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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



miércoles, 26 de octubre de 2011

No sé por qué no he de ser yo,

 pero me parece que debe ser porque a mí me gustan todas. ¿Y si es verdad?. ¿Cómo acercarme a ella, si así lo fuera?.
  Muchas veces me siento deprimido. Hace poco fue la convivencia y hace unos días le quise escribir a Fernanda y le escribí un poco, hoy rompí la carta y le quise escribir otra, también la rompí, no tengo ganas de nada. Estoy escuchando la radio, pero el día no se da para más. Y encima caí. Estoy deshecho. A ver si grabando consigo levantar la moral. Voy a llamar a Pily, a ver si me llama más tarde. Malena y Quico se fueron al mercado. Creo que lo que más me deshizo fue el caer. Tenía el propósito de comenzar desde el lunes. Pero bueno, ayúdame a recomponerme. Ayer rompí las gafas, ¿sabes?. No, fue el sábado. Fui a Ramallosa a buscar la bici que se me había pinchado por la mañana, me dijo Alfonso que por darle mucho aire a la rueda delantera. Me paré en la Romana a jugar un poco al baloncesto allí y se me cayeron. Me dio el balón. Un señor pasaba por allí y me las colocó, el cristal. Me sentí destrozado. Cuando subí a casa, subía también Quico y él me dijo que el arreglo era gratis. Y me levantó la moral. Mi padre ayer por la noche, cuando se lo dije, me dijo que le diera el resguardo y yo me quedé aplanado. Esta mañana, me dijo mi madre que, a lo mejor, lo tenía mi hermana, tal vez sí, pues había sido ella quien había ido conmigo a recogerlas. Ahora quise llamar otra vez a Pily, pero tampoco he tenido ganas. Voy a buscar para los animales y, después, escribir a Fernanda, no, a Ana, a Fernanda, me parece que era la mayor. Ayudadme, más deshecho estoy ahora. Salí afuera, y encontré al pato blanco muerto. Le di una soberana paliza a Sol, porque era el único que parecía tener más miedo, pero aún así, no sé. Llevé al pato a la cocina, y Doc tuvo miedo, pero no tanto. Además, de los últimos que se metían con él sólo era Sol. ¡Ay, Dios mío!. Un día pensé que él día que matasen al pato, me suicidaría. No tengo valor para hacerlo hoy, hay una estela de felicidad detrás mía. ¡Ay. Dios!. ¿Qué hago?. Llamé a Pily. Ella me va a llamar ahora. Gracias.
Pero yo temo cuando llegue mi madre. ¿Y mi padre?, Dios mío, ¡qué tormenta!. No sé qué puedo decirte. Ayúdame.

  Ya hablé con ella. Ya estoy un poco mejor. Creo que el problema es que estoy demasiado ligado a ellos. Recuerdo el día en que me dijo que buscara un puesto de albañil. ¿Por qué no?. Creo que lo que me atormentan son estas cuatro paredes. No pude escapar. Decía que lo haría, decía que eso ya se hacía más fácil para mí. Decía que sólo bastaba un paso, tal vez hacia la aventura, pero sentirse libre era más que el sentirse aferrado a esto; a cualquier cosa; todo va resultando igual cada día. Ni la tierra vale para echarme una mano cuando la necesito, ni el polvo quiere llevarme con él, sólo el amor tiene fuerzas, fuerzas para soñar. Pero lo siento lejos… Me sigue pareciendo malo el matarse por una traición, pero siento que va a ser mi compañera. ¿A quién podría llamar?. ¿Quién puede llegar hoy?. ¿Qué hago?. Quise quitarme la idea del suicidio de la cabeza. Pero siento que la vida continúa. ¿Quién quiere atormentarme?. ¿Qué me pasa?. Hoy cambio, y mañana sigo igual. ¿Qué hice?, ¿perder el tiempo?. No quiero parar. Aún es muy pronto, soy joven todavía, ¿qué es eso que me arrastra?. Reñir por culpa mía. Me gustaría recordar todo mi alrededor, y fundirme en él. Desde aquí, no puedo, estoy viviendo, pero no quiero morir. Viene la tempestad, todo se alborota. ¿Hablaré después?. Quiero saber que sí pudiera. Todavía no conozco lo que puede ser mañana. Creo que la armé. Nadie sabe lo que va a pasar ahora. Yo sí. Nadie sabe, creo que es mejor que nadie sepa. No sé si es mejor o peor, pero siento que el huracán se hace más grande. Seguro que soy débil para todo lo que pudiera dar. Y hasta tampoco sé si puedo ser yo en estos instantes. No sé qué puedo hacer. Muchas veces me dije que tal vez mañana, pero el huracán viene hoy. Siento que estoy demasiado aferrado a él. Y quizás lo busco. Me parece que siempre he formado parte de él. El pato muerto ¿quién lo puede saber?.




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