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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



martes, 18 de octubre de 2011

Las únicas dos que pudieron darle un sentido

 fue aquella chica de Pontevedra y Yoyi, aunque Yoyi no me diera la dirección, pero espero encontrarla otra vez pronto. Es un beso sólo para las chicas especiales. Como ya estamos en verano, ya empezó la época de fiestas. El otro día fue la de San Pedro. Como Nacho está en la mili, fui con Quico. Antes, cuando iba Nacho, quedábamos para una hora en un lugar, para volver a casa. Ahora, el primer día que fuimos a San Pedro, me dijo Quico: Tú vuelve cuando quieras. Ya eres mayorcito para necesitar de niñeras. Volví sobre las dos y pico. Allí encontré a Loli y sólo ella bailó tres, aunque salteadas. Me parece que ya te lo dije; además, no es esto lo que te quiero decir. Ayer cuando llegó Quico, dijo: Voy a la fiesta de Gondomar, ahora vi que también te lo dije. Bueno, ahora por la tarde, Quico salió, creo que fue a la reunión de San Pelayo, y me dijo: A las once estate preparado, no sé si dijo para ir a la fiesta. Unos segundos después reaccioné y le dije: ¿A la fiesta de Gondomar?. No, no voy a ir; no recuerdo si le dije algo más. Él me respondió: Pues si tú no vas, yo tampoco. Me molestaría que fuese así. Estoy intranquilo. Y me quedé siguiendo con la bandeja, pero pensando. No quiero que por mi culpa, no vaya él. Tiene muchas más conocidas que yo y le doy más derecho a la vida. Cuando más tarde llegó mi madre, estaba animado con la bandeja. Y, después de un rato, se lo dije: ¿Me dejas ir a la fiesta?. Quico me recoge a las once. Fue culpa mía. Hice mal la pregunta. Ella me dijo: ¿Todo el día sin hacer nada, se marchó por la tarde y ahora vendrá para ir a la fiesta?. No vais a ir. No sé qué más dijo. Yo murmuré: Es culpa mía. ¿Qué es lo que harías tú?. Quizás no te importaría y al final irías a Gondomar. Haces bien. También yo lo haría. Me gustará que vengas y vayamos. Así, siendo un monigote y siendo todos tan parecidos ¿cómo esperas que entienda la vida?. Pediré para que te vayas. No merece que pierdas un poco de paciencia por mí. Total, va a ser algo que se va a echar contra mi vida. Me bañaré y me lavaré la cabeza como si fuera a ir, pero eso también lo podría hacer si me fuese a quedar. No mereces perder el tiempo por mí. Déjame feliz a mi manera. Una manera que la vida me exige, así que no estoy enfadado. No importa, vete tú. Tú tienes que disfrutar.
  Mi fiesta, ya te dije, es ir a la discoteca 2000. Y aún quedan otras fiestas. Seguí haciendo la bandeja, pero ya estaba preocupado.
  Más tarde, debían ser las ocho más o menos, le pregunté a mi madre si necesitaba el jabón. Me iba a lavar la cabeza y a bañar. Y así lo hice. Cuando terminé y entré en la cocina, ya estaban tomando sandía y mi padre pescado. Mi madre dijo que se iba a levantar a ver qué había, mientras yo me había sentado en el sillón largo. Le dije que no, que sólo tomaba sandía. Yo no quería que se levantase. Dijo que iba a hacer un bocadillo o un sándwich y mi padre, ya lo sabes, como siempre. No sé qué fue lo que dijo, pero ya te lo imaginas. Yo, amedrentado, reconociendo que no debí de haberme bañado, le dije: Entonces  no hagas nada, me voy. Aquello fue peor, mi padre entonces se sulfuró. No debí decirlo, bien, entonces dime qué haría. ¿Qué es lo que queréis?. Tengo que venir, y el tributo es oír todo esto. Entonces, ¿qué queréis que haga?. Si me quedo, a oír sandeces parecidas, y si no, preces. ¿No te molestabas por que hubiera entrado ahora?. Entonces digo que me voy y también tengo que oír preces?. ¿Sabes cómo estoy yo ahora?. Más tarde vino Quico y, cuando le pregunté, me dijo que no iría. Me quedé mucho más tranquilo. una frase que me traía de cabeza en mi padre, era ésa que decía "No sé si es tonto o se lo hace". Y me parece que yo tenía razón, porque yo era el origen de ese comentario, pero me caía como un flechazo, aunque no lo hacía con esa intención. Y me callaba, yo no sabía qué poder decir. Me quedaba dudando, no sé si ellos necesitaban cada día para aprender un poco más, y hasta dudaba que lo quisiesen. Un día estaba jugando con un chico y una chica (bueno, un día, no, perdona, fue hoy,  no sé por qué te lo dije de esta forma). Fue en la Romana, había ido a Ramallosa por la tarde a buscarle la bici a Alfonso porque se me había pinchado esta mañana. Paré allí cuando subía con la bici porque les vi jugar al baloncesto, lanzando un balón. No recuerdo cómo se llama el chico, pero me dijo que yo le gustaba a ella. Me quedé sin saber hablar. Puede que eso fuera cierto, en realidad me gustaba pensarlo así. Pero aquellas palabras lo que hicieron fue profundizar más en mi duda. Puede que por eso la encontraba siempre al lado de Lourdes, y por eso la veía a veces en el 2000. No importa, no sé si soy un iluso cuando espero que la chica que me quiera me lo diga.

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