Me vienen a la cabeza los momentos que
cambiaron mi vida, por un lado los que me doblegaron y por otro los que me
fortalecieron. Ausente yo de lo que siento, de lo que invade mi pensamiento ausente,
reclamo el camino que inicié un día. Y me pregunto qué habrá sido de ellos,
escondidos tras las hojas de unos periódicos viejos, de pisadas fracasadas,
marchitas… yo era el trotamundos sin descanso que iba de aquí para allá, que no
se detenía. Nadie sabía por qué cambiaba y cambiaba de rumbo, pero yo así lo
hice. Hoy me vienen a la mente… porque siempre se recuerda para no olvidar.
Forjar nuevos recuerdos para no anclarnos en el pasado, continuidad y nuevas motivaciones.
ResponderEliminar¡Un enunciado muy limpio!
El ayer como un aprendizaje que siempre nos llenará de nuevas energías, es cierto. El camino también se compone de eso, de aprendizajes, de nuevas motivaciones como dices. La vida se compone de momentos apasionados y de pequeñas reflexiones
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