Habitas en mi,
como apacible amante,
y con tu manto me
envuelves,
me reconfortas y
acompañas.
En el aire estas,
En la mirada del
mendigo,
En la oscuridad de al
noche,
En la quietud del
mar,
En la calma de
viento.
Amiga amante en mis
horas vacías
Tú que estas,
En la senda de
peregrino,
En la celda del
condenado,
En el lecho del
enfermo.
Amiga, compañera, de
días sin sol
De noches sin luna
Tú que te escondes,
En la triste mirada,
En la palabra no
dicha,
En el golpe asestado.
Amiga que siempre estas
ahí
Esperando en la
penumbra,
Tú que resides en el
desamor
Tu qué estas en el
abandono
Tú que eres el
inhóspito desierto
Tu, que cuando nadie
llega, estas ahí
Amiga soledad….
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