
Sentada sobre la arena, cerró los ojos
y se dejó acariciar por el sol,
el sonido del mar siempre había ejercido
sobre ella un poder especial,
pero su pena era tanta,
que ni el murmullo de las olas
consiguió calmar aquel dolor.
Poco a poco,
casi imperceptible,
el llanto comenzó a manar
desde lo más hondode su alma,
pronto notó un nudo en su garganta,
y se dejó llevar,
y lloró,
lloró hasta que ya no tuvo más lágrimas.
Más tarde,
todos comentarían lo bonito que había sido el funeral,
y lo desmejorada que estaba la viuda mientras quedaban para comer
en alguno de los nuevos restaurantes de moda.
Estoy por primera vez a seguir tus huellas. Agradezco tu visita a mi espacio. Soy un enamorado de la poesia y voy a seguir tu espacio con los ojos do poeta.
ResponderEliminar"Um Adios", es bello, sencillo, triste, pero tiene la mano mágica de un poeta. Muy bonito.
Um besito
Victor Gil
Nos vestimos con ropajes extraños, a veces con aprehensión de nuestro propio ser. Nosotros somos como desconocidos que huyen, forajidos de la noche en nuestras vidas insulsas, dejando que el alma vague en un vacío silencio donde apenas es capaz de reconocerse a si misma. Me matan los estereotipos, los rituales y la afectación. Prefiero el alma desnuda, las lágrimas amargas y la verdad aunque hiera.
ResponderEliminarraul