No ha dejado de llover
en esta noche. Cuando el sol
asomaba los primeros copos del día, el
cristal de la lluvia
se transformó en calor
y despertó así los azúcares que había en
la niebla.
Y luego todo se hizo luz. Desperté
envuelto en agua
cuando salía el sol
y, al ver la claridad, como una nueva
vida,
me enganché al tiempo,
preso de una noche
que había sido para mí más que un sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario