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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



lunes, 12 de septiembre de 2011

O andar en el monedero de mamá


sólo para coger uno o dos duros, ya sé que ella se preocuparía. Pero para llegar a esto, todavía habían quedado secuelas de aquello. En Murcia me parece que tenía aún esa manía. Bueno, comprobé que la tenían muchos de allí, así que pudo ir desarrollándose. Lo cierto es que pude reprimirla al poco de llegar allí. Bueno, me estoy haciendo un lío. No, después del accidente, las facilidades que encontré fue para reprimirlo. No me gustaba hacerlo. En Murcia tampoco me gustaba. Tal vez, y creo que si, a lo máximo que llegaba era a coger algún bolígrafo o, tal vez, alguna libreta. A mí era a quien le solían coger. Éramos más de cien chicos y aquello fue por lo que lo pasé mal. Aprendí a no hacerlo. A veces, entrando a lo de Chicha, me daban ganas, pero retenía mis impulsos. No sé si cogía algo en el colegio de Vigo, creo que no, pero donde sí cogía era en el Rastro, una tienda que vendía cintas enfrente del colegio.
  Los primeros días no, pero después me acostumbré a llevarme más cosas. Entraba con la cartera, la bolsa, y llevaba algunas de cada vez. Hasta que un día me cogieron, creo que eso fue lo que me enseñó más para dejar de hacerlo. Dejé de ir por ahí, sentía vergüenza de lo que había hecho. Desde entonces no me acuerdo de más. Si, cuando iba a jugar con Isabel los domingos, dos de ellas le cogí a José cinco duros. La primera vez tenía en la mente ganar un poco más y devolvérselos.  Empecé a perder, pero un momento de buena suerte llegué a ganar cerca de veinticinco. Y me confié en que podía seguir, pero se torció, y perdí un poco. Entonces me marché. La segunda vez fue casi igual, pero perdiendo desde la primera partida. Y también me fui. Te voy a contar lo que sucedió hoy, a Nacho hace años le echaron los Reyes un juego de la bolsa. Era un juego de compra-venta, desde el principio se le dio muy bien a Quico. Ahora Nacho está en la mili y vino a pasar unos días Karina, la hija de Esperanza. Hoy quiso jugar a la bolsa, llevaba muchos días sin hacerlo y quiso también ya Quico, Karina y yo. Lo que quería hacer, puesto que no iba a ganar, era poner un poco de risa. Y compraba siempre, no me importaba quedarme sin dinero, si había que pagar, vendía y volvía a comprar luego. Quico y Karina se partían de risa y eso me animaba. "Parece tonto, lo tenía a 30 y compra ahora que subió y es más caro", todo eso me animaba.
    Reconozco que adolezco siempre de querer ganar. Pero no llevaba esa intención, así que no me preocupaba. De vez en cuando decía que hacía trampas. No lo hacía a propósito. No sé, me salía así. Tampoco lo hacía consciente para que no descubriesen mis intenciones. Puede ser que fuesen ramalazos de querer ganar, porque a ellos les parecía en serio. Se juega con cuatro empresas, BP, H. W, y KLM. Una de ellas bajó a 0 y yo, que tenía cuatro, tuve que pagar. Pero lo único que me importaban eran sus risas. Vendía a la banca, después compraba más. Era el "loco", el "bobo", etc…, pero todo era un juego. Vigilaba el tener más que Quico, compraba más, aunque pareciese querer ganar, no era ésa mi intención. Karina le preguntó a Quico si yo era Scorpio. Su hermano también lo era y lo había descubierto por lo tozudo. Eso me enfadó, pero al rato volví a sonreír y no lo tomé en cuenta. Era como reírme de mí mismo, de lo que había llegado a pensar.
  Quizás el punto negativo, sin caer conscientemente en cuenta de ello, era esa cierta manera de vigilar. Quería tener más que él. Me parece que lo hacía por ganar, pero el caso es que no llevaba esa intención. Llegó la última carta por destapar, las empresas subían y bajaban, y yo seguía comprando. Quico dijo: José Ángel gana en estas dos empresas y yo gano en estas otras dos. Falta por destapar una. Puedo arriesgar todo a estas dos últimas cartas con las que gano, pero en BP me gana él  y sé que en las cartas había muchas. No sé, ¿qué os parece si repartimos dos más a cada uno y seguimos jugando?. Yo dije que no, pero Kari que si. "Como es democracia- dijo-, si". No sé qué me pasó entonces, qué cambió en mí, decidí jugar todo al BP y H, de las que tenía más que él. Pero no quería que supiesen mi jugada. Y seguimos. Destapó su carta y vio que hubiera ganado él. Pero ya no valía. Así dimos una ronda destapando los tres. Cualquier dinero que tenía lo gastaba en acciones. Seguían riéndose, pero creo que ya no lo hacía por reír, sobre todo a partir de la carta que se levantó. Me tocaba levantar a mí, tenía dos y mil y pico de pesetas, así que lo gasté al BP y al H y no sé cuántas H, cinco o seis. Entonces no sé qué le pasó a Quico, tal vez vería que tenía muchas más BP que él y quiso ver mis cartas. En las dos, los BP subían 100. El dijo que cómo tenía yo eso en la mente, sólo quería ganarle. 

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