Maniatado
en el trapecio de la realidad, en donde se juntan
ilusión y fantasía,
y en donde el cuerpo humano es la única identidad
que se comparte.
Maniatado en el espectro que el espacio nos deja
para nosotros mismos
y dejamos de penetrar en él
porque en un tiempo no nos sirvió para salvar
nuestras fronteras
y hoy que está dentro
se hace nuestra identidad.
En el témpano del silencio,
necesito prenderle fuego al tiempo desde aquí… para
no servirle ya más
ni amarle
si no fuera porque me quemaría yo
cuando su candente llama atravesase mi alma
y me dejara vacío.
Maniatados, si,
maniatados los dos… pero a ti no te conozco
ni a mí siquiera.
Mantengo las alas desplegadas
para que el espectro no me siga…
aunque sé que vendrás tú con él.
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-2015-
Maniatados!!! Hay un poema que merece y aún se puede maniatar. Yo me pondría a anudarlo y en último caso a desatarlo para lograr su póstuma liberación.
ResponderEliminarManiatados implica la conjunción de dos identidades... tal vez tú seas la parte de mí que yo no quiero ver o yo sea tu mirada perdida. Allá donde yo odie, siempre habrá alguien que me reflejará ese odio; allá donde yo tema o me acobarde... Nos crearon a imagen y semejanza, pero no nos dijeron cómo emplear esas cuaalidades
ResponderEliminarNos gusta pensar que tenemos cualidades ante el espejo y que nuestra apariencia no desmerece, pero la esencia del alma es más difícil de vislumbrar. Los maniatados buscan una bella forma de reciprocidad.
ResponderEliminarNos maniata el tiempo, nos maniata nuestro entorno... y dejarnos maniatar es un signo de supervivencia. ¿Qué hago yo libre, viviendo en un lugar que no me pertenece. Maniatarme es un signo de arrojar de mí toda señal que me arrastre al pecado
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