Perseguía el perfume de las hojas
cuando me acerqué hasta la orilla,
y aspiré el aroma del mar,
y sus olas me hicieron sentirla.
Perseguía una esencia en las cosas
y esa esencia me hacía pequeño,
entonces comprendí que eras tú
y, soñando, despertaba.
Y quise entender lo que sentía
y dibujé enigmas sobre la arena
y entonces vi que estaba desnudo
y me dejaba llevar por la tierra.
-2008-
Muchas veces el mar nos descubre quienes somos. Solo hay que estar receptivo.
ResponderEliminarAsí es, Eria. Su calma, su aroma... todos lo que se siente te lleva a lo más profundo de ti y a la vez te une con todo tu alrededor
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