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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



martes, 20 de septiembre de 2011

Me enfadé y chillé:

  A lo mejor lo tengo escondido en el calcetín, debajo del asiento. No lo debí hacer, no sé por qué lo hice. Quico también se enfadó. Y yo me enfadé más aún. Me levanté y salí de allí. Me crucé con mi madre y a ella le intenté contar lo que había sucedido. Pero iba enfadado. Mi padre, desde el salón, gritó para que callase. Yo fui hacia la cocina, pero estaba fregado el suelo y no pude salir. Mi madre abrió la puerta principal, ellos se lo habían tomado a risa. Y me dijo    que fuera a coger verdura al campo de afuera. Yo, enfadado pero alto, le dije que ya la había cogido esta mañana, al menos, dos veces. Vino detrás mía y me dijo que a ella le debía guardar respeto y decirle si iba a buscar verdura. Así que le repetí que ya se lo había dicho. No sé por qué me pasó eso. Ni qué pudo haber en aquella continuación para que yo me pusiera así.
  Antes de salir, cuando me encontré con mi madre, había dicho que aquello era sólo un juego, para ponerse así. Y dijo que ni él ni yo sabíamos perder. La culpa fue mía. Días antes, en la convivencia de Tuy, lo había pasado bien, sobre todo gracias a una niña de doce años llamada Yoyi. En todas las convivencias lo pasaba bien, excepto hace tres, a la última no había asistido, así que en ésa esperaba encontrar a Pily o a Ana. Y no fueron ninguna. Me dije que lo olvidara y lo pasara bien, pero creo que no pude separar esa ilusión. En ésta última, no fueron tampoco, pero venía a pasarlo bien. Cuando nos reunimos en el salón, ya había empezado a hablar con alguien. Era Yoyi. Y hablé con ella. Fue pasando la convivencia y ella no se enfadaba. Recordé la felicidad que sentía con las niñas de Vilariño y me pregunté qué podía tener yo para ellas. Eso me hacía más feliz, había sido la primera persona con la que había hablado. Conocí también a dos chicas de Fornelos, pero yo ya tenía elegido a la principal. Cuando terminaba, le dije a Yoyi que me iba a enfadar si al final no me daba un beso, y me lo dio, no le importaba. Creo que el mayor impedimento para llegar a las chicas de Fornelos, era un amigo que había ido con ellas. No sabía cómo pedirles un beso. El domingo, antes de la misa, le dije a una de ellas: ¿Te importa si al final te pido un beso?. Dijo que si, y me sentó mal. Luego hablé con la otra y me dijo que un beso de despedida.
  Al final no me lo dieron, decían que se marcharían después de misa, inmediatamente, y quería pedírselo antes. Pero no pude. Son embargo, después de la misa se fueron y bajé yo con ellos. Salieron por la puerta y me dijeron que para otro día.. Me quedé triste por eso, pero busqué olvidarlo, y entonces fue cuando le di un beso a Yoyi. Era lo que más me importaba. Después conocí a Chus, cuando iba a poner la firma. Me encantó hablar aunque sólo fuera un rato con ella. Me dio un beso y su dirección. Por la tarde, al llegar con Ricardo, Delia y Pepita, se lo di a Delia. Pensaba ir al baile, pero mamá me dijo, cuando iba a salir, que no pensaría ir al baile. Así que fui a ver a Lourdes. No estaba y me quedé un rato jugando con los chicos de allí. Después me dije: Ya oíste lo que te dijo don José Carvajal, la vida eres tú y no tu madre. Y hoy va a ser la primera vez que le vas a mentir, pues vas a ir. Bueno, no. Iremos y, si está Bety y Susy, nos quedamos.
  Eran las siete y media. Entré, oí la canción de E.E.U.U. por África "We are the world" y la quise bailar. Sólo terminé de bailarla. Después pedí un trina y fui hacia la pista. Me encontré con Ana que dijo que estaría el próximo domingo y me pediría a bailar. Y marché contentísimo. Fui por la Romana, pero ya no estaban jugando los chavales, así que me marché. En la Cabreira me encontré con Dely. Antes, cuando me gustaba ir a misa a San Pedro, conocí a varias chicas, y me gustaba hablar con ellas.: Dely era una, recuerdo que algún día estaba hablando con ella en la cocina de su casa, sentado en un sillón. Al subir, me encontré con ella. Algunas semanas antes, me había parado a la altura mis primos y le había acompañado hasta la Cabreira, al final me había dado un beso, cosa que me sorprendió, pues ya estaba casada. Ese día le conté lo que había pasado, la encontré con el hijo a la altura de su casa, y se quedó allí. Yo me fui. El beso quedaba para otro día. Hace tiempo comencé a guardar los borradores de mis poemas en un cesto que colocaba cerca de mi cama. Un día fui a vaciar la basura y a quemar, y me encontré con varios borradores. Los quemé también. Y me gustó hacerlo así, así lo haría siempre, hasta que un domingo le di alguno a Teresa, porque le había gustado, y desde entonces le di todos. Le dije que mejor así, porque conocerían nuevos paisajes. También Julia me dijo que los guardaría, que le gustaban.


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