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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



jueves, 22 de enero de 2015

Yo, León Peredo





nací en 1978 en San Justo provincia de Buenos Aires
                                                   me llamaron León Peredo 
como pudieron haberme puesto pájaro o crepúsculo
dicen que lloré como si hubiese estado renegando 
de antemano con el mundo
mis padres se separaron
cuando yo tenía 2 años
porque el amor les estaba haciendo desequilibrio en las manos
y les estaba aflojando las uñas
nunca fui un alumno aplicado
ni un amante aplicado
ni un jugador de rayuela aplicado
ni nada que requiera estar más de una hora en trance de concentración
la poesía se me vino encima a los 18 años
y desde entonces me viene comiendo los ojos
y las manos y los dientes y los testículos y las amistades
y todo cuanto me aleje proporcionalmente de ella
me dieron un título universitario
que no recuerdo donde lo puse
doy clases de literatura de la forma menos nociva
y me cepillo asiduamente la boca para evitar malos pensamientos
dicen que soy León Peredo
para mí que están equivocados/

2 comentarios:

  1. Hay una poesía, comedora de nalgas, que aspira a equivocarse de asiento y a dejar su impronta en cada hueco... El nombre no nos dice nada, pero detrás de esa "equivocación" presentimos lo que realmente se oculta. Este poema incita a un hambre de extremidades y a un conocimiento más "aplicado"... ¡Promete!

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  2. Si, es de los que te gustan: mordaz, pícaro, peo a la vez objetivo y sin recovecos. No define a la persona, define el alma que está dentro del poeta y dibuja a la vez un sendero por el que llega a nosotros. Cabe preguntarse ¿es León el que vive en el castillo de sus palabras, o es acaso el que busca a través del castillo su misma identidad: lo define en el último verso: "para mí que están equivocados": yo soy yo y no el que ellos creen que soy: ésa sólo es mi identidad, mi semejante.

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