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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



miércoles, 30 de octubre de 2013

A mi madre




A MI MADRE

Porque gestaste mi vida
sólo el azar me la puede robar,
ansío llegar a la edad madura
y en ese suspiro, poderte amar.

Tú eres mi júbilo,
también mi calor,
me sirves de cobijo,
me regalas amor.

a mamá, por todo,
por no desfallecer,
por estar a mi lado
y dejarse querer.



8 comentarios:

  1. No sé que decir de una oración (puede que nos suene infantil, relativo a una edad inmadura o letárgica por la que todos, de alguna manera, hemos pasado y nos ha marcado). Separando las sentidas palabras que el afecto dignifica, quisiera discernir el verbo del "presente" para, tal vez, comprobar como las plegarias se embellecen u horadan (con o sin beneficencia).

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  2. Quizás la culpa fue mía, Raúl, pues escogí el primer poema sin rebuscar entre todos la exquisitez, el vislumbramiento... pero bien es verdad que cuando el poeta empieza su camino (y a veces no tan "empieza su camino" siquiera), desnuda su alma de niño, su alma primera, una elegía a ese ser que tenemos tan cercano y a veces es quien menos importancia se da.
    Por tanto, es justo reconocer el valor de comenzar un camino, poético en este caso, en un reconocimiento a esos seres que nos dan la vida y tan poca importancia se daan, precidsamente porque están ahí. No busca imágenes fabulosas ni grandes artificios, sino sencillamente "A mamá". Muchas veces el infantilismo es inocencia y sencillez. Pero lo que nos apunta J. Sergio es que su poesía por de pronto va a ser sencilla como la vida misma

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  3. El término"infantilismo" no lo utilicé con ningún menosprecio (todos hemos aprendido de esas primeras lecciones). Por lo que entiendo en tu aclaración hay una vena poética por descubrir a la que estaré atento. Uno pondera y se pone a pensar si en la "edad madura" no se peca de cierto "infanticidio". No siempre lo que escribimos tiene que agradar a los lectores o pasar el tamiz de la crítica. La escritura también nace de una necesidad que, si bien, necesita luces no siempre precisa escaparates.

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  4. ¿Sabes lo que yo destaco de mis primeros poemas?: su infantilismo, eso no es ningún menosprecio. Pues ese caráctes impone al poema una sencillez y una traansparecia innata en él: primer asiento en el que un buen poeta empieza a cimentar su morada. Es como decir: "No es el mundo lo que tengo delante, soy yo": es ese pensamiento el que le da a la poesía una integridad única. El poeta debiera hacer algunos viajes retrospectivos en diferentes periodos de su vida; sobre todo ahora que la poesía ha quedado más oculta, cubierta sucesivamente de los ropajes que le ha conferido el tiempo. La escritura necesita luces, es cierto, pero quiénes somos nosotros para conducir un poema, si un poema es un producto de lo que vives y sientes y no necesita "directores". Pues la belleza de un poema es su carácter único y personal: toda la información que tenemos en la mente desaparece para encontrar una desnudez que nadie pueda traspasar. Es el carácter de cada poema lo que nos conmueve

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  5. Sencillez, transparencia, pero sin pecar de ingenuidad. Es normal que nuestro primer asiento tenga el carácter de una silla o un taburete. Todo esto no siempre lo echamos en falta acomodados en un buen sillón con un "home cinema".
    La integridad es importantísima; pero el poeta, mancillado como una mujer violada, no carece de esta última. Quiero decir que..., ultrajado en su inocencia aún puede ser íntegro y puro.
    Puede que la poesía no necesite directores ni partituras para alcanzar el genio, pero si un cierto "orden" o un cierto sentido crítico (inherente también al genio).

    Enmarco tu última afirmación: " la belleza de un poema es su carácter único y personal: toda la información que tenemos en la mente desaparece para encontrar una desnudez que nadie pueda traspasar. Es el carácter de cada poema lo que nos conmueve".

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  6. La integridad en un poema se la da su propia partitura, el sentido crítico y su genialidad ya no es aportación suya, sino que vienen después, como el aroma del buen vino: si el hacedor del vino supiera el fruto que le iban a dar sus cosechas tal vez las llenaría de máquinas y acabaría con la producción.
    Yo siempre destaqué el escribir antes que el pensar lo que escribía: casi siempre fui el primer sorprendido. escribir así ayuda a quitar esa parte de ti que es tu origen.
    El orden y la crítica es necesaria, es verdad, como las pepitas del limón tan molestas a veces. Pero no indispensable. ¿Quién criticó a Ulises cuando escribía su historia de amor?, ¿qué hubiera sucedido si en aquel entonces le habláramos como hoy le hablamos. Es verdad que escribir te hace vivir el momento presente con más intensidad y decisión, pero a la vez despierta la parte oculta de tu subconsciente y le da una vida

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  7. Ciertamente es así. El sentido crítico lo da el tiempo y nunca debe ser una imposición (a los primeros brotes no se les puede poner una cadena). No se puede machacar la génesis de un poeta con advertencias y singularidades, hay que dejar que el capricho y la inocencia vague a sus anchas sin cortapisas, y sobre todo las luces, el alma y la inspiración. Hasta que por fin conjuremos ese "asco natural" de nosotros mismos y de nuestra obra tan necesario para crecer y cambiar. Algún día seremos los amotinados de nuestra propia nave y podremos hundirnos con ella.

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  8. Pero si nos hundimos, que lo hagamos conscientemente y asumiendo toda la responsabilidad, así no arrastraremos nada más.
    La evolución de un poeta se la da su racionalidad, su propio ordenamiento interno que sabe colocar todo en su sitio y en su justa medida. Nunca un poeta se estanca, sino no sería llamado poeta. Y su camino será "su camino": requiere SU tiempo y SU maduración.
    No quererle cambiar, pero si podemos irle indicando nuestra manera de verlo todo de manera paciente, eso no es negativo.
    Yo no tengo más referencia que yo mismo y a mí me ayudasteis a cambiar; aquellas largas riñas no cayeron en saco roto... aunque después hubiese retomado "el sueño de Cupido", pero no estoy parado

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