XXVI
-¡Cómo tarda el
tiempo en traerla a mi lado!.
En esta espera
me desespera…
ella susurra mis
palabras.
Tal vez después no me
acuerde de todas ellas
cuando intente
recordarlas,
pero puedo unir en un
sueño aquella mirada
suya.
Me cuesta llegar a
comprenderlo.
-¡Cómo tarda el tiempo en traerla a mi lado!.
ResponderEliminarEsta espera
me desespera…
ella susurra mis palabras.
Tal vez después no me acuerde de todas ellas
pero podré unir en un sueño aquella mirada.
Fausto tampoco estaba tan equivocado cuando penetró en mundos desconocidos. Recurrimos al tiempo porque es él quien marca las murallas y los templos, pero a veces es desesperante que se sucedan sin ton ni son. Las murallas por orgullo, los templos por despecho; pero muchas veces la mirada es guerrilla
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