pero si continúo creo que llegaré a estropearla. Y el gran secreto de
nuestro camino… en tus manos. No hay miradas que puedan estropear tu compañía.
Y si las hay, tú me enseñaste a destruirlas con una sonrisa.
Vuelve
el viento a llevar su cauce: vuelve a mí, se lleva los sueños. Y ellos tienen
la fuerza para posarse en cualquier lugar. Lugares donde ven llanura, lugares
donde pudieran ver sequedad y hambre… Para sembrar unas flores que no necesitan
el agua para crecer. Amor, sólo amor… y esa compañía de algo que está
descendiendo a pasos agigantados. Es ese algo que va visitando allí donde hace
falta y luego volverá a uno.
¿Sabes?,
eso de ponerles números a las novias es genial. Si con todas las que me gusta
bailar lo quisieran ser, ¿te imaginas?. Ahora, cuando esté con Ana, le podré
sacar ese tema fácilmente y charlar con ella un rato, ¿qué te parece?. No, ya
sé lo que voy a decir: lo tengo, ya sabes cómo soy. Hablar un rato, y más de lo
que me atrae, sabes que es verdaderamente lo que me gusta. Vi también a las de
Sabarís, pero no pude hacerlas colaborar en aquella sonrisa.
No
te pude escribir esperando en Vigo, porque se me había acabado el bolígrafo.
Tengo aquí la hoja donde te empecé a escribir y voy a seguir con la que empecé
porque me parece más espontánea. No fue Pily, ¿sabes?, lo cierto es que no lo
sé. Sabía que era un R-5, pasaron dos entre el banco y el supermercado, no me
fijé muy bien en ellos. Primero
me puse un poco intranquilo mientras esperaba. Después me decía: “Te espero
hasta las siete ¿eh?, si no voy allí que empieza a hacer frío”. Y si es un
coche de ésos, pues ya le veré dentro. Vi a Mari Carmen, le dije que ya le
vería después y entré.
Fue
fenomenal, oye. Vi a Betty y bailó, con Mari Carmen y bailó, con Angelines y
también la bajita regordeta: es muy cariñosa, me gusta estar con ella.
Convencerle… y luego que no, aunque siempre termina bailando. Le señalé a Betty
o a Mari Carmen que estaban bailando y me dijo: “Me pides a mí porque a ellas
no puedes”. Alguna vez no pude bailar aunque quise. Fui a buscar a Ana, aunque no
me acuerdo si bailó. Le
pedí a Paz y me dijo que no, supongo que por estar enfadada con Loli. No sabía
si había venido y no insistí. Luego le vi a Loli, bailé en la pista pequeña,
aunque ya había alguien con ella. Me dio rabia que le diese un beso a Betty
cuando se la presenté, pero ya sabes que son detalles que me agradan. Invité a
Loli y siguió bailando. Quedamos
en que el próximo día vendría a recogerme, pero ya hablaré con ella.
Lo
que me pareció mal fue hoy: aquel señor barniza unos palos y me puede barnizar
los cestos. Yo me animé, ya sabes ella. Pero los barniza con la lengua (no
sabía qué tipo de minusvalía tenía), porque para barnizarlos yo y que cada dos
por tres me entretenga, un rábano. Le gusta mucho decir no a todo, incluso
antes de conocerle.
.
Le
gané a Humberto, bueno, mañana jugamos al ajedrez. Hoy no fue Pily, me extrañó.
Y tanta ilusión en que tenía en que me diesen un beso el viernes, voy a tener
que desecharlo. Bueno, tal vez Mayte, yo quisiera decirles que el que les
pregunte ahora y me digan si o no es una parte de la sinceridad.
La
canción de España ya la aprendí, y sólo el viernes y el domingo. Jo, no sé qué
pensar, me gusta ir andar pero puedo hartarme. Llovió toda la mañana y la tarde
de ayer. Subí con Loli del pueblo para llevarle a casa y llovía. Ya no cojeaba
tanto. Paré en mi casa para decir que le acompañaba. “Una chica a estas horas”
me dijeron, pero no pasó nada.
Saqué
dos chaquetones de lluvia y le acompañé. No quiero pensar en ese beso de las
chicas de Vigo, pero no puedo olvidarlo.
No
sé qué pasará, hoy ya me desahogué un poco hablando con el señor. Pienso en
ellas y me digo “si”, pero me siento a su lado y ya es una ilusión que se
destruye sin una simple razón o un por qué: parecen disolverse en el aire, un
aire sin retorno. Me gusta quererles, pero también querría un mañana más
dichoso. Puede serlo y yo olvidaré, pero hoy me duele no haberlo comprendido
del todo.
También
aquí noto la falta de ese algo mío que no ha llegado a florecer. Les gustaron
los espejos, hasta me pidieron algunos. Me voy corriendo hacia atrás con la
mesa. Abrí una cortina y quiero que la luz me dé bien, me voy a estropear la
vista.
El
señor me dijo que ellas pensaban perder la virginidad: pues sigo sin
entenderlo. Comprendió lo que es el beso de amigos, la primera a quien se lo di
fue a Mayte, por eso te la nombré antes. No pienso llamar a Pily, así que me
llame ella el viernes. ¿Sabes a quien encontré en el 2000?. A Ángeles, la chica
de Panjón. Le quise preguntar si me había querido, pero sólo pude decirle que
me bastaba con que se acordase de mí un poquito.
La
hermana de Begoña también es muy cariñosa, me pidió el espejo de la chica, el
primero. Será volver a buscar a Sabarís. Jo, pensé que Begoña, la del autobús
se había enfadado conmigo. Era el santo de Tere y Asun le dio un beso, así que
me metí. Al final me dijo Begoña: “Hace tiempo te pedí la cinta de S. Wonder…
se la dejé. Antes de buscar el espejo quiero escribir.
La verdad es que daría cuanto pudiese por ver sonreír
a la hermana de Begoña. Mi mejor regalo será el espejo.
No
sabía decidirme por una y no sé qué hacer para darles felicidad a todas. “Me
acompañas hasta el estanco”, me dijo; puede ser una idea. No hay sol para
buscarlo, veré en la habitación. El señor, no recuerdo su nombre, se lo
preguntaré, se puso a hacer un cesto conmigo, creo que le gusta. Quedó allí,
mañana sigue. Espero que no sean sólo unos meses, me opondré.
Querido amigo! Ya hace unos días que sé que estás publicando, pero no soy capaz de visionar ninguna de tus entradas. Puede ser defecto de mi navegador o puede que haya alguna otra anomalía (échale un vistazo).
ResponderEliminarCuando tenga un poco más de tiempo prometo detenerme en este texto y dejarte un verdadero comentario.
Saludos!!!
Tenías razón sobre lo que me comentaste por teléfono de este escrito (hay algunas profundidades que merecen ser rescatadas).
ResponderEliminar-No hay miradas que puedan estropear tu compañía. Y si las hay, tú me enseñaste a destruirlas con una sonrisa.
- Vuelve el viento a llevar su cauce: vuelve a mí, se lleva los sueños. Y ellos tienen la fuerza para posarse en cualquier lugar. Lugares donde ven llanura, lugares donde pudieran ver sequedad y hambre… Para sembrar unas flores que no necesitan el agua para crecer. Amor, sólo amor… y esa compañía de algo que está descendiendo a pasos agigantados.
- Saqué dos chaquetones de lluvia
-es una ilusión que se destruye sin una simple razón o un por qué: parece(n) disolverse en el aire, un aire sin retorno.