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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



sábado, 4 de febrero de 2012

Pequé por vez primera

  Pequé por vez primera entre los árboles del bosque. 
No sé qué árboles eran ni qué pecado pude cometer, 
pero cuando me vea en el agua del río reflejado entenderé la razón que me llevó hasta ellos. 

  Pequé, si, entre los árboles, de una forma irracional, casi pueril, 
como los infantes al retomar el camino, 
como las huellas que allí dejaron. 

  Era la primera vez, 
me quité las sandalias como signo de arrepentimiento 
y el contacto con la tierra me trajo paz 
y me trajo silencio. 

 Sin dudarlo volvería a pecar 
con el fin de sentir la dulce sensación que sentí entonces. 
Los árboles aún los conservo en la memoria, 
no así el bosque…  
que el tiempo destruyó. 

             Mi pecado fue no vivir el momento.


4 comentarios:

  1. Tiene un aire a otros poemas tuyos. El segundo verso me hizo sonreír un poco (No sé qué árboles eran ni qué pecado pude cometer), es susceptible de cierta ingenuidad que también me agrada. Creo que quedaría bien en cualquier selección.

    lobezno

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  2. Muchas veces, Lobezno, las imágenes más simples son las que más nos hacen recapacitar y nos hacen integrarnos en nosotros de alguna manera. Seguro que muchas otras personas verán estados diferentes en esas mismas palabras, la respuesta está al final del escrito. Me alegra que veas ingenuidad en la expresión: una imagen de la naturaleza.

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  3. Constato lo mismo que Lobezno.
    El pecado es un sentimiento controvertido. Gracias al pecado descubrimos otros afluentes que a veces nos sacian y otras nos vacían; pero siempre guardamos el temor a lo prohibido, siempre la penitencia detrás del espejo de nuestra frustración. El hombre libre no teme el pecado; más bien, el pecado es su inspiración.

    Era la primera vez,
    me quité las sandalias como signo de arrepentimiento
    y el contacto con la tierra me trajo paz
    y me trajo silencio.

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  4. Hay que ver lo que mueve la conciencia un simple texto, ¿eh, Raúl?. El pecado es algo que nos purifica por dentro, más allá de las connotaciones casi místicas que le hayamos atribuido, algo que nos han enseñado desde niños. ¿La enseñanza moral de todo eso?, la conciencia. Y es que las imágenes nos evocan imágenes puritanas muchas veces, pero también otras que tienen que ver más con el espíritu: ahí radica nuestra fuerza

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