, casi en el centro del lado a donde nos
asomamos. Ya siento cómo se me estremece el cuerpo todo. ¿Tú te lo imaginas?,
pudiese tener ganas de bailar y tal vez esperara por mí. Me vino un sudor en el
cuerpo y no es de cansancio. Sabes que este enfado sólo me comunicará con la
cena.
Si, pero algo queda, ¿no?. Y no vas a poder
hablar con Loli hasta dentro de dos domingos. Piensa que cuando llegue el
próximo no vas a pensar en ella. ¡Pon la tele!.
No sé qué habrá.
¡Prepara un bocadillo!.
Ya está.
Hiciste bien en tomar el colacao. ¡A ver si te
animas, hombre!.
Bueno, ya somos uno más.
Voy recogiendo semillas. Yo sé
que puedo transformarlas. Mi pequeña creación
a la aventura
de la vida. No les diré
que soy yo
quien les quiere. Todos apoyan
este
sentimiento.
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