escuchar
el gemido de una luz sobre las sábanas de mi lecho, profundamente arraigada en
la brisa que me rodeaba. Me parecía dulce sentir el gemido de su voz sobre la
mía, las dos al unísono, compenetradas. Me presenté como lo que era, un arroyo
de sensaciones y de vida… y él me dijo: "No, no lo eres, pero te entiendo.
A veces la vida nos conduce, pero no nos da más explicaciones". Me había
despertado por fin.
Necesito una pequeña explicación.¿Quién es él?
ResponderEliminarMe gusta la frase "A veces la vida nos conduce, pero no nos da más explicaciones".
Ese él es el gemido de una luz. Llegaba la mañana, la luz entraba por la ventana y yo me asomaba a las sábanas... me acariciaba
ResponderEliminarA veces la explicación de un poema puede ser incluso más poética que el mismo poema.
ResponderEliminarlobezno
El gemido de una luz es lo primero que sientes al despertar, Raúl, su roce, su caricia... y más si estás abrazado a ella, a tu sueño, a la mujer. Yo sólo era el arroyo, pero él era más, era la armonía. Despiertas... y no sabes por qué despiertas, pero entonces la miras a ella y ves el día y piensas en todo lo que tienes que hacer
ResponderEliminarCierto es lo que dices, Lobezno. Y es que a veces se entra más en lo que se ha escrito expresándolo de una manera más sencilla
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