No le hace falta hablar,
porque hay palabras que aún no entiendo
y encontrarme con ellas ahora me destruiría.
Coloreo la realidad,
Coloreo la realidad,
todo cuanto puedo ver bajo sus bellos ojos.
Y ya no me importa ser un extraño,
quizás porque lo he asumido
me llena de alegría tu palabra.
Al principio no quise convencerme,
pero su sonrisa, su mirada…
tal vez me parecía más alegre.
No había ningún mensaje, ninguna propuesta,
pero ella todo lo había cogido del aire:
también es sinceridad hacerlo de este modo.
Hoy me encuentro vacío sin ella.
Descubriré a ese alguien que me quiera sin conocerme,
tal vez le haya encontrado sin darme cuenta.
Un día rompió mi soledad
y dejó la huella de no volver a verlo nunca.
Pero a mí me
comunicó cuanto había realizado.
El final tiene un dictado confuso. Tengo que decir que me siento totalmente identificado con el verso. Estoy en ese momento de "los bellos ojos extraños" pero temo que todo se convierta en extrañeza.
ResponderEliminarParece más un poema de la etapa de Fausto, en que lo que vivía y sentía era su mundo. Existe una furerzaa interna que crea lazos entre las personas, aunque nunca se hayan conocido: la relación entre el alma y el SER. ninguno de los dos es superior al otro: son, simplemente, diferentes. Pero así se pueden compartir lo que sienten.
ResponderEliminar