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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Recibí una carta...

 Recibí una carta...
 Me encantó. Pero me pasé toda la tarde buscando arriba entre las cartas alguna firma igual. Me habla de Ana, Irene, Pily… Tal vez puede ser Lupe, pero esto lo sé después de buscar por las hojas de cintas y las cartas… no las vi.
  El caso es que la carta me encanta. Voy a ver si tiene teléfono Lupe: no tiene. Ya es casi de noche. Sigo dándole vueltas. Primero pensé que era Pily y le escribí, pero iba por el pasillo a ver su firma y me acordé que su nombre también estaba en la carta: ella no podía ser. No me queda otra solución que esperar. Pero supongo que será Lupe, pues quitando a Pily y a Ana, es quien me queda. Pily quería una postal y no sé si se la envié. Me metí en el baño: de pie no sé estar.
  Mañana me quedo en cama, no tengo por qué ponerme a chillar, así que me quedo: además, puedo grabar… Bueno, tocaron la puerta, no hay por qué dormirse. El día es el viernes, así que éstos no me importan. Podré grabar más suelto. Si no, ya ves… y la de Stevie, pues a ver si la consigo por aquí. Bueno, salgo, si no pueden calentarse los humos…
  Bueno, a ver si puedo poner la radio y grabar. La cinta de “No sucederá más”… dejaré la que puse: confiaré. Salió alguien, no voy mañana, me quedo solo.
  Ni puedo subir a buscar el blog de las cartas. No tengo nada aquí abajo, sólo el cajón. ¿Te acuerdas de aquella medallita?: la tengo aquí, pero no sé para quien era. En el cajón tengo otra hoja como tú, puede fallarme la de arriba, pero me parece que lo malo que hice fue el dejar terminar las frases en cada hoja: así nunca me queda una base para ver la siguiente. Me siento otro con las amigas. No sé si me hacen sentir un poco padre o un poco amigo, creo que son las dos cosas y el amor.

Bueno, aquí me tienes. Ya comí, así que voy a subir. Decir “en el baño” es un temor… Ahora pensaba que estaba arriba: Bueno, voy. Tanto como esperaba decirle esta mañana… No sé, le estuve preparando la carta a Lupe, pero falta el dinero de los sellos, no me di cuenta la verdad, no tengo ganas de escribir. Voy a dar una vuelta… Ahora si, ya la di alrededor de la manzana.
 “Si, hombre, ahora va a llegar la profesora y los niños. A este bolígrafo también se le puede meter una carga de las normales”. Creo que todo vuelve a ser como ayer, ¿no?. Ya pasó un niño para arriba para bajar por las escaleras. No me quiero olvidar de Lupe. ¡Jo!, las tengo a pares.
 No, no hace tanto frío. Tenía ganas de abrir el sobre: ya te dije que quería ver lo que ganó el año pasado. Me parece que veinte
mil es poco, ¿no?. Pero no: lo voy a hacer. No tengo ganas, sólo quiero estar contigo. Por mi descuido, perdimos un día con Lupe por no traer el sello. Bueno, piensa en el viernes… Mañana no te afeitas y por la noche sí, para el viernes. No sé, un año nuevo en compañía, como siempre lo deseé.
 En quien en verdad tienes que pensar es en Lupe. Ya por fin has encontrado los cuentos en la libretita pequeña. Bueno, pues a pasarlos. Todos te esperan, Lupe también. Pensaste en casarte con ellas… tú ahora vive así, el tiempo dirá. Sabes que él quiere lo mejor de lo que te pueda conseguir. Ya verás, podremos volver a escribir lo de antes. A ver si tienes las cintas ahí dentro. En el viaje no las pusiste, se estropeó el aparato. Aunque no te acuerdes, sé que te estás preguntando ¿qué viaje?. Bueno, al menos pasamos un rato, la mano no la tienes tan fría. Bueno, yo con la ilusión de vivir pronto.
  ¿Sabes?, aquella llamada que hiciste ayer a Porriño no duró ni medio minuto, pero fue la que más te animó, ¿no crees?. Ya tienes otra cara para Lupe. Justo ahora… fenómeno, ¿no?. La chica que se metió allí abajo. ¿te gustó, no?. Si me dijo trola ella me lo dijo primero, me había quedado mirando. Bueno, no te propongas nada especial para estas fechas.
  ¿Qué quieres?: te tengo a ti. Mejor de esta forma. A ver qué nos reserva la Navidad: la convivencia tal vez serás lo mejor… No, tal vez no; ya empiezan a llegar los primeros niños. Y un gatito como el pequeño de casa. Ya van a ser y media. ¡Jo!, pasó el tiempo ahora rapidísimo. Bueno, te entretienes con lo que dicen. Llegó Mayte. Espero otra vez. A buscar la carne de Carmen, pero no sé si algo más. Mejor así: aprovecho para llevar la carta. Pero a ver a qué hora. Mañana vas a Vigo y te quedará más cerca el viernes.
  En este periodo de rehabilitación muchas veces se encontró con barreras insalvables. Barreras que además de oponerse se encerraban en sí mismas… Y aquel muchacho se quedaba triste, porque quería enseñarles el maravilloso mundo de la amistad y no querían conocerlo: preferían quedarse en sus ambientes mundanos y no embarcarse en aquella aventura de la felicidad… Y aquello le hacía llorar.
 Poco a poco iba familiarizándose con aquellas lágrimas: no decían nada a la realidad y podían morir sin que nadie lo supiese.
Otras veces, aquella tristeza llegaba al punto de desear la muerte. Francamente no sabía lo que hacía. ¿Valía la pena vivir cuando el amor no existía?, ¿qué sentido darle entonces a la vida?, ¿por quién luchar?. No quería hacerse preguntas de este tipo, porque comprendía que tampoco vale de nada desesperarse. Además, la vida no era así. Siempre que se deprimía llegaba a él una palabra de ánimo interior que le empujaba a seguir viviendo y buscando.
  Pasaron algunos años y este chico ya había pasado, no sin dificultades, aquel periodo nefasto. Ahora ya se sentía más libre y podía desarrollar su camino: le tocaba regar aquella semilla y en su cara dibujada una sonrisa, él sabía que podía crecer. Había descubierto otra vida que podía crecer junto a la vida real, aquel sentido que hubiera podido morir.
  Había crecido, ya tenía veintiún años. Conocía desde uno o dos años antes a un grupo de jóvenes que creían en la amistad y en la grandeza de ir luchando juntos: se había arrimado a ellos, consciente de que allí encontraría lo que tanto buscaba; le atraían sobre todo las convivencias.
  Aquél era un mundo especial, era la realidad que tanto había soñado: juventud unida por unas mismas ilusiones, conocerse por unos mismos sentimientos… aquello era vivir en una misma eternidad de amor. Y cuando entre toda aquella amistad, en donde cada una no se sentía una más si no inmersa en un mismo amor, levantabas la vista a la soledad, contemplabas la infinidad de Dios. Y a Él le veías en todos, luchando en una misma hermandad: aquélla era la majestuosidad de su nombre y de su Reino. Quizás podías encontrar más dispuesta y afianzada tu sinceridad junto con tu libertad misma para luchar entre las traiciones.
  Nuestro chico sentía una llamada desde lo más íntimo de su alma, que le decía que aquél era el mundo que había buscado durante toda su vida.
  Y desde aquel día decidió sumarse a él: ofrecer la amistad que en su corazón había para intentar ayudar a los demás. Comenzar a reproducir aquel sueño y por él y en él extenderlo sin fronteras. La misma divinidad eterna la haría conocer. Por otra parte veía un encuentro con Dios, con el guía de su vida; en el fondo con el que la había llevado hasta allí: aprender más de su palabra y embriagarse en su amor… dos capacidades que sólo llegaban a él para repartirse al mundo.
  Cierto es que todos estos pensamientos no aparecieron el primer día, sino que los asimiló pasadas dos o tres convivencias… pero todos estos rasgos los tenía presentes cuando comenzó a ir a ellas.
  Alguien se los decía, alguien que conocía perfectamente su corazón y todo su ser y que conocía toda su vida. Alguien cuyo espíritu latía allí y le había llevado para encontrarse de nuevo con él… para presentarle su Reino, su Reino de hermandad en donde sólo se respiraba amor: amor puro, pero no para tener guardado si no para desarrollarlo y extenderlo.
  Aquél era el mundo que siempre había buscado, el que le llenaba las manos y el corazón, el que siempre había vivido consigo. Ya por fin lo había encontrado.
  La convivencia era una especie de vivencia cristiana ya preparada con anticipación que comenzaba un sábado por la tarde y terminaba el domingo por la tarde. Nos ayudábamos unos a otros, intentábamos reflexionar juntos compartiendo nuestras ideas y oyendo nuevos pareceres. No estaba limitada a una determinada edad. Iban de todas, aunque solían predominar las edades jóvenes, entre los quince y los veintidós años. No obstante había personas mayores y niños más pequeños.
  Había tres durante el año: una era a principios de Enero, otra el sábado y el domingo antes de Semana Santa y la tercera a principios de Julio. Y había un día llamado “Día de la Juventud” de convivencia al aire libre: solía ser en Mayo, aunque podía cambiar…
- Realmente- pensaba yo- a estas amigas empezaré a conocerlas a través de las cartas. Estoy seguro que todas me harán muy feliz, el tiempo me lo dirá.


 Estamos en el año 1983. Es ésta la historia de un chico, mejor dicho, de una amistad; bueno, la historia de un muchacho que empezó a escalar la montaña de la felicidad.
  Ahora es un chaval de veintiún años muy feliz, porque comenzó con nada y hoy cree poseer el mundo. Naturalmente todo su trabajo, todo su caminar y todas sus desesperaciones le animan en la idea de haber hallado su cofre.
  Ya no existe el tiempo para él, pues él mismo le ha conducido a ella. Nuestro amigo es un poeta que exalta el amor en cada una de sus poesías. Porque la vida es su poesía y es el lenguaje en el que se expresa. Y la vida es la amistad.

  Alguien le dijo un día que era un ligón, porque siempre que le veía estaba con varias chicas paseando o hablando simplemente. Y le preguntó que cuál era el secreto… Él, muy serio y al mismo tiempo con un semblante que reflejaba una intensa felicidad, dijo: “La sinceridad y la cortesía”.
  Escuchando “Tocata” creo que me he acordado mucho del viernes, de si será verdad que habrá ese grupo. No sé, me queda buscar por aquí las cintas. Pues no sé. Bueno, tampoco va a ser necesaria la canción de S. Gonder, lo que me espera creo que va a ser lo mejor.
  Me lavo la cabeza mañana, hoy me parece que hizo demasiado frío. Ese día de fiesta, el día de Nochebuena, el día de la convivencia está también cerca… ¿es fantástico, no te parece?. Bueno, va a empezar el partido dentro de un poco. Ahora… bueno, un poco más.

  Me dijo Pily que le enseñase, no Pily la amiga de aquí. Le dije que le enseñaba. Están más mimosas… Me parece que hay aún algunas cosas que no están claras. Bueno, día a día se irán descuidándose y no tomándolas tan en serio. Si, yo claro que me gusta el beso, como dijo Pily, pero no sé la intención que le da ella.
    Hoy, mientras venía de la iglesia, me puse a pensar que es quien me quita las ganas de vivir. Venía tarde, si, porque tanto si me quedo allí como si me voy a algún sitio busco animarme… Siempre llego tarde. Hoy fue especial: ayer no supe cómo mentir cuando marché y le dije que le iba a dar un recado a Isabel, cierto que no era toda la verdad. Pero muchas veces siento que me faltan las fuerzas, muchas de las fuerzas. Ahora me canso más fácilmente, no sé a qué puede ser debido. Son los momentos que me pongo a pensar casi analizando todo mi alrededor.
  Son momentos en que intento darle un sentido a todo lo que me rodea, que hay veces en que ese sentido pierde su validez o es fruto del tedio, de un sinsabor extraño. Creo que todo ayuda a regar ese tedio en mí, a recordarme que fue la misma vida quien me lo enseñó.
  De nada vale decir: “ya lo he conseguido”… y cambiar tan de repente a un nuevo modo de vivir. No se puede concebir que el alma no se equivoque cuando busca el momento que saciará su sed. El hambre de su entorno, un mirador confuso guiado por extrañas siluetas que bailan constantemente.
  No se puede concebir que un día le ames, cuando tan cerca parece el viento de todas tus palabras. Palabras sin aliento tal vez, pero que a él le gustan. Ni siquiera sirve para nosotros decir. “ya lo estoy consiguiendo”, con un “si mañana…” que apenas sabes cuánto durará. Hazme caso, solamente el prolongar pequeños detalles en un riachuelo pueden llegar a conseguirlo. Además, así no sentirá tu alma tal vez el haberte ido para siempre.
  A lo mejor lleva una orquesta, como tengo oído. Bueno, no sé, animo a Loli, son los detalles que me hacen feliz… ya Pily se enteró de la carta que le había escrito a Bego. Bueno, un tropezón. Claro que me gusta meterme con Teresiña. Mañana es el dinero para la quiniela. Hoy hay partido y mañana también. Estuve escribiendo a máquina. Ya pasé muchas veces el cuento de Sur, ¿no?. Siempre le meto algo nuevo. Podía escribir un cuento sobre la amistad y todo eso, ¿no?. Supongo que hay hojas que están salteadas. Va a oscurecer. Lo que va a ser un no va a ser cuando intente poner en orden todas las hojas, ¿no?. Bueno, ya ves que no sé qué ponerte: el viernes tendré muchas cosas… y el domingo cuando salga.
  Bueno, mañana es la final de baloncesto. Y juega el Real Madrid. Hoy me trajo un amigo. Todo vuelve a ser como antes. Va a hacerse de noche.

 Pero no bajo al pueblo: es demasiada noche para la bici. Escuchando “Tocata” creo que me he acordado mucho del viernes, de si será verdad que habrá ese grupo. No sé, me queda buscar por aquí las cintas. Pues no sé. Bueno, tampoco va a ser necesaria la canción de S. Gonder, lo que me espera creo que va a ser lo mejor.
  Me lavo la cabeza mañana, hoy me parece que hizo demasiado frío. Ese día de fiesta es el día de Nochebuena, y el día de la convivencia está también cerca… ¿es fantástico, no te parece?. Bueno, va a empezar el partido dentro de un poco. Ahora… bueno, un poco más.

  Una palabra que borraba todo el dolor del sufrimiento y que ayudaba a soportarlo con más ánimo: era una maravillosa chavala.
  Continuó hablando y directamente le definió la timidez, muy común entre la juventud: “alguien que teme decir algo inoportuno, algo que lastime a los demás”. Y ese algo también lo sentía él: era una sensación horrorosa que le privaba de decir lo que en verdad quería decir. Algo que no le dejaba vivir el amor como realmente él quería vivirlo.  Algo contra lo que no luchaba, pues lo consideraba tan dentro de sí, que era inútil su expulsión. Sin embargo ella me animaba a romperla, un sentimiento de amor le decía que se podía romper, así como ella lo había hecho.
- ¡Querer es poder!- decía él. Y todo se puede conseguir pues nada le es imposible al hombre.
 Y su resolución fue firme.
- Lo haré. Ella me dio mucho más que eso.
 Y me contó su historia, la historia de su juventud. Y en ella todo lo que se podía ver era una asombrosa rotura con la timidez y una gran sinceridad y confianza.
  Aquel relato animó todavía más a nuestro poeta. En su rostro quedó impresa una misteriosa pero al mismo tiempo eterna sonrisa. Era una mirada de amor que siempre había buscado. Ya no había duda: era aquélla su amistad.
  Y este muchacho que toda su vida había callado para no dañar a los demás, que lloraba en silencio al ver llorar a los demás y que sufría porque su corazón no le daba todo el amor que él quería, volvió de nuevo a vivir: a vivir desarrollando todo lo que en su vida significaba amor, a vivir sufriendo lo que sufriese sin ver con malos ojos aquel dolor, a vivir procurando alegrar la vida a los demás aunque llegase al punto de desinteresarse de su propia vida, a vivir.
  Ya había alguien por quien vivir, alguien para quien la vida de este desgraciado tenía un sentido, alguien que le había animado a seguir viviendo.
- La vida nunca pierde su verdadera esencia. Es la voluntad quien te conduce por todos los bosques… pero hay siempre una estrella que te espera al final. Jamás llega una a desanimarse.
 Y aquella amistad había sido para él un nuevo impulso en la conquista por la lucha de la vida.
 La sinceridad y la confianza, que en el fondo pensaba que debían ser los dos pilares fundamentales en una amistad, eran en ella maravillosos. Y se los había regalado de primera, lo cual era más maravilloso todavía.
  Y pensaba en lo imbécil que sería si su vida llegara a desviarse por los sentimientos de desesperación que siempre había tenido. La vida sí merecía la pena porque es un cofre gigantesco que abre tu corazón a las maravillas que siempre has buscado, porque todo tiene solución en ella y porque lo único que no tiene sentido es la desesperación.
  Además, ella denominaba esta amistad que todavía había empezado a nacer como una de esas amistades que son mucho más hermosas, que nunca acaban ni te hacen daño. Y compartía plenamente esa definición. Así era la máxima amistad que buscaba y a sus veintiún años, todavía en periodo de crecimiento y aprendizaje para algunos, ya se sentía plenamente desarrollado y maduro. Y tan sólo un “te quiero” sincero y de una amiga había sellado el amor para toda una vida.
  A partir de ahora ya no le importaría sufrir ni padecer, Dios le había ayudado a soportar todo el peso del dolor. En el amor sólo podía descubrirse una cara verdadera, una cara que, además de ser un incentivo para un esfuerzo personal, fuera una ayuda para vivir con los demás con el perdón como bandera.

  Eulogio me alentó un poco. Ante todo son padres. No sé, me parece que es un pensamiento que tenía un poco olvidado.
-  Mira, ¿recuerdas los cuentos navideños?. Si encontramos las libretas aún podemos llevarlas así. Bueno, piensa que hoy es jueves. El cuento de “Bonita” no se lo llevamos a máquina, le llevamos la libreta. Mira, le podemos llevar el de “Tartamudón” en libreta y a máquina para que vea la diferencia y te lo diga, cuál le gustó más. Mañana tenemos que ponernos a buscarlos ¿eh?: en la cartera oscura que llevabas a Vigo. Y preparar lo que vamos a llevar. Bueno, lo conseguirás. Y la libreta de anillas de poemas. Recuerda el cuento que tiene, aquél sobre ti: lo hiciste en varias semanas. Cierto es que lo escribiste primero, pero eso no importa.
  Creo que el cuento tiene otros personajes más, puesto que si ella es Patricia, Bonita ser una gacela o un animal semejante. Mucho te gustan. Bueno, hay que leerlo: se lo podemos dar en viejo y… no, no puedes. Bueno, ya lo veremos.
  No, no lo llevo. Y tampoco llevo el primer tomo, que ya lo tienen allí. Recuerdo darle un lote en la carpeta, pero supongo que sería el cuento anterior. Nada, voy a buscarlo. No lo encontré. Creo que lo buscaré un poco más y se lo llevaré así. El ánimo está en ir a la convivencia, ¿no crees?. No encuentro los cuentos navideños, no sé lo que les he dejado. Bueno, para otra vez debemos anotarlo: seguro que esos cuentos están entre las hojas sueltas que tienes ya pasadas. Luego lo vemos.
 Leí el análisis que me hicieron en Vigo: no sé por qué tengo que necesitar compasión… ánimos si, pero eso me parece mucho. Bueno, sólo pienso en el mañana. Como llevas pensado un beso a Delia, otro a su amiga, ¿por qué no?. Ya sé que lo has pensado mucho. No voy a Tuy por la diversión, ella es esa parte necesaria.
¡Déjame con ellas!. Allí llevo las ilusiones de Navidad. Tan furiosa que se puso al tener que darme algo para la convi, podía decirle que ya las tenía ahorradas. Pienso que no debo marcharme ahora.
  Los perros ya empiezan a andar. Y eso me va a traer más quebraderos de cabeza.
  Si, doblé esos periódicos de ese pequeño estantito que hay junto a la nevera porque recordé que no sabía qué hacer, pero pienso que  ya está hecho. Al principio les ponía números a las hojas, pero ahora ya me voy haciendo un lío y lo mejor va a ser pasarlos a las libretas. Voy a ver el dinero que tengo… Si, lo tengo. Voy a buscar la leche y de paso la libreta. Llevo cien más.
  Tuve que volver atrás, sólo estaba en la puerta: dejaba el de mil sobre la almohada.

  Muchas veces me desanimo pensando si me casaré o no. Y pienso más en ese no. A veces pienso que concibo una familia muy lejana a la realidad. Pero si me quedo soltero va a ser peor, ¿no crees?. Otras veces me pregunto yo qué hago: no nací para pintor ni maduro para poeta, ni sé cuidar el campo. Me desanimo yo solo. Y en el medio del enfado surge una chispa y hago un poema, pero ahora ni eso. Me recuerda el de “Todo sigue igual”. Podía haber pelado las castañas: lo haré otro día. Pasaré a máquina los poemas.
  ¿Viste?, como dije ya empiezo a echar atrás.
  Mañana a Vigo. Entré en la cocina para preguntar por los otros: si habían llegado; sólo quería que me dijesen lo de antes… pero no dijeron nada: “No llegó nadie”.
  Bueno, ya me bañé. ¡Bah!, no importa; no te pongas a pensar que no vale la pena. Mañana… bueno, a ver cómo queda aquello. Aunque no me cayó tan bien Begoña… pero en fin, es mejor un cumpleaños allí que en otro sitio.  No sé, Lourdes, creo que ya le hice bastante daño con nuestra inconsciencia, pero es igual porque el día que se lo quiera decir se lo digo. Ya sabes que a mí no me importa lo que piensen los demás sobre mí, sólo a mis amigas.

  Hoy cuando escribía arriba Quico puso la cinta “Vive”. Dejé de escribir y salí a las escaleras para escucharla mejor y me encantó. Creo que me va a gustar empezar a cogerles la letra. Me gustaría oírla cantando. Tendré que esperar al día en que esté solo. El día de mi cumple, cuando me llamen Alicia y Pepi, era ese grupito de dos chicas de la costa que no recordaba, que lo hagan por la tarde. Y Pily un coche R-5 blanco, matrícula…Va. Bueno, pues delicioso.

  Decía que no sabía ponerme el reloj, “por comodidad”, diría Isabel (y algo de eso puede ser) porque siempre temía romperlo. Hoy me lo pasé.
  Lo pongo en la muñeca y después lo giro. Tengo ganas de seguir leyendo el libro de Follas Novas. Intento traducir los poemas al español. Pero lo tengo que leer tranquilo: lo empecé a leer en la cama  No es mucho el roce que tengo ahora con Claudina, aunque sigo pensando que me gustaría que me lo hubiese dicho antes, creo que sólo le dije hola uno o dos días: un día que iba a buscar pan y un domingo, no recuerdo más. Bueno, el pantalón blanco y llevaré la camisa azul a rayas verticales.
  Voy a andar un poco, que me aburro. A lo mejor entro en la cocina. Entré y cogí un damero.

  Bueno, está la luz encendida: voy a hablarte de cualquier cosa. Este domingo a Pily y el próximo a Luisa. Bueno, porque bailé y Sauli tiene novio, ¿qué te parece?. Además, creo que en el centro que me dijeron en autobús se trabaja con materiales tan diminutos.
  Voy a dejarte, no se me ocurre nada: voy a leer a Rosalía. Estoy aquí, en el pueblo, voy a ir a la ciudad, me dijo un chico que las tres están en el centro. Bueno, vamos a esperar para que quede en la tienda. Tengo que llamar a Pily, no sea que me quiera venir el viernes, día de todos los Santos: pensaba decirle que iría yo, pero no voy a poder por el día que es. Salir pienso salir, y si es así no voy a saber a qué otro sitio. Bueno, ahora estoy escribiendo. El problema va a ser Ana… Bueno, ya veré. Yo te tengo a ti al menos, me molestaría estar pasando de un lugar a otro, como hay alguien que hace.
  Me dicen “Hola”, pero no sé realmente lo que estarán pensando aunque no creo que piensen mucho porque si fuera en otro momento pudiera, pero una mañana, mientras espero que venga una chica, aunque ellos no lo saben. La respuesta será al final, como siempre es así. No me sale nada acorde. Estoy viendo aquí el pantalón gris que no se rompe, me da más seguridad. Ya cogí varias hojas más, junto a la mesa había papeles tirados y cogí las dos hojas grandes que había. Pero ya vi donde tiene la papelera y está llena.
  Cuando el señor me dijo que estaban allí al principio no me lo creí, pero los dos sitios coinciden en estar en el Calvario: es una pista. A ver si me acuerdo de comprar sellos y sobres: si es así veré a las tres antes de lo que pensaba. Bajé la cazadora azul, pero la pienso dejar en la tienda. Fueron esos últimos consejos: que esperes tú, lleva algo de abrigo. Yo contentísimo por marchar. Ya se levantó a las ocho y media diciendo: “Me olvidé de avisarte”: ya estaba yo preparado tomando la leche. Yo contentísimo, ¿no?. “Sácame la moto. Tú ya tienes que bajar. Guardo los perros”. ¡Ay! y la leche. Voy a buscarla cuando venga. Me alegra que piense así. Como le dije a un señor cuando me trajo, la ilusión hace más que las manos o los ojos o toda la mente. La ilusión reside en ese trocito del alma…
  Ya no puedo escribirte más. Me llamó y me dijo: ”Lo importante es que aproveches”. ¿Quién piensa en aprovechar?. Les enseñaré a hacer cestos, varias cintas, llevaré cintas, me gustan todas. Casi son todas chicas: Teresa y Begoña también.

  Ha pasado ya un tiempo. Ahora tengo un poco descuidado el hablar contigo porque estoy recogiendo los poemas sobre la amistad. Hoy lo hago porque se me acabó el bolígrafo y no quiero usar otro color hasta comprar la barra el lunes. Sigue habiendo alguna que otra riña, a veces seria, pero no le doy tanta importancia porque ya sabes que escribir un poco es mi desahogo. Teresa me dijo que el próximo día iría al baile, que le invitaba yo. Por una bueno, pero ahora que la idea la dio Mayte y Tere dijo que iba a ir con el chico que salía. Me pareció oír “tú” cuando se lo pregunté al principio, pero todos quisieron interesarse y se calló. Cuando hacía stop me pareció ver el coche de las tres chavalitas: allí iban cuatro o cinco y por eso no paró. Aunque pienso que si eran cuatro y no paró quedaría un sitio libre. Bueno, en el bar Esquina estaba escribiendo y me pareció ver a una chica que se sentó en otra mesa que me miró varias veces: llegué allí y le dije que me guardaran unos cestos, pero hoy vi que era una cocina. Al marchar me acerqué y le dije: “Te vas a enfadar, pero voy a entrar ahí a cogerlos”. No creo que le pareciera mal. Hasta me dio la impresión que levantó un poco la voz porque vio que a mí me gustaba oírlas, incluso encendiendo la luz para que viese mejor. Ahora ya van más al pueblo, pero a tantos no, les diré lo de Abadía. Ya os hablé de la salud de mi tío… Pily no va, hoy me animó un poco, a Pily no le gusta Jose, se acercó con sus abracitos. Entonces Teresa le dijo: “Pily, vete a tu trabajo”. Creo que un domingo voy a hacerles felices, a Tere le recordé lo de la semana que viene y me dijo que en esos días arreglamos lo del domingo.

  Si, parte es mi culpa, no me parece que pueda ser toda aunque tú lo creas así. ¿Y cómo decírtelo?: lo que quisiste fue intentar hacerme más despierto… bueno, pero debí preguntarte por qué en primer lugar atacaste con amenazas.
  Padre, creo que te pedí un día por haberle pegado a Sol, que es el periquito, la comida. La señora fue lo primero que me ofreció y tan rápido no pudo concebir una estrategia. ¡Qué cerda!, ya ves cómo es la gente. ¿Es tan malo confiar?, ¿es tan falso?... creo que se lo preguntaré a Alicia.
   Yo cambié. Ahora me aparece otra pregunta: ¿o soy yo quien me complico la vida?. Mi tío mejoró, creo que va a venir pronto.
  Le recuerdas a ella en estos momentos, ¿no?. Todo lo que te dijo… No lo puedes resistir. Sabes que tu corazón está en su alma a través de la melodía que estamos escuchando. Después no os unirá y será también cuando más la necesites. Tendrás otras, espera al nuevo día.
  Lo primero que llevé fue el jersey. Fue lo diferente. Bah, me gustó. Blusa, pensaba, los guantes, pensé que era un calzoncillo que se sujetase. Y monté la historia en mi mente al ir por la calle.
Quizás lo que me aniñaría sería llevar los zapatos y decir: “Yo, estos zapatos, ya los conozco”, porque me imagino lo que me dirían. Creo que me animé un poco. Me cogió los demás regalos para llevárselos mañana. También pensaba hacer otra cosa: como antes dijo que tomábamos la leche todos… me parece que le entendí “juntos”, iba a la habitación y les preguntaba ¿dónde me siento?, y pedía la leche. Pero también estoy indeciso.
  Están las tres chicas. Me cuesta soñar con ella. Llegué casi a la hora. Me dijo un tío suyo que había venido… me alegré más al verle, pero lo pasé un poco mal, decía: “otro día será”. Cuando terminó la misa me dijo que si le hacía más caso Julia que a ella. Le respondí que no. Queda mucho por decir. Necesita mucho cariño. Soñé mucho, pero siempre serán sueños imposibles como pensé en  la misa, también el chiflado tiene derecho a soñar. Voy a ver un poco más a Ali.

  Fui… al principio estaba con Bety y se acercó Javi para decirme que bailase con una chiquita más bajita. No había empezado el grupo, me extrañé pero bailé con ella. Empezaba bien. Quedó para encontrarme allí el domingo; eso me animó. Me decían que no, pero bueno. Loli, una, le gustaba un chico, Betty varios y al final se enfadó porque siempre estaba por allí. Bueno, me gustó, ¿no es eso lo que le pido?. Marchaba a las nueve y digo: “Vi a… en las sillas sentada, entre las dos pistas. Me senté con ella, le gustó hablar. No quería bailar, pero al final lo hizo: una por mí y otra por ella.
  En una mesa al lado había dos vasos, de una pareja, pues bebí de ellos: me había animado. Le dije que el domingo próximo iba a ir a Madrid a operarme de la cabeza. En un primer momento me pareció creérselo, aunque ahora pienso que no. Uno de los temas que hablamos fue el de que quería llamar novia a quien supiese que lo iba a ser, no sea que me dijera que no: sólo me faltó pedírselo. Bueno, otro día: me hubiera dado un beso, te lo juro, y había ido. Bueno, ya pasó… me gusta hablarte de “si me lo…” para ir introduciéndome más en un presente. Una buena pregunta sería ésa: ¿yo contesto siempre o vosotras no os ponéis a escuchar?.

  Ya estoy en Vigo, ayer no fui. Por un lado fue bueno, porque me afeité.
Traje dos tomos y empecé a buscar los que hablaban de la amistad. En el bar Esquina la chica, por verle, y fui a la librería, me encontré al chico.

- Ya pasó lo de ayer… ¡Olvídalo!, hoy vamos a salir. Descubrimos el secreto de estar todos los días contento. Ya sé que eres tú quien me ayuda… no importa, somos nosotros dos. Ya viste, Paz y Loli no fueron, podías haber ido a Vilariño: piensa en que se volverá a hacer el día de Reyes. Y al siguiente: Vigo; ya sabes que no podemos estar tristes. ¡Mira qué bien lo pasaré allí: sólo José Ramón, Julia, Teresa, Jacinto y el peque!. Piensa en lo que pasó: no bailaste con Tere, aunque se intentó. Te vale eso.

  Y ahora: conmigo. Ya viste que creíste no ir a Vilariño porque llovía, pero paró de llover. Bueno, vamos a salir, no sea que pase algo. Ya no puedes estar de malhumor.

   Bueno, yo le escribía a Alicia, a Tere y a Chus. El domingo te espera Pepi y por la noche, eso. Quico me hizo una gracia: “Vas a bañarte. ¿no?”... y se metió en el baño. Me gusta, son momentos que desahogan.
  Bueno, ya me lavé un poco. Fui a ver si estaba la cocina encendida para escribirle a Sauli y a Luisa, pero no, voy a dejarlo para mañana. Mañana ordenaré estas hojas para la libreta. El problema va a ser escribirte a ti, a ella ya veré. Me puede salir algún poema. Y pienso leer algunas cartas. Un casete para Reyes, creo que será un sueño.
  Este poema… no sabía que al final pudiera terminar así. Me gusta… Pensé que tenía once cintas porque tenía una caja vacía. No puedo escucharlas.
  Bueno, ya podrás. Yo creo que los poemas como éste son mejores que esos otros que desarrollan un tema y desde el principio se conoce el final. Va a ser un poco dificilillo ordenarlas: si en cada una hubiera un poema bueno, pero va a tener que ser por detalles. Mañana lo veremos; ya estás satisfecho por haber anotado en el calendario de Vilariño unas fechas, diversos cumpleaños.
  No nos podemos olvidar de Montse: también ella te dio un beso y te dijo que éramos nosotros quienes no contestábamos. A Sauli y a Luisa ya sé que le piensan decir que te mandan un beso por carta: te lo han de dar, te lo deben. Quien me quiebra la cabeza es Pily: puede que le hayamos hecho daño.
  En vez de acostarte y escribir en cama, te sientas en la cama y escribes allí. ¡Jo! la cabeza, ¡cómo pica a veces!. Voy a ir arriba a buscar las cartas… Pensé en no ir, pero es mejor que si: las podemos guardar aquí abajo, en el caso de que no las puedas leer.

  Igual leeré a Alicia.
  Ahora estaba escribiendo en la libreta y viendo esta película que no entiendo en la cocina, oí una gallina fuera: guardé todas y las conté. Cerré la puerta, pero salí a ver: estaban todas guardadas… tal vez me llegué a sentir confuso: habían sido los gatos, pero vi que la luz en donde estaban los conejos había quedado encendida. Lo que quiso mi espíritu cuidador fue alertarme de la luz. Mientras está para subir la leche y termine de escribirte otro capítulo, te digo que es verdad cuando te pido.
  Te decía de Pepi: “¡no te vayas aún!”… y lo cierto es que no se va: está en Ramallosa todos los domingos.  Y el beso de ayer, ¿no te parece hermoso?. A mí me parece por ti. Y muchas ideas preciosas que tienes. Siento que el recordarte va a ser compartir una historia hermosa llena de sueños, tú bien sabes lo que me agrada. Ahora termino, bueno, pero la leche subió. Ya está… Todavía me guardas muchos secretos. Se me ocurrió pensar que podía decírselo a alguien, no sé si lo haré, pero siento que hay que estar en tu piel para comprender todos esos detalles maravillosos.
  Ya terminé el cuento de Tartamudón. Me parece que quedó mejor ahora. Ya sabes cómo lo hice: pues a medida que escribía, iban naciendo historias… y al final me quedó que ni pintado. A lo que yo llamaba Ángeles, no es Ángeles si no Amparo.
  Cualquier detalle aquí es maravilloso. No vinieron aún, pero yo le di un beso a Mayte, a Teresa y a Mª Jesús: a Mª Jesús le faltaba mi dirección, Alicia había escrito y Tere esperaba carta. Bueno, ya estoy de otra forma.

   No vinieron. Pero lo pasé especialmente bien por Alicia y Teresa. Y María Jesús, Chus le gusta más. Voy a escribirle. Y a Mayte le di dos besos y a Montse uno y a Delia y a Teresa al llegar y a Alicia, esa chica de Figueiró. Iba con dos más: con Gloria y Begoña. Para la próxima convivencia tenemos que llevar las cartas para jugar. Al final n o leí ningún poema. Pero no estaba en ello.

 Bueno, Ali dijo que le gustaba mucho salir en bici y a ver si me llamaba y dijo también que Pepi iba todos los domingos. Como me dijo este pasado, él le llegó un poco más tarde. Pude darle un beso y bailar.
  ¡Acuérdate también de Loli: lo pasamos bien, ¿no?. Pues ya está.
Ya puedes empezar a pasarme a libretas: en la tienda de la carretera hay. Vimos a Deli y ella no te quiso dar un beso… No te preocupes, estabais en la calle. Si te lo dio Conchita, ¿no?. Hablé con Pily el domingo, le llamé; me había llamado ella sin encontrarme. Me olvidé decirle muchas cosas. Encontraste a la del coche y no era, se podía parecer, ¡déjala!.

  Ahora escribes de noche.
  ¡Escribe!. Ya le escribí a Alicia. Y esos trozos para hacer un cuento: los voy a completar con Teresa. A Alicia ya no sé decirle mi mejor amiga, hay tantas… que le quebraría el valor. Sigue siendo especial: ya viste que en un comentario dijo sobre casarme contigo. Iba riendo: una ilusión que se va. Esa amiga especial hasta que te cases. Le diré a Tere: Tú a mí me llamas cerdo, rompecorazones son ellas. Si me quedo con alguien ya la tengo elegida, pero más que a ellas prefiero a otra que conozca más”. A ver si te llama Lupe diciendo por qué no fue. Me la fastidió sólo al principio, ya ves qué pronto te acomodaste.
  Dime que te gustó darle aquel beso a Alicia, la chica de Figueiró. Si, ya lo sabes. Al terminar de comer se cruzó y le dije “¡fuera!”. Se le había olvidado algo, no se enfadó. Te gustaron, ¿a que sí?. Si, es verdad, ella era un poco altita, ¿no?. Queda la esperanza, para la próxima.
  Oyes la música. Se acerca el día en que vuelven a Vigo. Y ya tienes la cinta de música lenta. No debes tomártelo tan a pecho. No iba con esto, pensaba en otras cosas.
  Mañana le enviamos la carta a Alicia. No me gusta dividir, pero me parece que uno de los secreto en mi vida se lo pienso decir a Pily, creo que le ayudará, es que me gustan las personas dentro de lo que son: si es tendero, tendero; si es amigo, amigo… Las personas como lo que son creo que da fuerza a la libertad y la hace desarrollarse más vivamente: creo que es el secreto de estar enamorado de la vida. Igual llamo a Pily y se lo digo por teléfono antes de que se me olvide. En la tienda de la carretera puedo dejar la libreta a deber. No creo que suba Antonio con el cambio: me podía ayudar a pagarla.

  No corre prisa: como no tengo ninguna libreta. Esta noche puede que salga, al menos tengo la intención de ir a bailar. Y mañana. Y el domingo… Creo que hoy es martes; si, es así. Mañana es uno de enero y el martes que viene a Vigo.
Ya estoy más animado.
  Me afeito mañana, no, si me acuesto tarde sueño tal vez con dar algún beso hoy: me afeito ahora. Me preguntó ella, yo estaba afeitándome; había llegado de Ramallosa, no pensaba ir al baile, en Vilariño sólo podré hablar con Teresa si va… No sé, aunque no baile nada prefiero Ramallosa: por las conocidas, por enfadarme con alguien. Me clavé un  alfiler cuando iba arriba a buscar calcetines. No es nada, creo que se lo enseñaré.
  No, no lo haré, es ridículo, no sé. Cierto es que te hirieron. Tú si que habías cambiado a partir de la convivencia. No quisieron entender la palabra “me defraudó”. No lo querías así, pero pasó. Mañana claro que voy al baile.
  Quise salir, pero al final me gustó más quedarme en casa.

   Es mentira que yo pude estar alejado de ti. Quiero, amiga mía, pensar que sigues conmigo, pero no puedo dejar de pensar en Teresa: ella consiguió reavivar una llama que se había tomado muy en serio su partida, porque ya no tenía nada que hacer. Ella consiguió recordarme lo mejor del hoy en que vivo: recordármelo por esa ilusión de soñar, por esa ilusión de esperar, que la luz baja todos los días a visitar muestro camino. Consiguió recordarme lo que tanto quería: será la primera estrella amanecida en este amor, la pregonera más delicada de nuestra esperanza.

   Vamos a fijarnos en ella: la luna ya se fijó hace tiempo y no pudo arrebatarle el corazón. El pensar a veces también es bueno, el pensar que puede hacerse realidad en este momento, vives en un sueño que te aguarda todavía, que se quedó contigo, que tiene el manto de la realidad que tanto hemos deseado. No hay fuera, todo es interior para el infinito que hemos deseado remover en nuestra dicha.
  Pensando en ella parece no pasar el tiempo. Son tan pocas palabras las que necesitas a su lado, que yo me convertiré en ese deseo de libertad. Así tienes más sentido: pasaré a ser ese acompañante para tus momentos indecisos, ese amor a la compañía que puede ser nuestro entretenimiento. Seré como tú, la mariposa que nunca podrá posarse. Tú y yo en el cielo, nuestro hogar, tú y yo juntos para mostrarnos todo cuanto pudimos pensar. Y ese instrumento de amor, eso que te acercó a los demás… ¡enséñamelo!, será nuestro, pero quiero que me lo dejes para encontrar mi alegría. Será nuestro… dámelo y ven tú conmigo, porque sólo en tus manos paso a ser ese sueño.
  No va a ser muy difícil seguir sus pasos. Y tú seguirás pensando cada vez más en ella. Cuanto te dijo, cuanto te mostró… le encontrarás ahí con su libertad.

  Querría pensar en Begoña, pero sólo sé pensar en Teresa. Y decirle a Pily que no se enfade por que ayer me haya portado como un animal cogiéndole del cuello, ya que ella me había cogido este escrito. Quería hacer un poema.

  Podía continuar, pero si continúo creo que llegaré a estropearla. Y el gran secreto de nuestro camino… en tus manos. No hay miradas que puedan estropear tu compañía. Y si las hay, tú me enseñaste a destruirlas con una sonrisa.

  Vuelve el viento a llevar su cauce: vuelve a mí, se lleva los sueños. Y ellos tienen la fuerza para posarse en cualquier lugar. Lugares donde ven llanura, lugares donde pudieran ver sequedad y hambre… Para sembrar unas flores que no necesitan el agua para crecer. Amor, sólo amor… y esa compañía de algo que está descendiendo a pasos agigantados. Es ese algo que va visitando allí donde hace falta y luego volverá a uno.

  ¿Sabes?, eso de ponerles números a las novias es genial. Si con todas las que me gusta bailar lo quisieran ser, ¿te imaginas?. Ahora, cuando esté con Ana, le podré sacar ese tema fácilmente y charlar con ella un rato, ¿qué te parece?. No, ya sé lo que voy a decir: lo tengo, ya sabes cómo soy. Hablar un rato, y más de lo que me atrae, sabes que es verdaderamente lo que me gusta. Vi también a las de Sabarís, pero no pude hacerlas colaborar en aquella sonrisa.

  No te pude escribir esperando en Vigo, porque se me había acabado el bolígrafo. Tengo aquí la hoja donde te empecé a escribir y voy a seguir con la que empecé porque me parece más espontánea. No fue Pily, ¿sabes?, lo cierto es que no lo sé. Sabía que era un R-5, pasaron dos entre el banco y el supermercado, no me fijé muy bien en ellos.  Primero me puse un poco intranquilo mientras esperaba. Después me decía: “Te espero hasta las siete ¿eh?, si no voy allí que empieza a hacer frío”. Y si es un coche de ésos, pues ya le veré dentro. Vi a Mari Carmen, le dije que ya le vería después y entré.

  Fue fenomenal, oye. Vi a Betty y bailó, con Mari Carmen y bailó, con Angelines y también la bajita regordeta: es muy cariñosa, me gusta estar con ella. Convencerle… y luego que no, aunque siempre termina bailando. Le señalé a Betty o a Mari Carmen que estaban bailando y me dijo: “Me pides a mí porque a ellas no puedes”. Alguna vez no pude bailar aunque quise. Fui a buscar a Ana, aunque no me acuerdo si bailó.  Le pedí a Paz y me dijo que no, supongo que por estar enfadada con Loli. No sabía si había venido y no insistí. Luego le vi a Loli, bailé en la pista pequeña, aunque ya había alguien con ella. Me dio rabia que le diese un beso a Betty cuando se la presenté, pero ya sabes que son detalles que me agradan. Invité a Loli y siguió bailando.  Quedamos en que el próximo día vendría a recogerme, pero ya hablaré con ella.
  Lo que me pareció mal fue hoy: aquel señor barniza unos palos y me puede barnizar los cestos. Yo me animé, ya sabes ella. Pero los barniza con la lengua (no sabía qué tipo de minusvalía tenía), porque para barnizarlos yo y que cada dos por tres me entretenga, un rábano. Le gusta mucho decir no a todo, incluso antes de conocerle.
 
  Le gané a Humberto, bueno, mañana jugamos al ajedrez. Hoy no fue Pily, me extrañó. Y tanta ilusión en que tenía en que me diesen un beso el viernes, voy a tener que desecharlo. Bueno, tal vez Mayte, yo quisiera decirles que el que les pregunte ahora y me digan si o no es una parte de la sinceridad.
  La canción de España ya la aprendí, y sólo el viernes y el domingo. Jo, no sé qué pensar, me gusta ir andar pero puedo hartarme. Llovió toda la mañana y la tarde de ayer. Subí con Loli del pueblo para llevarle a casa y llovía. Ya no cojeaba tanto. Paré en mi casa para decir que le acompañaba. “Una chica a estas horas” me dijeron, pero no pasó nada.
  Saqué dos chaquetones de lluvia y le acompañé. No quiero pensar en ese beso de las chicas de Vigo, pero no puedo olvidarlo.

  No sé qué pasará, hoy ya me desahogué un poco hablando con el señor. Pienso en ellas y me digo “si”, pero me siento a su lado y ya es una ilusión que se destruye sin una simple razón o un por qué: parecen disolverse en el aire, un aire sin retorno. Me gusta quererles, pero también querría un mañana más dichoso. Puede serlo y yo olvidaré, pero hoy me duele no haberlo comprendido del todo.
  También aquí noto la falta de ese algo mío que no ha llegado a florecer. Les gustaron los espejos, hasta me pidieron algunos. Me voy corriendo hacia atrás con la mesa. Abrí una cortina y quiero que la luz me dé bien, me voy a estropear la vista.

  El señor me dijo que ellas pensaban perder la virginidad: pues sigo sin entenderlo. Comprendió lo que es el beso de amigos, la primera a quien se lo di fue a Mayte, por eso te la nombré antes. No pienso llamar a Pily, así que me llame ella el viernes. ¿Sabes a quien encontré en el 2000?. A Ángeles, la chica de Panjón. Le quise preguntar si me había querido, pero sólo pude decirle que me bastaba con que se acordase de mí un poquito.
  La hermana de Begoña también es muy cariñosa, me pidió el espejo de la chica, el primero. Será volver a buscar a Sabarís. Jo, pensé que Begoña, la del autobús se había enfadado conmigo. Era el santo de Tere y Asun le dio un beso, así que me metí. Al final me dijo Begoña: “Hace tiempo te pedí la cinta de S. Wonder… se la dejé. Antes de buscar el espejo quiero escribir.
La verdad es que daría cuanto pudiese por ver sonreír a la hermana de Begoña. Mi mejor regalo será el espejo.

  No sabía decidirme por una y no sé qué hacer para darles felicidad a todas. “Me acompañas hasta el estanco”, me dijo; puede ser una idea. No hay sol para buscarlo, veré en la habitación. El señor, no recuerdo su nombre, se lo preguntaré, se puso a hacer un cesto conmigo, creo que le gusta. Quedó allí, mañana sigue. Espero que no sean sólo unos meses, me opondré.

  Pienso mucho en el viernes. Si alguien me diera una respuesta, no tendría yo que pedirlo, pero ya ves: me siento indeciso. Humberto es un gran chico, me gusta hablar con él. Es esta intranquilidad, esta duda, es éste no saber qué pasará mañana el que me hace estar ahí, en un vértigo, un temor a no ser reconocido cuando despierte el día.
  El camino puede estar claro, pero yo sólo veo dudas: dudas y más dudas. Y ese no saber me hace preguntar cosas que tal vez en la calma comprenda, pero que hoy sólo siento pesadumbre: pesadumbre y dolor. Y yo pregunto: “¿Hasta cuándo?” y me sumerjo más en el olvido, un olvido rancio, sonrisas que sonríen sin compás ni armonía. Me olvido de convivir, soy pasto del olvido que se hunde en mí. Pero sigo sin saber qué pasará mañana, qué será de mí en sus fauces. No sé qué decir, pierdo el control de todos estos días felices y siento que se van. Sólo me queda la miseria: la miseria más profunda y a su lado la única canción que pude aprender.
  Llega la noche. Si, todos los días. Pero es otra cosa si está ella a mi lado. Porque sabe cuándo quiero pedirle algo y mis labios llevar guardada la semilla de su presencia entre los aires. Ahora saben sobre todo presentar nuevas miradas, soplarle al aire, infundirle su calor. Ahora saben de verdad qué puede ser el día de mañana para ellos. Iba a ver si continuaba esto hasta el final…
  No lo creas, te presentará qué es lo que quiere para un nuevo día. Y verás que allí también se respirar el aire de esa presencia nueva, de toda esa dicha que un día le condujo a su lado. Allí también estoy y ahora es toda una vida la que comienza. Di que hay esperanza, tú compañera, ella te la presentó un día.
  Estaba viendo aquello de la revista, pero prefiero venir al baño y escribir. Ya te dije que me gustaba Begoña, ahora Loli y Pily… todas; aunque parezca quedarme con las dos primeras. No sé si lo que quiere Begoña es darme celos. Yo no lo veo, pero será más cuando alguna me eche el brazo al cuello. Y no sé, me estoy metiendo en un  barril sin fondo, ¿no crees?. Y creo que mi salida le va a estropear a alguien, aunque sigo dándole vueltas en la cabeza a esa idea de irles convenciendo poco a poco.
 Ayúdame a saber por dónde empezar.

- ¿No es así como querías sentirte?, ¿por qué ahora lo niegas?.
-  No, hombre, no lo niego. Es que siempre me consideré de otra manera y sé lo que significó ilusionarme de Finita allí en Murcia.
Aquel callarme me hizo sufrir a mí, pero me parece que si no fuera de este modo haría sufrir a otros.
  Bueno, ya se rieron ella y Victoria, no sé si había alguna más en la aula de octavo cuando estábamos ella y yo y Vicky me lo preguntó. Bueno, estaba equivocado, pero me gustaría haberlo reconocido allí.
  No, no me recuerdes el daño que le puedo causar a Pily, ya lo sé… pero no entiendo muchas veces por qué me quedo pensando en lo que ella me dijo. Di que sólo es para unos meses, yo se lo contaría a Loli: en un recreo le digo: “Ven a dar una vuelta” diciéndole el por qué y se lo digo, ¿tú qué crees?. Ya te diré si lo intento.
- Ahora voy a acostarme, pues hace frío. Ahora ya sabes o lo supones quizás, quién podemos. Pues supóntelo…Y no digas “podemos” sino “puedes”. Yo estaré siempre contigo, es verdad, pero debes empezar a ser tú.
   Tal vez lo último que recordé hacer en mi casa, ya que la libreta la tenía aquí, era traer los poemas para pasarlos, pero sólo encontré tres. Los demás a ver si recuerdo buscarlos esta tarde. También me viene a la mente el decírtelos a ti, dejarlos como están. No sabría, seguir creciendo mi corazón es como algo que me impide dejarle aprovechar la vida.
  Yo me sentiré culpable al cortársela, ella quiere mostrarme todo cuanto puede aprender en otras vidas, en otras ocasiones soñadas. Ella quiere decirme qué fue lo que visitó, qué fue lo que aprovechó en aquellos instantes libres. Ella va hallando pequeños pedacitos de amor y los configura todos para que lleguen a ti en los mismos instantes en que tú sientas necesitar de ellos.
  Por ti, sólo por ti ahora corre al encuentro de su amado. Y te va hablando poco a poco de él, para que también tú te sientas feliz.
La palabra “amor” me secuestra, me invade, pide algo de mí y yo quiero dárselo siempre con todas las fuerzas de que disponga. Porque primero son las palabras que se desarrollan por sí mismas en el alma, primero son esas imágenes tan delicadas para cuidar. Luego llega la vida y te quiere a ti en ella para que le muestres todo lo que ha llegado a tus labios, quiere saber un poco que tú también has ido creciendo en ella y puede tenerte, amarte y cuidarle como la semilla soñada de sus entrañas. No le digas que estás indispuesto. Te encontrarás con ella.

  ¿Viste?, hoy me gustó. Porque te estuve escribiendo toda la mañana. Toda esa maña femenina para decir sus cosas, se fue al cuerno esta mañana. Pily quiso hablar conmigo y me dijo que ella le había dicho, Loli, que no se hiciese ilusiones. Y le enfadó. Pude tranquilizarle diciendo que se refería a si yo me fuese, pero tengo la ayuda de que no se enfada conmigo. Bueno, pero ahora viene otro lío porque hoy me puse a pensar en aquella frase que dice: “si le retienes, se te irá y ya no volverás a verle”.

  Se me está haciendo cada vez más difícil. Tal vez Loli me quiere. Lo que sí pienso es que si elijo a alguna de ellas, no me parece que el matrimonio se vaya tan rápidamente a pique. De todas formas también pienso en esa unión para este curso que me habló Sito, pero sigo pensando que no hay derecho. Será un fingir por parte mía y la vida se marchitará al no encontrar una respuesta concisa. A mí me duele que esa duda invada su corazoncillo, su pequeño corazón de poeta, pues fue el primero que conocí y con el que me quedé más cierto en esta carrera.

  Pronto empecé a conocerle y eso es superior a todos los nombres que llegaron a cruzarse en mi camino. Porque sus palabras fueron coincidiendo tal vez con otras que yo tenía o esperaba. Mas también eran de cristal, también podrían ser parte de esa esperanza. Y no me detuve a preguntárselo. Era ella, mensajera, y la acogí para llevarla siempre.
  No hay derecho a pasar sin comprender un saludo o una palabra, no es necesario ver odio en ella, unos sentimientos puros y limpios. Ellos te estaban esperando. Conocen esa parte de ti que permaneció oculta desde que naciste, su lucha por brotar entre sus diálogos todos los días. ¡Escúchale!, ahora ya está despierta.
   Eso de que Pily no me gustaba era falso, lo que pasa es que no lo sé, no me lo tomé demasiado en serio. No sé si estaría bien hablarlo con Loli, al menos de ella no quiero perder la esperanza. Me preocupa Pily. Y eso que si le pregunto por qué echó todo al tajo.
  Estoy dudando si afeitarme: lo hice el domingo, el martes por la tarde, miércoles, mañana por la tarde. No encuentro la libreta, pensé que se la había dejado a alguien de Vigo y me parece que si. Bueno, a comprar otra y mañana le pregunto, llevando ésta a Vigo
  Mi alegría viene por rachas: ahora estoy en una, pero me agoniza más el pensar que un día esto se acabe. Bueno, ahora lo importante es pasarlo bien, ¿no?: esperaremos al mes de Diciembre en que haya otra fiesta igual. Me quedan cada vez más ganas de bailar con Loli, aunque tranquilizando a Pily. Bueno, le digo que ahora procuraré estar con ella, pero el día de la fiesta quiero estar libre. Me extraña eso que dice: “Tú bien sabes que contigo no me enfado”. No sé si soy un egoísta, creo que tengo muchos remordimientos de conciencia, son tantos que me hacen dudar sobre la veracidad de cada uno. Y yo tampoco sé mantenerme firme, me balanceo sin saber a dónde ni con quién. Llego a ver tantas sombras en mi camino que quieren enredarme… Por eso os quiero aunque no sé si algún día llegaré a definirme. Ni qué es lo que me pasa ni qué va a ser a partir de hoy: remordimientos que me sucede cuando no tengo nada en qué pensar y me hacen sentir impotente. Muchas veces llego a sentirme indefenso.
  Y te necesito, amor, esa palabra que tú sabes que me gusta: te quiero. Yo también. A ver si me acuerdo de leérsela a alguna de ellas. Sabes que pienso en Loli, ¿no?. Es verdad. Me parece que es una chica tímida, pero los que son tímidos encierran una gran sinceridad por dentro, no sé dónde lo leí. Y es verdad, me agrada mucho la forma que tiene de cogerme la mano. Es maravillosa. Me gusta soñar el que pueda conseguir que me dé un beso a veces.
Por primera vez puedo sentirme guapo en un ambiente. Y eso es algo bonito. Me gusta.
- No te pongas tan nervioso, tan en tensión. Olvida todo el follón en el que vives.
  Me gusta también la idea de que Pily me pueda dar un beso todos los días. Bueno, se lo daré yo, pero ella lo toma como algo bonito. Bueno, buscas animarle, ¿no?. Te gusta marchar corriendo, saltar aquellos escalones que conforman la acera: están detrás de ti alimentando esa alegría tuya: sabes que mañana les volverás a ver. Y tú, inconscientemente, quieres apurar esa vuelta. No está mal, ahora me parece que me gustará más en esos momentos recordarte todo esto. Ya está comiendo otra vez…
   Bueno, me parece que ahora debemos pensar más en el próximo día en Vigo.
Bailarás con Loli y aún te queda hablar con ella, a ver si me ayuda a despertar a Pily y encima ellas no me dan de lado… es fantástico, ¿no crees?. Me dan ganas de decirle a la vida que allí gira en torno mía; no sé por qué se me ocurren estas ideas: llegan a ser monstruosas.
  A gusto y aprendiendo, pudiendo contar con todas y satisfecho estás deseando mostrar todo cuanto sabes, como en los sitios que estás a gusto, pero debe ser día a día y debes aprender aquello que te quieren enseñar. Begoña se puso a mi lado, como me prometió al marchar el lunes, pero ahora me empieza a turbar la idea que pueda llegar a cansarse. Me gusta, si, pero en este momento tal vez prefiera más a Loli que a ella. No sé qué me pudo cambiar, pero me siento distinto a como era antes. Tú también lo sientes así.
  No sé si fueron los destellos, el amanecer, la felicidad con que penetró en nuestros corazones… Es una fuerza superior, pero muy hermosa y muy intensa. Te hace despertar cada día: ahora ya vas a poder contar con ella para siempre. Yo también estaré contigo, porque me gusta verte feliz. Parte de esa mediación llegó a mí todos los días. Y es dulce, como siempre he esperado encontrarla. No te alejes: ella mecerá mis noches.
  Tanto miedo, tantas preguntas sin respuesta, tanto no saber el modo de actuar, todo eso han sido obras por mi cuenta. Tantos momentos indecisos sin saber dónde aflorarían, no pude descubrir otra manera. La vida es dura a veces, ya lo sé, a mí puede que me haya tocado una parte de ella. ¡Perdonadme!, si me hubierais conocido antes, o después quizás, no me habríais sentido de esta manera. Queda esperanza, si, pero ya no sé dónde puede estar la mía. Tanto cuidar, tanto cuidar… y descuidé la parte principal de esta vida: el camino. ¡Perdonadme!, no quiero cortar vuestra alegría, pero ya veis: el mundo se fue volcando y tuvo que culminar su desolación. Ya veis, sigue quedando mucho por esperar, me gustaría que lo continuaseis por mí. Yo no sé dónde llegaré a arribar esta vez.

  Le dije a Humberto que no jugaré con él y me quedaré escribiendo los poemas. Aún falta uno. Cuando te escribí a ti el trozo que comenzaba diciendo: “Perdóname…” ya lo tenía pensado en el coche pero en una forma de hablar con ella. Me supongo que sigo sin tener nada que ocultar. En el coche me puse a pensar en ellas. Creo que es algo que no he podido superar. Y eso que me dijo el chico de la tienda de decoraciones: “¿Cómo vas a vendérselo a tu profesora?”. No supe responderle.
  Y tú, Begoña, porque viniste conmigo, porque acompañaste el tiempo del que disfrutabas en aquel momento, porque estabas de acuerdo. Tantas respuestas se encuentran contigo, tú sonreías mientras yo vagaba por aquellos senderos. Tú porque hablabas y yo sentía tu reflejo.
  Me identifiqué en aquellos pasos con la madrugada. Sé que ella siguió a tu lado mucho más tiempo que yo y te conoce de una forma más clara que como te conozco yo, pero siento que en aquellos instantes tú ya no eras como ella te había educado. No dudaría en rebelarme con ella si hiciese falta. Parecías sonreír, o tal vez el que sonriese fuera yo, pero había un lazo mayor. No eran sólo sus palabras a mi lado: sus ojos, sus atardeceres… todo conformaba un  haz de sueños que estaban conmigo. Ni tampoco era su presencia allí, todos los ojos del mundo jugaban el papel primordial aquella mañana.
  Hay palabras, muchas palabras que yo también olvidé para ese momento. ¡No me las digas!, déjamelo así: ni que ya pasó, ni que se apagó una estrella. No quiero que pase tan pronto. Si llegase a pensar que pudo apagarse, se destruiría del todo mi hogar. Aquel “si”, aquella palabra de aliento entre nosotros, ¡guárdamela!, quiero saber que siempre la tengo presente. Yo allí no estaba venado, como tantas veces pude pensar. Ya ves que esos detalles continúan manando para ti. Y tú y yo sabemos qué es lo que ocurrió en aquellos momentos. Ella para romper la distancia, ella para acercar nuestros deseos.
 Unos ojos que parecen tan misteriosos, que parecen tan ocultos, que todo cuanto hacen esconde su verdadera amistad. Nada puede interrumpirme, todo quiere hacerlo.
  Otra vez vuelvo a soñar con aquellos minutos. Yo sentí el calor de su corazón cuando hablaba, cuando reflejaba aquella esperanza. Hay palabras vivas para siempre entre tú y yo, hay palabras que jamás llegarán a conocer aquel fuego que tanto les hirió: son palabras que al fin han encontrado su camino. Allí, a tu lado, tuvieron la suerte de ver el vacío despeñarse: yo les dije que ya estaba lleno por ti. Por ti y no tenía lugar la duda; podía decirte tantas cosas, aquel momento tan especial… no pudo acabarse todavía si lucirá una nueva mañana en que pueda volver a verte, a conversar contigo, a compartir.
  A mí me hiciste feliz, yo sentí deber algo, no me digas que ya quedó saldado. Tal vez la mañana la tenía a mi lado mientras caminaba. La mañana vistió su candor de arco iris y no estaba tan lejos de tocarla. Ella también sabía quién eras tú y no quería sentirte intrusa, por eso había dejado su pedacito en tu corazón, por eso había acogido tus pisadas en su eternidad. No había entrado de improviso, tú misma habías combinado tu sencillez con toda su frescura. Parecías hecha de rocío y dos perlas oscuras. Parecía haberte querido, con ella la luna. Ya iba muriendo, pero era la luna blanca, la luna hermosa de la mañana. Quería verte esa última vez. No estaba ella sola contigo: había otra especie de canción, otra melodía que tú misma le habías dedicado.
  La noche fue quien había muerto, tú estabas libre: no pudo sacrificar tus fantasías. Otra vez volverá a estar contigo. Y los dos esperaremos, como en un principio. La lluvia quería compartir aquellos instantes tan agradables, pero era testigo desde el cielo, allí podía sentir tu libertad acariciando sus venas. Quiso quedarse en el cielo para más tarde, quiso junto a tu mariposa sentirse feliz durante unos instantes mientras oía tu voz, mientras recogía tus sueños: allí quería unirse también ella.
  Y tú, amor, porque pudiste conversar en ella, porque sus respuestas eran caricias en esa unión que tú siempre esperaste, en esa ilusión que siempre fue tu deseo, el fraternal abrigo de su alma.
  Y ahora contigo dejo todo lo demás: todo pensando en ti, para que veas lo que ganaste en unos segundos. Vuelve esa sonrisa, el anochecer no supo deshacerla. Supo recrear la agonía, supo avivar el fuego de la traición, del malestar, pero encuentra algo en ti hermoso que no le deja acercarse, que ya le tiene avisado.
  Ese temor que le comuniqué a Mayte por que vendría él, me lo tranquilizó diciendo que sólo venía a rellenar los papeles. La primera en acordarse fue Begoña, la otra Begoña sigue enfadada conmigo.
  Muchas veces me falta el valor. El valor más extraño: el de una palabra, el de un sentimiento… no sé cuál, pero a mí me falta. Es un poco de todos, un poco de ese saber que puedo comunicarlos. Pero me falta… entonces me pierdo, parece todo tan rápido… Me muevo a inclinarme aunque no quiera, porque mi nave sólo sabe sujetarse cuando está ella a mi lado: ese valor de que ha llegado, me parece que hay algo que no funciona muy bien. Pero él sabe que yo le quiero aunque haya algo que le impida decírmelo.
  Ir y venir como siempre es mi camino por el mundo. Ir para volver luego, pero tú y yo sabemos que allá atrás, en nuestro punto de encuentro ha quedado una semilla: tu semilla… porque a mí me habías alegrado sólo por ser quien eres. Una semilla, si, llegará a hacerse eternidad con el tiempo, no lo dudes. Yo le espero, ella me dijo que no tardará mucho en hacerse de mi tamaño; yo le espero, no porque siempre tenga que ser mi esperanza la que palpite, sino porque sabe que hay amor en el medio.
  Llamé a Pily. Me dijo que ya iba a llamar a las seis, pero no lo hizo o sí lo hizo cuando yo estaba fuera. Tampoco sé nada de Susana. Bueno, ya va a pasar el día.
  Me extrañó Conchi en Vigo. Estaba junto a Monse y a Pily, no la primera, y se acercó ella. Le dije que aún no me había dado el regalito y me dio un beso. Le pregunté por qué no en la otra y me lo dio en la boca… Me extraño, me pregunto por qué lo hizo así; creo que podré ir al magosto el lunes por la tarde, decía yo agosto.
  No sé qué me dirá si me pongo a escribir delante de ella, en la cocina. Bueno, ya me puse. Begoña tiene una mirada distinta de Teresa, me parece que todas son distintas entre sí, pero una característica especial en cada una de ellas me permite distinguirlas: una característica que brilla cada vez que les fijo mi vista en ellas, una característica muy inocente pero siempre sentimental. ¿Qué podría decir de sus miradas?. Yo te lo diré: Nada… es mejor sentirlas a tu alrededor sintiéndote rodeado de una dulzura característica.
Y saber que siempre puedes contar con una de ellas, para que esa moral que tanto recoges siempre no sufra por nosotros dos.
  Quiero pensar más en Begoña. Yo por aquella calle no sé qué pensaba, sólo ella podía darme un por qué. Pero allí estaba: callada, sonriendo, el amor joven, y sonreía más todavía… pero callaba, me dejaba soñar a mi manera la fantasía; no, no me sentía solo. Y aunque sin una respuesta convincente, aquellos instantes pasaban felices para mí. No sé dónde había visto antes aquel momento, pero ella me lo descubría por primera vez.
  Pily llamó. Me duele más el no encontrar sentido allí donde esté, en el lugar que ocupe: no sentirme satisfecho por haber llegado hasta allí. Siempre lo estoy, es verdad, pero debe llegar un día en que digamos: ¡Basta ya!. Y si hacia atrás hay muchos quiebros, nuestra solitaria barca se ha de encontrar varada y muda. Es ese no encontrar sentido el que te hace muchas veces empuñar las lágrimas, lágrimas azules que se sentirán perdidas si no me ven a mí. Me parece que hay veces en que me pongo a pensar que soy yo quien le da sentido a tantas cosas, cuando en realidad me lo pueden dar ellas a mí.
  Me parece que lo tendría que decir, ¿no?, o hablar con alguien, porque al final la chica que realmente me quiera debe ser la única capaz de esperar. Esperar… no me preguntes a qué, te diré a qué me vea libre y será una respuesta que me hará llorar. No sé por qué, libre no se refiere, no tiene por qué referirse sólo a tu familia. ¿Sabes?, una chica me dijo: “Si no fueras tan guapo…”. Y eso es nuevo para mí. También ha sido obra tuya, ¿no?. Me encanta, poder sentirse así en un grupo es maravilloso, más de lo que antes me imaginaba. Loli también es buena chica, también me gusta.
Creo que la libreta de poemas la dejé en Vigo. Aunque sigo creyendo que ella me quiere tener como un niño: aquí, allí, siempre a su lado… ya conseguí el salir de casa, ya estoy más tranquilo. Me gusta el que empiece a escribir poemas otra vez. En verdad en Vigo me hacen sentir de una forma distinta a la que ha sido toda mi vida.
  Ya viste en qué consistía el magosto. Y qué bien lo pasé. Aquello que le dije al final a Begoña, que me quedó para bailar la de S. Gonder… me dijo que la bailaría hoy. Traje una cinta, espero que siga ésta porque estaban todas revueltas. Pensé que cuando se podía era en el recreo. Pero hoy le voy a decir que perdone: sólo era la ilusión. Si en verdad le gusta lo hago. Lo que si me molestó un poco fue la actitud de Pily. Ayúdame tú. Ya viste, ella se quedó sentada y quería que me sentase yo con ella, pero no podía: ¿dónde?.
  Me gustan estos poemas. Tú sabes que quisiera dedicárselos a Begoña. Bueno, cuando vengan me pienso enfadar con Mayte: me sacó una foto bailando con Begoña. Me debí imaginar que no sabían bailar, la hermana de Montse me dijo que sí había ido a Ramallosa. Y había entrado. Yo salí a buscarla dos veces. No pude bailar con ella, no quiso porque Pily estaba llorando. Me parece que quien mejor puede hablar con ella es otra chica, Mayte tal vez, yo le podría hacer daño diciéndole que a todas las quiero por igual. Es mentira, pero no me hago una ilusión tan ciega. Bueno, no importa, al final le dije que si quería un beso y me lo dio, creo que ya la noté más alegre.
  Me afeité, ¿sabes?; si consigo o si a ella le anima que se lo dé todos los días, me calmará. Jo, qué bien lo pasé. Y bailé también con las señoritas que daban clase por la tarde: lo mejor es que creo que yo también les animé un poco más. Quien sí me gusta que tenga celos es Loli, ¿sabes?. También me gusta, pero no vino ayer.
  Un detalle feliz ocurrió esta mañana, sábado. Fui a buscar leche a las once y algo y llovía aún un poco: había amainado. Llegué allí, estaba abierto y entré. No había nadie… pero en esto que oía las voces de Carmiña y de su hermana, no recuerdo su nombre. Esperé un poco. Al cabo de dos minutos más o menos salió ella al pasillo, hace tiempo se recortó el pelo: “¡Ah!, no te había visto”. “Yo tampoco”, le contesté con ganas de hablar un poco. Salió y llenó el cacharro. “¿Y me haces marchar con esta lluvia?, le pregunté. “No, hombre, espera ahí un poco”. Y me quedé en la puerta. Unos segundos después cogí la lechera, no parecía llover tanto e hice intención de marcharme.
  Ella me dijo: “No marches, Ángel, que llueve y te vas a mojar, Ángel”. No recuerdo, la última palabra fue “Ángel”: me agradó. Lo que importó fue aquel momento y en aquel momento me agradó el haberlo oído.
  ¡Lee tú la poesía!, ya sabes que si la vuelvo a leer yo cambiará conmigo todo lo que pudo ser un día y hoy no quiero pensar que esté aburrido. Con esta lluvia, el agua ya limpió nuestro camino de matas y mi voz ya puede fundirse en el universo para buscarle a ella: ¡tómala! y lleva mis versos con ella. La esperanza de ese reencuentro es lo que todavía no ha partido. La idea que tenía que hacer en este ovalado, asas, no la hice. Pero se me ocurre hacer uno con tres huecos, para una botella y dos vasos. Voy a poner dos más que me quedan. La lluvia robustece… (Escribo un poema).

  Me parece genial la idea que me diste, ¿sabes?.
  Siempre sé que volverás. Nunca sé cómo esperarte, pero pienso que tú quieres que te espere tal y como soy. Tú eres la belleza de cada día, el suspiro que impulsa mi vida: a ti te espero, ya sabes cómo. Y esa pregunta impertinente, esa pregunta que no para de intercalar ruido entre nosotros, no es parte de la vida. Podemos hacer de la vida una sola cara, podemos descubrir ese tesoro tanto tiempo guardado. Todo se puede, si se vive en el empeño. Y embarcarse pronto, todo lo que has deseado, que el barco ha llegado a su puerto. Tal y como lo deseaste un día tu esperanza lo consiguió: ese trocito de esperanza. Tú la negaste al no confiar en ella, pero nació, el vigor de tu mente, todo el calor de tu sentimiento le impulsó a desarrollarse cada día más. Es tal vez todo eso que pudiste considerar fracasado: ya viste que no lo era.
  Ahora se disolvió cada uno de los corazones que comparten contigo la ilusión de paz, la esperanza del amor. Todo para volver, coronado de esplendor. Me doy cuenta que si empezase a escribir esto antes, los poemas que supusiesen un impulso para mí estarían aquí, conmigo, y los que hablasen de la vida estarían allí… pero bueno, así está mejor.
  Me pareció que esto ya la habías escrito, pero no importa: a mí me gusta; ya sé que a ti también. ¿Sabes de qué me he acordado ahora?... de Susana: ella va a ir el tercer domingo a Vilariño. No te llamó, pero tú bien sabes que esos días bien se fueron llenando de los sueños que concebiste. Ella hace otra labor: ella te dice que ese día también está a su lado como una prolongación de todo cuanto quiso significar para ti. Ahora ya sabes que no importa cuando venga, pues el día que te la encuentres será ese mañana tan soñado para ti.
  Bueno, son las nueve y cuarto, aún no llegaron. Aún me queda un poco hasta que vengan. Sí podemos escribir a los abuelos, ya viste la libreta que te regalaron. No me lo niegues, pillín… te queda la duda de si te habría dado un beso María. Bueno, si, aunque me preocupa que ella piense eso. Cuando vengan, a mí me gusta Begoña.
  Lástima que no haya más días de mi cumpleaños en los que pueda repetir el que ella venga conmigo a comprar algo. ¡Lástima!, porque ahora me vuelvo a quedar solo frente a la tempestad… a merced de las olas que se alborotan. Mañana tendré una nueva esperanza, pero debo esperar. Me vuelvo a sentir solo y mi barca está a punto de zozobrar: mi barca infantil.
  Ya ves la cantidad de sueños que se reflejan sobre este fondo azul de la ilusión. La plenitud también es como vosotros, pero es también mi mejor forma de expresarme en esas otras ocasiones. En un fondo hermoso, cada vez que lo miro, quiero penetrar más y más en él, pero también es bello el que hoy vaya recogiendo pequeños pedazos por el camino. Ya sabes el sentido que puedo darles: sé que proceden de tu amor de esa pequeña estrella escondida en lo más íntimo de tu ser… me gusta saber que voy acercándome cada vez más a ella, porque así todas mis palabras encontrarán la mayor variedad de sentidos que inspira tu presencia conmigo.


  Muchas veces me gusta pensar que todavía me queda mundo por recorrer, saber que tú puedes ser más hermosa cada día, como yo tanto te imagino en los sueños. Puedes seguir siendo el motor de mi esperanza, ese impulso de amor que necesita cada día. Ya sabes que no puedo detenerme… pero siempre me quedo pensando que esa no detención mía es una mayor profundidad en toda tu plenitud: consiguiendo me reconozco cada vez más tuyo… y yo quisiera alcanzarte tan pronto, que me gusta ser esa parte de ti que puede hablar contigo.
  No pienses que me marcho ahora: en mi pensamiento ya no existe esa palabra. Se fue desgastando, si, la erosión de la vida penetró en ella, escuchó, amó… y ya ves qué es lo que quiso para nosotros. No, no quiero perderte, muchas veces llego a pensar por qué no pudo ser antes nuestro encuentro: tal vez antes no estaba lo suficientemente preparado como para abrazar todo tu amor.
  Me gustaría… no sé, llena tú mis palabras: tú les entregaste ese algo que buscaban, me lo presentaron a mí hace tiempo. Si, yo también sé quién eres, pero pienso que tu amor no está en tu nombre si no en todo cuanto se pueda decir de él. Sobre todo mirando esto que se mueve a tu alrededor: sintiendo tu cuidado, oyendo tus palabras… todo me dice que siga hablando contigo.
  Veo siempre que se mueve todo a mi alrededor: cuando estoy triste me pregunto adónde irá, pero la tristeza ahora no puede ser tan larga como antes. La tristeza ahora ya conoce esa parte del porvenir que nunca había sentido, ya conoce ese alrededor. Y es como el cielo al amanecer, se siente mimosa en él para compartirlo cada vez que se encuentre lejos. Y siempre sabe que volverá, pues el ánimo tiene tantas formas de ser como él es capaz de encontrar.
  Otra vez te estás quedando fría. No te preocupes, aquí estará todo cuanto buscas: esa forma de levantar la mirada cada día quiero encontrarla a través de ti, como hasta ahora. Cada mañana siento que tú ya me conoces, que tú ya me estás esperando. Quiero correr, tener más fuerza… tú ya sabes cómo puedo encontrar ese tesoro tan preciado. Palabras que sólo quieren tener un sentido: mi amor también ha penetrado en ellas, me siento a gusto. Mi amor despierta cada mañana, quiere estar siempre a punto para echar una mano, para hablar. Y es que en el fondo él también es un niño que sueña y aguarda junto a las nubes hablando con ellas. Y es que también él quiere sentirse a tu lado cada vez que esté yo contigo.
Espero que me ayudes a ordenar todas las hojas que escribí, sobre todo estas últimas: hoy quiero ordenarlas.
Supongo que al final, cuando las pase a máquina me gustará tenerlas ordenadas. Creo que voy a empezar a colocarlas en una carpeta aparte. Y las repasaré, pero no sé cuándo voy a tener tiempo.
  Hoy llevé estas últimas hojas a Vigo, por copiar los poemas, allí encontraría la libreta… pero no estaba. Recordé que se la había dejado a alguien, no sé a quién, aunque me suena Teresa. Mañana no las voy a llevar, ya preguntaré quién la tiene, no sé si me la dará ese día.
  Puede que sea bueno, al menos yo así lo creo, a ver qué me dices tú, hablar con Pily y decirle que si quiere puedo darle un beso todos los días, el otro día también se lo dije aunque supongo que lo que quería era animarle, pero que me trate como un amigo, el mejor si quiere, porque ya me estoy sintiendo lejano de los demás y también quiero estar con ellos. Yo soy esa ave a la que le están cortando las alas, ese ave que se marchita sin darse cuenta apenas que todavía tiene los ojos libres y las manos y todas sus palabras también.
  Da pena verla agonizar ahora que todavía puede disfrutar de la vida. Todas las palabras le parecen ya antiguas, se da cuenta de que la vida siempre era más bella y sacudió violentamente su furia dejando al descubierto solamente eso que nunca quiso desear. Ahora ya todo le parece arcano, se hace más dura la vida a su lado. Quisiera soltarse, pero teme a eso que nunca le quiso desear a nadie: causar daño.
  Y siento que le causaré daño si se lo digo, tal vez eso que pensé al principio: las lágrimas primeras siempre desahogan la vida. En parte la limpian de esas piedras que después se harán imposibles, de ésas que después destruirán.
  No sé qué decir, pero me está causando daño a mí. Ella me dijo que conmigo no puede enfadarse… bueno, pero inconscientemente. Yo no puedo volar si hay algo en mí herido: hay unas alas que son más profundas que otras hechas de obras. Son más íntimas, por eso no tienen un nombre concreto. Puede hablarse de ellas, pero siempre se quedará en el más misterioso secreto lo que se diga de ellas.  Parecen unas alas en el sentimiento, pues él parece alegrarse cada vez que hablo de ellas; pero me dice que no, que no es él quien las posee.
  Me gusta que sea así, pues esa pregunta me hará seguir investigando y preguntándole al viento. No necesita una respuesta que me diga quién es ella: mi respuesta es que le quiero y tal vez no necesita más explicaciones. Con ella a mi lado, en mis manos, en la mente… la vida parece el desarrollo de todo su amor.
  Y eso es lo que me gusta: hablar de ella, hablar con ella y esperar. Creo que su respuesta reforzará nuestro lazo. ¿Te gusta?, no puedo parar… creo que mi vida se ha hecho necesitada de tus palabras. Puede que muchas digan lo mismo, pero ya ves cómo no es así. Ya ves cómo se van alineando según aquel orden tan irregular que aprenden del cielo y cogen de las nubes.
  Me pregunto si lo habrán aprendido de algún lugar: me apena no darme cuenta de ello, porque también yo querría saber visitar todos los lugares que ellos conocen. También querría llegar más alto y saber que cada día alcanzaría nuevos lugares, pero me gusta más saber que soy el conductor de ellas por la vida. Saber que me pueden mostrar todo cuanto vieron, cuanto escucharon… y yo podré preguntarles cada vez más.
  Aquellas sonrisas, tantas como recuerdo, las sonrisas inocentes…no quiero que se enfríen por faltar unos ojos que las miren. Ni que se marchiten por faltar palabras que las rieguen. Hace frío, si, mis manos están heladas, pero yo me sentaré al lado de ellas parta darles todo el calor de mi corazón.
   Quiero que ellas se sientan dichosas de vivir. Ya vieron demasiadas cosas oscurecer y apagarse para que ellas también tengan que avivar esas tinieblas. Tantas veces como voy a querer que vuelvan.
  Siempre comienza a sentirse insegura, ya no late esa ilusión que me mantenía seguro los días pasados, ya se va perdiendo aquel aliento y lo ves alejarse como sombras envueltas en la niebla. No hay tantos peñascos como antes encontrabas. Bueno, está bien, piensa entonces que tu esperanza no está en todo lo que puedas encontrar: busca en todo cuanto salga de ti.
  Ahora tengo ganas de leérsela a alguien del taller, me gusta. Cuando iba por la mitad me sentí encerrado en el túnel del tiempo, ese túnel que no lleva a ningún lugar, pero que daña con su aguijón tan afilado de derrotas sin final.
  Ya he venido a Vigo. Mientras nadie viene te quedas escribiendo, aunque me pareció empezar a cogerme el frío.
  Podemos escribir todo esto en libretas pequeñas, ¿qué te parece?. También las puedes traer siempre contigo. Ahora ya no es Pily, ahora es Conchita quien habló con otra y esa otra me dijo que ella me quería. No es bueno que pienses aunque siempre lo haces que va a llegar hasta el final, puedes decir que tú también, aunque haces bien no excluyendo a los demás.

  Quien de verdad me gusta sigue siendo Begoña, aunque esperaré a ver qué es lo que tú me dices, me dirás tú cuán debe ser mi elección más acertada.

  Ahora no me excluyas a las de Ramallosa.  Bueno, aún no hace tanto frío. Déjalo como está. Contigo no me aburro: siempre puedo escribir algo nuevo, ¿no crees?. Me parece que todo será bueno y estará bien recibido si te encuentro a ti con él. Vamos a pasarlo muy bien. Ya estoy dentro. Hay bebidas. Tal vez ahora sueñes con bailar, no haga falta luego. No sé si sabrá bailar alguien, aunque yo me corto si tengo que preguntarlo, si sabrán qué es lo que hay que hacer.
  Ahora me anima también una señora que pasa con su hijo a un colegio que hay por aquí detrás. Dice que madrugo mucho… Siempre puedo encontrar esa palabra que alegre me espera, ese calor que llene mi pensamiento de ese amor compañero, ese amor de todos los días al amanecer, ese amor que tú sientes por que los lazos se van uniendo y todos los corazones se van uniendo con el tuyo. Siempre puedes esperar ese amor que caliente tu mano y te haga sentir dichoso.
  Verás que todos esos testigos que llevamos en el interior del alma se sienten más felices: son ángeles que juegan con todo su alrededor lleno de sonrisas. Tú tal vez hoy te das cuenta de su presencia, pero siempre las estuviste alimentando. No llegará el frío a tus palabras, aunque siempre lo esté intentando. No importa que se enfríe, tú caliéntalas a tu manera; ellas se sentirán más felices, pues ese calor será paz para todo aquel ambiente en que se encuentren. Lo importante es no enfriar las palabras: es viento frío, viento de la mañana.
  Anoté el teléfono de Pily, llegó ella y me pilló. Hable un rato de José sobre todo. Bueno, ella dice que es demasiado mayor: cincuenta y poco más o menos. Y yo, ahora, ya ves… Hablé con la otra Pily, se lo dije: sé que lo va a pasar mal, pero es mejor ahora. Espero que le haya ayudado a hacerle sonreír, no quiero que se lo tome de un modo serio.
  Hay palabras que me gustan más para ti. Porque me dicen que tú quieres ser en parte como ellas. Ellas también te llaman, yo las escucho: esa manera de hablar de ti, todo ese cuidado que ponen al nombrarte… ellas se sentirán mal si un día te sienten abatido y derrotado. Sólo tú has encontrado el tesoro que guardaba su semblante y ahora ellas lo habrán visto a través de ti. Y un poco porque tú se lo has mostrado. Ese cuidado lo llevan en la sangre, en el corazón del que parecen florecer.
  Voy a escribir a máquina, tal vez lo que escribí esta mañana. Alguien lo querrá: ese alguien que se siente solo también como nos hemos sentido nosotros. Podemos decirle que hay otro alguien en el silencio: esperándole, alimentando ese espíritu de amistad. Ese alguien cuyo nombre es ni más ni menos que el tuyo mismo que ya encontró ese algo por lo que luchar y ocupar así lo que antes se estaba perdiendo sin razón.
  No tengo frío si no es por la mano, pero me la calentará Pily. A ver si hoy nos acordamos de preguntar por la libreta. Extraje de ti todo lo que le conté ayer que le gustó tanto. A ti sé que también te gusta, que no naciste para estar parado, inmóvil. Tu alma es como la mía, como la de un niño: te gusta conocer más y más paisajes. Tú sí que te alimentas de esos ojos que proporcionan las palabras: ojos todos distintos, nuevas miradas… es ese llenar el tiempo que siempre pregonabas en tus mensajes.
  Yo quiero que tú les des el valor para la vida, el calor de la sonrisa… será una forma de pensar que estoy cada vez más dentro de él que lo pueda llegar a creer todos los días. Será mi pequeño ofrecimiento a esta mañana que me cobija bajo sus brazos. Nuestro diálogo, nuestras bellas imágenes se fueron llenando de ti, de todo tu esplendor.
  Tú debes estar con ellas para darles esa palabra que siempre quisieron encontrar. Y descubrirles otras nuevas, nuevas palabras parecidas a ti. Tan unidos, tan dichosos… a veces parecemos distantes, pero sé que cada mañana, esos primeros rayos de vida: yo te los quiero dedicar. Y hacer pequeños barquitos de papel para cada uno como cuando era niño, cuando jugaba en los caminos, en las aceras, en cualquier rincón: allí también estaba jugando contigo.
  Quiero soñar contigo, la mañana me presenta esa paz que tranquiliza mi alma, la mañana tiene el sabor fresco a un nuevo día: ni el rocío reseco del ayer ni las nubes tenebrosas del mañana. No, sólo estás tú y yo levanto la vista cada vez más porque quiero que todo eso que alcance a contemplar te traiga un después… y yo quiero haberte conocido en mi soledad: así sabré que no ha existido gracias a ti.
  Quería escribir un poema, se me fueron las ideas y no lo hice… bueno, ya se me ocurrirá. Siempre estaré buscando tu nombre, sé que no es estar sin hacer nada: es el regalo que me ofrece la madrugada al estar aquí, sentado, compartiendo cuanto que me quieras dar. Yo también necesito que esté ella conmigo, pues habrá palabras que salgan de su boca directas a ese tan ancho amanecer que guardas en tus entrañas. Yo también, porque aunque el frío no me deje apenas hablar, siempre estaré sintiendo calor en el corazón, un calor que impulse mi libertad a volar cada vez más alto como todos los días cuando esperaba sus palabras.
  Conocí a una niña, Guadi: me encantó. Hablé un rato con ella, ella pasaba, yo le miré y dijo: ¡Hola!… sus palabras acompañaron el semblante del amanecer. Ella también sonreía: su sonrisa brotaba de esa misma infancia, de esa infancia tan llena de luz que prolonga el alma. Esa grandeza que dibuja unos cabellos rubios  cobijando esa mirada reservada al amanecer. Y siempre hay unos ojos a los que se puede llamar en el silencio, unos ojos que enciendan todo lo que tienen de brillante para que te ayuden a encontrar eso que perdiste. Siempre esos ojos y esa hermosa mirada se quedarán contigo, brillando, siempre sabrás quién es ella… madrugada te dirá que también ella se ha enamorado de aquel fulgor.
  Ya he vuelto. He hablado más con Pily. Le dije a Conchita que también a ella le quería, si me quería y me respondió que le quería más a Pily: me preocupó, aunque sé que cuando hable con ella lo entenderá. Tal vez sea ese algo que ella siempre estuvo esperando. Esa voz que parece llamarle, esa sinceridad… o es que a mí me agrada que sea así. Si, es cierto, me agrada, pero esa luz es algo que nos agrada a los dos: aquella luz que brilla a nuestra presencia, que existe sólo entre nosotros, aquella luz que está hecha de lluvia, de sol, de despertar. Y es común a los orígenes de cada sonrisa. Nos deja vivir tranquilos, a su manera, sembrando felicidad.

  Pero ahora no te contaré tantos problemas. Me gusta ir a Vigo. Ya sabes a quién besé en Vilariño, también Paz por mi cumple y ella con Loli irán al 2000. Aunque me molestó Susana: le dije que me tenía que felicitar y algo más. “Ya sabes que no”; no sé, mi esperanza no había muerto entre ella y yo. A ver si… poema. A veces nos portamos como chiquillos sin razón y corremos en grandes bandadas a dónde el viento, no importa cuál sea la razón que nos escriban sus ráfagas en el viento: nosotros nos sentimos capaces de continuar
  La obra que concluyó la alegría al irse, nos sentimos padres todos de esa esperanza legada al desaparecer de nuestras vidas, ahora ya no nos podemos perder el ánimo que aviva nuestro encuentro y lo hace más común cada vez. Infancias que no pasan, infancias que muchas veces buscan esconderse: todos somos chiquillos sin temor al ocaso, aunque a veces lloremos por las noches, aunque nuestro silencio haya sido testigo de múltiples dolores: todos somos chiquillos sin pensar en ese mañana tan doloroso. Porque sabemos de verdad que las lágrimas igual que vienen se marchan llevando con ellas cuanto pudo ser desagradable un día.
- No hagas caso, ya viene el frío y vas a irte. ¡Llévame contigo!.
- Te llevaré, tienes aún mucho de qué hablarme y quiero decirte que no es poco cuanto me das: quiero aprovecharlo un poco más cada día. El frío no importa, estás tú… pero como tantas veces me gusta que sea la luz de la luna quien me lleve a tu alcoba. Quiero sentirme seguro una vez más y mañana comprender que me has ayudado a pasar un nuevo día. Serás el puente que me una a ellas, mi otra felicidad esperada en el silencio de una hora, en la soledad de un paisaje. Serás la transformación de toda esta necedad de palabras que te digo hoy.
   Ya estoy en Vigo. Te voy a contar todo el día de ayer: fue fabuloso. Aunque al principio estuve sin hacer nada, encontré a Loli y me senté con ella. Antes había bajado a la pista grande y no sé si fue cuando me encontré con la prima de Isabelita o no. Sí que le dije que se arrimase a bailar, con intención de que lo hiciese conmigo: ¡pues lo hizo!. Después estuve sentado un poco con Loli y cuando empezó Bene, bailé dos con ella. Después se sentó y yo bajé a la grande. Bailé con… me olvidé de preguntarle el nombre. Me encontré con Luisa… a ella sí me gustó insistirle y lo terminé consiguiendo: dice “no” por decir. Me presentó a su amiga, Mari Carmen, y ella también me dio un beso.
  Ya sabes lo impaciente que me pongo yo buscando un baile. Lo hice con Angelines. No quería que le hiciese eso de “ahora no” y no se lo hice. Le pregunté y sonrió; le dije “si quieres, ¿no?, “Bueno”. Y se lo repetí como marchando, por meterme con ella, pero bailé: fueron dos o tres. Al final perdí a Loli y a Luisa. Buscaba a Luisa y justo cuando ya no buscaba la encontré delante mía. Bailé un pupurri y lo corté a la mitad.
  Si le hubiese dicho que era mi cumple bailaría: yo sólo le pediría dos. Le ayudé a buscar una excusa, me gustó que eso le valiese. Como decía un chaval que me conoce y yo a él y subía por la carretera: “Lo de cojo es para despistar. ¡Cómo se movía!. Pero el ánimo ya estaba echado.
Al llegar a Vigo le pregunté a un chico por unos buzones y me indicó uno. Iba también hacia allí, así que podría ir conmigo. Y fui… Buscando animarle un poco le pregunté por la clase y creo que lo conseguí: me contó algunas peripecias. Ya no era el mismo chaval callado de antes.

   A veces me inspiro en cualquier cosa, ¿no crees?. El caso es animarse y empezar.

  Tú puedes ser de tantas maneras, que me da igual en cualquier sitio en donde esté para descubrirte.
  Tú estás en el aire, en la mañana que me envuelve
y me serena.
Es el sentimiento mayor a todos los que he sentido hasta ahora,
que nace.
Me gusta estar contigo, me gusta colorear lo que soy.
Para que no se sienta sola mi inmensidad.

  Esa chiquilla de la que hablo ya sabes que es Guadi, que acaba de pasar. Y aquella luna es la maestra que el otro día me dejó pasar para calentarme la mano.

  No sé a dónde me llevas, pero querré ir siempre contigo.
No sé cuál es tu nombre, te conozco tan relativamente
que callaría la palabra que se interpusiera en mi camino.
Sólo te conozco de una manera global, un nombre define toda tu belleza; pero no sé cómo te conocerá  el mundo.
Me siento pobre, tan pobre… que mi fe no es suficiente para abarcarte.
Tu nombre claro, todo luminosidad y luz;
unas letras que brillan por su intimidad y belleza:
querré saber que no has cambiado.

  Tu majestuosidad es esa luz que me falta para colorear todo mi sentimiento;
ese saber que siempre estás dispuesta a acompañarme,
para darme la infinidad que posees,
para ser como tú.
Un deslizar tan suave, una madurez joven, que pueda volar,
sentir.
Majestuosidad al  levantar las alas y desafiar al viento,  inmensidad delicada y frágil
que a todos acoge.
Tu majestuosidad,
para siempre contigo.

 Podía estar esperando en el garaje que hay aquí, bajo una casa, pero no vería entonces a Guadi.

  Quiero ver de frente a mi amor, mi joven amor: quiero ser él…
Y quiero estar dispuesto cada vez que me encuentre la mañana con ella
cuando cruce el umbral de las tinieblas.
No le diré nada.
que no soy nada para ella, sólo viento
en su mirar.

  No tengo las manos tan frías. Cada vez que no se me ocurra decirte algo la calentaré. Ya le traje algo caliente de casa.
  No hace falta que me compre otros guantes. Me acuerdo de Alicia: se va a enfadar cuando reciba mi carta, me gusta más enfadada, a ver si la termino. Compré hojas blancas para seguir escribiendo a máquina.
  
 Me gusta que cada día despierte algo nuevo
dentro de mí. Me dirá
que soy el pequeño creador de ilusiones
y todavía no conozco el rencor.
Poder oírlo al amanecer es sentir dentro del alma la flor
que me trae la madrugada,
y vino para llevarse una sonrisa,
habrá un sentimiento hermoso
de saber que pude colaborar con ella.
Me gusta que cada amanecer
me encuentre aquí, sentado,
esperando todo lo que me traerá hoy.

  Me hará más feliz
por estar a mi lado y el sol me traerá el calor
que no pudo helarse con el rocío.
Me gusta saber, mi mente
se esforzará en descubrir y así irá conociendo mejor
la vida.

  Ese algo nuevo que me parece que tienen los poemas se llama Guadi.
Aún no vino. Al final escribí un poema, ya lo ves, pero no lo hice por que me parece que no hay sitio.

  No será siempre igual cada día.
Ese algo que en la mañana se mueve, ese algo
que no sabe qué decir si se enfada…
es paz,
hay una sonrisa en los momentos de tensión,
es calma. Contigo se llama igual que tú.
No será igual cada vez que te veo despuntar por el horizonte…
porque es diferente a cada paso
la vida.

  Lo que me apena es no haber traído la libreta. El día que me encontré a Mayte le dije que se me había enfadado Begoña y ella me dijo: “Es la novia de Humberto”: se refería a la mayor. No era ésa, pero siempre es bueno saber, ¿no?.

  Ente cada nube hay una palabra.
Pero nos pide ser sólo para ella durante un instante…
un instante nada más.
Hay tantas cosas que ella quisiera convertir en realidad…
que un espacio les parece suficiente
para llenar la vida.
Y su luz es tan grande… quisiera tener esa fuerza
para siempre caminar seguro,
pero me gusta más comprenderle cada día,
cada día descubrir lo que me aguarda.
Ella pasa todas las mañanas
a través de mí.

  No hace falta que brotes,
sólo querré guardarte
para una próxima vez:
cuando sea mayor mi conocimiento de la existencia.
Puedes dividirte, compartirme
consolarme… ir junto a quienes más me necesitan;
pero otro día te llamaré y tú serás la esperanza
para mí.
Ese misterio que palpita en el aire...
cada mañana me gustará recogerlo para ti.

  Encontraré la estela que dejas al pasar
junto a mí: lo que siento por ellos.
No sé dónde estás,
no sé dónde duermes, me llaman
del mismo modo que lo haces tú
en el silencio.
Por eso mi mente está llena de ti
cuando ve el universo
y se tiñe de color de esperanza.

  Me gusta cómo quedó. Hoy tal vez escriba a máquina en casa y luego podré traer la libreta. Son las nueve y diez y todavía no ha pasado Guadi. Para ella me gusta más ese nombre.
  Sólo una auténtica amistad,
sólo:
la que nos una a su corazón.
No veré sólo el paisaje
que se mueve en mi alrededor… tan insospechado
como cierto.
Su alma sostiene el tiempo…
y sobrevive.
No quiero más el vacío
junto a mí.
           
  Pensé en pedirle a esta profesora o a Mayte una hoja y pasarlos a ella, pero no lo voy a hacer: sería perder el tiempo de su vida
  Ya pasó Guadi, ¿siempre venía a esta hora?: hoy te retrasaste… fue lo que le dije. Y ella sonreía…No te voy a mentir, voy a explicarle algo de lo que sentí al escribirlos: mi joven amor es ella, ese algo nuevo me refiero a que hoy quise traer la libreta roja, igual que ayer una foto de cuando era pequeño.
  Y yo, que no pensaba llevar estas dos hojas hoy… ya lo ves.  A veces hay alguna discusión, una palabra más alta que otra, un nombre.

  Me agrada el pensar que Begoña ya no está enfadada conmigo, al menos hoy noté ese cambio. Porque Asun le preguntó a Pily y ella dijo que no era su novio. Bueno, mañana cambiará, pero ahora Begoña ya no está enfadada. Y puedo quereros a todas.
Las manos frías otra vez. Bueno, esto ya es normal. No creo que cambie, como dije, el pantalón, aunque decía que ya no lo llevaría más era por ella.
  Bueno, olvídalo: tendremos que ir al baño… Me preguntaron si encontraba un poema que se pudiese leer a Remigio en la cena. Traje la libreta roja y la última… la última para pasar éstos. Voy a buscar uno… Me gustó uno que tenía en la cuarta: “Atardecer” creo, muy romántico. Se lo puedo dedicar a Asun. No voy a buscar otros poemas: cogí varios y otros sentimentales, por si le gustaran a Asun, pero tengo demasiado metido en la mollera el problema mío, hablo mucho de mí.
  Tengo la mano helada. Ya pasaron las 9 y cuarto, te iba a decir que no pasó Guadi… Ahora pasó y llegó el coche a la vez.
  Ahora estoy en Vigo: no soy siempre el primero que termina, pero tampoco alguna vez he sido el último por el que haya que esperar. Creo que le hemos animado a Pily, ¿sabes?. Ayer me lo dijo y Begoña estaba conmigo: el chaval que era su mejor amigo era José Manuel y había muerto… Quiere que yo lo sea, me gusta la idea de que pueda darle un beso todos los días, pero más me gusta ese ánimo aunque debo confesarle que sigo temiendo un poco. No tengo por qué temer si estás tú (voy a ver, poema).
  No tengo por qué temer
si estás tú conmigo: un amor
que nació de la naturaleza, del campo, del río…
no debe conocer.
Si estás tú
ese amor es una flor hermosa dispuesta a brotar
en cuanto sienta las primeras gotas de agua,
porque alimenta las hojas,
les da vigor;
el amor que es como la savia de los árboles,
como los primeros rayos de la mañana.


Me he enamorado de la vida.
Cada vez me divierte más escribir.
Por lo que puedo aprender
de todo cuanto me rodea ----   Pienso en Guadi.

No traje el reloj. Bueno, no te enfades. Piensa que esta tarde podrás escribir a máquina. No puedo enfadarme si lo pienso bien.
   No quiero decirte
qué es lo que hice, si tú y yo
bastamos
para crear una vida.

  Sólo se me ocurrió pensarlo: un pensamiento pensando en ti que ahora se va, porque no es de los que me gustan. No voy a seguir, porque tú sabes que no me gustan las cosas como ésa.
  Como me dijo ayer Humberto, yo tengo mucha cara. ¿Por qué?, me gustó un detalle de Loli en uno de los primeros días en que cogió mi mano y la agarró con las dos suyas. Vivo con la tensión de si me quiere a mí… Bueno, ella me dice que por no entretenerme: termino con el búho y ya me he entretenido. Bueno, ¡mejor!... Y sonríe: ése es el último detalle que tengo suyo. Mi incertidumbre me abruma. Y tengo ganas de expresarlo a través de un poema, pero entonces me siento solo: solo porque yo tengo amigos, tú no; tú no tienes.

  Me siento solo.
Solo porque yo tengo amigos,
tú no. Tú no tienes
a nadie con quien hablar.
Si la naturaleza pudiera
levantarse de su letargo un día y escuchar tus palabras
en su hermoso amanecer…
si pudiera, la ilusión se volvería alma. Pero tú tienes felicidad
para otro punto de vista
como los demás pajarillos.
No debes sentirte solo,
¡mira!, ese alguien que guía mis palabras
también te quiere. Ese alguien aunque no hable contigo
habla por ti… Y yo me preocuparé
si una lágrima veo en tus ojos.
¡Mira!, hay dos pajarillos
que vienen a mi lado.
Quieren hacerte compañía.
Ellos también vuelan: uno de ellos dice
que el otro ya no está triste.

  Esos dos pajarillos son verdad. No sabía cómo terminar el poema y ya ves. Cambié la palabra “alegría”: coincidía con la siguiente… ahora queda mejor. ¿viste?. El reloj ya es lo de menos. Por aquí ya saben que tú escribes, sobre todo la profesora. Los niños son inocentes. Para otra vez pones el reloj a punto la hora, fui yo quien te lo recordé.

  No quisiera causar daño a nadie, tal vez son mamás… lo digo por lo que me dijo Humberto ayer. Pienso que mi presencia les animó un poco: Begoña me pide una cinta todos los días, hoy también se la traigo. Begoña me dijo que el domingo irá a Ramallosa, a las siete y media: le esperaremos en la puerta. Hablé de ir con un chaval. Llegó Mayte en coche. Ya casi tengo terminado el búho. Loli lo terminó ayer: tenía ganas de hacerlo. Cuando nos fuimos y salían Montse y Begoña, había una señora también y pude hablar con ella diciendo que le había animado más a Pily y ella se alegró también. Me asomé al coche y le di un beso a Pily, por él, y me preguntó cuándo nos casábamos. “Cuando ella quiera”, le dije. Pero… bueno, olvida.
    El poema que encontré en la cuarta libreta se lo iba a dedicar a Asun, pero a la primera que se lo leí y se lo dediqué también fue a Begoña: me dijo que se lo copiara y le pusiera algo. No sé cuáles fueron las palabras, pero me parece que “Gracias por ser siempre así. No cambies”. Se lo puse de corazón: ese enfado, ese quererme…

  Me quería
a su manera y eso dejó algo de ella
prendido en mis ojos.
Esa entrega cada vez que me hablaba,
esa luz. Sólo era una amistad,
una amistad sincera.

Me cansé…

  Cada palabra
tiene que llevarme a algún sitio. Es como ese caudal
quee aflora desde la inmensidad del cielo y pasa
y me lleva con él para conocer,
para enseñar.
Parece que duerme en el corazón
y siento acercarme a él a medida que sus olas
tienen vida,
con los ojos fijos en la calma.
Quiero que ese viaje se vaya llenando de nuevos sentimientos,
de múltiples sensaciones.
Cada sentimiento tiene su caudal. Y es hermoso,
pero tiene que encontrar sus árboles, sus hojas, sus aguas
donde poder navegar.

  Creo que llegó Mayte y no pasó aún Guadi, me gustó la última frase del poema: la copió; me animó que reaccionase así. Van a ir todos a Santander o casi todos: me parece que animé a Humberto a ir por que iba yo. Si no lo hiciese yo, ya lo haría otro, lo sé, pero fue esa reacción. Miré el calendario: el viernes cena y beso de Loli por su cumple y el otro domingo Santander.
  Les hizo gracia cuando entró Lourdes en el taller, una visita: primero me cubría de un grupo de chicas y luego, cuando me puse a golpear la mesa al decirle Mayte: “Aquí tienes un amigo tuyo”. Yo también me reí con ellos. Y otros detalles de Conchita, cuando fui con ella a buscar quinielas, le quise dar el brazo y no lo quiso, en cambio hoy le llamé para cubrirme y yo, desde el asiento, puedo decirte: ¡Cuánto le quiero a Conchi! y echar mi brazo a su cintura, que no me dice nada. El beso del cumple que no me dio Begoña me lo da otro día.

  Quiero embarcar
en todo velero
que ponga rumbo
a la eternidad
y me sentiré colaborador
de una parte de la creación. Podré aportar
todo eso
que un día me hizo su velero…
en la calma
del universo.

- Recuerdo cuando le dije a Begoña que le dedicaba el poema y se lo leí: me dio un beso. Sólo fue uno, pero yo tampoco me lo esperaba. Me agradó, creo, de un modo especial.

  Sólo cuando escribo… antes paré de hacerlo y fue cuando me llamó para abrir la puerta. Lo primero que pensé fue que en aquel momento si era suya. Me gustaría decirle que Mayte le dio sentido a aquella última frase.

  Me gustaría decirle
que le dio sentido
a cada palabra mía.
Aquel aliento, sólo su aliento,
no fue normal,
un aliento que era el principio,
la lucha:
No, aquí no lo puedo hacer. Me falta el aire
para respirar, me falta el aire.
Me falta el mundo: unos ojos claros,
sencillos. Me falta comprender
que puedo encontrarme con ella…
Voy a estar lejos y en mí quedará un vacío
sin completar.
Me falta la mañana me traiga la libertad
a mi lado.
Libertad, libertad joven; libertad de ojos transparentes
en la mañana.
Me falta ella para soñar.

  ¿Te acuerdas de aquellos que escribí: “Depende de tu amistad” y “Tiempo pasado”?. Me parecen dos preciosos y encima me permiten llevar la libreta a Vigo. No me parece el tono de superioridad o miedo el necesario para hablar ahora conmigo, sin embargo es el que más se repite.
  Al final encontré a Anita en una esquina. Él planchaba y me dijo: “Por ahí no está”. Pero levanté mis papeles y la encontré. No estaba, en conclusiones… fue Loli. No le encontré en un principio porque le vi ya entrada la música lenta: me la señaló Rosi. El resto de la tarde con ella: bailé varias seguidas y casi a las nueve y media, las dos últimas que bailó: la de S. Wonder y la historia interminable. Aquel malestar mío tuvo que dejar su sitio para ella. Teresa me la señaló como mi novia… ¡bah!, una palabra más.
  Ya estoy en Vigo. Fue Loli y estuve toda la tarde con ella, desde las ocho y cuarto más o menos hasta las nueve y media. Bailó, se sentó, bailé suelto: estaba feliz. Al final se fue con Paz a coger el bus. Me olvidé del mal sabor de boca que llevaba; bueno, no sé cuándo volveré a hablarte de él.
  Pienso en el poema de “Tiempo pasado”: igual sería bueno cambiar el verbo por una forma más hablando con él; bueno, cambiaría un poco el contenido, pero lo haría por él. Tal vez se lo pregunte a Mayte. Y estas manchas de sangre: voy a ver si las puedo limpiar.

  Quisiera poder suprimir
cada momento de duda
cuando esté con ella. Quisiera poder darle
la felicidad que estoy sintiendo…
tan pura y fresca. Y las sombras
decir que no han existido, que ahora puedo cambiar
y dedicarle parte de mi vida.
Quisiera poder levantar los ojos
y sólo hallarte a ti, para que recordaras que todo pasó, que es mejor olvidar…
cambiando un poco la juventud.
Quisiera tenerte a ti para que me recordaras siempre,
y no abatirme sin razón.
Porque cuando estoy contigo
no pienso en ello.

  Ésta es una de las razones por la que estoy feliz. Ya estoy un poco más animado. La mano no está tan fría. Voy a leer los poemas y buscar ése de “un ave que siempre está volando” o “quisiera estar”.
  Estaba leyendo. No la vi, creo que voy a seguir buscando, algo me dice que allí está. No, no está. Bueno, no importa: el estar aquí ya es hermoso. Me gustan los poemas que hablas de ti, ¿sabes?.
  ¡Qué bien lo pasé ayer!, ¿te acuerdas?. Tú enmudeciste para… (no quería poema, pero a ver…)

  Tú enmudeciste
para dejar paso
a miles de sentimientos… (no lo hago).

  Tú enmudeciste para dejar paso a muchos sentimientos hermosos revoloteando a mi alrededor. Quisiera decirte que comprendí cuanto me reservaste, pero estoy seguro que tú ya lo sabes. Ese poco que me basta para ser feliz, para estar satisfecho, para sentirme dichoso, ese poco… tú fuiste una misma sonrisa. Quisiera decirte cuánto lo esperaba, pero eso tú también lo sabes. Poema en la otra, a ver. La lavadora está echando la segunda agua, hay que sacar el tubo cordón y yo estoy atento.

  Todo cuanto sea capaz
de serenar mi espera es felicidad
en mis manos.
Van a llegar esos ojos, va a llegar
la claridad
que nos ha encontrado.
Vamos a esperar…

  No me va a salir. Falta poco para que lleguen. A ver si hablando de Guadi… No me sale. Me gusta hablar de ella, pero no sé qué más decir. Jo, ayer; sobre todo esas dos últimas canciones. Terminó como los poemas, ¿no te parece?: un final estupendo. Y ahora un principio mejor, ya verás… porque el viernes es la despedida y el sábado hay que salir para Santander: me olvidé de llamar y decir que voy. Ahí va, que la armo… como me digan que no hay más plazas los pincho.
  Muchos van a querer ir… ¡bah!, piensa que irás. Aunque sea llamas desde aquí. Tal vez sea eso, no querer mirar al teléfono. El que te hizo olvidarlo. No te preocupes. Hoy te volviste a despertar antes que él, ¿eh?... eres un pillín. Van a ser y media y aún no pasó.
  Pily me quiso decir algo en secreto: una foto y un beso también al entrar… ¡y le costó decírmelo!. Antes de decirme lo del beso, le pregunté: “Es algo referente con un beso, ¿no?”; creo que a ella también le pasa lo que me ocurrió a mí en un principio. Suponía que me dijese “el beso en los labios”, pero voy a tener que ser yo quien abra el tema.
 Llamé, pero era su casa. Me dijo la madre que no estaba, pero que por pelas no me preocupase. Me tranquilizó. Iba a escribir a máquina, pero ya no queda luz. Aunque a veces hay alguna sencilla en casa, no merece la pena contarla… ésta si, porque estoy solo: prefiero hablarte desde Vigo.
  Junto al taller, en la clase, hubo una mesa y había papeles muy grandes, que no carteles. Traje algunos. Aún queda mucho para hablar contigo, (iba a decir de éste), pero ya ves. Encontré una cinta.
Me gusta pensar en Loli: la felicidad que me da ella es especial… y la tranquilidad que me dan sus palabras. (poema)


  No vi a Guadi mientras esperaba allí. Debió pasar cuando estaba dentro con la profesora.
  También va a ser un problema el viernes, porque me fastidiaría mucho no poder salir con ellas y ellos a pasarlo bien. Irían a una disco. Tere me dijo que por que en el magosto no la saqué a bailar.
  ¡Bah, déjalo!. Siempre igual, ¿no?. Pero si, pienso mucho en el viernes. Si le digo que llego a las cinco de la mañana, la cago. No sé a qué hora será. Piensan que me cuesta contestar: sólo lo hago cuando sé que tengo razón y no lo oyen, otras veces digo que me olvidé (bueno, ya procuro no decirlo) y la pringo. Bueno, a ver cómo arreglo lo del viernes, ¿no?, porque también me parece una tontería el no participar. Además, creo que estaría mal. Y lo que yo encontré allí no es para tirarlo por una chiquillada.
  Si digo “no” no lo haría, es verdad, pero bueno no está bien ¿no crees?. Pienso mucho en la canción de S, Wonder.  Yo te pregunto: Hacer vida, ¿qué es?: “¿sentarse allí nada más?”. Siempre me marcho discutiendo con razón, ¿no?. Claro que me voy a sentar, aunque no valga para nada: otro día no voy y ya está. Sólo quiero que lo sepas, pues mañana te diré: “¡Olvídalo!, como tantas veces.
Me siento tranquilo  
hablando con ella. En calma, una paz
a cada soplo de aire.
La mar está serena. Y nada hay oculto
entre ella y yo. Me siento tranquilo oyéndole hablar,
oyéndole susurrar:
ésa mirada amiga que siempre deseé encontrar.
Este lugar tranquilo me hace más libre.
La paz
parece no moverse, pero sigue el curso
de la vida.
Me gusta darle una morada…
                                             
  No tengo ganas de ir, pero voy a decidirme: preparo una hoja de Vigo y voy. Son dos puntos de vista, ¿no crees?.
  Voy a copiar la frase de Mayte. Pienso en los recreos…
  No sé, voy a lavarme la cabeza. Muchas veces les veo tan lejanos a las palabras que pronuncian, que siento moverme en una mentira, una cruel mentira sin fronteras. A veces me pongo a pensar: No sé si será rabia, envidia o incluso ese sentirme indefenso, ese no poder grabar, no poder tocar el aparato. Puedo grabar en casa de José.
 Sólo me queda…

  Sólo me queda
el pensar siempre
que mañana será otro día.
Decir que el hoy ha acabado, aunque todavía
el sol comience a despedirse.
Nacerá otro ánimo, volverá
el ser como ayer nuestra presencia.
Será verdad
nuestro pensamiento…     no sigo escribiendo, pienso que esto ya lo he dicho muchas veces. O ese pensamiento al decir que un día serás mío. Y yo me sentiré tuyo. También tengo ganas. Ahora voy a acostarme. Me parece que es más bien aburrimiento. Bueno, no importa: piensa en Vigo.
  Ella quiere llenar
todos los momentos
en que te sientas abatido, quiere recordarte
que también lo fue ella.
Hasta que llegaste a su encuentro, hasta que quisiste
fundirla en ti.
Ella quiere decirte
que hoy es parte tuya…      no lo paso a limpio: me parece que todos hablan de lo mismo.

 Se me fue


mi estrella

   Tenía ganas de habérselo dicho a Carola, lo que me pasó con Jovanna (no es así, pero me entiendo). Estuve hablando con ella, ya no quiero recordar que el padre está enfadado, tal vez le molesta que acompañe a Loli, me dijo Carola que a ella no le molestaba. Creo que discutieron. No me lo merezco. Sólo le dije a Carola que había un bicho en mí que me movía a ser lo contrario. Que no soy como me veía ella. Que hablase conmigo, me ayudaría. Le va a costar entender lo que fue de su hermana: a mí me va a costar demasiado, pero fue ella la culpable. Fue quien se echó sobre mí. No sé si pensé, fui inconsciente. Ya lo era cuando pensaba llegar este momento.
  Perdóname, Loli: te traicioné. No sé si lo sabrás. Algún día. No quiero que pienses mal de mí cuando lo sepas. En este momento no me importa nada. Ignoro cuándo te lo diré. ¡Ayúdame!. Me agrada verte sonreír a mi lado, conmigo, quisiera agradecértelo más sinceramente. Si supiesen cómo soy. Hoy no irás a Ramallosa. Mejor, no sabría sonreír contigo: sería un fingimiento. Soy como un niño. Me gustaría no haberlo hecho, que nunca llegase el día en que se destroce tu ilusión.
  Si, pero ya todo es tarde. Mi inconsciencia me impide hablarte sinceramente. Puede ser ella ese bichito, no lo sé. Creo que a partir de ahora no sentiré la alegría de la misma forma. No me digas nada, sólo mírame. Tengo que seguir.

  No me digas nada,                                                
sólo mírame. Tengo que seguir conviviendo
con el pasado… tan contrario
a mi forma de ser.
Me siento infiel tantas veces que no merezco,
que no puedo. Dime que todo esto pasará.
 Y no me digas nada más, sólo déjame
seguir contando contigo.
Hoy me faltó la luna
que siempre está a mi lado: se quedó dormida y yo
 no he sabido
velar sus sueños.
  Ya sé que no soy nada para Loli, pero tampoco querría dañarle o lastimar este instante tan feliz. Carola dijo que era mentira… no, no lo puede ser. Me gustaría decírselo, podría en el baile, pero allí sólo quiero estar feliz. Cuando ella lo sepa, habré perdido algo mayor que lo de Vigo a cualquier alegría. No quisiera pensar en eso, pero ya ves.
  No sé, cuando llego al taller por qué a José la habían quitado una  muela. Cuando le dije esta mañana a Teresa: “Allí me consideran guapo…”, me respondió: “Yo siempre te lo llamé”… aunque añadí: “La historia de toda una vida”: me había quedado con la boca abierta. Bueno, voy a escribir.


  Todo este aire
de encanto me da fuerzas
para enfrentarme de nuevo
a ese futuro incierto, a esa imaginación mía
que siempre teme lo peor.
Llegará la hora y ese miedo
se verá desbordado, alcanzado e incluso superado
por esta magnitud celeste
que me abraza cada vez que le recuerdo,
pasan estrellas hermosas
y siento algo de ti
en cada una.
El aire luego
transformará más palabras
en vigor… y será la fuerza
que yo le ponga.

  Jo, qué fallos, ¿no?. Al principio de escribir me pareció una burrada de papel. Y cuando pienso como ahora, me gusta escribir lo que me pasa. En cualquier momento puedes recordar… y te ayuda incluso a dar tus propias respuestas.
-  Me parece que te noto algo más tranquilo estos días.
-  En Santander, me encanta la idea de ir de caballada, como decían ellas.
-  Lo que no me gustó tanto fue la palabra que dijiste ayer: escoñó… No sentó bien, parecía extraño en ti y tú así bien que lo sentiste. ¿Sabes lo que te digo, refiriéndome al poema?, lo miré de reojo: confía en ese aire. Nunca te faltará.
Una foto para Pily, si, me gusta la idea. Aquí me consideran guapo, es algo que no hay que olvidar. Me parece que me dijo que no iba a venir más en la semana, o a partir del lunes no me acuerdo, hoy que tengo la mano valiente. Me anima también ver señoras que pueden verme aquí, sentado: la señora que vino con sus hijos y se metió en a casa, la otra que sacude la alfombra. A veces pienso que ellas lo reconocerán, o tal vez sus hijos, si lo publico cuando muera. Bueno, estas hojas se tirarán…

  Sólo serán hojas marchitas
que se harán parte de la tierra
para engendrar nuevas ilusiones.
Se fundirán en el deseo
de que quisieran alcanzar las estrellas
y se dieron cuenta
de que no pudieron.
Al final
serán hojas caídas
nada más.
Si lucharon, si vivieron… entonces
acompañarán
el nuevo amanecer.

  Me parece
que voy añadiendo amaneceres a cada mañana
que me ve contigo. Me parece que se prolonga la vida
un instante más a tu lado,
para el cielo.
Es este ver estrellas, ver alegría a mi alrededor,
caminos que se cruzan
y yo parezco reconocer.
Siento una sonrisa
que se hunde más en mí,
la compañía que siempre he deseado.
Mis palabras
hacen realidad en mi corazón.

  Lo pongo aquí, porque entre los poemas casi todos hablan de eso mismo.

  Les diré a todos que escribí una poesía dedicada al taller. Aunque no la lea o la escriba, me quedará la satisfacción de darle una morada, un sentido. No está mal… ¿y por qué no?: también añadiré la anterior. No se les pueden llamar estrellas.
En el mismo taller le hice un poema a esa furgoneta, se lo quieren leer. Y porque sólo habla del auto.
  Entonces sales tú. ¡Vamos!,
les dices a todos. Les veo alegres, orgullosos
con tu compañía.
Aventuras de cada día, de cada mañana… aventuras
que cuentan conmigo
para soñar.
Una ruta que no morirá, un camino
esperando su despertar
como cada mañana. No, no te conozco, pero siento esa fragilidad
que quiso hacer mía.
Y ya lejanos siempre serán sueños
en donde estés tu presente.
A mí siempre me animabas tú.

Voy a ir a Santander: tres días de caballada, como dicen ellos podría escribir.
Ya verás en Santander y viernes.
Bueno, piensa en el dibujo que harás mañana
Una hoja caída que levanta su vista al árbol seco y le tiende todo el amor que abre una esperanza.
Y sigue escribiendo a máquina: les encantan tus poemas.
Ya me dieron la idea de publicarlos.
Ayer fui a hacer autostop y a las dos y diez me cogió un chaval que iba a San Miguel de Oya.
Bueno, me llevó. Me dejó en la recta antes del desvío a Canido.
Ayudé a una señora a encontrar a un señor de una de estas casas: eso me animó un poco.  Puedo ir a Santander, Humberto tendrá la compañía que tanto deseó: dormiremos juntos. Sin querer no separé bastante la mano izquierda ayer cuando doblaba el pasillo y rallé un poco el reloj. Ya no viene más en la semana Pily: por un lado me agrada… pero ayer no le pude dar un beso al marchar, me duele por ella.

  Cualquier mano amiga
es un síntoma
de ese calor que busco.
Hay muchas historias:
unas felices
y otras no. Te extrañaré llorando, porque yo
te quería: decirte adiós no es tan fácil.
¡Déjame estar a solas una vez más!.
No sé qué es lo que podré responderme,
pero necesito decir
que es necesario
para el nuevo día. Creo que yo
nunca sabré decir adiós a algo que había creído mío.
Necesito estar a solas
para decirle que no es para toda la vida. Ahora
ya no sabría vivir sin ti.

  Asun ne dijo: “De parte de Ángela besos”. Pero no le debió gustar. Bueno, yo también me animo,   pero temo que eso se lo diga a todos cuantos hayan llegado. Yo creo que la historia es cierta. Bueno, le dije: “Te lo doy aquí, porque en el coche a lo mejor no puedes” y ella no quiso.
¡Ayúdame!, todos esos detalles de cariño que tenía ya han perdido su calor. También puede hacerse un adiós a este taller, si me voy, o un adiós a cualquier cosa que quiera. Creo que puede animarme a hacer uno o más poemas cada mañana el saber que a Mayte le gustan.
  Bueno, ya queda poco. ¡Sigue calentando la mano!. Loli me trajo hojas para escribirte. Y más que traerá… Quiero aprender alguna canción más. Recuerdo la de “A veces pregunto al viento…”, pero sólo me sé la mitad. Si no siempre son las mismas. Cantaré  Un velero llamado Libertad, Anduriña, Wendolin, La vida sigue igual y Beso a beso, dulcemente. Puedo pintar un poco el dibujo: la hoja, el árbol, al fondo el horizonte, color de cielo y un poco más oscuro en los bordes. Con ceras quedará muy mal: tú nunca lo has sabido hacer así. Ya le pregunté a Mayte ese saber para qué lo quiere. Creo que me gusta más dárselo, pero un paisaje de mis sueños.
  Hoy vendí las que quedaban.
  Como no vino Pily salí de allí pronto y a las dos menos cuarto me cogió Yayo…
  Encontré a Felipe. Esta mañana había llegado a Vigo y cruzando Castrelos, el semáforo, estaba parado. No cambió. Ahora todos los días le podré esperar antes de las ocho y media. Era el pedacito de Vigo que me faltaba para completar la ilusión en que vivimos.
  Siento que ya estamos todos para echar el barco a flote.
  Mañana se celebra el cumple de Loli, no me acordaba. Me siento muy feliz allí, un taller donde ya estoy integrado en la familia. No dirán nada porque un día te vuelvas pequeño y comiencen a vivir tus ilusiones. No dirán nada porque un día venzas tu malestar y compartas tu alegría con ellos. Ni porque expreses tus ilusiones te dirán que ellos también buscan tu necesidad. No dirán nada porque un día parezcas un aburrido o un odioso o tal vez porque digas que esta vida ya destapó su crueldad.
No te dirán que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos del   sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos también soñaron contigo un día.
  Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida. Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo. Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
  Ahora todo eso no importa: se quedarán en recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer, que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.

  Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte
que es tuya sola. Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.

  Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por no ver a Teresa. Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
  Ya me empiezan a preocupar los días en que pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli. Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les repartieron el dinero, tan vez por trabajos vendidos.
  Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche: je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos: Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan. Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la colección que   le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.

  Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay razón, pero saben que deben seguir la ruta
que les ha señalado
la vida, siendo semilla
para otros muchos movimientos
que buscarán su estela.
Los recuerdos pasan,
se van renovando, ahora se entregarán
con todo lo que son.
Aprendieron mucho de esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuestras ilusiones.


  Voy al baño, tengo unas ganas, ganas de escribir, por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.

  Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú me preguntes
que es lo que he encontrado, pues así
yo podré soñar.
Prefiero quedármela, almacenarla
de un modo que encuentre
cuál es su familia,
y sepa reproducir si se encuentra en peligro.
Quiero quedarme con su alegría.

  No sé, ya es por la mañana. Pero el día de ayer dejó algo especial…

  Se iba construyendo
con lo que encontraba
en el camino. Y sus pilares
estaban rellenos
de melodías. Su crecimiento
pasó a ser producto
del aire, aquel interior
reclamaba su presencia…                         prosa, pero me gusta.

  Begoña te dio aquel beso prometido, en los labios. Pepe, cuando te traía, te dijo que habías ayudado hasta a Mayte: en aquel taller lo que hacía falta era un joven con dinamismo. Como el tuyo. Cada vez te encantará más ir allí. Sólo en la última te acordaste de aquel modo de bailar que te enseñó la chica de Panjón. No importa, fue la semilla. El día de Navidad, si lo ves, está cerca. Y aquella chica mayor que te dio un beso, ya vi lo cerca que estabais. Tú apoyabas la cabeza, ¿eh, pillín?. Hubo de todo: bailaste, pediste con todos, os juntasteis, te dijeron que no, te metiste con ellas, no se enfadaron… disfrutaste, ¿no?. Como te dijo Pepe, eso es lo importante… Cuando te llame Begoña, le dirás que repita ese beso. No estabas preparado, tenías los labios secos y no te supo a nada. Le prometiste la de S. Wonder a la chica que te dio el beso. Eras muy alto, si, para ellas: Teresa casi no te cogía bien. Te prometió muchas, hizo lo que pudo, sólo una porque le lastimaban los aparatos. Tenías que haberte acordado de otra forma, supongo que les sería mejor.

  Ya sólo le quedará
el pensar: “queda para otra vez”.
Tu amor se ha hecho esperanza y sigue brillando en ti
para sobrevivirle al tiempo.
Ese amor tan verdadero
no tiene que ver perdido el tiempo:
retroceder sería muy peligroso.
Queda para otra vez, esa esperanza
tendrá alas y un camino por recorrer.
Acordarte de ella
donde renueves tus ganas de vivir,
en ese camino
en el que también estás tú impreso.
Todo aquel decirte algo
que sentí por unos momentos
lo sabe mi alma:
es un sentimiento.

  “Has venido
a traer la alegría”, me acuerdo
de aquellas palabras,
ese don
de la eternidad. Estaba contigo, sólo tú bien.
No estás solo, las azucenas
ya han florecido y esos claveles de tu alma.
Con todo el colorido
de un campo en plena flor,
si algún día me recuerdas
volverá el sueño
de nuestro amor.

  Piensa en el domingo que viene, estarán en Santander. Y podrás bailar con ellas a tu manera. Puedes pasarlos a la libreta y todavía sigues escribiendo. Si, puede aún salir alguna.

  Ya ves que todo va pasando
a medida que encuentras
felicidad en las palabras. Las lágrimas
son buenas, porque ahora
quieren sentirse detalles encantadores
contigo.
Lágrimas cristalinas que pregonas
en tu corazón,
que sólo le quieren dedicar a ella.
No hay lágrimas. Es tu condición de humano
que encontró
el suspiro de su corazón.

  Si me dejas vivir
en mí solo,
estaré dispuesto a entregar
todo cuanto quiera el viento
de mí.
No me digas cuando sean ellos
quienes hablen que se extienden mucho.
Si quieres
no me hagas caso,
pero necesito sentirme solo
para estar acompañado de una plenitud.
Si me dejas vivir, yo te diré
qué es lo que quiere. Me hacen falta
conclusiones.

  Me encanta cuando recuerdo
los momentos agradables
que tiene la vida. Les doy una melodía,
así el aire
llevará tu recuerdo.
Me encanta ver alegre
a quien comparta mi vida, pienso
que puede ser la persona elegida
para su corazón viajero.
Y hacer de la vida
un sentimiento, de cada sonrisa…
¿qué sé yo?: me encanta.
Volar, nunca perder esos ojos, estas palabras,
esta ilusión.
Y a mí me encanta ser como tú.

  Después llevaremos algunos poemas para copiarlos en Vigo: allí les gustarán. Puedes poner en práctica todos los bailes que sabes.
Puedes sentirte feliz, por todas.

  Tienes muchos nombres,
pero me gusta más el que te doy yo cada instante.
Mi recuerdo:
en él encontrarás la melodía que nos ha unido;
y mientras pasa el tiempo te reencarnas en miles de personas
para ir conociendo todo.
Digo sentimiento… y es para toda la vida.
Nuestra unión puede llenar
las ilusiones que empiezan a sembrarse
y así estás tú más cerca.

  Podías hacer convivido
con lo que tanto te gustaba.
Aunque no estuviera el esplendor
bajo otros brazos, aunque no supieras culminar su aliento,
sólo escucharlo
y sentirte allí;
el alma nunca podrá cambiar.

No te dirán que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos del sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos también soñaron contigo un día.
  Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida. Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo. Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
  El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador: me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer, que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.

  Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola. Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.

  Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por aquello con Teresa. Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
  Ya me empiezan a preocupar los días en que pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli. Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
  Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche: je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos: Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan. Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.

  Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.

  Ya me empieza a parecer haberlo escrito antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir, por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.

  Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.

  Ya me dieron la idea de publicarlos.  Aguántame, porque no seré capaz de estar a su lado ya.
 Ya estoy en Vigo.
  Ayudé a una señora a encontrar a un señor de una de estas casas: eso me animó un poco. Puedo ir a Santander, Humberto tendrá la compañía que tanto deseó: dormiremos juntos. Sin querer no separé bastante la mano izquierda ayer cuando doblaba el pasillo y rallé un poco el reloj. Ya no viene más en la semana Pily: por un lado me agrada… pero ayer no le pude dar un beso al marchar, me duele por ella.
  Cualquier mano amiga
es un síntoma
de ese calor que busco.
Hay muchas historias:
unas felices,
otras no  Decirte adiós no es tan fácil.
Déjame estar a solas!. No sé qué diré
en esos momentos, pero necesito estarlo
antes que lo necesite.
Tal vez ahora
ya no sabría vivir sin él.

  Asun me dijo: “De parte de Ángela besos”. Pero no le debió gustar. Bueno, yo también me animo, pero temo que eso se lo diga a todos cuantos hayan llegado. Creo que la historia es cierta.
  Decir adiós creo que puede animarme a hacer uno o más poemas cada mañana el saber que a Mayte le gustan.
  Hoy vendí las que quedaban. Puso seiscientas y no las pensaba poner, suponía que quedaban más. El ambientador me lo compra y entonces sólo quedarán veinte. Me dijo que no trajese más, pero enseguida le corté por Vilariño y la tía.
  Encontré a Felipe. Esta mañana había llegado a Vigo y cruzando Castrelos, el semáforo, estaba parado. No cambió. Ahora todos los días le podré esperar antes de las ocho y media. Era el pedacito de Vigo que me faltaba para completar la ilusión en que vivimos.
  Mañana se celebra el cumple de Loli, no me acordaba. Me siento muy feliz allí, un taller donde ya estoy integrado en la familia. No dirán nada por que un día te vuelvas pequeño como ellos y comiencen a vivir tus ilusiones. No dirán nada por que un día venzas tu malestar y compartas tu alegría con ellos. Ni porque expreses tus ilusiones te dirán que ellos también buscan tu necesidad. No dirán nada por que un día parezcas un aburrido o un odioso o tal vez porque digas que esta vida ya destapó su crueldad.
  No te dirán que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos del sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos también soñaron contigo un día.
  Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida. Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo. Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
  El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador: me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer, que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.

  Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola. Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.

  Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por aquello con Teresa. Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
  Ya me empiezan a preocupar los días en que pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli. Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
  Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche: je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos: Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan. Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.

  Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.

  Ya me empieza a parecer haberlo escrito antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir, por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.

  Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.

  Begoña te dio aquel beso prometido en los labios. Pepe, cuando te traía, te dijo que habías ayudado hasta a Mayte: en aquel taller lo que hacía falta era un joven con dinamismo. Como el tuyo. Cada vez te encantará más ir allí. Sólo en la última te acordaste de aquel modo de bailar que te enseñó la chica de Panjón. No importa, fue la semilla. El día de Navidad, si lo ves, está cerca. Y aquella chica mayor que te dio un beso, ya vi lo cerca que estabais. Tú apoyabas la cabeza, ¿eh, pillín?. Hubo de todo: bailaste, pediste con todos, os juntasteis, te dijeron que no, te metiste con ellas, no se enfadaron… disfrutaste, ¿no?. Como te dijo Pepe, eso es lo importante… Cuando te llame Begoña, le dirás que repita ese beso. No estabas preparado, tenías los labios secos y no te supo a nada. Le prometiste la de S. Wonder a la chica que te dio el beso. Eras muy alto, si, para ellas: Teresa casi no te cogía bien. Te prometió muchas, hizo lo que pudo, sólo una porque le lastimaban los aparatos. Tenías que haberte acordado de otra forma, supongo que les sería mejor.

  Ya sólo le quedará
el pensar: “queda para otra vez”.
Tu amor se ha hecho esperanza y sigue brillando en ti
para sobrevivirle al tiempo.
Ese amor tan verdadero
no tiene que ver perdido el tiempo:
retroceder sería muy peligroso.
Queda para otra vez, esa esperanza
tendrá alas y un camino por recorrer.
Acordarte de ella
donde renueves tus ganas de vivir,
en ese camino
en el que también estás tú impreso.
Todo aquel decirte algo
que sentí por unos momentos
lo sabe mi alma:
es un sentimiento.

  “Has venido
a traer la alegría”, me acuerdo
de aquellas palabras,
ese don
de la eternidad. Estaba contigo, sólo tú bien.
No estás solo, las azucenas
ya han florecido y esos claveles de tu alma.
Con todo el colorido
de un campo en plena flor,
si algún día me recuerdas
volverá el sueño
de nuestro amor.

  Piensa en el domingo que viene, estarán en Santander. Y podrás bailar con ellas a tu manera. Puedes pasarlos a la libreta y todavía sigues escribiendo. Si, puede aún salir alguna.
  Ya ves que todo va pasando
a medida que encuentras
felicidad en las palabras. Las lágrimas
son buenas, porque ahora
quieren sentirse detalles encantadores
contigo.
Lágrimas cristalinas que pregonas
en tu corazón,
que sólo le quieren dedicar a ella.
No hay lágrimas. Es tu condición de humano
que encontró
el suspiro de su corazón.

  Si me dejas vivir
en mí solo,
estaré dispuesto a entregar
todo cuanto quiera el viento
de mí.
No me digas cuando sean ellos
quienes hablen que se extienden mucho.
Si quieres
no me hagas caso,
pero necesito sentirme solo
para estar acompañado de una plenitud.
Si me dejas vivir, yo te diré
qué es lo que quiere. Me hacen falta
conclusiones.

  Me encanta cuando recuerdo
los momentos agradables
que tiene la vida. Les doy una melodía,
así el aire
llevará tu recuerdo.
Me encanta ver alegre
a quien comparta mi vida, pienso
que puede ser la persona elegida
para su corazón viajero.
Y hacer de la vida
un sentimiento, de cada sonrisa…
¿qué sé yo?: me encanta.
Volar, nunca perder esos ojos, estas palabras,
esta ilusión.
Y a mí me encanta ser como tú.

  Después llevaremos algunos poemas para copiarlos en Vigo: allí les gustarán. Puedes poner en práctica todos los bailes que sabes.
Puedes sentirte feliz, por todas.
  Tienes muchos nombres,
pero me gusta más el que te doy yo cada instante.
Mi recuerdo:
en él encontrarás la melodía que nos ha unido;
y mientras pasa el tiempo te reencarnas en miles de personas
para ir conociendo todo.
Digo sentimiento… y es para toda la vida.
Nuestra unión puede llenar
las ilusiones que empiezan a sembrarse
y así estás tú más cerca.

  Podías hacer convivido
con lo que tanto te gustaba.
Aunque no estuviera el esplendor
bajo otros brazos, aunque no supieras culminar su aliento,
sólo escucharlo
y sentirte allí;
el alma nunca podrá cambiar.

  No te dirán que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos del sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos también soñaron contigo un día.
  Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida. Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo. Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
  El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador: me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer, que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.

  Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola. Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.

  Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por no ver a Teresa. Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
  Ya me empiezan a preocupar los días en que pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli. Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
  Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche: je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos: Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan. Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.

  Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.

  Ya me empieza a parecer haberlo escrito antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir, por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.

  Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.
  Como no vino Pily salí de allí pronto y a las dos menos cuarto me cogió Yayo… Y menos mal que toda la tarde estuve afuera, ¿no?. Bajé a las cuatro y media, me dijo que me apurara, pero subí cerca de las siete. Llevaba una excusa preparada, pero no hizo falta.

Aunque no me vean
todos esos recuerdos…
puedo soñar. Y es una mirada pura,
como ésa que se llevó el viento. Pensar
que renace en nuestras vidas
cada vez que se cruzan.
Y puedo volver a verlo todo tal y como lo imaginé.

Aunque no me vean sé que me están escuchando
y están ahí.
La sonrisa como siempre la deseé,
volverá para quedarse a mi lado.
Ella me lo recuerda en la distancia.

Una frase que me gusta: “Es mejor vivir negro que mal pintarrajeado”.

El sentido de mi barca
marca las incidencias de mi alegría.
Un mar que se mueve
al compás de ese detalle
de cada día y mi barca discurre suavemente
como esa caricia
que puede transformarse,
conservarse, descubrirse. Mi barca
sabe siempre comprender
el mar que puede avecinarse
sobre ella, se mece al mismo compás de su amor.
Al sentido de mi barca
no le gusta
ser siempre una barca perdida, si una barca perdida
descubre su tesoro.

No me llamó Bego esta tarde, por que aprovechando el que Lourdes quería salir con ella y su madre saqué doble tajada. Toda la tarde fuera y le llamé para avisarle. Voy a ver si puedo seguir el poema… Ya lo acabé. Me duelen los pies: jo, el paseíto. Bueno, el miércoles.
Me va a llamar una chica a las ocho… Ya pasaron, pero espero. Ya empiezan a calentarse los vapores.  Y ahora la vamos a fastidiar más porque me llamó Bego y me preguntó si ella me gustaba a mí. ¿Qué decir?. Estuve un rato hablando, bastante largo. Le voy a decir que me lo escriba por carta. Le respondí: “yo también”. Le dije a Bego que no estoy preparado mientras sea joven.
Mañana voy a ver si hablo con Bego, le digo que me lo pregunté en una carta. No quisiera herirle por mi culpa, pero tengo que seguir esperando. Incluso si me dirá que no vuelvo a Vigo. Fui sincero, pero también es una sinceridad extraña y me parece que ella quiere seguir teniéndome retenido.

Ya ves que pasó.
Ellos no son capaces de sobrevivirles
a las tempestades de la vida. No tienen
ni siquiera cuerpo
para pensar,
una razón para decidir. Eran parte de la noche
que se acercó al pronunciarlas. Y ahora
se fueron con ella…
Cuida este vacío, no sea que te encuentres con ella
de nuevo.
Tal vez el tiempo
te dirá
que no pueden volver.

Muchas veces, cuando
debería estar tranquilo y la paz envuelve mis entrañas
y la calma está presente en mi vida,
me enojo contra el aire. Mi mente
se llena de estrellas
que partieron y todo lo que quiero olvidar
busca un por qué,
una razón. No sé qué decirme…
y me enfado.
Sólo dime que sigues conmigo.

Me gusta
enfadarme así con ella. Son los enfados
que más pronto olvido, porque mi recuerdo
se llena de ese detalle hermoso
que ella me recuerda
cada vez que me mira.
Me gusta
enfadarme así, si está ella
conmigo.

Mientras corría
mi tiempo se iba llenando
de ti y sé
que lo harás feliz
cada vez que sonrías. No hará falta que yo esté cerca,
no, pues él
es mi mensajero y vendrá a ocupar
el espacio
para la eternidad.
Mientras esté corriendo estaré pensando
en lo que le puedo decir.
Y será el mensaje
de nuestra sonrisa
en el aire, quien te dirá
que estoy aquí.

Toda la tarde diciéndome que no me esperaba, porque le buscaba desde el borde casi de la pista, y ahora me pregunto por qué no. Pudo ser que sí. Yo no lo pasé muy bien, por ella bailé dos al principio. Y después voló. Bailé con Mari Carmen, con Rosi, vi a Ana y bailé alguna. Después me encontré con Ángeles, la chica de Panjón, y bailé varias, después quiso fumar y tuve que irme. Fui a Ana, no bailaba: eran muy rápidas. Me enfadé con ella, ponía cara de enfado. En un  momento me dijo: “¡Sonríe!”. Y sonreí. Después de un rato aún bailé más con ella. Marché sin ver a Loli, Paz me decía que en la otra pista, pero no lo había pasado tan mal.
El primero lo hice: mitad allí, mitad con Manolo y el interior en casa y el otro en casa, se me ocurrió durante el camino.
Con calma creo que es como mejor podrás pasar los días. No me dirás que no lo pasaste bien en lo de Remigio. A veces apoyabas tu cabeza en las otras, no hablabas tanto. Como te dijo Ana: “Es que tú hablas mucho”. Ya viste una de las sorpresas que te encontraste: Ángeles. Y pareció complacida de bailar contigo.

No hace falta
que lo hagas
cuando yo no te vea,
ni que te marches
sin darme una explicación.
Al contrario, déjame
estar
a mí presente, para que sienta
una sinceridad
como la que yo buscaba.
Déjame hablar contigo, porque
me harás cambiar. Y dedicarme
algo más
de lo que siempre he sido.

No me digas nada, muchas veces
prefiero soñar. Saber
que todavía
soy necesario. Pensar
que se puede realizar
el sueño de mi vida. No me digas nada, aprenderé
que hoy el aire
hablaba conmigo.
  Ahora puedo poner la cinta, pero no voy a tener tiempo de escucharla. No sé qué canciones tenía. Pasé casi una cara. Hubo algunas que no tiraban. Creo que la cinta de S. Wonder se la había dejado a Bego.
  Dice que adelgacé, eso me gusta. Llevaré manzanas. No les vi en Vigo comer alguna “golden” roja. ¿Te imaginas la validez de esa mirada de reojo de Teresa, si en verdad le gusto?. De cara me parece que es preciosa. Me colé con Bego, no decirle todo aquello. Me gustaría tener una cinta puesta. No puedo estar tranquilo si no es con ella. Bueno, no te pongas así. Ya sé cómo estás. No te pongas triste ahora.
  ¿Sabes?, pensaba llamar a alguien, pero ya sabes que eso es algo que siempre he hecho por ellos. ¡Ayúdame!, voy a necesitarla. A Santander me gustaría irme acompañado de Teresa, cierto es que me gustaría oír de sus labios alguna hermosa palabra.
-  Me parece que te olvidas de Ana, de Ángeles, de Loli.
-  No, amigo mío, no me olvido, pero déjame soñar. Me parece que es el faltar el domingo al baile, Ana va a ir y yo no estaré. No, no me lavo la cabeza ahora. Es el no sentirme acompañado por el grupo de Vigo. Si, mucho he dicho que le pediré a Humberto el radiocassette y reunirnos en el cuarto, pero no va a ser posible. En un hotel. Me llamaron hoy. Voy a ir, la partida es a las ocho y cuarto. Allí me encontraré con ellas. Llevaré varias cintas, no sé tampoco si nos dejarán escucharlas, pero las llevaré.
-  Una convivencia de tres días fuera, lejos. Ya veo que tienes mucho en qué soñar.
 Cuando estaba triste, lo que me animó fue que hablé con Pily, poco tiempo. Me llama mañana. No pienso salir hasta que lo haga. Ya buscaré una excusa si me pregunta quién o cuándo me lo dijo. Puedo decirle que Bego.
  ¡Bah!, ya estoy un poco más animado. Me parece que si vas el jueves, va a empezar el problema. No, ya comenzó hace mucho. El caso es que yo no le dije nada para que se pusiese así… y se puso. También es su madre. Igual le pido ayuda a alguien de Vigo. No me digas que ya se te acabaron las ideas. ¿Vas a ponerte triste otra vez?. No te preocupes, es una tristeza que se destruirá. La otra vez no te había escrito Pily.
  Bueno, no importa. Ya sabes que siempre hay donde animarse: ya ves que vas a ir a Santander… Piensa en eso. ¿Y Ana, amigo?.
  Se me ocurrió pensar esta mañana que Loli pudiese estar donde la última vez, casi en el centro del lado a donde nos asomamos. Ya siento cómo se me estremece el cuerpo todo. ¿Tú te lo imaginas?, pudiese tener ganas de bailar y tal vez esperara por mí. Me vino un sudor en el cuerpo y no es de cansancio. Sabes que este enfado sólo me comunicará con la cena.
  Si, pero algo queda, ¿no?. Y no vas a poder hablar con Loli hasta dentro de dos domingos. Piensa que cuando llegue el próximo no vas a pensar en ella. ¡Pon la tele!.
  No sé qué habrá.
  ¡Prepara un bocadillo!.
  Ya está.
  Hiciste bien en tomar el colacao. ¡A ver si te animas, hombre!.
  Bueno, ya somos uno más.

  Voy recogiendo semillas. Yo sé
que puedo transformarlas. Mi pequeña creación
a la aventura
de la vida. No les diré
que soy yo
quien les quiere. Todos apoyan
este sentimiento.

  Ya les puse títulos a todos. ¡Anímate, hombre!. Piensa que mañana es el último día. Te lavarás la cabeza y buscarás tu regalo en Ramallosa. Vas a bajar al pueblo por la tarde, porque por la mañana te llamará Pily. ¿Ya ves?, tienes detalles para soñar. Además, tienes que lavarte la cabeza. Y afeitarte por la tarde. Pily tal vez llame sobre las once. A ver si a Bego no le importa escribir, os podéis cartear, estaba tranquilo. Les diré hasta el final y que voy a cumplir mis promesas, ése es un método que siempre da resultados externos. Eso es de la película de Fátima, de Lucía.
  Me acuerdo de Loli del domingo. Lloré viendo la película. Fue tan real…
  No me gusta mucho estar en cama así, tú ya lo sabes. Aún me quedan muchas libretas para pasar a máquina. No quise pasar aquél de “Un mes… Mayo”, pero sin él hay algo que no funciona. Ladraban los perros.
  No hagas caso, no creo que sea nadie. Pero después pido sólo una cosa, que es una radio para poner un poco de música y ya ves. Creo que, me parece que si, Mayte dijo el viernes que iba a llevar un aparato el miércoles. Le preguntaré a Bego por la cinta.
  No debí decirle “más que Pily y Lourdes” ni contarle lo que me había dicho Sito. No sé si diciendo la verdad… La carga del bolígrafo nuevo que lo dejé en la mesilla por la mitad está gastado del todo. ¿También tengo que desconfiar por eso?. Bueno, hoy compraré una carga. Las doscientas que me quedan. Voy a levantarme. Voy a ir a buscar la leche: “Le coges las cintas y después… No, la cinta es mía (y le conté lo de Dani).
  ¿No tienes alguna cesta?.
  Si, la haré después.
  Antes le dije lo de que me aburría. Ésta es la mía: Barco a Venus, es la primera. ¿Viste?, la segunda también me gusta. Me imagino bailándola con alguien, es lenta, bastante. Y la tercera.
  Me lo imagino, aunque sea un día muy lejano. Pronto será verdad, ya verás. Yo te daré ese alimento para llenar la realidad que queda antes que llegue su hora. Recuerda cómo apoyabas la cabeza sobre aquella chica que bailaba contigo. Podía ser señora. No, no lo creo. Tú soñabas allí. El tiempo te ligaba a todo eso.
  No importa, fíjate en lo que va a venir también. Tres días a Teresa. Y hoy te llamará Pily. Despójate del rencor, como ayer que te atreviste a hacer algo nuevo. ¿Qué le dirás a Pily?, no sé qué algo bonito se te ocurrirá. Si te fijas bien todo es bonito.
  “No sucederá más” me encanta. No, no me voy. Tengo que escucharla. Puede ser verdad que sea un chico muy con ganas de vivir. Me gusta pensarlo así. Felipe me dijo que tenía las cintas que te había grabado. Y ahora queda esa pena de no poder grabar más.
  Lo harás, me gusta que estés así de animado. Sé que tú sigues al compás de todo lo que dicen tus poemas. Toda la cinta se puede
bailar. Y a veces sigues el ritmo de las canciones. Ya verás mañana, cuando vuelvas a Vigo. Ahora acabas de olvidar lo mal que lo pasaste estos días. Toda la mañana anduviste con la camisa por fuera. Puedes guardarla ya. Y te gustará, ése fue el gesto que ibas a hacer ahora. Preguntarle a Conchi si quedó enojada de bailar con ella. O a cualquier otra. Se cansaron muy pronto, ¿no?. La canción ésa de Imagic que viste en un anuncio, te recordó haberla grabado, aquí la tenías. Puedes titular así la cinta.
  No puedo. “Barco a Venus” por lo de las estrellas, “Imagic” por lo de imaginarse, pero pasaron otras muchas canciones que me dicen mucho más al bailarse.
  Tienes la de S, Wonder en dos cintas. Y cierra los ojos. Se acabó una cara. Vamos a la habitación a oír la otra. Oímos allí y barremos.
Mi alma
vuelve a soñar.
Me he despojado de todo un ayer
que me turbaba
la razón.
Y lo que me ha separado
de ti. Tanto tiempo,
tantas lluvias…
y ese algo
que rompía la vida.
Ahora que he conseguido
rescatarte,
me gustaría ser para ti
como entonces:
revivirte.

  ¿Viste cómo lo pasaste hoy?. No esperabas que Lupe se siguiera acordando de ti. Y ya ves qué poema. Tienes las cartas a ellas. Ahora te lavas la cabeza y te afeitas.
  Llamé a Bego. La noté enfadada, seria. Pudo ser porque se enteraron del tiempo de llamada el sábado. Me preocupa porque le pregunté varias veces y me dijo que no importaba. Mañana a ver si veo a Felipe. Tendré ganas. Llevaré la cinta por si a Mayte se le ocurre llevar el aparato. Irá Pily, un beso a Loli porque no se lo di el viernes. Ya cogí un recambio para el bolígrafo, sólo treinta y algo. Y Ducados, me parece que treinta y siete. Cogí tres. Eso que me dijo Tere de que irán todos, creo que se refería a ella, a Begoña, eso lo sé, a Loli, sólo se me ocurrió ahora que fuese. Supongo que ellas bastarán, y Humberto. Me gusta Teresa, le puedo dar un sentido de esta forma, pero sólo me pareció verle en la cena. En el viaje ya tengo una compañía. Toda la niebla se convierte en peregrina incansable entre cumbres nevadas o frías necesitando de su calor. Llega ella y tiende sus brazos tan abiertos y cariñosos envolviendo así todo cuanto puede. Sabe que su calor es propio del cielo, como si de un sueño se tratase.
Veré nacer el mundo,
y seré tuyo otra vez. Sólo quiero
que no sea por mi culpa
que el dolor haya anidado
entre nosotros.
No quisiera
que pensaras alguna vez
algo tan desacorde
como es la destrucción.
  La vida pienso que va quedando y se renueva tantas veces como te ve sonreír. A ella le gusta ese carácter innovador que imprimes en todas tus pisadas. La vida sueña con nosotros, se va cogiendo poco a poco todo cuanto puede hablarte de ese nuevo día. Hasta las cuatro de la mañana, tú ya sabes cómo. No bailó Tere, hoy dijo que si. Y hablan de toda la noche, al menos hasta que termine.

  He pensado en revivir tantas veces
estos instantes…
quedan en el aire.
He pensado en recoger tantas noches
la niebla
que apasiona sus almas.
No sé si hice bien en dejarlo
o no,
la furia aplacaba mis tormentas.
Tantas veces…
que hoy siento su presencia a mi alrededor.
Tal vez mañana
encuentre a ese alguien
que no está a mi lado.

  Ahora que me doy cuenta llegó el lunes, y la semana siguiente es el magosto. Le ayudé a bailar a Antonia y le enseñé, o le dije enseñar esa forma especial a Elena. Bueno, me sentí feliz, la de S. Wonder fue la primera. Se la había pedido, pero no sabía cuánto. Fue la primera y la bailé con Ita. Y varias más luego. Voy a contarles un chiste que recordé. Hay un grupito. No lo cuento porque es malo. Ya en el coche conté alguno y eran igual. Guardar la libreta aquélla para el coche. La llave principal no estaba en Teresa, pero ahora hay otras.
  Ahí lo veo “Salida de emergencia”, puedo ir y preguntarles si saben dónde está eso. No tengo ganas. Me tienes que recordar lo de Pily, antes quiso atrapar a Javier y tengo que ir cortándola. Creo que me ayudó al principio, a decidirme, aunque sólo fuese la ilusión de dormir juntos. Voy a cenar.
  Begoña también tiene detalles preciosos, me dijo: “¿te aburres?”, viéndome solo en el coche. O ahora que traje un vaso de agua para beber junto con ellas dos y Poli, y me preguntó Teresa: “¿Es para mí?”. Los detalles se sucedían en la armonía preciosa de la madrugada. Y vendrá para ti exclusivamente para entregarse a tu corazón en ese instante. Para que sepas cuál es su esperanza, él te dirá que todo lo que te trae hoy te lo quiere presentar mañana.
  ¿Qué te puedo contar. ¡Bah!, cualquier cosa. Me gusta meterme con ellas. El pensar que Ita me dará la libreta mañana, para leer, y la firma que ella quiera.
  Me aburro, ahora voy a cenar, después a bailar. Sabéis que tengo complejo de enfadarse conmigo. Complejo… ¿por qué?. Nadie me responde. Tere dice que si y que no, ésta es la última por ahora.

  La palabra
tiene su mundo. Vive
el tiempo que tardes
en pronunciarla, pero su eco
puede durar días o meses o tal vez
puede cubrirte
con su voz. Nadie responde
a una palabra cualquiera, porque si es tuya
vuela cada día
a tu presencia.
Y sólo se te muestra a ti.
Una palabra
puede decir tantas cosas
de una misma realidad, me aturde pensar
que puedan sembrarse
lejos de aquí. Llega la esperanza…
siempre.
La palabra
es todo lo que tú sabes necesitar en cada momento.

  Me molestó y no sé. Yo estaba sentado en una mesa solo. Y deseaba que llegasen ellas y se pusieran allí. Llegaron, ellas y Poli. Hacía el penúltimo poema y en la felicidad se lo dije. Mi último verso hablaba de vosotras y ahora al parecer me lo apagasteis. En esto que contestó alterada Teresa: “Siempre con los poemas”. Yo me sentí abatido.
  Después me dijo que me pusiese con Javier que estaba solo en una mesa y se puso luego blando. Ayer por la noche me dijo que acompañase igual a Poli y también se pasó él.

  Todos pueden instituir lágrimas
en el espacio, pero no con el sentido
que les puedo dar yo.

  Había un hueco vacío
en mi alma y tú
lo llenaste.
En aquel instante
sólo tú lo podías llenar
como la semilla ideal
que me daba la vida.
Fuiste quien llenaba mi sentimiento
mientras contemplaba sus ojos, melodía
de creación eterna.
Creo que te cruzaste en mi camino
así, desnuda.
Fuiste mi todo
en aquel instante.
Y sé que encontraré ese recuerdo
que faltó desde siempre
para llenar mi corazón.

  Allí estábamos
los dos: una melodía
en mi mente, tan profunda
y clara, yo no sé
qué es lo que nació
entonces. Pero tuvo que ser hermoso si estabas tú
conmigo.
Eran dos voces
Inocentes y una sola a la vez, el alma
parecía hablar
en tantas voces diferentes,
sólo estábamos
tú y yo.

- ¿Por qué no hablamos un rato?, ¿por qué no pensamos por ejemplo que tu amor ya se ha cruzado en tu camino?.
-  Sabes que me gustaría, pero ya ves: solo.
-  ¿Por qué no pensamos que él no te dejará estar tanto tiempo estregándole soledad a las melodías que fluyen a tu alrededor?. ¡Vete!, viniste con la ilusión: es falsa, ya lo ves.
-  No sé, son menos en el vacío en un mundo de felicidad.
-  No lo creas, ya ves que así no vas a ningún lado. Aquí no ves.
¿Ves?, la luz ha venido a animarte. El dolor pasará, ya sabes que es nuestro secreto.
-  Jo, me dejas solo. Dime tú algo.
-  ¿Qué quieres que te diga?. Ya sabes que la ilusión que cae en picado no sabe regresar. Te enfadabas con todas ellas, ¿no?. ¿Es que no sabes que la felicidad está en ti?.
-  Mira, Begoña dijo que cuando quiera, bailo. Un rábano. Jo, se van las canciones. Mira, baila solo. Si. Ya ves, ¿qué tal?. Un beso, Antonia, al principio me extrañó que no quisiera bailar. Me lo dijo, el por qué. No era tarde.
  Ya estoy de vuelta. No son Teresa y Begoña como me las imaginé en un principio. Estuvo casi siempre con un señor de muletas igual que ella. “Me enfadé por no bailar”, decía.

  Tú no tienes mirada, pero tus ojos
abarcan mucha más realidad
que los nuestros.
Tú tienes esa suave ola
que mece las barcas
cuando las encuentra
en su corazón.

Tienes esa luz
que ondulea entre las montañas
al amanecer
cada primavera, sabiendo
que vas a aportar
tu pequeña semilla.
No te oscurezcas, es precioso pensar
que tus ojos
van al compás del aire,
que la vida necesita del color
cuando te esté escuchando.

Es precioso imaginarse
ese corazón, aunque nunca
llegue a descubrirse
el por qué nació tan bello. Pensar
que vino
para encontrarnos a todos
unidos
bajo su luz.
Y necesitamos ese gran secreto, sólo tú
sabes
cuál es la clave del mundo.

  Mañana sale Loli en el recreo. Fue Begoña y no Teresa. Y dentro de la broma le dije que le faltaba seriedad. Creo que hubo algo más, porque ese diálogo acabó en discusión. Se enfadó, y yo también.
Para el viernes iría Bego y Loli, me iba a dar igual bailar con ella.
  Ahora pensé en pedirle perdón, creo que sería malo, no debería echarme atrás, aunque creo que lo haré sin mostrar una clara redención. Otra vez el miedo… Ya vuelvo a ser el de antes. Mañana le daré la carta a Bego. Me encontré a Feli. Creo que es un problema lo de que me encuentre todos los días. Habrá días en que no pueda, ni yo tampoco. Incluso al llegar al bar a beber le dije que no quería nada. Ya me enfadó al mediodía: esperaba a las chicas, hasta que pasó a las dos y diez un señor que me conocía. Iban dos hablando. Me aburría. Pensaba en ellas.


  Si esperas a que te dé la respuesta, ese dónde están ahora, vas aviado. Iré yo, pero me quedaré a escribir. Como le dije a Pily si de mayor se queda soltera le iré a visitar muchas veces. Me desahoga. Me preguntó Bego: “¿Por qué no te vas de casa?”. Le dije que los necesitaba. Pero creo que ese poco que hice mío de ella y de él es muy pobre para construir una vida. Voy para arriba. Venía yo a animarte. Otra bronca sin razón. Y vine a casa de Lila, pero me equivoqué, vine a donde vivía Puri, así que la noche me dijo que no. Me parece que no, sino te lo cuento, puedo dar lugar a que no se entienda.

   Berto se lo tomaría a chunga. Hace falta un tipo como él, le levanta el ánimo a cualquiera. Si el día del mes no es muy entrado al veinte, supongo que aún quedará la esperanza del día ése de Vigo. Será muy pobre si no voy yo, ¿no?, sobre todo para mí.
  Antes te dolía la espalda y perdías el equilibrio al levantarte. Ahora no, espero que no haya peores causas. Este bolígrafo me pregunto si no te lo habrá traído de alguien del viaje. No te pregunto nada de allí porque ya veo que estás en cero. No sé si salimos por la noche (bueno, no fue Humberto, creo que desde ese punto el viaje perdió su emoción). Ya perdí en qué cara estaba la de “No sucederá más”. Ya me perdí. Le di la vuelta a la cinta. Sé que tiene la de “Sola no”, y la tengo medio cogida. Voy a cerrar la ventana.
  Esto es un caso. Ahora me salen hojas por todos los sitios. Había una pequeña esquinita en el batón. Bueno, anduve entretenido cogiendo la canción de “Sola no”. Puedo titular esta cinta con el “Barco a Venus” que es la primera. A ver si después me acuerdo ver en qué cara es. Me imagino bailando. No puede ser hoy, aunque a veces lo piense. Es la cara 1, pues la titulo así. Y me sigo imaginando bailar allí. Supongo que no sería tan tonto como para pensar ayer en ponerme enfermo hoy siendo hoy el día tan señalado. Bueno, las cintas era sobre todo para llevar la de Stevie a Vigo, pero es igual, ¿no?. A ver si conseguimos. Tengo aquí una carta para Alicia, creo que le mandé una, pero lo que me sorprende es que va a ser el cumpleaños de Pepi. Bueno, creo que aún es pronto.

  Es sábado y he vuelto a poner la cinta. Creo que es la que debe tener la de “No sucederá más”, “Me colé en una fiesta”, tiene la segunda. Me preocupa para afeitarme después, llevo tres o cuatro días. Está mal grabada a partir de ésa de Mecano. Bueno, no tengo fiebre, pero mañana me levanto. A ver si mañana puedo ir al baile. Hay una que me encanta. Bailarla en Vigo, ¿no te parece?, a ver si podemos borrar alguna de las anteriores que estén mal. Le decimos que hay algunas mal.
  Lo que me trae mucho de cabeza es Pily. ¿Qué puedo decirle?, ¿será verdad que sólo le quiere por un curso?. Pero, aunque sea así, no me deja querer a las demás.
-  No pienses eso. Mira, ya te imaginas bailando. No son tan apagadas. ¿Te imaginas que tú hayas sido quien las haya animado a ser así?. Prepara las canciones.

  Siempre quieres tener cerca
todo
lo que te recuerda a la eternidad.

  Jo, hay canciones que te impiden borrar toda la cinta. Bueno, sueña… Aunque no puedes terminar el poema. Ya sé que estás incómodo. Al menos, quiero que sepas que me tienes contigo. Debe estar por la otra cara. Esta cinta tienes que repasarla, ¿no crees?. Hay un trozo libre al final. Como la de “No sucederá más” sea la cinta rota la fastidiamos, ¿no?.
  No pienses en eso. Siempre hay algo en ti que quiere turbarme. Mañana tienes que estar bueno para ir al baile conmigo y al otro a Vigo. Ten en cuenta que allí siempre hay una de que dice “sigue bailando”. ¿No te recuerda esto a Mari Carmen?. Pensé que se cortaba en ésta que era chulísima para bailar, pero no, terminó la canción. Iba a poner un poco de la otra cara, a ver si era la primera la que le daba título. Pensé que ésta primera era la de “Me colé en una fiesta”, pero no, es el “Barco a Venus”.

Mira, aquí hay un periódico. Ésta canción le gusta, Spandau Ballet. Ves el periódico más a gusto. Jo, ayer en vez de oír la cinta, podía grabar lo que me sonaba mal de ella. Está en ésta.  Contento. Está en esto. Ya había pensado que estaba en la rota. Dejo terminar. No sé si a Dani le habré dejado alguna. Está bien grabada toda. Ahora cuando venga.
  Voy a ver si veo un Quiz. Primero voy a ver la cara: la 1. ¡Fenómeno!. Ya encontré alguno, aunque de sopas. Y parece bien grabada esta cinta. La puse en la otra cara y como tardaba mucho la quité y la vi.
  Bueno, ya tengo otra cara. Por la tarde me levanté. Llamó Bego, el día de fiesta es el próximo viernes. No voy a salir el domingo, no hace falta. Pero no me lo dijo así, ya sabes. Yo le dije que iría a Vilariño en bus. “Te llevo yo en coche y por la tarde no sales”. Mejor, así busco la cinta. Sabiendo que es el  próximo viernes no pensaba salir.

  Sin aparato de música me aburro. Yo le dije a Bego que le iba a llevar los de “No sucederá más” y quiero saber en qué cinta está. Pero me entristeció lo que me dijo Gil de que soltaban óxido. Sólo se ha resentido un aparato. Y aunque sea así, la última vez debe ser el viernes en Vigo. Al final me quité el pantalón y volví a la cama. Se lo pregunté.

  Estuve liando la cinta rota, para no dejar tanta tira suelta. No me pidas una razón, sabes que a veces me da por ahí. Bueno, seguimos hablando. Creo que tengo miedo. ¿Qué más quieres que te diga de mí?, soy muy extraño.
  Creo que fue la clase quien me dio nuevas fuerzas, lo que me calma ahora es el viernes. Estaba tomando bacalao y en el último trago había devuelto más. Me cayó un poco en la sábana y me parece que por lo que estoy más preocupado es por eso. No lo esperaba y me había puesto el trapo. Voy arriba.
  Es verdad, la música me tranquiliza. Hay canciones que me encantarán bailarlas. Pienso en que como al final me haga lo mismo este aparato... No es culpa mía que se hubiese estropeado el otro. Si hay alguna que no la quiere bailar nadie en Vigo la bailo suelto, que también le doy bastante bien. También hay partes mal grabadas, cuando tenga un aparato la grabo de nuevo. Voy a quitar esta cinta. ¿Viste? Ahora ya me empecé a preocupar. Cajas de cintas tengo cuatro o cinco, pero ahora fui a ver y están todas vacías.  Yo quiero saber dónde tengo ésa de Stevie. No sé si las llevé a Santander. No creo que me hayan quedado allí. Estarán en Vigo. Y si quedaron en el bus, se pueden recuperar.
  Hablo un rato contigo, ¿no?. No voy a poner la otra. No hay casi luz. Se acerca la noche. Luego a ver si me puedo levantar a ver el programa y ya sé que, bueno, fue la canción de “No sucederá más”. Me levantó la moral.

  A esperar la convivencia de don Celso, ¿no?. Tengo ganas de ver a toda la panda. Espero que vayan, ¿no?. Pily, Sauri, Alicia… les preguntaré por qué me dejaron de escribir. En esta cara está la de “No sucederá más”. Tengo el suelo lleno de papeles, papeles grandes que cogí para escribirte.
  Se secó un día desde que terminé de escribirte. Ayer me dediqué a terminar “Avenida de los recuerdos” y hoy sé que va a ir Loli al baile. Aunque me diga que no se va a casar, me gusta estar con ella. También en Vilariño aunque no fue Tere tuve un detalle alegre con una chica que es catequista, que va mucho de azul, estuvo un rato hablando conmigo antes de la misa y se colocó en la parte de atrás en la misa, yo estaba delante suya. No te dije que se pusiera así. Yo también siempre que llega la Navidad tengo ganas de hacer algo especial, que sea la primera vez, pensé en que podría ser tener una aventura, pero no, pienso que siempre debe ser a mi manera. Algo especial que desliga mi vida de las otras; enamorarme de alguien es bonito, pero siempre a mi manera. Bueno, Rosi y Tere parece que ya me van gustando más. No, más no, me gustan, si, pero creo que hay demasiados problemas en mi vida para tomarme algo en serio. No sé si es una forma para escaparme de eso.
  Bueno, la convivencia, allí está ese algo especial. ¿Y qué? me parece que lo único que voy a hacer ahora va a ser hablar contigo.   Tenía que haber llamado a Pily, según me dijo Bego, pero esperaba una llamada. Bueno, da igual. Tenía ganas de escribirle a alguien, si, es verdad, llueve mucho.

  Bueno, para otra vez pides tres canciones por la mañana. Alguna la tarareaste alguna vez, ¿no? Y la quisiste aprender. No es tarde. Y pasarle algunos escritos a Lupe. Creo que la carta, la tarjeta que me hizo dudar es de Tere. Sobre todo me parece por lo que me habla del amor y de la paz. Podemos escribirle, ¿no te parece?. Ya dentro de poco acaban las Navidades para volver al taller, pero hoy debes pensar en la convivencia.
  Bueno, no puedo pensar en otra cosa. Allí me espera algo más que un instante.
  ¿Te imaginas lo que sentirás el sábado?. Ya sabes, Teresa, Ana, Lupe, Pily y a ver quién más. Pero sabes que allí las tendrás. Y ya empezaste una convivencia hermosa, ¿no te parece?.
  Me preocupa María, quería que sintiese que yo también le quiero, me falta algo si no se lo digo. Quedaron varias sin darle un beso.
  Bueno, échale una mirada a la lluvia.
  Me dijo que esperase, que había mucha lluvia.

  Bueno, no es tan tarde. Esperemos. Coge la carta.


  ¿Viste?. Le empecé a escribir a una y rompí las dos líneas que llevaba. Voy a hacer un crucigrama blanco, “El país”, que me gusta mucho. Me parece que enviamos una carta hace tiempo a varias, ¿no?. Teresa dice que recibió una y yo no recuerdo haberlo hecho, pero sí me suena que hace tiempo le envié a varias.
  Bueno, estuve viendo los cuentos que podía tener para pasar. Si, hay en el bloc oscuro algunos bastante larguitos. Voy a prepararme para pasarlos. En dos días supongo que los dejaré concluidos. . ¿Y por qué no me llama Pily a mí?. ¿Sabes?, aunque no es tan portable me gusta la hoja que elegiste, para elegir.
  Parece que van a incrementarse las lluvias. Me preocupó Loli. Si, sólo quiso bailar una o dos. Me gustó cuando Rosi me preguntó si salía con Loli. Ella decía que salía yo, se me vuelve celosa. Me gusta Loli, la de Vigo. Tal vez un poco más tímida, pero sí soy  capaz de imaginarme un diálogo con ella.
  Bego me dijo que tendría visita para ese día, es mejor que no venga, no lo digo por eso, lo digo por que va a ser un follón, ¿no crees?. Me gusta seguir picando a Teresa y preguntarle a Rosi si sería capaz de dedicarme toda una tarde.
  Ahora iba a salir por lo de la luz fuera y tropecé, pero mantuve el equilibrio. Voy otra vez. La luz está apagada. Sólo había caído la pareja de la esquina. Pero ésos nada, sí que están sobre la arena en un espacio un poco grande. Ocurrió lo otro que me temía. Si voy por la esquina tropiezo con el estante de madera que hay colgado.        
  Mañana, ya sabes, bajamos por la mañana y luego, por la tarde, subimos para pasar estos cuentos. No hace falta que vayas a la tele a ver lo de Durán, Durán, ya lo oyes desde aquí. Bueno, ahora a dormir, ya sabes.     
  Llama cuando puedas a Pily y le explicas lo que pasó. Será mejor desde Ramallosa. Sé que prefieres a Loli. No te preocupes, pronto volverás a Vigo, creo que sólo son tres semanas, pero en cada una de ellas te espera una sorpresa. Podrás escribir todo el rato, pero ¿y la luz?. Se oye bien la música. Se lo pienso decir: “Jo, Teresa, ni hasta un día antes de Nochebuena me dejas en paz”. Yo estaba junto a una playa con unas chicas que debía conocer. Pero les dejé un momento. Al volver creo que ya no les encontré, te vi a ti al pie de un quiosco. Ibas con Begoña. Tú me preguntaste qué tal me parecía tu nuevo peinado, ibas de Cleopatra. Me gustó, pero hiciste una mueca de enfado cuando te dije lo de mis tres amigas. Te lo pienso decir. Lo que me salga. Begoña no sé si será porque le quiere a Humberto y sé que es de él.
 - “Todo lo que tocas lo rompes”. Jo, bueno, la paciencia la tienes que tener tú.
 - ¿Seguro?. Esa pregunta que ahora tienes en la mente: cambiar, ¿para qué? si nadie… no la creas. Ten paciencia. Estamos en Navidad, ¿no?. Creo que para eso vinieron Teresa y Begoña. ¡Recuérdalas!. Vamos a ver si hizo sitio.
 - ¿Y si llueve mañana?.
 - No puede ser, tranquilo. Piensa en Rosi y Tere. Rosi ya con un poco menos de miedo notó cómo echa un brazo por encima del hombro. Y a Tere tengo que enseñarle.
  Me dijo Bego que le llamase mañana, podría venir con sus primos. A ella le gustó bailar conmigo, a mí me gustó bailar con ella. Si viene me joroba a Rosi y a Tere, pero casi lo prefiero y me enfado con ella si no me baila toda la tarde.
 - Tranquilo, no te me ilusiones. Hoy no, porque a ella parece que le gustaría venir.
 - Bueno, ya veré. La fiesta es que mañana es Navidad.
-  Habrá algún cuento que no llegaras a pasar, ¿no te parece?.
-  Es verdad, quedan dos días, el cuento de “Bonita” sí hace falta.


  Son las nueve pasadas. A ver cómo llegan todos. Ya no noto la nariz cargada. Te hablaré de Teresa. ¿Que cómo le veo?. Extraordinaria. Su cara de chiquilla es tal vez lo que me atrae más en primer término. Tenga lo que tenga, me hace olvidarlo. Pero también me parece una chica distinta, no le gustaría que estuviese todo el día encima de ella. Esa mirada de reojo. Si, me gusta mucho. Siempre me habían pensado, por que tanto me lo habían dicho, que una parte principal de la chica era el cuerpo, no me importa. Me gusta que ella esté conmigo cada mañana. También me gustan Ana, Ángeles, todas las de allí, por eso tengo que dejar seguir el curso de la vida. Por gustarme, lo que me había preguntado Bego, no tengo preferencia. ¿Y ella?. Puede ser que llamaran y les diera comunicando o que alguien lo dijese simplemente porque es una chica de ésas que caza al primero que encuentra. Por eso tengo que tener también un poco de cuidado.


  Llegó José. Pero no sale. Ya salió.
  Jo, pero qué solo me encuentro, ¿no?. Bajones de moral, como tantas veces. Bueno, quedé en entregarle una carta a Begoña, voy a terminarla. La rompí, le escribo mañana.
  No va Berto a Santander. A él le desanima. Y me molesta. Sólo el saber que no va a ir Teresa me levanta el ánimo. Me meto con él diciéndole algo de que vaya Begoña, pero a mí quien me gusta es Teresa. F alta que le guste yo a ella, ¿no?. También me animó un poco el que le ayudé a María a ir al coche, le quise coger en brazos, al hombro, en prueba de cariño te había gustado el que dijese aquellas palabras, pero me dijo que sólo le cogiera de los brazos. Bueno, pero le ayudé. Ya sabe que cuenta conmigo. Tenía miedo que me viese como alguien al que le gusta más hablar con chicas de ese otro tipo. Ahora, a esperar el próximo día veinte.
  No pude escribirle a Bego. Jo, media hora más, para buscar un estanco en donde tuvieran sellos. Y ahora llueve. Pero yo estoy al abrigo de este bajo. Salpica un poco. Espero que venga Teresa. Puede animarme un poco.
- ¡Qué soñador!, ¿ya te olvidas de Loli?.
- Si, es verdad, me había olvidado. Por eso tengo que seguir esperando… Le envié la carta a Ana, pero guardé la postal sin decirle nada. Me olvidé. Jo, ¿qué busca?. Le echaré la culpa a Begoña (ji,ji,ji). Jo, el viaje sin Humberto se va a hacer aburrido. ¿Y si no le gusto a Teresa?. ¿Y si todo son fantasías?. La tendré de compañera, pero es ese algo más el que me mueve a depositar la esperanza en ella. Como tenía pensado en el coche. Si se tiene ilusión siempre es maravilloso soñar.
  No se me enfría la mano. Bueno, llueve pero no hace tanto frío. ¡Que viniera Teresa, para decirle si quería salir por las noches en Santander!. Aunque Begoña, no. ¿Cómo decirle a Teresa que ya me gusta más que antes?.
  Me parece que esperando.
-  ¿No voy a poder decirle un poquito?. Una ilusión sin defensa no es nada.
-  Tiene la vida, ¿no?. Aún te quedan muchos pequeños trocitos ilusionados.
-  Bueno, es verdad. Pero en todos falto yo.
-  Faltas tú porque quieres…
-  Jo, no me pongas todo tan cuesta arriba. Esa falta, no soy yo el culpable, es un periodo dormido. Anda, no le eches la culpa a él. Llegó la profesora. Y los niños, y las madres. La vida me llama.
- ¡Olvídalo!. Hubo un problema. Ya pasó. Estoy viendo baloncesto y el equipo gana, así que prefiero olvidar.
  Porque voy a Santander, por eso ahorro. Si van a salir Teresa y Begoña por la noche. Por quitarme las gafas me dieron un beso. Me cogieron tres chicas en un coche. Me animé por eso. Una de ellas me conocía, dijo que estaba guay, ¿será verdad?. A ver si le encuentro dentro de dos domingos en la disco. Me había visto allí. A ver si no lo fastidio. El que Pily no me dé un beso en la boca es un alivio, ¿no?. Podía dañarle. Y en el recreo fueron los niños a buscarme para jugar un rato. Él pensó que a partir de ahora voy a cambiar, es precioso. No soy un creído, no. Alguien me dijo que en mí no concebía el plan de gamberrismo de meterme por las noches con Teresa y Begoña, que parezco un niño. No me ve capaz. Se tiene ilusión de ir a una discoteca. Y ya le hablé de los besos, ¿no?. ¡Qué más quiero!. Si encuentro a Felipe le diré que me deje a las nueve y cuarto. Vi pasar a Guadi, pero no le dije nada. Vive allí cerca. El caso es que vio una foto mía y me considero feo, sin embargo puede ser sólo un fingir, pero me parece un fingir maravilloso. El sábado llegará de otra forma, el día llegará de otra manera, contigo. El día amanecerá con la esperanza de encontrarte y te hallará dispuesta a dejarlo todo por ella.
  También empezó la riña porque había llevado ocho manzanas, pero le contesté que al final sólo llevé tres. Y por que hiciera cestos. No le pude decir nada, pero le diría que por la tarde tengo que encender la luz, que ya no se ve.
   Bueno, olvídalo, ya pasó. Piensa en Santander, en Marisa la chica del coche. Te gustaba, ¿verdad?.


  Me da pena porque ahora cada vez que hable con ella ya no será el mismo como de antes, desconfiado pero conservador.


  Marisa sé que era rubia muy guapita. Su pelo era muy largo, por el cuello y liso. Una cabeza pequeñita, espero que me encuentre ella a mí. No sé, el saber que estoy bien me levanta la moral. Que estoy guay. La ilusión me espera por las mañanas, ver a Felipe, puedo esperarle en el taller, Teresa en Santander el día 20 y en Ramallosa, ¿qué te parece?. Le escribí a Bego, pero a partir de ahora me gustará más hacerlo en Vigo. Hice mal escribiendo después de comer, no lo hice, yo no lo creo, tengo que escribir siempre a escondidas.
  Bueno, piensa que mañana vas a estar con ellas y el sábado convives con Teresa y Begoña tres días. Pero a pasarlo bien. A salir por las noches, a bailar y a estar con ellas los tres días.
  Estoy en el bar. Me gusta pensar que aquellas tres chicas de mi derecha, cuando miran hacia atrás, en parte es a mí… No, sólo llamaban a la chica. No obstante, una quedó mientras yo tomaba el café. Cincuenta no me parece tan caro. Pienso en Marisa. ¿Me verá en Ramallosa?. ¿La veré?. No quisiera que me pasara. Aunque ahora tengo la esperanza de que cambió algo en mí. Lo que me costará mucho más es dejar las chiquilladas. Le hablé de que escribía poemas y me preguntó: “¿poemas de amor?”, “de cualquier cosa”, le dije. “¡Qué imbécil!”. Tengo la esperanza de que si de veras le gusté me busque como me encontró una vez.
  Le di un beso en la boca a Pily. Le di uno porque me dijo quién me lo daría y en un momento le había dado seis o siete. Le dije eso, de no estar preparado para ser novio, aunque ella ya lo creía. No costó tanto. Me gustará darle un beso así, ya todo parece que va sobre ruedas y no puede escapar. Al principio decía que podía hacerme daño cortar el pelo tan pronto. Voy a ver a Eulogio a ver si abrió y así dejaré que se ocupe un poco esto. Ya está. Se pusieron dos personas. ¿Tú te imaginas ahora con Marisa?. Es preciosa. Y sus amigas. Se está muy bien. Y aún a ver si puedo quedar con ella a una hora. Ya tengo a alguien por quien esperar. Pienso ir a buscar los zapatos y afeitarme. Mañana voy camino de Santander con Teresa y Begoña. Es un bache el no ir Humberto, me deja el camino abierto, ¿para qué?. Ya me imagino salir con ellas allí. Va a ser precioso. Hice bien en no conocerlas en Santiago, allí no tenía casi tiempo. Tal vez sea en realidad el saber que pude contar con dos compañeras, al final es posible que no te decidas a nada.
  ¿Qué dices?. Eso no es tuyo. ¿A qué te vas a decidir?. Deja pasar un poco el tiempo. Poco a poco vas consiguiendo, vas soñando. Soñar es bueno. Al final uno de ellos se convertirá en realidad.
  Llegó un momento en que creí que mi vida se iba a convertir en aburrida, ahora me estoy convenciendo que no. ¡Creído, por qué?. No creo que siendo creído haya más felicidad. El que Teresa me lo diga en broma, me parece muy hermoso.
  ¡Piensa que es mañana, hombre!. Y el que ya puedas traer el búho que hiciste.
  Ya sé dónde hay una tabacalera y el correos para echar la carta. Puedo andar hasta las nueve, pero me duele el pie. Espero un rato, ¿no?. Hoy sí se me va a congelar la mano. Yo quiero llevarme bien con todas, lo que no quiero es dedicarme exclusivamente a una, mañana ya está más cerca. Espero que no me fastidie el pie en el último momento, porque el domingo y el día de Nochebuena pienso irme de caballada. ¿Sabes?. Me recuerda a alguien esto. A ver si organizan otro rápido en el que pueda ir Humberto. Me parece que si faltó la savia fue el no estar él. Las Navidades me traen un recuerdo especial: la convivencia entre otros. Y ahora sé que Lupe me estará esperando. Son menos diez aún.
Bueno, si fuera, pero prefiero quedarme contigo.  No sé dónde había quedado el otro boli. Me molesta el usar éste nuevo.
-  Ahora fíjate en el día de mañana, en esos bailes, aunque no podamos conseguir tu canción. A lo mejor es verdad que traen una orquesta.
-  No creo, pienso que es muy cara.
-  Pero bueno, esa canción tampoco puede ser lo importante. Ya viste, el otro día dejaste tu ilusión en aquella melodía y ya viste.
  Siento molestias en la garganta.
-  Jo, no me seas gafe, que me la vas a aguar.
-  No, tranquilo. En estos papeles se escribe mejor, ¿no crees?. Bueno, ya está amaneciendo. A ver si vemos a Guadi. Jo, me admira dónde dejas el corazón tantas veces. Porque Guadi fue la primera, ¿no?. Si apuramos, tal vez.


  Sólo queda un minuto, marcho ya para allí… Bueno, ya está. Haciéndolo allí mismo, porque salían dos señores. Sólo tarda a lo más dos días. Me sale más rápido, ¿no crees?. Y ahora ya es más corto el tiempo de espera de todos los demás. Son las nueve y cuarto. Bueno, da igual. A ver si ahora coloco bien las hojas hasta el día que las ordene todas. Les pondré números, aunque no sé si ya lo hice. Igual puedo pedirle a la profesora otras hojas como ésta.

  Mañana va a ser especial. Y también la convivencia. ¿no crees?. Pily va a ir. Y Lupe. Tienen que ir. Y volverás a escribirles. Mañana o pasado ya tienen la carta allí. Tú ya la has enviado. No te debe importar cuándo llegará, pues sabes que así tendrá que ser, pero me parece que tu sentimiento no está conmigo en estos instantes. Él fue guardadito en aquel recuerdo. Iba viniendo de todas las palabras que cruzaban aquel vacío, contándose una más en ellas, tal vez el más hermoso. Cuando abra tu recuerdo, cuando llegue a ella para liberar tu nombre de la oscuridad te encontrará a ti. Pero ya no sabrás qué decir, pues te habrás quedado mudo. Pero no importa, porque sabes que tu presencia vale más que mil palabras y allí estaréis reunidos tú y ellas. Tú para darle sentido a cada sonrisa que emane de aquel diálogo y ellas dirá, quién eres tú.
  Ya va pasando el tiempo, ¿no crees?. Son y veinticinco. Contigo se hace más corto. Van a pensar que eres un escribano, siempre escribiendo. Me gustaría que alguna viniese por aquí. Me sorprendió lo que me pedía Pily, quería un hijo. ¡Qué ridículo!, ¿no?. Me voy a tener que poner en serio. Sólo puedo pensar en lo que bailaré mañana. Llega en un momento en que me parece que pierde ella. De todas formas, mañana no quiero pensar en ello. Me afeitaré luego y me lavaré la cabeza. Bueno, ya está en postura de que le empiece a poner las cosas claras. Es demasiado ilusionista. Dice Humberto que yo tuve la culpa, por darle ilusiones. No, no lo creo, se lo dije “¿qué es esto?, ¿es que va a ser mi pesadilla?. Yo no le quiero, no sé qué es eso. Bueno, mañana será otro día. No creo que sea bueno el decírselo así seco, pero tampoco va a estar bien el explicárselo, pues va a ser como Lourdes. Me gusta quererles a todas. Ya sé lo que pienso contestarle a Pily. La verdad. Referirle lo que me dijo Sito el primer día de que sólo buscaba pasar unos meses, pero sin decirle que fue él y un beso, para mí, siempre es de amigos, no le dije que se lo daba con otra intención.

  Ya llegó el día, ¿no te parece?. No quería sentarme a escribir porque hace un frío que pela, pero no pasó Felipe y tengo que hablar con alguien. Si le causé daño a Pily me da igual, fue ella quien se lo causó a sí misma. Le echaré la culpa a Sito. Si, él es el culpable. De broma, claro. Pily tiene muchos sueños. ¡Claro!, ella lo vio todo liso. No puedo entenderlo. Bueno, nada, hoy no estamos para preocupaciones. Me gustaría haberle pedido a Felipe una cinta. Bueno, da igual. Quico tampoco me la dejó. Bueno.  
   
-  Llevas tú dos, ¿no?. Una un poco mal grabada, pero ¿qué importa?. Ese poco del corazón “te quiero” lo tienes tú. No pienses en Pily. Ya te dijeron que le ibas a hacer daño.

 - Pasó una señora aquí, a lado, y me miró sorprendida.

-  Bueno, hoy bailarás con Bego, Loli y Pily, tres con las que no bailaste la otra vez.. Piensa que ahí está la melodía que tanto deseas. Así que no te sentirás solo. Me dijiste esta mañana que el problema que se te presentaba ahora es que tienes que responder un poco por todos. ¿no?. Tú entraste de nuevo, todos si quieres y tú dañaste a una.

-  No creo, me parece que si les digo a todos la idea de tener un niño mío, se mueren de risa. Y no es por mis padres. Bueno, un poco si.

-  No, no digas eso. La verdad es que ni yo me puedo hacer idea de eso.
-  No es por que tenga miedo, pienso que todavía queda mucho que hablar sobre el asunto.

 - Hace un rato una chica pasó. Te gustó, ¿verdad?.

-              Si, tú ya lo sabes. Creo que lo preguntas para fastidiarme.
  No creas, yo sé por qué lo haces así, y me gusta. Ya son las nueve, queda menos para que vengan ellos.
-  Pues a ver, ¿no?. Tengo interés en saber si has roto algo de la bolsa. Hacía unos ruidos de cristal, o eran tal vez los cubiertos.
- No sé, ya me parece que va amainando el frío. Una cosa es desnudarse con…, pero no le veo motivo, pero otra es tener un hijo. Yo sé que lo hace para atarme. Pues lo tiene claro. Me pregunté antes si le quería, no sé, pero tanto para desligarla de las demás amigas, no. Ni pensarlo, no me considero en la edad para volverme loco. Quien me preocupa es ella. Bueno, yo tengo más facilidad para convencerle que los demás.
-  ¿Sabes?. Me gustaría saber cómo acabará la historia. Ya veo que ella es distinta. Con ella no vale decir “mañana le veo” o “dejo para mañana”, como tú muy bien me apuntaste.
-  Bueno, me gustaría que hablase con ella Mayte. Seguro que también lo considera una barbaridad. Claro que me gustaba darle un beso, incluso como yo creía en la boca, pero seguía siendo un beso de amigos. Ahora entiendo lo que en el fondo quería Lourdes. Pues si me lo llega a decir ella la tenía más clara. ¿Es que no lo saben comprender?. Bueno, Lourdes porque tenía allí la madre para decirle que no, pero Pily ya colmó el vaso.
  Y ahora a esperar que lleguen. ¿Recuerdas lo que yo te dije desde “Claro…”?. Creo que así podrá entenderlo. Bueno, nada, marchó ese señor, pero al menos estiraste un poco las piernas, ¿no?.... que ya van a empezar a pasar los niños del colegio.
-  Bueno, aún falta un poco, son y veinte. La mano sigue fría, ¿eh?.
-  ¡Bah!, me la calientan.
-  Hoy no te preocupes, que no cogerás el coche de las diez, se lo cree ella. A lo mejor termina antes. Ayer jugué otra vez con los niños. Calla, pasó Lupe.


-  Contento, ¿no?.



-  Cuando miré hacia atrás, porque se me ocurrió mirar hacia atrás, allí estaba, casi marchando por el muro.
-  ¿Ya te animaste?.
-  A ver si puedo estar todo el día sin ganas de ir al baño.
-  Ya te pasarán las ganas que trajiste.
-   Un gato quiere entretenerme. Bueno, ya marchó. Son y veinticinco ya. Bueno, ya llega una, ya llegó. Este poema lo hice sobre todo por aquella señora, aquella chica, ¡qué caray!. Y me gusta. Allí les di un beso a todas, incluso a Mayte y al llegar al bus coincidí con Lupe y se lo di, la amiga de Conchi. Al final parece que se fueron arreglando las cosas con Pily.

  Siempre reviviré el momento
que trajo su detalle
hasta mí.
Y seré como él ha querido que sea. Mi realidad estaba marcada
por todo lo que me ha inspirado.
Ya no podré ser para nadie más: mi compañera
para toda la vida,
un trocito de eternidad.


  Siempre hay nudos
en algún lugar del mundo. Nudos que no me dejan respirar, que son como flechas
de feroz cristal, que hieren
y matan.
Siempre hay nudos que nos hacen sufrir.
Nudos que están hechos de dolor.
Que no esperan. Que hieren 
hasta un fondo de mar de los sueños.
Siempre hay alguno muy dentro,
muy dentro. Pero hay algo en tu interior
que puede destrozarles:
es la fe.

  Yo no lucho, eres tú
a través de mí. Si hay algo
tan hermoso en el universo
como tú, es el amor
que compartes en tus palabras…
siempre al amanecer
de cada día.
Si hay algo que te pudiera decir
en este momento, no sabría qué, tan bello
como tú. Siempre
quién serás cada mañana,
el amanecer
de las estrellas es la vida
en tu corazón.
Yo no lucho, pero me gusta
sentirme
cada día dentro de ti.

 A ver si nos animamos a seguir haciendo algún poema más. No está bien que acabes aún.
-  Bueno, ya tenemos la libreta, pero creo que desordenaste los papeles al colocarlos.
-  Ahora es de noche. Mañana lo hacemos.

  Bueno, ánimo, pon ánimo, no bailé con Rosi, ¡al cuerno!, ni con las otras y encontré a Pepi. El nuevo año empezó con ella, me la traerá todos los domingos. Bueno, ahora pasaremos todas las hojas, aunque falte comprarla. Pero bueno, ya tenemos dinero.    
  Pepi te bailará al principio, cuando le veas y esté sola. Y  ese beso, ¿eh, pillín?. Le tenías que subir a Rosa para la lotería del 4, mañana es tres y te dijo que lo dejases. No vale, no lo piensas hacer, se las subirás.
  Le preguntaré a Tere en la carta lo que pasó el fin de año, ¿cómo decirle a ella que cambié?. Sé que me ayudará y así la carta es larga. Ahora no, que cuidamos la leche, aunque tarde en subir.
  No puede llamarte Ali, son muy malos los días. Bueno, su carta, ¿no?, espérala. Cuéntame algún detallito de ésos que nunca cuentas.

  Se va todo. Hoy
no es para ti. Puede que pienses
que nunca lo ha sido.
Hoy lleva cargas de explosión y llanto
y tú no estarías de acuerdo con ella.
Hoy es distante,
nadie más te puede acompañar
porque a nadie le pertenece.
Todavía quedan sueños.
Y nadie te ha quitado la palabra.
 




-  Cuando miré hacia atrás, porque se me ocurrió mirar hacia atrás, allí estaba, casi marchando por el muro.
-  ¿Ya te animaste?.
-  A ver si puedo estar todo el día sin ganas de ir al baño.
-  Ya te pasarán las ganas que trajiste.
-   Un gato quiere entretenerme. Bueno, ya marchó. Son y veinticinco ya. Bueno, ya llega una, ya llegó. Este poema lo hice sobre todo por aquella señora, aquella chica, ¡qué caray!. Y me gusta. Allí les di un beso a todas, incluso a Mayte y al llegar al bus coincidí con Lupe y se lo di, la amiga de Conchi. Al final parece que se fueron arreglando las cosas con Pily.

  Siempre reviviré el momento
que trajo su detalle
hasta mí.
Y seré como él ha querido que sea. Mi realidad estaba marcada
por todo lo que me ha inspirado.
Ya no podré ser para nadie más: mi compañera
para toda la vida,
un trocito de eternidad.


  Siempre hay nudos
en algún lugar del mundo. Nudos que no me dejan respirar, que son como flechas
de feroz cristal, que hieren
y matan.
Siempre hay nudos que nos hacen sufrir.
Nudos que están hechos de dolor.
Que no esperan. Que hieren 
hasta un fondo de mar de los sueños.
Siempre hay alguno muy dentro,
muy dentro. Pero hay algo en tu interior
que puede destrozarles:
es la fe.

  Yo no lucho, eres tú
a través de mí. Si hay algo
tan hermoso en el universo
como tú, es el amor
que compartes en tus palabras…
siempre al amanecer
de cada día.
Si hay algo que te pudiera decir
en este momento, no sabría qué, tan bello
como tú. Siempre
quién serás cada mañana,
el amanecer
de las estrellas es la vida
en tu corazón.
Yo no lucho, pero me gusta
sentirme
cada día dentro de ti.

 A ver si nos animamos a seguir haciendo algún poema más. No está bien que acabes aún.
-  Bueno, ya tenemos la libreta, pero creo que desordenaste los papeles al colocarlos.
-  Ahora es de noche. Mañana lo hacemos.

  Bueno, ánimo, pon ánimo, no bailé con Rosi, ¡al cuerno!, ni con las otras y encontré a Pepi. El nuevo año empezó con ella, me la traerá todos los domingos. Bueno, ahora pasaremos todas las hojas, aunque falte comprarla. Pero bueno, ya tenemos dinero.    
  Pepi te bailará al principio, cuando le veas y esté sola. Y  ese beso, ¿eh, pillín?. Le tenías que subir a Rosa para la lotería del 4, mañana es tres y te dijo que lo dejases. No vale, no lo piensas hacer, se las subirás.
  Le preguntaré a Tere en la carta lo que pasó el fin de año, ¿cómo decirle a ella que cambié?. Sé que me ayudará y así la carta es larga. Ahora no, que cuidamos la leche, aunque tarde en subir.
  No puede llamarte Ali, son muy malos los días. Bueno, su carta, ¿no?, espérala. Cuéntame algún detallito de ésos que nunca cuentas.

  Se va todo. Hoy
no es para ti. Puede que pienses
que nunca lo ha sido.
Hoy lleva cargas de explosión y llanto
y tú no estarías de acuerdo con ella.
Hoy es distante,
nadie más te puede acompañar
porque a nadie le pertenece.
Todavía quedan sueños.
Y nadie te ha quitado la palabra.
 

8 comentarios:

  1. Veo que has remarcado la inspiración:

    Quisiera que me ataras bien fuerte y no me dejases respirar.
    Quisiera que me hicieses sendero tuyo, que no pudiera retroceder, que siempre recordara tu nombre.
    Quiero saberte reconocer como la ola de la espuma.
    Hazlo tú por mí, cuando ya no sepa recordar como antes. Hazlo tú y dime que todavía recuerdas qué es lo que yo te decía en aquellas tardes tan melancólicas y claras. Dile que no soy el mismo, pero para ella siempre seré ese algo especial que miraba en la luna.

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  2. Me agrada que lo veas así. Cuando ya los sentimientos van definiéndose, sobre todo dentro de la misma persona, bien sea amor o bien una ilusión pasajera, es más sencillo ver la desnudez en lo que se siente. Las imágenes se interrelacionan, las fantasías se interrelacionan también... todo va configurando una madurez. Que no es tal, pues lo fabuloso aún predomina en el alma que crece, pero de todo eso irá aprendiendo.
    El infante, como en un día te dije, ya se asomó al mundo y está consiguiendo separarse de la marejada que le arrastró sin apenas darse cuenta de ello: ahora dejará que fluyan sus sueños.
    Estoy haciendo una pequeña reestructuración del blog de la cual me di cuenta hace unos días y mi deseo es que después de hacerla le logre dar al mismo un cierto orden interno, me llevará uno o dos días. Espero de tú lo veas también

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  3. "Lo fabuloso aún predomina en el alma que crece". (espero que me permitas robarte esa esplendida frase para el encabezamiento de algún poema)
    El infante ya se asomó al mundo (Esto me recuerda...¿conoces esas máquinas recreativas de las que asoman unos muñecos y les tienes que dar con un mazo? El sueño fluye y el infante también aprende a fuerza de golpes.)
    Me agradará observar un nuevo planteamiento del blog o cierta depuración interna. Ánimo!!!!!

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  4. Me gusta la idea de esa primera frase. Seguro que si removiese más todas las arenas en donde se desarrolló "el alma que crece" hallaría muchas más, muchas frases blancas, llanas quizás con las que cubrir de ropas lujosas "la nueva vida". Lo importante es aprender de los errores y no volver a caer en ellos: "limpiar el camino de malezas que tan sólo existen en la mente de quien las crea".
    Mas bien la evolución del infante: la natural y por qué no la espiritual también: quizás sea ésta la más importante para él. El infante modifica en su interior el sueño para que se convierta en la huella de toda la vida.
    El nuevo orden no te lo anticipo, lo verás tú. Tal vez no sea nuevo para ti, pero me parece importante para dejar espacios futuros: el orden sale de dentro a fuera y no a la inversa

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  5. Leyendo el poema una vez más gana en valor y actitud (realmente es una linea interesante para seguir). Ahora también se anticipan nuevos poemas paralelos a tus comentarios (Hay uno realmente hermoso con una frase final llena de rotundidad):

    "Cuando ya los sentimientos van definiéndose, sobre todo dentro de la misma persona, bien sea amor o bien una ilusión pasajera, es más sencillo ver la desnudez en lo que se siente. Las imágenes se interrelacionan, las fantasías se interrelacionan también... todo va configurando una madurez. Que no es tal, pues lo fabuloso aún predomina en el alma que crece,"

    Este es significativo, pero aún nos has dejado otro paisaje exponencial de tu talento:

    "Seguro que si removiese más todas las arenas en donde se desarrolló "el alma que crece" hallaría muchas más, muchas frases blancas, llanas quizás con las que cubrir de ropas lujosas "la nueva vida". Lo importante es aprender de los errores y no volver a caer en ellos: "limpiar el camino de malezas que tan sólo existen en la mente de quien las crea"."

    Yo todo esto lo presiento y lo expreso como poesía (independientemente de la circunstancia en la que se desarrolla o motiva). Muchas veces he escrito algún comentario que después he transcrito a mi blog en forma de poema (¿para qué cerrar las puertas a la inspiración cuando esta utiliza inusuales recursos?).

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  6. Muchas veces creemos que los vestidos de la poesía son extraordinarios, fuera de los círculos en los que nos movemos diariamente y no es verdad. Eso te lo confieso que me lo haces ver tú, pues yo necesitaba estar dentro de mí para escribir. Si quizás lo hubiera vuelto a leer dentro de un tiempo lo vería más como lo ves tú; hacen falta los ojos de alguien que vibre en la misma sintonía que tú, para ver otra realidad: la misma pero desde ángulos diferentes. Ya estáis conectados, así que la experiencia entre los dos será semejante

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  7. Pienso que se debe a eso que insinúas: la conexión de almas gemelas y diferentes visiones que confluyen. Por eso es tan importante abrir las puertas de la percepción y cultivarse. De alguna manera un comentario sagaz u oportuno actúa como una espuela y nos llama a ponernos al mismo nivel que nuestro interlocutor, y una respuesta apropiada también es motivo para explayarse. La poesía siempre ha estado ahí, a nuestro lado (en ese sentido somos realmente afortunados). Lástima que no haya más personas que se animen a comentar y a descubrirnos su perspicacia!!!
    Lo importante no es que yo encuentre poesía en lo que escribes, sino que tu halles la poesía que "oculta" de la que eres merecedor.

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  8. Si hubiera más comentarios habría nuevos puntos de vista, es verdad, pero llegarán cuando la vida quiera que lleguen, no antes. De todas formas, cada vez que escribo un texto y lo separo del original para darlo a conocer, aprecio ese algo diferente, ese interior que conecta con el mío y que en él se hace uno, de ahí mi atracción por reescribirlo, pero muchas veces siento que todavía me identifico con el ser que escribe y esome hace conectarmee con él, que es de alguna forma hacer mía su paz, su sencillez: me identifico con su interior.
    Él me hace ver una realidad desconocida: una similitud con la realidad que fluye de mi interior y eso me hace ver que debo apreciar también las "otras caras" que me muestra la realidad, la identidad. "Mi alma no es de aquí" se dice vulgarmente, Y esto en parte es una ventaja, porque el alma humana lucha por ser libre. Pero la libertad se conquista, no es algo gratuito

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