Me cansé…
Cada palabra
tiene que llevarme a algún
sitio. Es como ese caudal
quee aflora desde la
inmensidad del cielo y pasa
y me lleva con él para
conocer,
para enseñar.
Parece que duerme en el
corazón
y siento acercarme a él a
medida que sus olas
tienen vida,
erocon los ojos fijos en la
calma.
Qui que ese viaje se vaya
llenando de nuevos sentimientos,
de múltiples sensaciones.
Cada sentimiento tiene su
caudal. Y es hermoso,
pero tiene que encontrar
sus árboles, sus hojas, sus aguas
donde poder navegar.
Creo que llegó Mayte
y no pasó aún Guadi, me gustó la última frase del poema: la copió; me animó que
reaccionase así. Van a ir todos a Santander o casi todos: me parece que animé a
Humberto a ir por que iba yo. Si no lo hiciese yo, ya lo haría otro, lo sé,
pero fue esa reacción. Miré el calendario: el viernes cena y beso de Loli por
su cumple y el otro domingo Santander.
Les hizo gracia
cuando entró Lourdes en el taller, una visita: primero me cubría de un grupo de
chicas y luego, cuando me puse a golpear la mesa al decirle Mayte: “Aquí tienes
un amigo tuyo”. Yo también me reí con ellos. Y otros detalles de Conchita,
cuando fui con ella a buscar quinielas, le quise dar el brazo y no lo quiso, en
cambio hoy le llamé para cubrirme y yo, desde el asiento, puedo decirte:
¡Cuánto le quiero a Conchi! y echar mi brazo a su cintura, que no me dice nada.
El beso del cumple que no me dio Begoña me lo da otro día.
Quiero
embarcar
en todo velero
que ponga rumbo
a la eternidad
y me sentiré colaborador
de una parte de la
creación. Podré aportar
todo eso
que un día me hizo su
velero…
en la calma
del universo.
- Recuerdo cuando le dije a
Begoña que le dedicaba el poema y se lo leí: me dio un beso. Sólo fue uno, pero
yo tampoco me lo esperaba. Me agradó, creo, de un modo especial.
Sólo cuando escribo…
antes paré de hacerlo y fue cuando me llamó para abrir la puerta. Lo primero
que pensé fue que en aquel momento si era suya. Me gustaría decirle que Mayte
le dio sentido a aquella última frase.
Me gustaría
decirle
que le dio sentido
a cada palabra mía.
Aquel aliento, sólo su
aliento,
no fue normal,
un aliento que era el
principio,
la lucha:
No, aquí no lo puedo hacer.
Me falta el aire
para respirar, me falta el
aire.
Me falta el mundo: unos
ojos claros,
sencillos. Me falta
comprender
que puedo encontrarme con
ella…
Voy a estar lejos y en mí
quedará un vacío
sin completar.
Me falta la mañana me
traiga la libertad
a mi lado.
Libertad, libertad joven;
libertad de ojos transparentes
en la mañana.
Me falta ella para soñar.
¿Te acuerdas de
aquellos que escribí: “Depende de tu amistad” y “Tiempo pasado”?. Me parecen
dos preciosos y encima me permiten llevar la libreta a Vigo. No me parece el
tono de superioridad o miedo el necesario para hablar ahora conmigo, sin embargo
es el que más se repite.
Al final encontré a
Anita en una esquina. Él planchaba y me dijo: “Por ahí no está”. Pero levanté
mis papeles y la encontré. No estaba, en conclusiones… fue Loli. No le encontré
en un principio porque le vi ya entrada la música lenta: me la señaló Rosi. El
resto de la tarde con ella: bailé varias seguidas y casi a las nueve y
media, las dos últimas que bailó: la de S. Wonder y la historia interminable.
Aquel malestar mío tuvo que dejar su sitio para ella. Teresa me la señaló como
mi novia… ¡bah!, una palabra más.
Ya estoy en Vigo.
Fue Loli y estuve toda la tarde con ella, desde las ocho y cuarto más o menos
hasta las nueve y media. Bailó, se sentó, bailé suelto: estaba feliz. Al final
se fue con Paz a coger el bus. Me olvidé del mal sabor de boca que llevaba;
bueno, no sé cuándo volveré a hablarte de él.
Pienso en el poema
de “Tiempo pasado”: igual sería bueno cambiar el verbo por una forma más
hablando con él; bueno, cambiaría un poco el contenido, pero lo haría por él.
Tal vez se lo pregunte a Mayte. Y estas manchas de sangre: voy a ver si las
puedo limpiar.
Quisiera poder
suprimir
cada momento de duda
cuando esté con ella.
Quisiera poder darle
la felicidad que estoy
sintiendo…
tan pura y fresca. Y las
sombras
decir que no han existido,
que ahora puedo cambiar
y dedicarle parte de mi
vida.
Quisiera poder levantar los
ojos
y sólo hallarte a ti, para
que recordaras que todo pasó, que es mejor olvidar…
cambiando un poco la
juventud.
Quisiera tenerte a ti para
que me recordaras siempre,
y no abatirme sin razón.
Porque cuando estoy contigo
no pienso en ello.
Ésta es una de las
razones por la que estoy feliz. Ya estoy un poco más animado. La mano no está
tan fría. Voy a leer los poemas y buscar ése de “un ave que siempre está
volando” o “quisiera estar”.
Estaba leyendo. No
la vi, creo que voy a seguir buscando, algo me dice que allí está. No, no está.
Bueno, no importa: el estar aquí ya es hermoso. Me gustan los poemas que hablas
de ti, ¿sabes?.
¡Qué bien lo pasé
ayer!, ¿te acuerdas?. Tú enmudeciste para… (no quería poema, pero a ver…)
Tú enmudeciste
para dejar paso
a miles de sentimientos… (no lo hago).
Es una entrada un poco larga (necesito dar un paseo y después seguiré importunándote). ¡Nos vemos!
ResponderEliminar-¿Dónde..., poder navegar?
ResponderEliminar-¿Dónde..., se venden pasajes hacia la eternidad?
-Siempre he pensado que la libertad tiene ojos de bacalao cocido, pero tus transparencias conjuntivas son menos indigestas (indigestión de libertad, manzanilla de reposo)...
-La duda es bella si le pintas unos labios de mujer. Tuve un lapsus al acabar de leer el poema: "Porque cuando estoy contigo no pienso en ti" (desfase de amor?).
Perdona el tono humorístico (tus versos nunca son insustanciales)!!!
"Porque cuando estoy contigo no pienso en ti"...ummmmm me gusta, porque los versos siempre pueden trasladarse en el tiempo y nunca quedarán desfasados. pero entonces nosotros interpretaremos y aunque eso sea claramente lícito y no punitivo, será un pedazo de la realidad, pero no del alma primigenia
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