Parecen unas mañanas semejantes unas a las
otras,
pero no lo son: en unas un halo de color
amarillento
recorre las montañas…
en otras ese halo no existe, pero si
diamantes de estrellas
que se extienden por doquier y lo hacen
más profundo.
Yo sé que soy testigo de algo oculto,
que estoy casi profanando el templo de la
madrugada,
pero esto es lo que me hace sentir más
libre.
y siento el peso liviano del cosmos sobre
mis párpados,
y mi bicicleta no lo sabe, pero raya el
asfalto
y se contagia también.
Por eso sé que voy seguro, porque el
universo es mi guardia
y es mi esfuerzo.
Yo le entrego mi aliento y él…
él me da la vida.Respiro una y otra vez el
aroma del infinito
en cada uno de los pedazos de la nube que
me toca
Lo has dicho tan hermoso.. lo entrego igual al infinito respiro de la vida.
ResponderEliminarUn Abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..
Siempre debemos hacer un esfuerzo por reencontrarnos con la naturaleza, que en el fondo es la parte de nosotros mismos más invulnerable y a la vez la que nos hace más firmes. Como siempre, un placer leerte, Adolfo
ResponderEliminarHola amiga.
ResponderEliminardespués de tres meses en Brasil vuelvo a estar por estos lares.
Mientras veas el tono cambiante de las mañanas, mientras tu piel se humedezca con el rocío de las mismas y el sol se interprete como un nuevo amanecer, es que estás más viva que nunca.
un saludo
Genettica, estoy encantado de volver a leerte, pero debo decirte que no soy I am, ella me dejó a mí llevar la administración del blog pues ya venía colaborando en él desde el año pasado. Recuerdo que para mí era un gusto leer cada uno de tus comentarios y deseo que así siga siendo, pero no soy tu amiga. Viajar siempre es un motivo para enriquecerse, tanto de cultura como simplemente oxigenarse de otros espacios,lo cual es muy agradable. Deseo pues que ese viaje haya sido provechoso para ti y seguir disfrutando de tus comentarios
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