Vino Mariora y también me lo llamó cuando lo supo. No sé cómo pude tener esa reacción,
aunque sí sé que podía estar haciéndolo por ella. Mirad en qué me he
convertido. Llego a preguntarme si en aquel momento pude tener un poco de
razón. Me gustaría poder tener la dirección de don José Carvajal, para pedirle
consejo. Creo que se lo voy a pedir a Fernanda. Me siento incapaz. Subo al
fallado para escribir y el primer sitio donde voy es a ver si hay alguien que
me pueda descubrir. Ayer, cuando mi madre me estaba diciendo cosas, en los
conejos, creo que pude estar tranquilo porque me puse a pensar en otras cosas.
Mi padre salió y dijo que hacía muecas. No era verdad y tuve fuerzas para
decírselo. Dijo que cualquier subnormal, adora a la madre. Creo que se refirió
a mí, ¿y yo no?.
Por la tarde vinieron los primos de Ponferrada, no quería
estar con nadie. Por la noche pregunté si aquel plato de sopa era para mí. Me
senté a tomarlo. Por la tarde había tomado siete u ocho manzanas o más, y no
tenía hambre. Terminé la sopa, pero no me quise levantar. Entonces mi madre
trajo tres trozos de pollo y patatas. Le dije que no tenía más hambre, a lo que
me parece que respondió: "Ésa tampoco es la manera de ponerse". No sé
si dijo que aquello ya había pasado, pero lo dio a entender. Y, cuando me
gritaban, había pensado: ¿No podía darme un ataque y dejar todo esto?. Mi padre
un día dijo, gritando, que no hacía nada, creo que era eso lo que me roía. Al
primer momento que me gritó, en los conejos, le respondí: Ya había pensado en
matarme. Creo que nunca llegaré a comprender cómo puede ser una amenaza. Ahora
me puse a pensar y me dije que me gustaría que mi madre supiese que lo hice por
ella. Pero no creo que ésa sea toda la verdad. Hay algo más, un odio, un odio
inconsciente, me parece que puede ser a todo. Ahora hablaré con las amigas sólo
eso, quiero saber quién duerme conmigo, qué es lo que me pasa. Estoy afuera
cortando las ramas de los conejos, siempre pensaba que mamá las quería para
colocar encima de lo sembrado, hasta así se lo había dicho a Isabel. Pero ayer
me dijo que las cortara; no sé si me indicó empezar por las grandes, pero así
lo haré. El sol quema. Debería ponerme el sombrero, sin embargo no quiero
hacerlo. Me da igual. Creo que le escribiré a Ana y le pediré ayuda.
Recuerdo que mi padre decía a veces: "Mira, odio hacia
nosotros es lo que sientes". Pero ésa no puede ser la explicación, porque
a ellos les quiero, y tú lo sabes. Me parece que es odio hacia todos los
problemas, la rabia también se vuelve odio. Lo que me da más asco, es que tuve
que fastidiar a un perro para darme cuenta de todo esto. Allí está. Ahora es mi
hermano.
elperro está tumbado, la pata hinchada. Me parece que se la
rompí. Va a llamar a un veterinario. Pero llegará tarde. No importa quién sea,
me parece que ya no hay nada que hacer. Se contraponen las ideas: hoy descubro
una y al rato siguiente descubro que es mentira. No sé si estoy loco. La
verdad, creo que no me importaría.
Ya
pasó todo, ya pasaron dos días. Me da pena lo que haya pensado Pily de mí: unai
definición sólo son tres palabras. Lo que me da asco es que haya llegado a este
punto. Siempre me pregunto por qué y sigo teniendo miedo por lo que puede
pasar, si aquello se podía haber solucionado sin que le hiciese daño al perro.
Me porté como un salvaje. Y hasta me reía, me reía de pegarle. A veces llego a
pensar si tenía que ocurrir esto: en aquel momento quería matar. Sentía lo que
él me había quitado, eran dos o más años. Un perro no habla. No sé si me
perdona. Tiene miedo de mí cuando le acerco la mano, y se levanta y se va con
aquella pierna hinchadita. Me llego a sentir impotente. Me pregunto muchas
veces si habrá alguien que me acepte con ella o con él, saben quién soy y como
soy. Creí que de nada valen las ilusiones. Quien de verdad late en todos
nosotros es la vida. Y yo no sé cómo la he concebido. ¿No había nadie que
pudiera avisarme de esto?.
El miércoles por la tarde vinieron Isabel y Palmira.
Estuvimos terminando de recoger las patatas del campo de afuera y después
vinieron a limpiar unos tomates que hay junto a los cuadrados antes del camino
que va hasta las gallinas, y me dijo: "Esto sí que da pena. tu madre los
compra con todo su amor, y ahora están todos muertos"0. Aquello me apenó
de verdad. ¿Todos muertos?- le pregunté. "Todos no, pero una parte si. Lo
que puedes hacer es cuidar los que todavía están vivos". Aquello sí era
culpa mía. Muchas veces me había propuesto regar, pero pocas veces lo había
hecho. "Todos los días no, pero día si y día no, por ejemplo".
La culpa era mía. Recuerdo que mi madre me dijo varias
veces que lo que más le gustaba a ella eran las flores. Por lo menos regarlas
todos los días. Me quedé pensando en eso día si y día no. Pero la verdad es que
regaba a veces, aunque podía ser insuficiente. A partir de hoy, espero tu
ayuda. Mi madre me pregunta a veces por qué le hago más caso a Isabel que a
ella.
No es eso, pero tampoco creo saber explicarlo. El detalle
que me agradó sobre Sol, fue antes de ayer que le oí a mi madre decir que la
pierna había bajado un poco el hinchazón. Ojalá sea verdad y se cure. A veces
voy a acariciarle y, al principio, tenía miedo, pero ahora ya se deja.
Desdramatizando un poco y saliéndonos del duro contexto, la frase de tu padre "cualquier subnormal adora a su madre" tiene mucho de poético; aunque claro, es difícil que un insulto se convierta en un cumplido. Hay que ser una persona muy fuerte para no desmoronarse como un castillo de naipes ante tanta adversidad: menos mal que nos quedan los perros!??
ResponderEliminarPor otro lado, que un subnormal llegara a odiar a sus padres sería un acto de pura clarividencia.
Raún, siempre la adversidad nos hace más fuertes en nuestro fuero interno. Hoy lo ves no como un insulto, sino como un toque de atención para superarte, para que pienses "la empresa que debes llevar a cabo es muy importante". Y no es, no, un insulto, es un gesto de rabia y de impotencia al que debes responder con entereza y decisión. Y pensar que en donde hay un golpe, siempre hay un cayado al que poderte agarrar
ResponderEliminarRaúl, perdona por no haber escrito bien tu nombre. Sabes que me agrada que estés conmigo
ResponderEliminarMe gustó mucho tu respuesta y me agrada ese afán de superación que surge de la desavenencia ante una situación difícil de superar. Vistes un gesto de rabia y de impotencia ante lo que yo vi como una afrenta. Una visión distinta es lo que caracteriza a un (hombre nuevo) y tú eres ese nuevo-hombre. Un abrazo!!!
ResponderEliminarNo sólo de pan vive el hombre, sino de siete u ocho manzanas!!!
ResponderEliminarClaro que no sólo de pan, Raúl, aunque las manzanas no deben ser todo
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