El tiempo se minimizó
y en fracción de segundos
percibí, el sofocante latir
que perturba e inquieta mi mente.
Deja respirar el amor,
deja que los segundos
se roben el tiempo sostenido en tu
pensamiento,
dfeja que yo en la ausencia del mar,
entre al misterioso sonido de tu
alma
y deje el reflejo de mis recuerdos.
Déjame acariciarla,
déjame esculpir
un beso en tu mirada,
déjame estar en
tus sueños,
que yo soy la
dueña de tu silencio
asomado a la
ventana de tus ilusiones.
Déjame, sólo
déjame…
Dejaré entrar a
tu silencio
para que sirva
de frazada
a mi alma
desesperanzada,
mustia y
taciturna
hasta hace unos
instantes
de percibir tu fúlgida fragancia.
Déjame ser tu aroma,
tu perfume, tu ungüento;
déjame navegar
sobre los riscos de tu cuerpo
para buscar mi alimento.
Deja que tu silencio
vuele sobre las piedras de mi
aposento
hasta que el vil gorrión
duerma en mi nido y sea tormento.
Permíteme entrar en lo más recóndito
de tu ser
para oír y descifrar tu silencio.
Déjame descubrir tu desierto
y ungirme de tu miel de diosa
de lacia cabellera,
esculpida en tu bello rostro
de labios humectantes
y mirada tierna que arrebata mis
sentidos.
Déjame dormir en tu remanso de
fragancias.
Déjame…
Dejaré que duermas en mis lamentos
y seré el fuego de ka hoguera de tus
deseos,
seré la miel de tu leño
consumido en la humedad de mi cielo.
Seré el grito precipitado
en los fangales profundos
por tus labios descubiertos,
y libarás mi fosa
con tui boca y mi silencio…
Te dejaré…
Déjame percibir el suave aliento de
tu boca
déjame percibir la candidez de tus
pechos,
permíteme explorar tu bella
cofradía,
déjame irrumpir en tu silente
estado,
para ahogarme en el manantial de
pasión
que tus sentidos enervan.
Permíteme y déjame…
Ven,
muérdeme toda
hasta enloquecer en la bendita
delicia
de tus noches erguidas;
ven,
rózame de a poco
deslizando tus labios en la lluvia
deshecha
represada en mis mares;
ven,
aduéñate de mis montes,
mis lagunas, mis riachuelos,
de mis valles, y mis noches;
ven a mi llano solitario,
sé emboscada salpicada
en mi luna dilatada.
Estos poemas excesivos, me inspiran en el exceso.
ResponderEliminar¿Ahora que sientes la magnitud y la fragilidad del cuerpo me hablas de excesos?. Me gustan las imágenes con que Mary Bell describe la fragancia, la esencia... no es fácil de definirla.
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