"Hoy el día cerraba sus persianas
Al embrujo de la noche:
con un color púrpura y celestial,
su corola…
y se detuvo a sentir.
abría las puertas a un cielo
estrellado,
inmenso;
el ruido del viento
el viento soplaba plácidamente
sobre él…
Y de sus manos brotaban copos de rocío
que humedecían las atas nubes…
azules,
Inmersas en la oscuridad de la
noche.
las estrellas iluminaban el
camino
mientras caminaba sereno por las cañadas del ocaso
en las que me sentía nuevo…
deleitándome en el colorido que mostraba el universo sobre mí,
deseos en la noche,
dos cuerpos lanzados por el
aire
hasta el infinito.
Me recordó un poco a Rimbaud, pero le falta esa negrura irresoluble y eterna. Te puedo decir que el infinito le queda bien hasta llegar a esos dos cuerpos lanzados por el aire (un tono demasiado gracioso y colorista).
ResponderEliminarTienes razón que ese "por el aire" difumina un poco el aroma principal del escrito, pero tampoco está mal el toque expresivo que le da. Quizás en otra zona del poema no repercutiese en la mente del lector puesto que parece una imagen que no aporta claridad al poema, pero ésta es una manera de crecer y de renovarse: identificar el momento en que puedes atribularte
ResponderEliminar"Atribularse" empiezas a crecer en atributos. Pensaba cambiar la frase por "descabezados" pero suena más cómico (me gusta esa forma de comicidad que ensalza el ridículo, no lo digo por tu poema, no me malinterpretes).
ResponderEliminarNo sé lo que sentía el poeta cuando lo escribió: eso es lo que en verdad era importante para él. Quiso darle un toque de imprecisión, un toque de rebeldía... ahí está el poeta: en el momento que vive
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