Quisiera tocar el cielo en mis
manos
para regalarle un soplo de
vida a tus labios,
pero la noche no me ha dado alas
para volar en tu memoria.
Y así sólo tengo el sueño
discreto,
la pluma maldita por todas las
cosas.
Y así sólo siento un inmenso
vacío,
un silencio que te nombra.
Quisiera poder descifrar los
caminos
que sostienen las estrellas,
pero mi alma navega
por un desierto infinito.
El cielo se oculta en un orgasmo de sangre y hay más de un desierto en el alma.
ResponderEliminarSi Fausto se va más por lo espiritual, Ulises está bien amarrado al suelo: entre los dos están complementando un todo concreto. De todas formas, me gusta mucho la mirada que me ofrece Ulises. Quisiera tocar el mundo de los sueños, pero sabe que sus pies todavía están en la tierra y a ella le pertenecen. Pero a pesar de ello nos da las claves de un algo más, que está en el universo o en la misma mente
ResponderEliminarQuien quiere tocar el cielo no debe estar aferrado a la tierra, ni a lo terreno (el cielo es inmaterial, intangible). Me agrada tu comentario y espero que Ulises tenga ocasión de leerlo.
ResponderEliminarPuede que nuestro poeta y Fausto tengan algo en común si son capaces de conjugar el amor a las ostras y los orgasmos.
"Quisiera tocar el cielo" no es que no esté aferrado a la tierra, más bien es producto de un subidón como consecuencia de un estímulo afectivo grande, porque también Ulises reconoce que lo hace para regalarle un soplo de vida a tus labios y acto seguido verbaliza la barrera que le está imponiendo la vida."la noche no me ha dado alas". Es cierto que es una imagen un tanto pueril, eso sí, además de algunas expresiones que delatan una primera etapa. Sus imágenes etéreas delatan sentimientos a flor de piel, pero a mí me gusta, Ulises no pierde de vista el camino y estas imágenes irán diluyéndose en el tiempo hasta volverse realidad
ResponderEliminarCreo que su "alterego" está encantado de ser así. Y es cierto que algunas expresiones delatan una primera etapa de inocentes entusiasmos pueriles. Todo en él es tan pueril como una compota de manzana o un puré de guisantes que derrama su glaseado en los ojos (no creo que me pueda perdonarme un comentario insulso).
ResponderEliminarA mi también me gusta la piel de la flor, el fruto, las cerezas carnosas y lascivas (perderme en el tiempo hasta que todo se vuelva "irrealidad" y apogeo), pero una buena poesía siempre contiene una semilla amarga.