tal vez eso que pensé al principio: las lágrimas
primeras siempre desahogan la vida. En parte la limpian de esas piedras que
después se harán imposibles, de ésas que después destruirán.
No
sé qué decir, pero me está causando daño a mí. Ella me dijo que conmigo no
puede enfadarse… bueno, pero inconscientemente. Yo no puedo volar si hay algo
en mí herido: hay unas alas que son más profundas que otras hechas de obras.
Son más íntimas, por eso no tienen un nombre concreto. Puede hablarse de ellas,
pero siempre se quedará en el más misterioso secreto lo que se diga de ellas. Parecen unas alas en el sentimiento,
pues él parece alegrarse cada vez que hablo de ellas; pero me dice que no, que
no es él quien las posee.
Me
gusta que sea así, pues esa pregunta me hará seguir investigando y
preguntándole al viento. No necesita una respuesta que me diga quién es ella:
mi respuesta es que le quiero y tal vez no necesita más explicaciones. Con ella
a mi lado, en mis manos, en la mente… la vida parece el desarrollo de todo su
amor.
Y
eso es lo que me gusta: hablar de ella, hablar con ella y esperar. Creo que su
respuesta reforzará nuestro lazo. ¿Te gusta?, no puedo parar… creo que mi vida
se ha hecho necesitada de tus palabras. Puede que muchas digan lo mismo, pero
ya ves cómo no es así. Ya ves cómo se van alineando según aquel orden tan
irregular que aprenden del cielo y cogen de las nubes.
Me
pregunto si lo habrán aprendido de algún lugar: me apena no darme cuenta de
ello, porque también yo querría saber visitar todos los lugares que ellos
conocen. También querría llegar más alto y saber que cada día alcanzaría nuevos
lugares, pero me gusta más saber que soy el conductor de ellas por la vida.
Saber que me pueden mostrar todo cuanto vieron, cuanto escucharon… y yo podré
preguntarles cada vez más.
Aquellas
sonrisas, tantas como recuerdo, las sonrisas inocentes…no quiero que se enfríen
por faltar unos ojos que las miren. Ni que se marchiten por faltar palabras que
las rieguen. Hace frío, si, mis manos están heladas, pero yo me sentaré al lado
de ellas parta darles todo el calor de mi corazón.
Quiero
que ellas se sientan dichosas de vivir. Ya vieron demasiadas cosas oscurecer y
apagarse para que ellas también tengan que avivar esas tinieblas. Tantas veces
como voy a querer que vuelvan.
Siempre
comienza a sentirse insegura, ya no late esa ilusión que me mantenía seguro los
días pasados, ya se va perdiendo aquel aliento y lo ves alejarse como sombras
envueltas en la niebla. No hay tantos peñascos como antes encontrabas. Bueno,
está bien, piensa entonces que tu esperanza no está en todo lo que puedas
encontrar: busca en todo cuanto salga de ti.
Ahora
tengo ganas de leérsela a alguien del taller, me gusta. Cuando iba por la mitad
me sentí encerrado en el túnel del tiempo, ese túnel que no lleva a ningún
lugar, pero que daña con su aguijón tan afilado de derrotas sin final.
Ya
he venido a Vigo. Mientras nadie viene te quedas escribiendo, aunque me pareció
empezar a cogerme el frío.
Podemos
escribir todo esto en libretas pequeñas, ¿qué te parece?. También las puedes
traer siempre contigo. Hora ya no es Pily, ahora es Conchita quien habló con
otra y esa otra me dijo que ella me quería. No es bueno que pienses aunque
siempre lo haces que va a llegar hasta el final, puedes decir que tú también,
aunque haces bien no excluyendo a los demás.
Quien
de verdad me gusta sigue siendo Begoña, aunque esperaré a ver qué es lo que tu
me dices, me dirás tú cuán debe ser mi elección más acertada.
Ahora
no me excluyas a las de Ramallosa. Bueno,
aún no hace tanto frío. Déjalo como está. Contigo no me aburro: siempre puedo
escribir algo nuevo, ¿no crees?. Me parece que todo será bueno y estará bien
recibido si te encuentro a ti con él. Vamos a pasarlo muy bien. Ya estoy
dentro. Hay bebidas. Tal vez ahora sueñes con bailar, no haga falta luego. No
sé si sabrá bailar alguien, aunque yo me corto si tengo que preguntarlo, si
sabrán qué es lo que hay que hacer.
Ahora
me anima también una señora que pasa con su hijo a un colegio que hay por aquí
detrás. Dice que madrugo mucho… Siempre puedo encontrar esa palabra que alegre
me espera, ese calor que llene mi pensamiento de ese amor compañero, ese amor
de todos los días al amanecer, ese amor que tú sientes por que los lazos se van
uniendo y todos los corazones se van uniendo con el tuyo. Siempre puedes
esperar ese amor que caliente tu mano y te haga sentir dichoso.
Verás
que todos esos testigos que llevamos en el interior del alma se sienten más
felices: son ángeles que juegan con todo su alrededor lleno de sonrisas. Tú tal
vez hoy te das cuenta de su presencia, pero siempre las estuviste alimentando.
No llegará el frío a tus palabras, aunque siempre lo esté intentando. No
importa que se enfríe, tú caliéntalas a tu manera; ellas se sentirán más
felices, pues ese calor será paz para todo aquel ambiente en que se encuentren.
Lo importante es no enfriar las palabras: es viento frío, viento de la mañana.
Anoté
el teléfono de Pily, llegó ella y me pilló. Hable un rato de José sobre todo.
Bueno, ella dice que es demasiado mayor: cincuenta y poco más o menos. Y yo,
ahora, ya ves… Hablé con la otra Pily, se lo dije: sé que lo va a pasar mal,
pero es mejor ahora. Espero que le haya ayudado a hacerle sonreír, no quiero
que se lo tome de un modo serio.
Hay
palabras que me gustan más para ti. Porque me dicen que tú quieres ser en parte
como ellas. Ellas también te llaman, yo las escucho: esa manera de hablar de
ti, todo ese cuidado que ponen al nombrarte… ellas se sentirán mal si un día te
sienten abatido y derrotado. Sólo tú has encontrado el tesoro que guardaba su
semblante y ahora ellas lo habrán visto a través de ti. Y un poco porque tú se
lo has mostrado. Ese cuidado lo llevan en la sangre, en el corazón del que
parecen florecer.
Voy
a escribir a máquina, tal vez lo que escribí esta mañana. Alguien lo querrá:
ese alguien que se siente solo también como nos hemos sentido nosotros. Podemos
decirle que hay otro alguien en el silencio: esperándole, alimentando ese
espíritu de amistad. Ese alguien cuyo nombre es ni más ni menos que el tuyo
mismo que ya encontró ese algo por lo que luchar y ocupar así lo que antes se
estaba perdiendo sin razón.
-las lágrimas desahogan la vida. En parte la limpian de esas piedras que después se harán imposibles, de ésas que después destruirán.
ResponderEliminar-Yo no puedo volar si hay algo en mí herido: hay unas alas que son más profundas que otras hechas de obras. Son más íntimas, por eso no tienen un nombre concreto. Puede hablarse de ellas, pero siempre se quedará en el más misterioso secreto.
-creo que mi vida se ha hecho necesitada de tus palabras. Puede que muchas digan lo mismo, pero ya ves cómo no es así. Ya ves cómo se van alineando según aquel orden tan irregular que aprenden del cielo y cogen de las nubes.
-Aquellas sonrisas, tantas como recuerdo, las sonrisas inocentes…no quiero que se enfríen por faltar unos ojos que las miren. Ni que se marchiten por faltar palabras que las rieguen. Hace frío, si, mis manos están heladas, pero yo me sentaré al lado de ellas parta darles todo el calor de mi corazón.
- Quiero que se sientan dichosas de vivir. Ya vieron demasiadas cosas oscurecer y apagarse para que ellas también tengan que avivar esas tinieblas.
-Siempre puedo encontrar esa palabra que alegre me espera, ese calor que llene mi pensamiento de ese amor compañero, ese amor de todos los días al amanecer, ese amor que tú sientes por que los lazos se van uniendo y todos los corazones se van uniendo con el tuyo.
-Verás que todos esos testigos que llevamos en el interior del alma se sienten más felices: son ángeles que juegan con todo su alrededor lleno de sonrisas. Tú tal vez hoy te das cuenta de su presencia, pero siempre las estuviste alimentando. No llegará el frío a tus palabras, aunque siempre lo esté intentando.
- Hay palabras que me gustan más para ti. Porque me dicen que tú quieres ser en parte como ellas. Ellas también te llaman, yo las escucho: esa manera de hablar de ti, todo ese cuidado que ponen al nombrarte… ellas se sentirán mal si un día te sienten abatido y derrotado. Sólo tú has encontrado el tesoro que guardaba su semblante y ahora ellas lo habrán visto a través de ti. Y un poco porque tú se lo has mostrado. Ese cuidado lo llevan en la sangre, en el corazón del que parecen florecer.
-Alguien lo querrá: ese alguien que se siente solo también como nos hemos sentido nosotros. Podemos decirle que hay otro alguien en el silencio: esperándole, alimentando ese espíritu de amistad. Ese alguien cuyo nombre es ni más ni menos que el tuyo mismo que ya encontró ese algo por lo que luchar y ocupar así lo que antes se estaba perdiendo sin razón.