sólo para coger uno o dos duros, ya sé que ella se preocuparía. Pero para
llegar a esto, todavía habían quedado secuelas de aquello. En Murcia me parece
que tenía aún esa manía. Bueno, comprobé que la tenían muchos de allí, así que
pudo ir desarrollándose. Lo cierto es que pude reprimirla al poco de llegar
allí. Bueno, me estoy haciendo un lío. No, después del accidente, las
facilidades que encontré fue para reprimirlo. No me gustaba hacerlo. En Murcia
tampoco me gustaba. Tal vez, y creo que si, a lo máximo que llegaba era a coger
algún bolígrafo o, tal vez, alguna libreta. A mí era a quien le solían coger.
Éramos más de cien chicos y aquello fue por lo que lo pasé mal. Aprendí a no
hacerlo. A veces, entrando a lo de Chicha, me daban ganas, pero retenía mis
impulsos. No sé si cogía algo en el colegio de Vigo, creo que no, pero donde sí
cogía era en el Rastro, una tienda que vendía cintas enfrente del colegio.
Los primeros días no, pero después me acostumbré a llevarme más
cosas. Entraba con la cartera, la bolsa, y llevaba algunas de cada vez. Hasta
que un día me cogieron, creo que eso fue lo que me enseñó más para dejar de
hacerlo. Dejé de ir por ahí, sentía vergüenza de lo que había hecho. Desde
entonces no me acuerdo de más. Si, cuando iba a jugar con Isabel los domingos,
dos de ellas le cogí a José cinco duros. La primera vez tenía en la mente ganar
un poco más y devolvérselos. Empecé a perder, pero un momento de
buena suerte llegué a ganar cerca de veinticinco. Y me confié en que podía
seguir, pero se torció, y perdí un poco. Entonces me marché. La segunda vez fue
casi igual, pero perdiendo desde la primera partida. Y también me fui. Te voy a
contar lo que sucedió hoy, a Nacho hace años le echaron los Reyes un juego de
la bolsa. Era un juego de compra-venta, desde el principio se le dio muy bien a
Quico. Ahora Nacho está en la mili y vino a pasar unos días Karina, la hija de
Esperanza. Hoy quiso jugar a la bolsa, llevaba muchos días sin hacerlo y quiso
también ya Quico, Karina y yo. Lo que quería hacer, puesto que no iba a ganar,
era poner un poco de risa. Y compraba siempre, no me importaba quedarme sin
dinero, si había que pagar, vendía y volvía a comprar luego. Quico y Karina se
partían de risa y eso me animaba. "Parece tonto, lo tenía a 30 y compra
ahora que subió y es más caro", todo eso me animaba.
Reconozco que adolezco siempre de querer ganar.
Pero no llevaba esa intención, así que no me preocupaba. De vez en cuando decía
que hacía trampas. No lo hacía a propósito. No sé, me salía así. Tampoco lo
hacía consciente para que no descubriesen mis intenciones. Puede ser que fuesen
ramalazos de querer ganar, porque a ellos les parecía en serio. Se juega con
cuatro empresas, BP, H. W, y KLM. Una de ellas bajó a 0 y yo, que tenía cuatro,
tuve que pagar. Pero lo único que me importaban eran sus risas. Vendía a la
banca, después compraba más. Era el "loco", el "bobo",
etc…, pero todo era un juego. Vigilaba el tener más que Quico, compraba más,
aunque pareciese querer ganar, no era ésa mi intención. Karina le preguntó a
Quico si yo era Scorpio. Su hermano también lo era y lo había descubierto por
lo tozudo. Eso me enfadó, pero al rato volví a sonreír y no lo tomé en cuenta.
Era como reírme de mí mismo, de lo que había llegado a pensar.
Quizás el punto negativo, sin caer conscientemente en cuenta de
ello, era esa cierta manera de vigilar. Quería tener más que él. Me parece que
lo hacía por ganar, pero el caso es que no llevaba esa intención. Llegó la
última carta por destapar, las empresas subían y bajaban, y yo seguía
comprando. Quico dijo: José Ángel gana en estas dos empresas y yo gano en estas
otras dos. Falta por destapar una. Puedo arriesgar todo a estas dos últimas
cartas con las que gano, pero en BP me gana él y sé que en las
cartas había muchas. No sé, ¿qué os parece si repartimos dos más a cada uno y
seguimos jugando?. Yo dije que no, pero Kari que si. "Como es democracia-
dijo-, si". No sé qué me pasó entonces, qué cambió en mí, decidí jugar
todo al BP y H, de las que tenía más que él. Pero no quería que supiesen mi
jugada. Y seguimos. Destapó su carta y vio que hubiera ganado él. Pero ya no
valía. Así dimos una ronda destapando los tres. Cualquier dinero que tenía lo
gastaba en acciones. Seguían riéndose, pero creo que ya no lo hacía por reír,
sobre todo a partir de la carta que se levantó. Me tocaba levantar a mí, tenía
dos y mil y pico de pesetas, así que lo gasté al BP y al H y no sé cuántas H,
cinco o seis. Entonces no sé qué le pasó a Quico, tal vez vería que tenía
muchas más BP que él y quiso ver mis cartas. En las dos, los BP subían 100. El
dijo que cómo tenía yo eso en la mente, sólo quería ganarle.
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