Espero
que se mejore pronto, tendría tantas cosas que decirle si hablara… A veces,
acariciándole, le digo que me perdone y él me mira con esa cara de pena, me dan
ganas de llorar.
También el rediocasette de Mariora. No quiere que se lo cojan sin permiso. No
sé si se enteraría cuando yo lo cogía y quedaba solo en casa. No quería
estropearlo. Malena también lo cogía y Quico. Cuando supe que lo quería con
permiso, se lo pedí varias veces. Hoy, cuando bajé del fallado, estaba en la
cocina solo y quise ponerlo. Pero llamé a Mariora por todos los sitios: arriba,
abajo, dentro, fuera. No respondió. Así que pensé que se había ido.
Y cogí el aparato con el fin de decírselo después. Más tarde, cuando lo tenía
en la habitación, me enteré que estaba en el baño de mis padres. Cuando salió,
me chilló: "Lo voy a esconder, ya te dije que no quiero que me lo usen sin
permiso". No sé si podré decirle la verdad, en aquel momento no pude. No
por que no quisiera, también me daba miedo. El mismo día que ocurrió lo del
pato, me señaló otro detalle. Creo que fue ese día por la tarde, que yo estaba
enfadado y mi madre me parece que me dijo: Fue en aquel momento. Esto yo nunca
lo he entendido, en aquel momento me dijeron: Nunca más al baile, ¿quiere decir
que puedo volver?. Me parece que así no entiendo la vida. ¿Quiere decir que la
vida es más tranquila simplemente pasando de esos momentos?. Y otra pregunta:
si en la mente de la persona está la voluntad de cambiar ¿qué debería hacer?,
¿esos momentos le dejan?. Ese decir "para otra vez procuraré no
hacerlo" ¿cómo se puede interpretar así?.
Fue el miércoles, cuando vino Isabel, que me animó a regar más a menudo. Y lo
que siempre pienso es que si ahora mi madre me dice que riegue los tomates en
un tono alto, va a destruir parte de lo que consiguió Isabel. Observé un
detalle con Quico el otro día, que mi madre le mandó hacer algo y él hizo
aquello. Me parece que yo me armo muchas veces el lío porque intento descubrir
algo de más allá, o imaginármelo simplemente, y tal vez no puedo responder a
las dos cosas.
Hoy, como es sábado, bajé a Ramallosa a buscar la
leche. Después de un rato esperando fui al almacén, pues mi madre estaba allí.
Llegué y, como es en un piso más bajo, el aire me parecía más a cerrado y, un
poco preocupado, le pregunté: ¿No te afecta el aire de aquí?. Ella me dijo si
era distinto. Pero, cuando estuvo sola conmigo, me gritó: ¿Cómo vienes con esa
pinta?. Ya te dije que eres feo, encima con esas barbas (del miércoles), y con
la camisa abierta con el cuello lleno de pelos.
Le respondí que no importaba, pero me parece que
siempre es esa respuesta la que me priva a veces. Ayer noche había que darle de
comer a los perros, y Quico no estaba, así que fue Malena. Cuando terminó el
programa iba a empezar una película S. Yo la vi un día y fue la que me hizo
caer, aturdiéndome. Siempre decía que no la quería ver, pero al final siempre
me decía que se estaba muy bien en aquel sillón y acaso me convencía yo mismo y
me repetía de que en la cama, sólo en la habitación, es más fácil caer. Pero mi
padre dijo: Esta película no es para ti. Creo que aquél fue el camino que
siempre había esperado.
Eso me hacía irme, porque en la cama, sólo eran,
aunque bastantes, menos que ver la película. Además, ahora ya tengo la base de
aquellos cuatro días. Salí de allí y fui por la cocina. Creo que Malena también
fue conmigo, el que sí se fue mi padre a decirle a Malena que preparase la
comida para los perros. Y yo me paré allí por si Malena quería que le ayudase.
Entonces mi padre me vio y dijo: "Ayúdale a Malena". Y cambiando de
tono, siguió: "Bueno, eres inútil. Vete a la cama". Yo me dije: Puedes
aprovecharte de eso, como puedes hacer… Peno no, me molesta, porque a
Quico le tenía ayudado. El jueves regué los pimientos y algo más. Por la noche,
el kiwi y lo de abajo. No sé si fue esa noche cuando regué la franja lateral. Y
esta mañana volví a regar los pimientos y las fresas, el camino a las gallinas.
Lo quiero dividir en cuatro; el camino a las gallinas, la franja, el pozo y lo
de abajo, cuando lo de abajo riego los injertos y cuando el pozo riego la
franja y el camino que baja del mismo. Y que me aburro, porque llegué a casa y
no sé qué puedo hacer ya que da mucho el sol y tengo miedo por la cabeza, voy a
contarte algo más.
El sábado pasado bajé a las nueve y media
más o menos con las manzanas. Se las pensaba llevar a Eulogio, al igual que el
sábado pasado le llevé seis ciruelas. Así le hacía una visita. El sábado pasado
tuve que esperar porque él había salido, esperé cerca de una hora más o menos.
Hoy no llevé una camisa con bolsillo, como la vez anterior, llevé el niki
blanco y los guardé en los bolsillos. Llegué allí y no estaba, así que fui
hacia Belesar, pero al llegar a la cuesta di la vuelta. No había llegado, así
que planeé ir a Bayona a ver a Pilar, y me detuve a preguntar por Ramona, que
se casó y había ido a Suiza. No les escribo, no sé por qué, pero pienso que
ahora tendrán otras preocupaciones. Se había ido hace tres meses. No era
antipática la señora que estaba allí.
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