y comienza oyendo la cinta. Me parece que me
faltan las dos anteriores del mismo tipo, pues yo sólo tengo dos. Me temo que
voy a tener que bajar a Ramallosa a hacer algún recado. Siempre le doy a grabar
sin conocer las canciones. Siempre me imagino el autobús a Fátima. Ahora iré a
Rosa y después a Ramallosa. Ya tengo la bici fuera. Estaba grabando.
No me acordaba, pero ahora tengo que guardar la
leche. Voy a seguir grabando. Ya vine. Voy a ver si consigo otra canción de S.
Wonder. Estaba en el cuarto, pero vine a la cocina. Estoy esperando acabar la
cinta. Dicen que van a poner el nº 1. Pues no está tan bien. Pero la pongo. No,
la corto. Bueno, pero ahora quiero una para terminar la cinta. Pero no me va a
bastar sólo una. Bueno, encontré una cadena. Quise grabar una, pero ya la grabé
otra vez. Jo, qué pesado. Bueno, ya cogí una. Es buena. Es una de las que
estuve combinando antes. Una no llega. Tal vez Ramoncín le gusta. Es ruidosa,
pero vale, ayer o el otro día grabó una igual. Y creo que faltan más de una.
Voy a dejar para los animales. Bueno, ya está. Grabé una. Intento ahora. Una
melodía que me gusta. Me gustaría terminar la cinta con ella. Pero no pude.
Dijo que era tranquila. Esta me gusta, pero la dejo. Este domingo no sé a quién
encontraré. Me doy cuenta que me gustaba. Bueno, ya está. Están buenas las
patatas. Grabé la siguiente. No, la borré. Voy a ver la siguiente. Voy a pelar
patatas. Están muy calientes. Me queda sólo una. Las dos y cuarto. Ya me
tranquiliza.
Me preocupa lo que le regalaré a Ana. No sé,
una postal. Me quedo en esta cadena. Jo, a ver si termina. Es que las de E.
John: sólo son música.. o tocaron una música antes. Pues qué desastre. Bueno,
ya cogí una. Y terminó la cinta. Ya estoy más tranquilo. Ahora, a pensar en el
domingo. Pasada la comida, me duele el estómago. Supongo que no cambiará mucho
la postura en cuanto venga mi madre y pase la relativa calma que traerá. Ya
aprendí. Ahora por la tarde. Mariora me dijo que le diera la vuelta de esta
mañana y por la mañana había visto quinientas. Se lo dije y eran mil. La
fastidiamos. No tenía la cuenta y sólo tenía 195. Se me ocurrió decirle que iba
al pueblo y fui. Iba inseguro. Lo había perdido. El pollo doscientas cincuenta
y la carne cien. ¿Entonces?. No, había jamón y pan integral. Pero seguía
faltando. Carlos me preguntó si había perdido. Al final eran doscientas. Eché
la cuenta y Conchita me dejó cuarenta y cinco. ¡Buf!. Cuando Carlos me dijo
eso, pensé que me tomaba el pelo, después dijo mil. Creí que iba a salir mal de
ésta. Al llegar arriba escribí esto. No lo paso a la libreta. Creo que mi vida
quedó en aquellos lugares. Y cada vez que vuelvo a recorrer todos sus paisajes,
en sólo unos momentos vuelvo a revivir lo que fue la historia de toda una vida.
Me parece que es hoy cuando la he conseguido y
me gustaría demostrarle a todos que es verdad. Que fueran felices, al menos, un
segundo, como a mí me gustaría transmitirles en mi lenguaje. Tal vez hace años,
y hoy lo he conseguido, pero no te fijes en eso, fíjate en lo que yo le
buscaba. Quien es pero fue el tiempo, que no pudo rehacer nuestra sonrisa. Se
sentirá derrotado. Bueno, así lo estuvo siempre. Déjame con ella. Esperé este
hoy en todo el día de ayer. No hacen falta palabras en nuestra unión, ya sabes
que yo siempre he deseado encontrarme con ella. Me siento cansado, aunque digas
que ya pasó mi vida toda su historia. Allí estaba ella, al final nosotros dos
nos íbamos a encontrar. No ha pasado para mí, no. Yo le sigo queriendo tal y
como se presentó el primer día que fui feliz con ella. Déjala a mi lado. Y cada
vez que la recuerde, déjame con ella. No es fatiga, es, simplemente, que su voz
es única. Y es una soledad feliz, toda la que lleve su nombre. Déjale venir en
cuanto pueda, ya sabe que yo le amo. Me da pena no soportarle comiendo
manzanas. Ahora me fui de la cocina por eso, aunque tuve que estar un rato.
Ahora fui a comer nueces. “Deja de comer nueces. Toda la tarde”. Me parece que
si no es por el ruido, habría mucho que contar. Me fui y después me pilló
comiendo huvas. “¿No entendiste?”. Yo le dije que si. ¿Qué?. Era claro que no.
Me dijo: O meriendas o cenas. Yo, que nunca quiero cenar, en fin… Sólo está
encendida la tele en color y mi padre escribe a máquina. No sé a dónde ir,
porque allí tengo miedo. Quico no está en casa.
Hoy me levanté. Me duele la cabeza. No sé qué
día es, aunque al principio me dio la impresión que era sábado. Le pregunté a
Mariora si así lo era. El pan, se van esta tarde. Lo supe cuando hablé con
ella. La leche me respondió: ¿por qué?. Bueno, con lo que nos dejan supongo que
no hará falta. Voy a ir a buscar la leche. Iba a subir a escribir, pero no me
da tiempo. Cuando me levanté, mi padre me dijo o me preguntó si había guardado
el pato ayer, que estaba suelto. Le respondí que si. Y me parece que empujó la
puerta, pues no tenía ningún ladrillo. Cada vez me parece más que es verdad esa
respuesta. Al principio no llegaría a dar mi vida por ella, ahora creo que si.
Bajaré al pueblo a buscar las cartas. No, bajó mi hermana. Las canciones son mi
debilidad. Jo, me duermo oyendo una que tocaron ahora.
No se puede vivir sin la música pero tampoco prescindir del silencio.
ResponderEliminarUn día grabarán nuestra memoria en un formato full HD, y ese día también podrán recobrar de nuestro cerebro todas esas canciones olvidadas.
Es la manera de conectarnos con lo que nos aporta, que siempre llega a una parte de nosotros mismos y hace que nos sintamos en calma
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