CROSSWORDS

CROSSWORDS
Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



sábado, 26 de octubre de 2013

En Nochebuena no estarán ellos.

. Creo que voy a ir a bajar a buscar sólo eso, ¿no?; va a hacer mucho frío después. Ella me dice que espere. Me duele el pie.
  Que espere un poco más… Bueno, pues espero; no puede decirme que baje a pie por lo que me duele el pie. Me gustaría recordar algún chiste para mañana, pero sé que se me va a olvidar, llevar la libreta es un incómodo. Bueno, a ver…
  Bueno, mañana es la final de baloncesto. Y juega el Real Madrid. Hoy me trajo Yayo. Todo vuelve a ser como antes. No era papá quien pasó por el pasillo… ¡Buf! no salí. Me pone nervioso lo que tarda. Va a hacerse de noche.

 Pero no bajo al pueblo: es demasiada noche para la bici. Y lo avisé: creí que la culpa iba a ser mía, pero al decirme: “¡Espera!”, me alivió. Al final no había que subir nada del pueblo: ya lo subió mi madre. Aprovecho para escribir ahora que está sobre la mesa con un libro. Escuchando “Tocata” creo que me he acordado mucho del viernes, de si será verdad que habrá ese grupo. No sé, me queda buscar por aquí las cintas. Pues no sé. Bueno, tampoco va a ser necesaria la canción de S. Gonder, lo que me espera creo que va a ser lo mejor.
  Me lavo la cabeza mañana, hoy me parece que hizo demasiado frío. Ese día de fiesta, el día de Nochebuena, están mis padres en Zamora y el día de la convivencia está también cerca… ¿es fantástico, no te parece?. Bueno, va a empezar el partido dentro de un poco. Ahora… bueno, un poco más.

  Una palabra que borraba todo el dolor del sufrimiento y que ayudaba a soportarlo con más ánimo: era una maravillosa chavala.
  Continuó hablando y directamente le definió la timidez, muy común entre la juventud: “alguien que teme decir algo inoportuno, algo que lastime a los demás”. Y ese algo también lo sentía él: era una sensación horrorosa que le privaba de decir lo que en verdad quería decir. Algo que no le dejaba vivir el amor como realmente él quería vivirlo.  Algo contra lo que no luchaba, pues lo consideraba tan dentro de si, que era inútil su expulsión. Sin embargo ella me animaba a romperla, un sentimiento de amor le decía que se podía romper, así como ella lo había hecho.
- ¡Querer es poder!- decía él. Y todo se puede conseguir pues nada le es imposible al hombre.
 Y su resolución fue firme.
- Lo haré. Ella me dio mucho más que eso.
 Y me contó su historia, la historia de su juventud. Y en ella todo lo que se podía ver era una asombrosa rotura con la timidez y una gran sinceridad y confianza.
  Aquel relato animó todavía más a nuestro poeta. En su rostro quedó impresa una misteriosa pero al mismo tiempo eterna sonrisa. Era una mirada de amor que siempre había buscado. Ya no había duda: era aquélla su amistad.
  Y este muchacho que toda su vida había callado para no dañar a los demás, que lloraba en silencio al ver llorar a los demás y que sufría porque su corazón no le daba todo el amor que él quería, volvió de nuevo a vivir: a vivir desarrollando todo lo que en su vida significaba amor, a vivir sufriendo lo que sufriese sin ver con malos ojos aquel dolor, a vivir procurando alegrar la vida a los demás aunque llegase al punto de desinteresarse de su propia vida, a vivir.
  Ya había alguien por quien vivir, alguien para quien la vida de este desgraciado tenía un sentido, alguien que le había animado a seguir viviendo.
- La vida nunca pierde su verdadera esencia. Es la voluntad quien te conduce por todos los bosques… pero hay siempre una estrella que te espera al final. Jamás llega una a desanimarse.
 Y aquella amistad había sido para él un nuevo impulso en la conquista por la lucha de la vida.
 La sinceridad y la confianza, que en el fondo pensaba que debían ser los dos pilares fundamentales en una amistad, eran en ella maravillosos. Y se los había regalado de primera, lo cual era más maravilloso todavía.
  Y pensaba en lo imbécil que sería si su vida llegara a desviarse por los sentimientos de desesperación que siempre había tenido. La vida sí merecía la pena porque es un cofre gigantesco que abre tu corazón a las maravillas que siempre has buscado, porque todo tiene solución en ella y porque lo único que no tiene sentido es la desesperación.
  Además, ella denominaba esta amistad que todavía había empezado a nacer como una de esas amistades que son mucho más hermosas, que nunca acaban ni te hacen daño. Y compartía plenamente esa definición. Así era la máxima amistad que buscaba y a sus veintiún años, todavía en periodo de crecimiento y aprendizaje para algunos, ya se sentía plenamente desarrollado y maduro. Y tan sólo un “te quiero” sincero y de una amiga había sellado el amor para toda una vida.

  A partir de ahora ya no le importaría sufrir ni padecer, Dios le había ayudado a soportar todo el peso del dolor. En el amor sólo podía descubrirse una cara verdadera, una cara que, además de ser un incentivo para un esfuerzo personal, fuera una ayuda para vivir con los demás con el perdón como bandera

6 comentarios:

  1. La vida merece la pena porque es un cofre gigantesco que abre tu corazón a las maravillas que siempre has buscado, porque todo tiene solución en ella y porque lo único que no tiene sentido es la desesperación.

    ResponderEliminar
  2. A veces necesitas estar fuera de ti para verlo todo con más orden, pero eso te lo da la vida, te lo hace comprender. Quizás en el mismo momento en que estás decaído te está mostrando la solución a esa negrura que tú ves, pero suele pasar que no le das ese espacio y el sentimiento amargo es el que tú mismo te has creado. Ahora lo entiendes, no así antes, pero era necesario pasar por ello

    ResponderEliminar
  3. Creo que ese tipo de sabiduría la deberíamos tener siempre presente.

    ResponderEliminar
  4. Muchas realidades que están apareciendo a nuestro alrededor, nos conducen a esa manera de pensar. Pero para verla es necesario liberar la mente de pensamientos que no son más que piedras en el camino.
    Yo siempre fui crítico de mí mismo, pero no sabía en dónde estaba mi YO y en dónde no estaba, no es fácil autodominarse. Hoy estamos más abiertos a cambios profundos... ¿o son ellos los que se abren a nosotros y nos definen?

    ResponderEliminar
  5. Cómo matizas "es necesario liberar la mente de pensamientos que no son más que piedras", aunque el último pensamiento siempre es una lápida.

    ResponderEliminar
  6. Muchas veces la persona se identifica con opiniones, comentarios o simplemente realidades externas, y siente la necesidad de dar su opinión, de involucrarse en el mismo. Pero a veces lo hace desde una perspectiva inadecuada, porque lo que opina es según una programación que ya tiene en su mente (lo que ve, lo que escucha, lo que piensa); muchas veces no se ajusta a la realidad. Todo eso no te deja dar una opinión veraz, porque si juntases diez mil opiniones, serían diez mil opiniones distintas.
    Hoy en día no son pocas las personas que están aprendiendo de otras culturas la manera de liberar la mente de cadenas, de bloques de información fijos, de los que decimos que nos hacen más veraces, pero es un autoengaño

    ResponderEliminar