Mar de sábanas
blancas,
luna bailando en sus
aguas
y en el espejo de
lienzo
un frágil deseo
llama.
La niña sueña otros
mares
en primavera avanzada
y el mozo le pinta en
su mente,
dejando la tela
inmaculada.
Dos violines y un
gallo
hacen despuntar el
alba,
que vestida de rojo
quieta en el cielo
cabalga.
Y la vida que no cede
hace levantar el
alma,
que no deja el ayer,
buscando el mañana.
Me gusta, pero cambiaría lo de "inmaculada" por "intacta".
ResponderEliminarAlgunas frases me parecen "a machetazo", por ejemplo esa palabra que dices tú. De todas formas Pedro Pablo se está definiendo como un galán, ahora esa galantería tiene su edad en la vida, ni más ni menos. Amar te abre a un gran abanico de paisajes: una relación entre almas. "Y la vida que no cede de un salto levanta el alma..." diría
ResponderEliminarLa poesía es transformación. "Inmaculada" puede ser un machetazo certero en cualquier cuello de gallinácea que tampoco desmerece el poema.
ResponderEliminarAdemás de la palabra que dices tú: "inmaculada" que parece que alarga casi inmecesariamente la frase, yo cambiaría otras, pero en un ejercicio más deberíamos ponernos en la mente del poeta y ello sí es algo intraanspasable. La apresencia de la "niña" le da un toque carnal y muchas veces el aroma espiritual de un poema basta por sí solo para desnudarse. No está mal, pero cuando alguien le da vida a un poema, nosotros apreciamos de él lo que nos completaría. Por eso son muchas caras para una sóla moneda
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