Ella consiguió
recordarme
lo mejor del hoy en
que vivo:
recordármelo por esa
ilusión de soñar,
por esa ilusión de
esperar…
que la luz baja todos
los días a visitar muestro camino.
Consiguió recordarme
lo que tanto quería:
será la primera estrella amanecida en este amor,
la
pregonera más delicada de nuestra esperanza.
Tanta ternura es un insulto (da gusto dejarse abofetear sin límites por los pregoneros de la esperanza).
ResponderEliminarEs verdad que falta algo más, un aliento más. Si Fausto quiere presentarnos a su sueño, a su semejanza, deberé definir más ese "Ella" que se hace insustancial a los ojos de los mortales. Tal vez a ella no la tengamos que buscar en su entorno, pero aún así me deja con la duda: ¿quiere esto decir, Fausto, que te estás arrimando a penetrar en los senderos siempre apetecibles de lo que sientes... o es que tu camino ha hecho un salto en el camino para reenganchar con la fantasía que todos hemos sentido en nuestra adolescencia?
ResponderEliminarFausto nos supera (no intentes definirlo -somos totalmente contrapuestos-). Ese "ella" insustancial a los ojos de los mortales está deliberadamente definido para ser sustancia a los ojos de la inmortalidad.
ResponderEliminar"Ella" es un altar para él. Ella es realidad, ella es irrealidad también, ella es sueño, ella es fantasía y revelación. Pero "ella" es su manera de penetrar en la realidad y de denudarse por dentro. No tiene identidad, "ella" se la está dando, no tiene libertad, su libertad es "ella". pero no es sólo fantasía, es su identidad. Pero tiene algo más, porque en esa esencia ve que está cambiando y él cambia con ella
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